"Creo que no hay una política de censura": Juan Villoro
El narrador afirma que al Presidente no le disgusta la crítica porque no la oye, y que está más enfocado en un gobierno personalista que en uno autoritario. Sobre la libertad de expresión dice que no ve una persecución contra periodistas
Yanet Aguilar Sosa / El Universal, 13/11/2020;
Juan Villoro, el cronista, narrador, dramaturgo y traductor asegura que en México vivimos una libertad de expresión pero que es necesario luchar por ella cada día porque todas las libertades son relativas, “debemos tratar de conquistar mayores márgenes para la libertad de expresión. Yo crecí en un país donde era muy difícil que hubiera plena libertad de expresión”.
El autor de la novela “El testigo” y de crónicas como “La alfombra roja”, un retrato del narcotráfico en México con el que obtuvo el XVII Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España, dice que pocas veces un presidente ha sido tan criticado en tantos medios como lo es Andrés Manuel López Obrador, “sin duda ha sido de los presidentes más criticados y eso también tenemos que aquilatarlo”, y también habla sobre cómo afronta las críticas el Presidente.
¿La conferencia matutina la utiliza el Presidente para denostar la prensa crítica?
Creo que hay que distinguir entre las opiniones del Presidente y una posible política de medios del Estado mexicano, yo creo que el Presidente pierde el tiempo criticando a periodistas o a medios informativos, tiene cosas mucho más importantes que hacer y por la naturaleza de su trabajo él debería estar por encima de todo esto, sin embargo no creo que haya una persecución directa ni sistemática de periodistas.
Si comparamos lo que pasó con el caso “Excélsior” que fue realmente orquestado desde la presidencia de la República, donde se le solicitó a Julio Scherer García que despidiera a ciertos colaboradores como Gastón García Cantú, se puso una bomba en una de las instalaciones, se infiltró al sindicato, se le dio un golpe interno, en fin, todas esas circunstancias que acabaron con un periódico extraordinario, hoy en día eso no ocurre, entonces en estos momentos es muy difícil no estar en un polo o en otro, creo que hay que tener la suficiente sensatez para distinguir el discurso del Presidente que puede no gustarnos, de acciones concretas contra los periodistas.
¿El desplegado de los intelectuales provocó un encono contra la crítica?
El desplegado que firmaron muchos intelectuales tuvo una difusión extraordinaria y una discusión extraordinaria como debe de ser, creo que eso revela que la discusión está más viva que nunca, entonces yo creo que es importante ver en qué medida las críticas o condenas presidenciales, con las que yo no estoy de acuerdo, inciden directamente en el ejercicio del periodismo, pero creo que no hay una política de censura.
¿Imponer calificativos como “la mafia de la comunicación” o llamarlos “intelectuales orgánicos” genera enconos innecesarios?
A mí me parece innecesario porque el Presidente llegó al poder con una votación récord, con un respaldo democrático muy importante, es un Presidente que sigue teniendo un gran consenso entre la mayoría de la población, por lo tanto no necesita abrir nuevos frentes, quizás a él le parece una estrategia para distraer la opinión o simple y sencillamente para criticar a personas con las que no está de acuerdo, esa parte creo que es inútil en su gestión y que no será recordado por eso, al menos no con un sentido positivo, pero hablar de intelectuales orgánicos me parece muy sano, siempre han existido intelectuales orgánicos y esa es una condición de la mayoría de las sociedades democráticas donde se establecen pactos entre la opinión, el sector económico y el poder, pero como Presidente no le toca estar juzgando a los que lo comentan, debería estar por encima de eso.
¿Cómo ves, al presidente le disgusta la crítica?
Yo creo que no le disgusta porque no la oye, se le resbala, no es una persona que esté muy pendiente de lo que dicen ni siquiera sus colaboradores más cercanos, en ese sentido la condición caudillista de López Obrador lo blinda, la crítica no creo que le moleste como le molestaba a Felipe Calderón, yo creo que más bien es una actitud hacia un sector que no quiere que tenga protagonismo, pero es cierto que pocas veces un Presidente ha sido tan criticado en tantos medios como lo es López Obrador, eso también tenemos que aquilatarlo. Ha sido de los más criticados, sin duda alguna.
¿El Presidente ha potenciado la polarización?
