El adios a Julio Sherer--
Aunque ayer, el vocero Jesús Ramírez, calificara de rumores la salida del abogado, AMLO confirmó que deja el Gabinete. "Quiero dar a conocer que el Licenciado Julio Scherer Ibarra, Consejero Jurídico del Ejecutivo federal, ha decidido dejar el cargo y el encargo", expresó AMLO en mañanera.
"Porque va a reincorporarse a sus actividades como abogado. Julio es como mi hermano. Nos ha ayudado mucho, él es parte de este proceso de transformación”.
AMLO le reconoció la autoría de las reformas que ahora soportan la llamada Cuarta Transformación. Hubo aplausos, y Scherer no hablo de momento, pero se quedó a escuchar toda la mañanera.., ya lo conoce bien...
Empero, al final un reportero preguntó a Julio si dejaba pendientes.
Scherer aprovechó para agradecer a López Obrador la oportunidad de diseñar propuestas en beneficio de la gente más pobre y aseguró irse satisfecho y honrado, sobre todo muy agradecido con el Presidente".
Aprovechó la situación para leer una carta de despedida dedicada a au amigo el Presidente.."Si usted me permite, preparé un pequeño texto que yo quisiera leerle", le dijo.
López Obrador asintió..
"La trayectoria de Andrés Manuel López Obrador ha estado marcada por la firmeza en sus convicciones", con eso inició Scherer su misiva.
"Hoy el ciclo se ha completado, esa es la razón por la cual doy por terminada la máxima distinción en mi carrera profesional. A partir de hoy lo haré desde otro lugar", continuó.
AMLO escuchó con atención y, ante la intención del reportero de hacer otra pregunta, dio por terminada la conferencia..."Se acabó, te quedas para mañana, ya... Julio merece eso, terminar así".
Y ambos, el presidente y el abogado...se estrecharon la mano, luego se abrazaron y caminaron juntos a la salida del Salón Tesorería.
Pero la realidad Julio se va con muchos reveses, y molestó por los poderes que se le quitó a su oficina y se laas pasarón a Bucareli,......
En menos de una semana la Corte le propinó dos derrotas, y las que se sumen..
María Estela Ríos, es la nueva Consejera Jurídica de la Presidencia.
La misiva de renuncia completa abajo
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La salida de Julio Scherer en los medios..
Estrictamente Personal
Scherer, desterrado/Raymundo Riva Palacio
El Financiero,
Las imágenes de la cara de Julio Scherer en el momento en que el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó su renuncia a la consejería jurídica de la Presidencia durante la mañanera, mostraron al siempre energético exfuncionario totalmente abatido. Debió haber sido muy difícil mantener su decisión de irse, porque el Presidente no quería que renunciara, y durante todo el miércoles se dio un tour de force entre dos personalidades duras y complejas. La conclusión fue muy cruel, cuando se observan las cosas y no sólo se ven. Si Scherer sintió que tras su plática del martes la relación había quedado en muy buenos términos y sería un asesor externo del Presidente, ayer debió haberse dado cuenta de que la realidad sería muy diferente.
López Obrador lo despidió de Palacio Nacional como si fuera el mejor colaborador que hubiera tenido en el sexenio, invitándolo a la mañanera donde dijo que era “como su hermano”. Quizá, como Abel. El Presidente le fue quitando rápidamente atribuciones y dejó de escucharlo en los últimos días. Scherer le ganó la batalla política a Olga Sánchez Cordero, quien fue destituida como secretaria de Gobernación, pero el consejero jurídico no pudo convencer al Presidente para que nombrara a quien él proponía. López Obrador se volteó para otro lado y lo ignoró.
Jesús Ramírez Cuevas, el vocero presidencial y uno de los operadores políticos de López Obrador, le sugirió mantener la estrategia diseñada para la segunda parte del sexenio y rodearse sólo de incondicionales. En su casa a López Obrador, sería el nuevo secretario de Gobernación. Político con experiencia y derecho de picaporte en el despacho presidencial, Scherer leyó bien el mensaje de que su papel como secretario de Gobernación de facto, como lo fue sobre Sánchez Cordero, había concluido.
