Papa Francisco y Papa Tawadros: es suficiente un bautismo
Con su Declaración conjunta (firmada en El Cairo), el Obispo de Roma y el Patriarca copto-ortodoxo archivan la práctica de los «segundos bautismos», contraria al Evangelio y que obstaculizaba el camino ecuménico. Un paso concreto y de consistencia primaria en el peregrinaje hacia la plena comunión sacramental entre católicos y coptos-ortodoxos. El sacerdote Gabriel Quicke: es un don de las oraciones de los nuevos mártires
ANSA
Papa Francisco y Papa Tawadros firmando la Declaración conjunta en El Cairo
Vatican Insider,
Pubblicato il 29/04/2017
GIANNI VALENTE
Para anunciar el Evangelio de Cristo «es suficiente el Bautismo», repite a menudo Papa Francisco. Volver a descubrir el don común del Bautismo es el punto de partida objetivo para caminar hacia la plena unidad visible y sacramental de los cristianos. Y en la declaración común firmada en El Cairo, Papa Francisco y el Patriarca copto-ortodoxo Tawadros II afirmaron que «trataremos, con toda sinceridad, de no repetir el Bautismo administrado en una de nuestras Iglesias a alguien que desee adscribirse a la otra». Cuando se hayan apagado los reflextores sobre el viaje del Papa en Egipto, cuando se acaben los títulos llamativos y preconfeccionados, estas pocas palabras permanecerán como un paso concreto de coexistencia primaria en el peregrinar hacia la plena comunión sacramental entre católicos y coptos-ortodoxos. Comienzan a sepultar en el olvido del pasado la práctica del «segundo Bautismo», administrado por algunas comunidades cristianas a los nuevos fieles que provienen de otras denominaciones eclesiales. Una práctica que representa una herida abierta en las relaciones entre las Iglesias y contradice la autenticidad de los buenos propósitos ecuménicos: ¿cómo se puede desear sinceramente la plena unidad de los cristianos si los hermanos ya revestidos por el Bautismo de Cristo son “re-bautizados” como si fueran paganos?
Una práctica reactiva y “moderna”
El «segundo Bautismo» practicado actualmente por algunas Iglesias de Oriente no nació de la práctica litúrgica de la época de los grandes Padres de la Iglesia, generalmente abiertos a reconocer la validez de los sacramentos de cristianos de otras confesiones. En la época moderna, a partir del siglo XVI, la acción de los misioneros católicos y después de los protestantes volvió a encender la competición confesional. Muchas Iglesias de Oriente, como reacción, hicieron más rígidas sus prácticas en relación con el reconocimiento de los sacramentos de las demàs confesiones cristianas, y comenzaron a practicar el «segundo Bautismo» de los nuevos fieles que provenían de aquellas Iglesias y comunidades eclesiales. En el pasado, utilizaban la misma práctica las realidades eclesiales y misioneras que llegaban de Occidente, al reunir seguidores de las Iglesias autóctonas.
En la Iglesia copto-ortodoxa, un papel clave de la intensificación de la práctica de los «segundos Bautismos», sobre todo a partir de los años noventa del siglo pasado, se registró en sintonía con el incremento de los llamados «matrimonios mixtos», entre cristianos de diferentes confesiones, y se relacionó con la huella doctrinal del Patriarca Shenouda III, figura carismática y compleja que guió el Patriarcado copto de 1971 a 2012. «Shenouda», refiere el coptólogo, Nikos Kouremenos, investigador en la Hebrew University di Gerusalemme, «pedía en sus textos y en sus discursos el “segundo Bautismo” para los cristianos que demostraban interés para entrar en comunión con la Iglesia copta». Una posición de rigor que no todos compartían. «El espíritu de los monjes, como Matta el Meskin, que desde 1960 vivieron el llamado “renacimiento” del monaqueísmo copto», continúa Kouremenos, «tuvo como consecuencia la formación de un grupo de prelados coptos que no compartían las rígidas posiciones de Shenouda, y también reconocían la validez sacramental de las demás Iglesias, basada en la fe común y en el común Bautismo en Cristo. El actual Patriraca Tawadros forma parte de esta tradición teológica. Lo demostró desde el inicio».
Entre los líderes de las Iglesias cristianas, Tawadros es considerado como un pastor clarividente y amado por el pueblo. Es por ello que procede con paciencia y sin crear fracturas, teniendo en cuenta al grupo de obispos que comparten las posiciones rigurosas de Shenouda, que siguen a Anba Bishoy, el obispo metropolita de Damieta.