Yo creo que el medio que tenemos ahora que está tan polarizado, y esto no es responsabilidad exclusiva de López Obrador, él no inventó la polarización, cuando el desafuero él fue víctima de una campaña hecha desde el ejecutivo, totalmente amañada y ha recibido todo tipo de calumnias clasistas y racistas durante mucho tiempo; él ha sido víctima de la polarización y posteriormente también ha contribuido a ella, y México es un país que ha pasado históricamente por muchas fases de polarización, de discrepancia, de racismo.
En 1915 Martín Luis Guzmán escribió “La querella de México” y ahí se pregunta por qué no podemos dialogar los mexicanos de distintas clases sociales y procedencias, él justamente ve una sociedad quebrada y en conflicto, en 1915, justamente en pleno periodo revolucionario, entonces la polarización está dada, está servida desde hace mucho y en ese ámbito una cosa muy peligrosa es que la crítica, y esto no es atributo del Presidente si no de muchas personas, es vista necesariamente como una toma de partido radical que niega por completo aquello que está criticando.
¿O sea, es social está polarización de ‘estás conmigo o estás contra mí’?
Se piensa que siempre se critica en contra, y no se piensa --y esto es lo más importante--, que muchas veces se critica a favor, es decir, tú puedes estar totalmente a favor de un proyecto pero encontrar algo negativo y criticas eso negativo para mejorar el proyecto, entonces la crítica cumple una función edificante en muchos sentidos pero hoy en día la crítica sale muy cara, cuesta mucho más hacer una crítica porque aunque tu digas estoy de acuerdo en el 80% con algo, ese 20% de discrepancia te sale mucho más caro de lo que te salía en otras épocas más tolerantes en donde era más aceptada una crítica pensando que tenía un sentido constructivo y edificante.
Ese es el problema que tenemos ahora, es difícil que circule la crítica porque si no es extrema parece que no tiene valor de cambio, y ahí yo veo que por supuesto que el Presidente no acepta críticas parciales, porque piensa que las críticas parciales son críticas totales, pero no es la única persona que piensa así, yo he estado en medios donde defiendes en un aspecto a la Cuarta Transformación y todos se te echan encima, y en medios en donde crìticas en algo a la Cuarta Transformación y todos se te echan encima. Estamos en ese clima generalizado.
¿Ves en el Presidente tintes de autoritarismo?
Yo creo que debemos ser bastante sensatos en el análisis, creo que estamos en una fase de personalismo, muy claramente en esta administración la figura del Presidente es muy importante y creo que dedica un tiempo excesivo a la proyección de su discurso, no hay otro presidente que dé tantas conferencias de prensa como él en el mundo, esto me parece que es innecesario y que puede llevar a otras cosas. Yo empezaría a pensar en autoritarismos cuando haya causas concretas para eso.
¿Qué le cuestionas y qué reconoces?
Creo que en este gobierno hay cosas que están funcionando bastante bien como la Unidad de Inteligencia Financiera que ha hecho investigaciones que desde hace muchísimos años se debían de haber hecho, creo que se ha avanzado en el caso Ayotzinapa, aun no de manera definitiva pero se ha avanzado, creo que sean controlado productos que antes circulaban sin ningún control de calidad, se han hecho cosas importantes en política exterior en un momento muy difícil con los Estados Unidos, esas son circunstancias que me parecen positivas; pero por otra parte, me parece muy negativo que se vuelva a los combustibles fósiles, que se piense que Dos Bocas es una solución, que se haga un proyecto desarrollista y de derecha como el Tren Maya, que se esté tan cerca de la iglesia evangelista, lo cual me parece sumamente conservador, y por supuesto el discurso que de pronto ha arremetido contra las mujeres y las feministas, contra los científicos, contra ciertos intelectuales, contra ciertos periodistas, también ese es un discurso discriminatorio desde el poder que no está bien. Yo creo que estamos en un momento muy confuso, muy revuelto, donde todavía es difícil sacar un balance de lo que está pasando.
¿Hay un problema de comunicación?
Veo problemas de comunicación en ciertas decisiones presidenciales, casos como el del recorte de presupuestos a instituciones como el INAH, por ejemplo, que desde luego causa alarma nacional e internacional que la institución encargada de preservar nuestro patrimonio cultural no tenga dinero para ejercer esta tarea; por el momento tenemos la impresión de que hay un política impulsiva de tierra quemada en donde la secretaría de Hacienda anula todos los fideicomisos, anula recursos y posteriormente se empieza a recuperar cierto tipo de recursos para áreas específicas, pero no se crea una política de comunicación que aclare desde el principio qué es lo que se va a hacer.