La relación con el Presidente se había venido desgastando, como se ha comentado en este espacio, y el conflicto con Sánchez Cordero lo escaló. Hubo fuertes discusiones en Palacio Nacional donde ella se quejó del consejero jurídico, haciendo eco de señalamientos entre políticos y empresarios sobre presuntos abusos de Scherer, que parecían no haber tenido eco en el Presidente. Sánchez Cordero se fue de Gobernación, humillada por Scherer, pero dejó en Palacio un expediente que reforzaba sus dichos. A la senadora, a cuya cámara la regresó el Presidente, todavía le colocó un clavo adicional al exconsejero, al ser ella quien primero comenzó a filtrar el martes que Scherer había presentado su renuncia.
El Presidente no le aceptó la renuncia de inmediato a su consejero, pero la filtración hizo que se saliera de las manos de todos en Palacio Nacional el manejo discreto de lo que había sucedido, en buena parte porque López Obrador quería que se quedara su consejero, aunque totalmente descabezado políticamente, y lo trataría de convencer. Scherer comenzó a confirmar que, en efecto, había renunciado ese mismo martes, y desde Palacio Nacional trataron de minimizar lo que estaba tomando vuelo como escándalo, buscando que en la prensa prendiera la especie de que el Presidente quería nominarlo a la Suprema Corte de Justicia, donde la silla del ministro Fernando Franco quedará vacante en unos meses.
La decisión de Scherer de renunciar tiene el componente familiar y el político. Se quiso adelantar al Presidente con su carta, pero fue López Obrador quien en la mañanera del martes, al describir las funciones que tendría el nuevo secretario de Gobernación, lo despojó públicamente de toda la operación política, enviando un mensaje claro a todos los que interactuaban con él, quién era con el que tendrían, desde ese momento, que establecer comunicación y relación. La negociación que vino después, donde el Presidente no logró que se quedara para hacer únicamente lo que hace un consejero jurídico, debió haber provocado frustración. Personas muy cercanas al Presidente estaban seguras todavía el miércoles por la noche de que Scherer se quedaría en Palacio Nacional.
No fue así, y la molestia, semióticamente disfrazada, fue políticamente contundente. En la mañanera del jueves, el Presidente llevó a Scherer a mostrarse ante todos con esa cara desencajada y agotada. A nadie que hubiera despedido lo llevó a ese escenario desde donde gobierna, pero no fue un reconocimiento, sino una exhibición de poder y humillación. El Presidente lo colmó primero de elogios, y hasta dijo que era “como mi hermano”, para luego maltratarlo en su despedida. “Ha decidido dejar el cargo y el encargo”, dijo el Presidente de Scherer, señalando que se iba de su trabajo pero no sería su asesor externo, “porque va a reincorporarse a sus actividades como abogado”.
Esta última precisión prendió inmediatamente las alertas. ¿Regresará a su despacho de abogado quien es el autor de la ley lopezobradorista que inhabilita por 10 años a cualquier funcionario en todo aquello que signifique un conflicto de interés? Las tareas de Scherer en la Presidencia tenían que ver con asuntos legales, políticos y económicos; es decir, con todo lo relevante en la vida política y económica. ¿Fue una advertencia codificada al gobierno y empresarios por parte de López Obrador para cerrar cualquier posibilidad de relación profesional y comercial con Scherer?
Su salida, que se vio cálida, fue más de ruptura, contrario a lo que pensaba Scherer, pese a que las palabras del Presidente fueron rociadas con bálsamo. Cuando renunció Alfonso Romo a la jefatura de Oficina de la Presidencia en diciembre, López Obrador difundió una fotografía desayunando con él y dijo que seguiría siendo su principal enlace con el sector privado. “Poncho está más en mi visión de que lo importante no es el cargo, sino el encargo”, dijo entonces López Obrador. “Él me ha ayudado y me seguirá ayudando”. Romo le es funcional. Scherer dejó de serlo por decisión presidencial, y el trato que recibió fue el de una persona desterrada del Olimpo del poder, uno que acumuló como muy pocos en el pasado, y que perdió, literalmente, de la noche a la mañana.
