Editorial desde la fe.., órgano de la Arquidiócesis Primada de la Ciudad de México.
No es el posicionamiento del arzobispo Rivera Carrera, sino del medio.., Y mucho menos el posisionamiento de la Iglesia Católica comno muchos medios lo publican…
Denuncia la infiltración del crimen organizado y la
corrupción en los comicios locales del próximo 5 de junio
“Las
carreras electorales entre aspirantes están salpicadas de acusaciones de
enriquecimiento ilícito; hay pobreza rampante, caldo de cultivo del crimen ante
el fracaso de las políticas de desarrollo. (…) Sí, en las elecciones se percibe
el tufo del narco”, señaló.
Editorial:
El tufo del narco
Domingo,
15 de mayo de 2016,
DLF
Redacción
Nada
parece detener el narcoterror a pesar de inversiones millonarias en programas y
el envío de elementos de las fuerzas armadas para restaurar el orden y la paz,
que son bellos y anhelados recuerdos en la memoria.
“Preferimos
no tener candidatos…” Las declaraciones
del líder nacional del PRI dieron cuenta de lo que parece ser una realidad
oculta por las dirigencias: infiltración del crimen organizado, de su poder
corruptor y decadente contra la democracia, que en otras épocas también ha
llevado a capítulos dolorosos de la historia de este país. De cara al proceso
electoral de junio, todo parece indicar que el narcotráfico nuevamente está en
coyunturas específicas, no por casualidad, sino producto de los vacíos
institucionales cooptados por esas redes de muerte que se dispersan en regiones
y que, no obstante los esfuerzos de pacificación y de planes de seguridad,
están a merced del crimen organizado.
La
violencia continúa y el narco es implacable y descarado. Las elecciones del 5
de junio se desarrollarán en condiciones delicadas con el mayor de los
cuestionamientos sobre efectivos blindajes que, elección tras elección, son
firmados a través de acuerdos entre organismos electorales y partidos
políticos; pues parece ser que el narco nuevamente ha tomado las riendas en
algunos Estados, patrocinando candidatos de elección popular que actúan en
nombre de esa realidad arraigada para conseguir espacios políticos locales y
federales. Si así fuera, esto no sería
nuevo.
Uno
de los males más grandes es la carencia de memoria histórica, o más bien,
conviene a algunos ejercitarla en tiempos convenientes donde no se comprometan
los votos. Algunas entidades donde se realizarán elecciones están en la
categoría de Estados fallidos.
En
las entidades donde se juegan gubernaturas, los electores viven de rodillas,
sometidos a los dictados de la delincuencia. Plazas controladas por carteles
despiadados y demoniacos recuerdan cómo la historia viene a confirmar que
siguen activos para hacerse del control social y económico. “Columnas armadas”
enseñan el músculo de poderes fácticos amedrentando a aspirantes y partidos
para obligarlos a sumarse a otras candidaturas. Nada parece detener el
narcoterror a pesar de inversiones millonarias en programas y el envío de
elementos de las fuerzas armadas para restaurar el orden y la paz, que son
bellos y anhelados recuerdos en la memoria.
Otros
estados están marcados por el flagelo de la violencia y asesinatos contra
periodistas. La decadencia moral y de valores de las entidades es evidente
cuando el imperio del crimen es de cuño corriente, mientras gobernadores
salientes son juzgados de incompetentes, corruptos y cínicos. Las carreras
electorales entre aspirantes están salpicadas de acusaciones de enriquecimiento
ilícito; hay pobreza rampante, caldo de cultivo del crimen ante el fracaso de
las políticas de desarrollo, mientras instituciones, como la familia y el
matrimonio, están bajo impacto en la descomposición social propiciadora de la
subcultura de la violencia. Sí, en las elecciones se percibe el tufo del narco.
El
juego electoral es muy caro y los sufragantes tenemos que soportar las
irregularidades de los partidos políticos que, a lo mucho, sólo pagan sus
errores con multas. En los partidos está la responsabilidad de elegir candidatos
limpios y transparentes. Iguala y la desaparición de los 43 normalistas son
ejemplo lamentable de cómo el crimen penetra las estructuras políticas para
poner en crisis a las más altas esferas del sistema.
México
se juega mucho para su futuro, no sólo gubernaturas como botín. Mientras los
obcecados miran al 2018, los ciudadanos sólo quieren que la democracia y
políticos hagan realidad lo que el Papa Francisco expresó en su última visita,
en el sentido de producir “un aire capaz
de generar alternativas, generar renovación o cambio…” No el aire podrido del
crimen organizado.
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