Esperanza
en un suburbio que simboliza todos los males
- Los fieles que participaron de la misa en Ecatepec esperaban que la visita del Papa ayudara a cambiar la cruda realidad del país, azotado por la violencia
La Nación, 15 de febrero de 2016..
lisabetta
Piqué, reportera.
Foto:AP/Gregoria Borgia
ECATEPEC,
México.- "Gracias por colmar de alegría nuestra Ecatepec." "Tu
visita es una semilla de paz." "Tu visita es una bendición." Los
carteles que empapelaban ayer este suburbio que puede considerarse un símbolo
de todos los males de México reflejaban la expectativa de un mañana mejor entre
la marea humana que se acercó a la misa.
"Espero
que con la visita del Papa se acabe tanta violencia, tanto desastre, el
narcotráfico, la trata de personas en México", dice Sara Guerrero Sánchez.
Ama de casa de 74 años, Sara dejó a su familia en Monterrey y viajó 12 horas en
camión, como llaman aquí a los colectivos, para recibir la bendición de
Francisco. Como la gran mayoría de las más de 300.000 personas presentes en la
misa, soportó temperaturas cercanas a los tres grados durante la noche a la
intemperie. "Pero estoy feliz, muy emocionada", señala, cuando ya el
sol comienza a pegar fuerte.
"Dormí
en el suelo con mantas", cuenta Rita Delgadillo Ramírez, que llegó desde
Texcoco. Trabajadora doméstica y madre soltera, reza el rosario a la espera de
Francisco. "Lo conocí a Juan Pablo II. A este nuevo nunca lo vi, pero
quedé impactada desde la primera vez que lo vi en el puente peatonal. Tiene un
carisma muy grande y mi ilusión es que su visita a México sirva para que haya
un cambio. Necesitamos aliento, esperanza", agrega.
Marco
Antonio Echevestro, de 18 años, viajó siete horas en camión desde León,
Guanajuato, y también durmió en el suelo con una "cobija". Trabaja en
una tortillería y espera que la visita del Papa llegue para poner orden.
"Que haya un cambio en la patria, que no haya más violencia, ni
narcotráfico, ni drogadicción. Los narcos inducen a entrar en su negocio con
mentiras, te prometen dinero", explica.
"Gracias
al Papa estoy calentita", dice sonriente Ester Cartera, aún envuelta en
una cobija de acrílico con el rostro del Papa que le regalaron los del
municipio la noche anterior. Ella es de Ecatepec y defiende su tierra, según
ella aquejada de mala fama injustamente. "Narcotráfico hay en todos lados,
no sólo acá. Hicieron muchas notas rojas en los diarios sólo porque venía el
Papa. Eso sí, gracias a su visita nos pavimentaron varias calles", ríe.
Claudia
Montoya Montijo, ingeniera química industrial, también de Ecatepec, espera que
la visita del Papa traiga esperanza, hermandad, unidad, amor, paz. "Aquí
hay muchas diferencias entre las clases sociales, diferencias muy marcadas, y
el mensaje del Papa es que todos somos iguales y tenemos que amarnos",
asegura. Como la mayoría, destaca la humildad de Francisco. "Él no es como
muchos obispos y curas, que son soberbios", dice.
Adrián
Sánchez, que viajó desde Toluca, coincide. "La Iglesia se ha enfocado más
en cuestiones administrativo-económicas y los sacerdotes se han olvidado de
caminar por el pueblo, de atraer fieles, de ser pastores que atraen
ovejas", lamenta. "La gente en cierto sentido se siente huérfana,
pero Francisco rescata la esencia del Evangelio y a los pobres, y nos devuelve
esperanza a los católicos", agrega.
Identificable
con una gran bandera argentina, Carmen Sánchez, casada con un mexicano y madre
de dos gemelas, voluntaria, vino desde Tlanepantla. Ella también quiere creer
que algo comenzará a transformarse con la visita de Francisco.
"Lo
que yo le pido a Dios, y sé que a través del papa Francisco lo va a lograr, es
sobre todo la unión entre todos. Todos somos hijos de Dios, en el amor, eso es
lo más importante", dice. "Ojalá que pueda hacer un cambio acá en
México. Confiamos en Dios que así sea, porque realmente la violencia que se
vive en México es terrible, se vive en el miedo, sabés que salís de tu casa,
pero no sabés si regresás o no. Es difícil. Pero tengo fue en que pueda haber
un cambio", concluye.
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