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EN PRIVADO
Dinamitó su único puente/JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA
Milenio,
Julio se fue en agosto...Florestán
Ayer le contaba que de confirmarse, como se confirmó, que a la renuncia de Julio Scherer Ibarra a la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador perdería a su principal operador, confidente, voz crítica, elemento de equilibrio de su gobierno, y sus interlocutores al único puente confiable hacia Palacio Nacional.
El lunes escuchó la línea del Presidente al nuevo secretario de Gobernación, su amigo y paisano Adán Augusto López: Adán me va a ayudar para hacerse cargo de todos los asuntos público-políticos: la relación con gobernadores, la relación respetuosa con la Fiscalía General de la República, con el Poder Judicial, en especial con la Suprema Corte de Justicia, y lo que se tiene que atender en el Poder Legislativo, que era el área de Julio, y por la tarde le presentó la renuncia, lo que trascendió el martes por la noche y el miércoles descalificó el vocero presidencial, Jesús Ramírez, diciendo que eran rumores que había publicado la prensa, reaccionando, como siempre, contra los medios, no ante la realidad, que desconocía.
La carta renuncia de Scherer Ibarra es impecable, pero no idéntica al mensaje, también intachable, que leyó en la mañanera de ayer, en un hecho inédito en el que el reconocimiento del Presidente a años de lealtad lo redujo a la exaltación de la fraternidad y de tarea cumplida, no de lo vivido, que al final es lo que debe contar en una relación como esa, siempre y cuando ésta no sea con un iluminado para quien la lealtad es solo de abajo hacia arriba.
Pero me refiero a seres humanos, no a quienes hablan de su misión en la Tierra y dicen dejar su destino en manos del Creador, por lo escuchado, su único interlocutor.
En fin, que Julio se fue en agosto y se confirmó en septiembre.
Su padre, don Julio Scherer García, como muchos hoy, debe estar orgulloso.
RETALES
1. PREGUNTA. En el Senado, Morena insiste en convertir la revocación de mandato en ratificación, cuando la Constitución habla solo de revocación. Pero lo que busca el Presidente en sus alturas es eso, la ratificación, y de ahí la necedad. Al final quien decida la pregunta será el INE, lo que dará pie a seguir el conflicto;
2. PRESIDENTE. Por unanimidad, los magistrados del Tribunal Electoral eligieron a su quinto presidente en un mes: Reyes Rodríguez Mondragón, que había sido electo el 4 de agosto en relevo de José Luis Vargas y a los dos días renunció para que nominaran a Felipe Fuentes; y
3. FUERA. El mismo tribunal tumbó al coordinador de Morena en el Congreso local, José Luis Rodríguez, lo que alteró a Claudia Sheinbaum, pues era su operador. El TEPJF revocó su diputación para que su curul sea ocupada por una mujer. Y ni modo que Claudia lo impugnara públicamente. Cosas de la igualdad de género. _
Nos vemos el martes, pero en privado
@lopezdoriga
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El adiós de Julio Scherer/Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excelsior
La salida de Julio Scherer Ibarra de la Consejería Jurídica del gobierno federal no es una buena noticia. Deja a la administración López Obrador sin el principal interlocutor con diversos actores y sectores sociales, desde empresarios hasta comunicadores, desde legisladores hasta gobernadores, ministros y magistrados, del propio oficialismo y de la oposición. Dejará satisfechos a los sectores duros de la 4T, que consideran que imaginan la política con una lógica de imposición.
Scherer era, es, una de las personas más cercanas y leales al presidente López Obrador. Una frase de su carta lo define: “hay compromisos finitos, los de la lealtad y la amistad son irrenunciables”. Eso es lo que hizo a Scherer diferente en esta primera mitad de la administración a buena parte del resto del equipo presidencial. No es sólo que tuviera acceso al poder, que varios lo tienen, sino que lo utilizara para allanar problemas, no para provocarlos, para establecer líneas de diálogo incluso con adversarios, para establecer líneas rojas que no se pudieran cruzar, ni por los de adentro ni los de afuera. Y al mismo tiempo para escuchar y ser escuchado sin intermediarios por el Presidente, un hombre, a su vez, que no tiene personalmente interlocución con muchos de esos actores.
