Grupo: Fuerzas Armadas Revolucionarias
del Pueblo
Al pueblo de México y al respetable
mundo solidario que en este momento lo acompaña:
Hermanos, compañeros, camaradas, compas
todos:
"Las fosas clandestinas, piras
fúnebres y personajes como el Pozolero nos recuerdan que no hay forma de
levantar la paz sobre la muerte. Tarde o temprano, los difuntos hablan y
señalan a quienes, por acción u omisión, fueron responsables de su homicidio.
Justicia o revancha se vuelven entonces un clamor de sus deudos."
Luis Hernández Navarro, Hermanos en
armas. Policías comunitarias y autodefensas.
I.- El falso pacifismo del gobierno
mexicano
"[...] Nosotros creemos que la
violencia social se inicia con un movimiento armado, con una manifestación
popular. Pero, en realidad, hay un proceso de violencia previo, una violencia
que podríamos llamar institucionalizada, que consiste en la pobreza, que
consiste en el desempleo, en el aislamiento, en el analfabetismo, en la
desnutrición; este proceso, esta caída hacia la pobreza cada vez mayor, en
mayor número de familias de México, es una violencia permanente, ya
institucionalizada, que confundimos con la estabilidad social o con la paz
social. De manera que cuando hay una manifestación o un levantamiento popular,
muy sólido, muy contundente, creemos que la paz social se interrumpe a partir
de ese momento, cuando en realidad la paz social se había interrumpido ya desde
las condiciones agresivas de pobreza que está viviendo la sociedad mexicana
[...] Hay condiciones sociales muy agresivas y muy violentas en las que se
obliga al mexicano a aceptar la pobreza, a aceptar su destino desigual, y eso,
por supuesto, que son condiciones de desigualdad intolerables que pueden
provocar súbitamente una respuesta violenta y modificar de manera
desconcertante lo que debería ser un desarrollo político y concertado."
Carlos Montemayor, Entrevista concedida
en 2005 a Radio Educación, con motivo del 10 aniversario de la masacre de Aguas
Blancas.
II.- Una demanda nacional: la Vida
Los acontecimientos actuales son muy
graves. Por momentos pareciera que esta situación corre el riesgo de diluirse y
convertirse, desgraciada y dolorosamente, en una coyuntura más; correr la
suerte de ese dicho maldito: “en México no pasa nada, y cuando pasa, no pasa nada.”
Sin embargo, por aquí y por allá
aparecen expresiones que la reactivan, que la visibilizan y que entonces nos
reaniman a examinarla como un cambio de rumbo definitivo.
Pero para abordarlo de esa manera es
necesario ver que estos hechos no sólo han puesto contra la pared a los tres
niveles de gobierno, a los partidos políticos y en general a toda la clase
política, sino también a todos los que somos de una u otra manera oposición
social, política, político-militar... A decir verdad, estos acontecimientos han
puesto contra la pared a toda la sociedad.
Remitiéndonos a sólo los años recientes
podemos rememorar Aguas Blancas, Acteal, el incendio de la Guardería ABC, los
acontecimientos del New’s Divine, etcétera. Han sucedido miles de cosas.
¡Cuántas tragedias han acontecido! ¡Cuántos desaparecidos hay! ¡Cuántos
crímenes impunes persisten al día de hoy! ¿No es esto ya demasiado
espeluznante?
Estamos muy cerca del abismo. Y lo
decimos evitando al máximo la retórica discursiva. No sabemos cómo ve cada mexicano
este asunto; no sabemos cómo cada organización social o política lee este
momento… Por nuestra parte, vemos que en el fondo de las cosas está el asunto
de la vida. Vivir en México es ya un riesgo. El derecho más elemental para un
ser humano es lo que está actualmente en riesgo: la vida.
Luchar políticamente contra el orden
establecido es un riesgo, luchar por una demanda social es un riesgo,
trasladarse al trabajo es un riesgo, hacer uso de los servicios bancarios es un
riesgo, iniciar un pequeño negocio legal es un riesgo, salir a la calle a
ciertas horas del día es un riesgo, denunciar un crimen es un riesgo, denunciar
la corrupción es un riesgo, recorrer el país como migrante es un riesgo,
recorrer el país como turista es un riesgo; ser mujer es un riesgo, ser niño es
un riesgo, ser joven es un riesgo, ser adulto o adulto mayor es un riesgo; ser
periodista honesto e independiente es un riesgo, ser un verdadero defensor de
los derechos humanos es un riesgo… Todo, todo, todo conlleva riesgo mortal en México.
Por lo tanto, no nos digan, por favor,
que correr ese riesgo no nos puede unir como la mayoría, como víctimas o
potenciales víctimas.