Durante mucho tiempo se enfatizó que no había peligro y que la gente podía salir, la verdadera razón era otra, la verdadera razón es que tenemos una economía quebrada y hay 40 millones de personas que están en situación de pobreza y que si no salen a la calle no pueden comer, pero en vez de expresarlo de esta manera se dijo sobre todo al principio de la crisis, que no había posibilidad de contagio. El Presidente invitó a que la gente se abrazara, López Gatell dijo que era una fuerza moral que no podía contagiar a nadie ni contagiarse, etcétera, esas son las cosas de comunicación que creo que se han manejado muy mal y lo que es una política personalista puede ser percibida como una política autoritaria porque no se da la suficiente información.
¿Cuál es el papel del escritor, del periodista, del intelectual frente al poder?
Es una decisión personal, no creo que deba haber un papel generalizado, me parece muy legítimo que un artista de cualquier género se dedique exclusivamente a su oficio y no tenga una reacción manifiesta de las cosas que pasan en la arena pública. Mi papel como cronista, como escritor es hablar de la realidad, tratar de que destaque algún sentido en cosas que parece no tenerlo y por supuesto ejercer una voz crítica, una postura inconforme sea cual sea el gobierno.
En el año 2006 yo estuve muy cerca de la campaña de López Obrador y participé en una reunión pública que hubo en San Ildefonso en donde se habló de temas de cultura en presencia de López Obrador y yo ahí dije que el principal papel de un gobierno de izquierda es el de ofrecer las mejores condiciones para ser criticado y el principal papel que debía ofrecer cualquier intelectual era el de mantener su talante crítico cualquiera que estuviera en el poder por supuesto reconociendo los logros pero también criticando los defectos, esto se ha vuelto cada vez más difícil pero creo que hay que mantener esa postura.
¿Y hay periodistas que se acomodan?
Tenemos en México numerosos articulistas que tú ya sabes lo que van a decir porque han estado diciendo lo mismo desde hace varios años entonces se plantean en una postura que se reitera así misma a partir de los cambiantes datos de la realidad, un tipo de periodismo que tiene que ver más con una militancia ideológica que con una propuesta, porque cualquier analista o periodista digno de su nombre debe también estar abierto a la posibilidad de cambiar de opinión.
¿Y a quienes lo acompañaron les toca irse o quedarse y seguir siendo militantes?
Desgraciadamente Andrés Manuel López Obrador no llegó a la presidencia en 2006 cuando no tenía tantos compromisos creados como los que tenía en el 2018, el tipo de alianzas que ha hecho con gente con Manuel Bartlet o como Germán Martínez, los evangelistas y múltiples sectores relacionados con sindicatos corruptos, caciques políticos, ex priístas y ex panistas, todo eso hace que no sea un gobierno tan claramente progresista como podrá haberlo sido el de 2006 y también refrenda el papel protagónico del propio Presidente que es el árbitro entre todas estas facciones que integran su gobierno.
¿Ves un gobierno de izquierda?
No se trata de un gobierno fundamentalmente de izquierda, creo que es un gobierno básicamente conservador, si pensamos en las alianzas que ha establecido con el gran capital, el abandono de los proyectos de los pueblos originarios, en la falta de consideración por la ecología, la ciencia, la educación y la cultura que son banderas de la izquierda, pensando en todo esto pues tenemos un gobierno más bien de talante populista conservador con algunos arrebatos izquierdistas.
Es constructivo decir lo que sí cae dentro de las expectativas de este gobierno por ejemplo el combate a la corrupción y también señalar cuáles son sus errores como el hecho de no evitar el despojo de las tierras hacia los pueblos originarios, el no frenar a las compañías mineras canadienses, el incentivar el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, etcétera. Creo que ese es el papel que al menos un escritor como yo puede tener en lo que toca al análisis de la realidad pero por supuesto también los escritores imaginan lo que no existe y escribimos novelas y cuentos que tienen que ver con el mundo pero lo corrigen estéticamente.
Sobre Villoro
- Es cronista, novelista, cuentista, dramaturgo y traductor
- Nació en la Ciudad de México el 24 de septiembre de 1956
- Hijo del filósofo Luis Villoro y de la psicoanalista yucateca Estela Ruiz Milán
- Estudió la licenciatura en Sociología en la UAM
- Es autor de cuentos como “La casa pierde”, Premio Xavier Villaurrutia, y “Los culpables”, Premio de Narrativa Antonin Artaud; y de novelas como El testigo, Premio Herralde.