Las afinidades electivas entre Tawadros y Bergoglio
El Obispo de Roma y el Patriarca copto-ortodoxo rezan cada tarde uno por el otro. Se lo prometieron durante su primer encuentro, cuando Tawadros fue al Vaticano en mayo de 2013 para visitar al argentino que se convirtió en Papa. En aquella ocasión, el Patriarca copto dio a entender que quería anular la práctica de los «segundos Bautismos». Pero había que proceder con cautela, sin forzarle la mano a los obispos más aguerridos en la defensa de la memoria de Shenouda.
Las historias de estos años tal vez han acentuado las afinidades electivas entre Papa Francisco y Papa Tawadros. Los hechos de martirio que han sacudido en tantas ocasiones a la Iglesia copta, y el rasgo cristiano con el que los coptos los han vivido (sin recriminaciones, llorando, claro a sus mártires, pero celebrando siempre como una victoria su abrazo con Cristo, en el Paraíso) han inspirado algunas de las constantes alusiones de Papa Francisco sobre el “ecumenismo de la sangre” y sobre las persecuciones. Después de las masacres en las dos iglesias coptas del Domingo de Ramos, Papa Francisco quiso enviar a una delegación vaticana para que le entregara «físicamente» su pésame y su abrazo de hermano. Formaban parte de esa delegación el cardenal Kurt Koch, el padre Gabriel Quicke y el sacerdote copto-católico Yoannis Lahzi Gaid, secretario personal del Papa. «Son dos pastores que viven una intensa sintonía espiritual, porque caminan movidos por el mismo Espíritu y comparten la misma mirada», indicó el padre Quicke, el sacerdote belga y experto en San Agustín que se ocupa, en el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, de las relaciones con la Iglesia copta y las demás Iglesias ortodoxas orientales.
Una Declaración “dinámica”
La Declaración conjunta que firmaron en El Cairo Papa Francisco y Papa Tawadros lleva la huella del “sensus Ecclesia” que comparten. En ella se expresa la percepción de la vida de la Iglesia como un camino, un peregrinaje siguiendo juntos a Cristo en la historia. El pasaje sobre la práctica de los «segundos Bautizos» no fue redactado en términos de una disposición jurídica impuesta desde lo alto, o como un cambio mecánico de política eclesial, sino como un deseo que orienta las decisiones («trataremos de no repetir»), ahnelado para «alegrar» principalmente el corazón mismo de Cristo, y encomendado con confianza al trabajo paciente de Su gracia. Y, teniendo en cuenta las resistencias que Tawadros podría encontrar en sectores del clero copto. «Tal vez», cree el padre Quicke, «se necesitará un poco de tiempo para que la práctica de volver a bautizar a los cristianos se extinga por todas partes. Tal vez habrá objeciones locales. Pero Papa Francisco y Tawadros siempre han tenido en cuenta que hay que proceder con paciencia, esperando a los que van más lentamente. Esta es la Iglesia en camino, que crece no por proselitismo, sino por atracción de gracia, como dijo Papa Ratzinger». La vía es la del Evangelio de los Primeros Concilios, puesto que quien repita el Credo de Nicea- Constantinopla, tanto en Oriente como en Occidente, profesa «un solo Bautismo para la remisión de los pecados». Y el reconocimiento de compartir el mismo Bautismo, expresado como deseo sincero en la Declaración común, que hay que llevar a cabo a lo largo del camino, confiere al texto compartido un particular rasgo “dinámico”: «En el Concilio Vaticano II», recordó el padre Gabriel Quicke, «reafirmamos el común Bautismo como punto de partida para el camino hacia la plena unidad de los cristianos. En la Declaración común de Papa Tawadros y Papa Francisco se describe el vínculo que une nos reúne en el mismo Bautismo como la base del peregrinaje que estamos haciendo “hacia el día bendecido en el que finalmente nos reuniremos juntos en la misma mesa Eucarística”. Y yo creo que también los nuevos pasos hacia la plena comunión entre los católicos y los coptos-ortodoxos son un don que viene de la oración de los nuevos mártires. Ellos, hoy, repiten por nosotros la oración que Cristo dirigió al Padre, pidiéndole la unidad de todos los suyos: “que sean una sola cosa, para que el mundo crea que Tú me han enviado”».
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