Si nos concentramos en este punto, tan
básico, tan esencial, tan elemental, tan “vital”, veremos que tal vez podemos
encontrar un camino común, claro y diáfano, pero que a veces el rimbombante
“análisis político” o el mezquino “interés personal” lo ensombrecen, lo
oscurecen.
III. Nuestra historia y el ruido
estrepitoso del culto a la muerte
“[…]Vámonos de aquí; ven, dijo,
llamándome al lado occidental del panteón; allí están todos los muertos de la
política de tu época, todas las víctimas de las pasiones de partido, todos los
inmortales en la humanidad, que ha matado la humanidad antes de tiempo.
“En efecto, allí estaban Guerrero, el
gran patriota a quien mató el partido conservador viejo; allí se juntó Ocampo
con Degollado y con Valle, con Arteaga, Salazar, Díaz y Villagómez, a quienes
mató el partido conservador joven; allí estaban Miramón y Mejía a quienes mató
Juárez, y allí estaba Juárez a quien mató la Fatalidad, que como la antigua
Divinidad griega, mata antes de tiempo a los que matan. Allí estaba por último
Zaragoza, a quien mataron los trabajos de la Patria, todos pálidos, todos tristes
y mudos, todos, impreso en el semblante un gesto de bondad y desdén.
“Todos se agrupaban en torno de
Guerrero, que los dominaba por su talla y por su noble apostura.
“—Éste es el primero, dijo Ocampo,
señalándolo; antes que Juárez, porque primero es crear la Patria y después
conservarla, como tiene más mérito el que funda el capital, que el que lo
mantiene.
“Hablaban esos espectros familiarmente
y departían sobre el culto de los muertos.
“—Lo sensible es, añadió Ocampo, que la
conversación de estos muertos, de nosotros, tenga que versar sobre un tema
diverso de aquel que acabas de estudiar en tu libro. Éste trata de la muerte
natural, de la ley ineludible de todo lo que vive en la tierra. Pero nosotros,
los inmortales, a quienes buscas, hablamos de la muerte violenta, de la muerte
no prescrita por naturaleza, sino ordenada por las pasiones del rencor y de la
venganza de los hombres, de nuestros hermanos, muerte que como valladar (1)
para el progreso de las ideas fue inútil, como venganza fue vulgar… como
precaución fue tardía.
“Las ideas han marchado o han
retrocedido a pesar de la muerte de unos y otros, porque las ideas no se
decapitan con los hombres. La ley moral tiene una segur (2) que nunca toca ni
las hojas verdes, ni los frutos en agraz (3). Es inútil emprender un trabajo
contrario al de la ley moral.
“Hoy todos están reunidos aquí en paz,
los que se degollaron en vida; y la corriente de las ideas no esperó a que
murieran ni se ha detenido ante su cadáver para fecundar el mundo. La sangre es
inútil y sólo ha debilitado a la Patria.
“—¿Y el poder y la ambición?, me atreví
a preguntar yo.
“—¡El Poder! ¡la ambición!, contestó
Ocampo; ¿qué es el Poder ante esta gran niveladora que se llama la Muerte…?,
¿no te acuerdas?
Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar a la mar,
Que es el morir…
Allá van los señoríos
Derechos a se acabar
E consumir…
“Pregúntaselo a Guerrero, a Miramón, a
Juárez, tres presidentes muy adulados en su tiempo, muy olvidados hoy, a pesar
de la inmortalidad.”
Ignacio Manuel Altamirano, Los
Inmortales (2 de noviembre de 1883).
IV. Abortar la represión del gobierno y
el plan de la DEA.
Les juramos que hoy el gobierno
mexicano desearía aniquilar por todos los medios posibles a los normalistas
rurales que quedaron vivos, que hoy “viven para contar” lo sucedido.
Y les juramos que la DEA se chuparía
los dedos manchados con la sangre de mexicanos valientes y valiosos.
En ese contexto, es muy elocuente
escuchar de los padres de los normalistas desaparecidos su disposición de
ofrendar hasta su vida, si es necesario, por lograr rencontrarse con sus
respectivos hijos en un abrazo feliz.
Pero, haciendo de tripas corazón,
pensamos que son precisa y primordialmente sus hijos quienes más los necesitan,
vivos y lúcidos, sabios y enérgicos, para lograr la justicia más plena que sea
posible lograr ahora. Estén seguros que vienen muchas más batallas y contiendas
en las que ustedes los padres serán muy necesarios.
Una confrontación violenta contra el
narco-gobierno mexicano sería incluso un contrasentido. ¿No criticamos al nazi
Felipe Calderón Hinojosa por pretender “acabar” con el narco por medios
puramente policiacos y militares?
