Li
smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta
el alma, así comenzaba el salmo que hemos escuchado. La ley del Señor es
perfecta; y el salmista se encarga de enumerar todo lo que esa ley genera al
que la escucha y la sigue: reconforta el alma, hace sabio al sencillo, alegra
el corazón, es luz para alumbrar el camino.
Antes de despedirse, Jorge Mario Bergogluio pidió, como suele hacer: “por favor les pido no se olviden de rezar por mí”. Hubiera sido muy bueno que lo hubiera dicho en Tzotsil, pero es mucho pedir.
En el servicio religioso se emplearon cinco idiomas: TZeltal, Ch´ol, Tojolabal, Zoque y
Tzotsil, ésta última es la lengua nativa más hablada en Chiapas y la que usó el
papa al inicio de su homilía.
La
primera lectura fue leída en Ch´ol, el salmo en Tzotsil y castellano, el
Evangelio en Tzeltal y el Padre Nuestro fue cantado en Tzotsil.
Además Al final
de la Misa, el Papa entregó el decreto de autorización del uso
de lenguas indígenas en la liturgia.
Según
datos oficiales, para la celebración se repartieron 100 mil boletos totalmente
gratuitos, de los cuales 10.00 fueron a parar a las comunidades indígenas
locales y 7,600 para etnias de todo el país.
El servicio religioso contó con un coro de 350 niños tzotsil de la comunidad de Acteal y unos
200 mariachis tzotsiles, así como dos bandas de niños de la comunidad mixe de
Oaxaca.
Junto a todos ellos, un cantante Reyli Barba,
interpretó “Qué bueno que llegaste” en tsotsil, dedicada al Papa y preparada en
el Encuentro Nacional con Indígenas de octubre de 2015.
Parte
de la música fue interpretada por tres grandes marimbas tocadas por cuatro
mujeres y cuatro hombres cada una.
El
altar dispuesto para la ocasión es una reproducción de la catedral de San Cristóbal
y en él se han podido comprobar la belleza de los ornamentos litúrgicos
preparados por los indígenas con sus típicas decoraciones geométricas de
pirámides, flores, animales, etc.
El papa utilizó una Mitra, casulla y el báculo con motivos indígenas y en
lugar de usar el incensario común empleó un sahumerio de barro.
La
homilía
En el inicio de la homilía, el Pontífice recordó lo que decía el salmo responsorial que se
proclamó en la celebración, “la ley del Señor es perfecta”. “Esa es la ley que
el Pueblo de Israel había recibido de mano de Moisés, una ley que ayudaría al
Pueblo de Dios a vivir en la libertad a la que habían sido llamados”, indicó.
Francisco
alabó a la relación que los pueblos indígenas tienen con la naturaleza y
recordó que muchas veces no han sido comprendidos por la sociedad.
Antes
de concluir la Eucaristía se realizó una alegre danza ritual que fue acompañada
por todos los asistentes con alegría y sobriedad.
Después
de la Misa y antes de abandonar el lugar, algunos representantes de las
comunidades indígenas agradecieron a Francisco su cariño y atención.
“Gracias
por la confianza de estar con nosotros, por aumentar nuestra fe en Dios, por la
forma en que nos enseñas. Aunque muchas personas nos desprecian, tú has querido
visitarnos y nos has tomado en cuenta, como la Virgen de Guadalupe a San Juan
Dieguito”, dijeron.
Como
regalo le dieron la Biblia traducida al tzeltal y tzotsil.
Antes
de despedirse, el Santo Padre pidió, como suele hacer: “por favor les pido no
se olviden de rezar por mí”.
Hubiera sido muy bueno que lo hubiera dicho en Tzotsil
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