Revista
Proceso
# 2063, 14 de mayo de 2016..
Desaparecido
prácticamente el Cártel de Juárez, el de Sinaloa ha ido apoderándose de
territorios que antes pertenecían al grupo de los Carrillo. Domina en los
hechos el trasiego de mariguana y de drogas duras a lo largo de gran parte de
la frontera sur de Estados Unidos y es suyo el mercado en los estados de la
Costa Oeste. Lo peor para las autoridades de la DEA es que desconocen a
cabalidad las estrategias del grupo criminal mexicano.
PHOENIX/TUCSON,
ARIZONA.– La contratación de procesadores o “cocineros” de heroína colombianos
por parte del Cártel de Sinaloa incrementó notablemente la instalación de
laboratorios clandestinos en México y, por ende, la producción de drogas que se
trafican a Estados Unidos, sostienen las autoridades de este país.
Gracias
a esta nueva alianza, la organización criminal mexicana se convirtió en la más
poderosa del mundo, asegura Douglas W. Coleman, jefe de la División de la
agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) en Arizona. Hoy, dice, es casi
la dueña absoluta del mercado estadunidense de estupefacientes.
La
zona fronteriza que divide los estados de Sonora y Arizona es la región más
controlada por el Cártel de Sinaloa y su ruta preferida para el trasiego de
heroína, cocaína, metanfetaminas y mariguana, comenta a Proceso.
La
organización criminal utiliza la región entre San Luis Río Colorado, Sonora, y
Yuma, Arizona, para introducir a Estados Unidos su producto más redituable: la
heroína blanca que le fabrican los “cocineros” colombianos a partir de la
refinación de la goma de amapola.
“No
los pueden contener”
La
cercanía de San Luis Río Colorado con Yuma y la frecuencia con la que el Cártel
de Sinaloa introduce la heroína cafecita, la negra y ahora la blanca mexicana,
hace sospechar a la DEA que los “cocineros” colombianos no trabajan muy lejos
de ese entorno.
“Me
aventuro a decir que San Luis Río Colorado tiene una producción muy
significativa y que están ampliando esa producción, porque los niveles de
confiscación en los últimos cinco años se incrementaron en 250%. Esto significa
que cada año aumenta en 50% el nivel de confiscación de heroína”, subraya el
entrevistado.
Por
su cercanía con la zona desértica de Arizona –cuya orografía dificulta a las
agencias estadunidenses realizar una vigilancia rigurosa–, las autoridades de
este país consideran a San Luis Río Colorado como “un eje importante” para la
distribución de drogas duras: heroína, metanfetaminas y cocaína, por parte del
Cártel de Sinaloa, sostiene Coleman.
Y
añade: “Vemos que entra mucha mariguana por Nogales y por Agua Prieta (Sonora).
La mayoría de las drogas duras entran por San Luis Río Colorado: por allí
ingresa la mayoría de la heroína, cocaína y metanfetaminas”.
–Si
sabe que por esa región se introduce la heroína mexicana, ¿por qué la DEA, y en
general el gobierno de Estados Unidos, no actúan? –se le pregunta a Coleman.
–No
olvidemos que el Cártel de Sinaloa domina todo en la Costa Oeste. De Ciudad
Juárez a Baja California, toda esa región está bajo su control. Es la mayor
amenaza de tráfico de drogas en California y Arizona. Todo el control de rutas
y mercado que tenía el Cártel de los Arellano Félix ahora le pertenece al de
Sinaloa.
Territorio
ocupado
En
la frontera sur de Estados Unidos, según la DEA, la organización sinaloense
controla los territorios que van de Ciudad Juárez a Nuevo México y de ahí a
Arizona y luego a California. Antes, en los noventa, con Amado Carrillo
Fuentes, dice, pertenecían al Cártel de Juárez; después los retomó su hermano
Vicente Carrillo, El Viceroy.
La
organización se extendió en esa región fronteriza porque el Cártel de Juárez y
el de los Arellano Félix se quedaron sin estructura, como consecuencia de la
eliminación o captura de sus líderes, sostiene Coleman.
De
acuerdo con la información de inteligencia sobre la producción de heroína
blanca mexicana obtenida por la DEA, los “cocineros” colombianos que trabajan
para la organización sinaloense no necesariamente se encuentran en territorios
o plazas dominadas por sus patrones.
Coleman
dice que el Cártel de Sinaloa tiene laboratorios para producir heroína blanca en
Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Baja California, Chihuahua, Durango, el Estado de
México y Morelos. “Tiene definidos ciertos puntos en el territorio mexicano
para la producción de heroína”, puntualiza.
Es
paradójico que la frontera de Nogales, Sonora, con Nogales, Arizona, no sea un
punto de cruce para las drogas duras del Cártel de Sinaloa, pues por lo general
se trafica mariguana. ¿La razón?: por ahí suelen transitar los camiones de
carga comercial procedentes de México.
En
contraste, en San Luis Río Colorado, por el punto de entrada fronterizo de Yuma
o los puertos de ingreso más pequeños de esa zona, los capos sinaloenses
introducen heroína, metanfetaminas y cocaína en compartimentos camuflados en
automóviles particulares.
El
control del consumo y la demanda de heroína –sobre todo la blanca, cuya demanda
crece día a día– se le fue de las manos al gobierno del presidente Barack
Obama; en México, todo indica que Peña Nieto ya perdió la batalla, aun cuando
El Chapo Guzmán –uno de los líderes de la organización sinaloense– está en
prisión.
En
la Costa Este, los heroinómanos desconocen que consumen droga mexicana
producida por “cocineros” colombianos en lugar que la que proviene de Asia,
pues no notan la diferencia.
“En
otros tiempos –explica Coleman–, los consumidores de heroína era pocos. La
gente mayor detecta con facilidad la diferencia entre la blanca y la cafecita…
Un adolescente de 18 o 19 años que consume medicamentos controlados y cambia a
la heroína no se da cuenta de la diferencia.
“En
el pasado, el promedio de edad de las personas que consumían heroína era de
entre 30 y 40 años. Habían sido adictos mucho tiempo, pero sabían cómo usar de
manera efectiva la heroína para evitar una sobredosis.”
Por
lo que atañe a la colaboración de su gobierno con el de México para combatir el
tráfico de drogas y al Cártel de Sinaloa, Coleman apunta: “Trabajamos bien.
Tenemos a nuestra gente (agentes de la DEA) en México que colabora con su
contraparte. Creo que el presidente Peña Nieto –quien habla poco de la
cooperación bilateral, a diferencia de su antecesor, Felipe Calderón– nos
ofrece una buena colaboración, como en las operaciones conjuntas”. l
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