Hace años dijimos que ese enfoque le
daría al narco el fogueo militar necesario para convertir esa estúpida guerra
en una guerra sin frentes, sin posiciones, sin control alguno… y que de ella el
gobierno saldría derrotado o que al menos acabarían en un equilibrio
estratégico. ¿Y qué sucedió?
Consideramos que no es una buena idea
confrontar a jovencitos normalistas, universitarios, artistas, científicos,
trabajadores, con ideas, con ética, con espíritu transformador, a gente con
espíritu destructor, a sicarios, a locos paramilitares. Esa sería una guerra
muy “asimétrica”. Esa guerra es el plan de la DEA.
Por nuestra parte, estamos convencidos
de que esta es una buena hora para empezar a cobrarle su respectiva cuenta a la
DEA, es decir a la CIA, es decir al gobierno de los Estados Unidos de América.
Es una factura costosa y larga. Factura que debe incluir los destrozos hechos
en México por su catedrático de Harvard, Felipe Calderón Hinojosa. Factura que
también debe incluir las decenas de miles de vidas de mexicanos y
latinoamericanos que se han perdido con armas y municiones provenientes del
país norteño. Factura que debería pagar la DEA antes de largarse de México para
siempre.
Por lo tanto, es muy importante no
perder de vista que el gobierno federal no tiene argumentos. Está actuando
torpemente. No tiene salidas. No tiene la iniciativa. La iniciativa está del
lado de sus víctimas. Estamos seguros que el gobierno tiene la batalla por la
razón y la justicia perdida, aquí y en todos los foros de justicia
internacionales que sean objetivos. No debe dársele la oportunidad de tomar la
iniciativa. No debe orillársele a que “justifique” el uso de su recurso brutal
por excelencia: la represión. Este gobierno tiene la batalla política perdida.
Estamos seguros, además, de que este
movimiento de indignación nacional e internacional, que ahora ocupa a fuerza de
legitimidad los más diversos espacios noticiosos en todo el mundo puede, por
medios completamente pacíficos y a condición de que sepa darse a sí mismo una
sólida pero flexible organización y en consecuencia una ágil y amplia capacidad
de acción y respuesta, puede ser capaz de paralizar este país y de tumbar a
todos los grupitos mafiosos que hoy se ostentan como gobierno en México. Al
menos sería capaz de mostrar su verdadero potencial político y transformador, y
eso sería por si solo un enorme PODER DISUASIVO para detener cualquier intento
represivo, viniera de donde viniera.
V. El gobierno evaluador. La evaluación
capitalista.
Evaluaron y han pretendido evaluar, con
una vara tramposa, a todo el país. A sindicalistas, a maestros, a normalistas,
a doctores, a universitarios, a politécnicos, a campesinos…
A sus ojos de “competidores”, todos
somos “ineficaces”, “ineficientes”, “improductivos”, todos resultamos
excesivamente costosos e inútiles; todos excepto ellos: los políticos, los
“empresarios”, los “expertos”, los “medios”, los “magistrados”, los
“militares”, los “policías federales”…
A su ojo evaluador le parece justo, por
lo tanto, que todo el mundo reciba una miseria salarial a cambio de cada vez
más horas de trabajo rutinario y fatal, que no tenga un instrumento colectivo
de organización y defensa laboral, que no disponga de un seguro social público;
mucho menos le parece justo que el mundo pueda disfrutar del derecho a una
educación laica, científica, gratuita; tampoco una pensión digna, y ni pensar
en apoyo para insumos agrícolas…
Pensamos que es hora también de evaluar
al evaluador.
VI. Propuesta de Evaluación.
¿Existe una Agenda Nacional de Derechos
Humanos por parte del movimiento social? Sabemos que hay algunas
aproximaciones, con diversos matices. Sabemos también que esa diversidad de
matices no permite concretar fácilmente en el plano nacional dicha agenda.
Pero la suma del dolor, de la rabia, de
la exigencia de justicia, creemos, puede irse concretando a través de una
agenda nacional de inmediato y verificable cumplimiento por parte del Estado
mexicano.
Esa agenda nacional, de legitimidad
incuestionable, encabezada por los familiares de las víctimas, puede superar
incluso aspiraciones oportunistas, personales o grupales, y con ello abrir
nuevas sendas, nuevos caminos.
Esa agenda podría convertirse pronto en
una demanda muy sentida por toda la ciudadanía, de manera que podría devenir en
una excelente prueba de evaluación definitiva para el Estado mexicano, obligado
así a mostrar abiertamente su voluntad de cambio y de obediencia a la población
o su carácter terrorista y dictatorial.