- Recibió el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural “Fernando Benítez ” de la FIL Guadalajara, en 2013
- Es miembro de El Colegio Nacional desde 2014
El tema llegó a la mañanera..
El reportero de El Universal, le pregunta....
Presidente, hoy también se entrevistó a Juan Villoro. Considera que, si bien en México hay libertad de expresión, considera que usted tiene un cierto discurso discriminatorio desde el poder y que no está mal… que no está bien, perdón, por los señalamientos que ha hecho contra científicos, intelectuales y a ciertos periodistas. ¿Usted cómo ve esta opinión del escritor Juan Villoro?
PRESIDENTE : Pues que está en su derecho de manifestarse. Y según lo que leí, él habla que no hay censura en México, lo cual es cierto, no hay persecución a ningún periodista, no se está limitando la libertad de expresión. Hay libertad plena, es un ambiente de tolerancia y, diría, de respeto.
Al mismo tiempo, él dice que pierdo el tiempo, o sea, dice que para qué estoy respondiendo a los cuestionamientos. Ahí no estoy de acuerdo con él, tengo que responder para informarle al pueblo, porque si no, pues me quedo en estado de indefensión.
Tengo motivos suficientes para señalar que hay toda una campaña, una gran lanzada en contra del gobierno que represento, casi todos los medios. Repito, desde la época del presidente Madero no se había atacado tanto a un presidente como ahora, algo que me significa orgullo, que considero es un timbre de orgullo, porque quiere decir que vamos avanzando en la transformación.
Antes la prensa, los medios, con honrosas excepciones, lo subrayo, se dedicaban nada más a aplaudir, a quemar incienso al presidente, no se podía tocar al intocable; entonces ahora están ejerciendo a plenitud la libertad.
Antes negociaban con la libertad de expresión, era un buen negocio. Por eso, dueños de medios de comunicación, periodistas, eran al mismo tiempo contratistas del gobierno, especialistas en perforar pozos petroleros, especialistas en hacer reclusorios, especialistas en vender sistemas de cómputo. Entonces, se mezclaba el periodismo o el periodismo se utilizaba para tener poder y hacer negocios al amparo de ese poder. Entonces, eso ya no existe, ya ese modelo se agotó.
Entonces, pensando que con los ataques a mi gobierno, ¿vamos a regresar a como era antes, a entregar miles de millones de pesos el presupuesto para que nos aplaudan, para que nos quemen incienso? No, imagínense cuánto nos estamos ahorrando, cuántas becas para niños pobres, cuánto dinero para atender a la gente más necesitada. No voy a utilizar ese dinero para el bienestar del pueblo para comprar lealtades, para comprar consciencias, para que hablen bien de mí en los periódicos, en la radio, en la televisión. No. Que hablen mal, porque así ahorramos. Todo eso cuesta mucho, costaba muchísimo dinero, vendían medicina, vendían de todo y a precios elevadísimos.
Repito, no generalizo, hay quienes hacían y siguen haciendo un periodismo cercano al pueblo, distante al poder, pero eran muy pocos y son muy pocos.
Ahora hay una prensa, un periodismo, medios de comunicación emergentes, autónomos, independientes, que están surgiendo, sobre todo con el instrumento tan importante que significa la utilización de las redes sociales, hay muchos programas de redes sociales y cada ciudadano -ese es el gran cambio- es un medio de comunicación, porque se tiene un teléfono y hay conectividad, si tiene internet ahí puede estar opinando.
Eso no existía, era un cerco informativo para opositores que padecimos campañas de desprestigio, guerra sucia, ya hemos hablado en otros tiempos; entonces, ahora hay libertad y va a seguir habiendo, a nadie se le va a impedir que se manifieste.
Pero no vamos a entregar subvenciones, no vamos a entregar contratos a precios alzados para obras, compras, para tener el apoyo, el respaldo de los medios, no, vamos a seguir actuando de la misma forma.
Y todo esto, también decirlo, se ha ido entendiendo en los periódicos, en la radio, en la televisión y algunos ya están buscando ser más profesionales, objetivos, plurales, verdaderamente independientes, con ética.
Otros ya no van a poder cambiar, pero nosotros vamos a seguir exhortando de que se haga un periodismo con ética, que el periodismo sea un imperativo ético y se puede lograr.
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