Pero no sólo eso, esta agenda de
derechos humanos es fundamental, porque lo que en este momento está más en
riesgo en el país es la vida humana. Toda la sociedad está corriendo el riesgo
de morir. Estamos en un momento crucial, casi de sobrevivencia. Si se parte de
esta consideración vital y de la necesidad de que las exigencias sean de un
carácter nacional pero al mismo tiempo muy concreto, tal vez los cambios en el
país podrían ser muy profundos.
Por otro lado, consideramos necesario
valorar con cuidado y seriedad la posibilidad de preparar todos los casos de
violaciones de los derechos humanos que no han sido resueltos en México hasta
ahora, para llevarlos, por ejemplo, a la justicia de la hermana República de
Argentina, lugar donde ahora ya se hace el seguimiento efectivo de los delitos
de lesa humanidad. Igualmente resultaría muy provechoso llevarlos a la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, la CELAC. Finalmente no
estaría de más solicitar al hermano gobierno de Venezuela llevar todos esos
casos al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, desde donde además se
podría solicitar medidas cautelares urgentes para proteger a la población
mexicana de la represión de las fuerzas de seguridad federales, ya que existen
amenazas abiertas y formales del general Cienfuegos, secretario de la Defensa
Nacional, en el sentido de tener la disposición de actuar en su contra, en
contra del pueblo mexicano. Eso serviría también para borrar de un plumazo y
para siempre el sueño norteamericano de sumar al ejército mexicano, que debería
ser un ejército de paz, a sus Comandos intervencionistas que cubren de guerra a
prácticamente todo el planeta.
Para ser coherentes con el
planteamiento que hicimos hace unas semanas, en el sentido de ser propositivos
y estar abiertos a un intercambio de opiniones público, democrático y
respetuoso, les hacemos llegar sólo algunos puntos que dicha Agenda Nacional de
Derechos Humanos pudiera tener, sólo como ejemplos que posteriormente los que
más saben podrían procesar y proponer finalmente:
1.- Presentación con vida de todas las
víctimas de desaparición forzada que hay en el país.
2.- Libertad inmediata de todos los
presos políticos y de conciencia que hay en el país.
3.- Garantía verificable de que el
gobierno mexicano detendrá inmediatamente todo tipo de violaciones a los
derechos humanos por parte de sus cuerpos policiacos, militares y
paramilitares.
4.- Deslinde total y verificable de las
políticas de seguridad pública y nacional de las de los Estados Unidos de
América. Fin del Plan Mérida y de toda colaboración con la DEA, entre otros
subtemas correlativos.
5.- Solución satisfactoria de todas las
recomendaciones que se les han hecho llegar a los tres niveles de gobierno por
parte de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales.
6.- Cumplimiento cabal e incondicional
de Los Acuerdos de San Andrés Larráinzar. Este punto tendría beneficios
nacionales hasta ahora muy subestimados, y no sólo tendría aplicación para los
pueblos indígenas.
7.- Difundir ampliamente y cumplir
inmediatamente las recomendaciones planteadas hace sólo unas semanas en el muy
digno trabajo hecho por la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero, y
hacerlas extensivas a nivel nacional.
Falta, por supuesto, definir mejor
estos puntos, y faltan, seguramente, otros puntos muy importantes. Pero creemos
que si la mayoría de la población se pusiera de acuerdo en ser pueblo y estar
con el pueblo, podríamos construir una poderosa, por su legitimidad, Agenda
Nacional de Derechos Humanos. Tal agenda no debería convertirse en una infinita
e informe agenda de reclamos… Debería ser un punto de partida nacional, a
partir de cual podríamos ir avanzando de manera ordenada hacia otras agendas
más específicas: política, económica, de telecomunicaciones, etcétera. Por
supuesto, todo eso implica un emplazamiento al Estado Mexicano.
Éste estaría obligado a cumplirla
inmediatamente, o ignorarla y con ello llevar a este país a un futuro con
efectos impredecibles para todos.
Si eso último sucediera, el pueblo
mexicano habría cumplido con su parte, de manera pacífica y a la vista de todo
el mundo; habría agotado así todos los cauces legales y pacíficos a su alcance.
Y, entonces sí, constitucionalmente hablando, sólo le quedaría hacer valer, por
su propia cuenta y riesgo, el Artículo 39 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
Notas:
1.- Valladar: Obstáculo de cualquier
clase para impedir que sea invadido o allanado algo.
2.- Segur: Hacha grande para cortar.
3.- En agraz: Se refiere a los frutos
sin madurar.
Tecpan de Galeana, a 27 de noviembre de
2014.
¡Vivos se los llevaron!
¡Vivos los queremos!
¡Por la revolución socialista y la
liberación nacional!
¡La lucha popular revolucionaria!
¡Patria libre!
¡Y socialista!
Fuerzas Armadas Revolucionarias del
Pueblo
FARP
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