No sé quién podrá jugar ese papel, más allá de la buena voluntad política. Porque para eso se necesita conocer y ser conocido, saber que la palabra empeñada se va a cumplir y que en política los acuerdos, las negociaciones, incluso hasta los distanciamientos o rupturas se dialogan. Cuando se ven las reacciones de actores y factores de poder ante la renuncia de Scherer, incluso de los más lejanos a la 4T, se puede aquilatar el tamaño de la pérdida que su salida implica para la administración federal.
En esta primera mitad, los capítulos de transformación real de los que habló el presidente López Obrador en su Tercer Informe son los cambios constitucionales que logró y que será muy difícil que puedan ser refrendados o profundizados en esta nueva legislatura.
Por las manos de Scherer pasaron las normas legales (y la operación política, que a veces es incluso más importante) para hacer constitucional los apoyos sociales; los mecanismos para medicinas gratuitas (que después el sector salud convirtiera esas normas en un caos operacional es otro tema); la conculcación de las condonaciones fiscales que significaron enormes recursos para el erario; las leyes que permitieron crear la Guardia Nacional; las leyes de revocación de mandato, que desde 2019 se quedó sin ley reglamentaria. Toda la agenda de cambios constitucionales y legales que se planteó en la primera mitad de su mandato López Obrador se pudo sacar adelante desde esa oficina. Por supuesto que hubo otros actores, políticos, legislativos, empresariales, sociales que participaron en ese proceso, pero la operación central se llevó desde la Consejería Jurídica.
Ese peso y protagonismo generaron también enconos, sobre todo dentro de la propia administración federal. El episodio de la renuncia, la filtración adelantada de la misma, sin duda desde instancias oficiales, es una demostración de ello. Los golpes que provenían de áreas que se sentían desplazadas de sus funciones por la enorme cantidad de responsabilidades que acumulaba Scherer, también. Pero el hecho es que son muy pocos, realmente muy pocos, los funcionarios que en la administración López Obrador operan y que además lo hacen hacia afuera, no sólo hacia el coto cerrado de sus dependencias, muchas veces para tapar sus propias incapacidades.
Hay un capítulo que muestra esa forma de operar de Scherer. Es sabido que él y su familia controlan el paquete accionario de la revista Proceso. Con Proceso se puede estar o no de acuerdo, pero lo cierto es que Julio le dio, desde su poderosísima posición en el gobierno, absoluta libertad editorial a la revista que fundó su padre, don Julio Scherer. Eso implica una forma de ser, de entender la política, la comunicación, las relaciones con los demás. Y esa lógica se aplicó en otros ámbitos, en otras relaciones, en otras negociaciones y, como decíamos, en enfrentamientos y rupturas, porque hasta para eso hay que tener una lógica y una forma de hacer y entender las cosas.
Scherer y el presidente López Obrador recorrieron un muy largo camino juntos. No creo que estén distanciados ni que la renuncia sea parte de diferencias políticas personales, que como siempre las había, en temas, en forma y a veces en el fondo. Tampoco termino de imaginarme a Julio lejos de la política y de sus diferentes espacios, dentro de una administración o no. Lo que sé es que el Presidente pierde a uno de sus grandes colaboradores, con una calidad personal, humana, que será difícil, mucha más difícil aún de reemplazar.
DISTANCIA
Si la distancia entre el presidente López Obrador, Morena y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación era ya amplia, la designación como presidente de Reyes Rodríguez Mondragón la profundizará, más allá de la capacidad personal y profesional del nuevo presidente del Tribunal. Y esa distancia se ampliará a muchos otros actores del sistema de justicia. Ahí también terminará el Presidente extrañando a su exconsejero jurídico.
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El consejero
JAQUE MATE / Sergio Sarmiento
en REFORMA, 03 Sep. 2021
"No me des consejos,
yo puedo cometer errores sola”. María Félix
No recuerdo a un consejero jurídico que haya tenido tanta influencia sobre un Presidente. Julio Scherer Ibarra era más que un simple asesor: ayudaba a tomar decisiones sustantivas y servía de contacto con la Suprema Corte y el Poder Legislativo, asumiendo funciones que deberían corresponder a la Secretaría de Gobernación. Era también el vínculo con algunos empresarios importantes.
Si bien cometió errores públicos (como cuando le dijo a Carmen Aristegui que el Presidente abordaba temas electorales en veda porque "tiene un problema, hay que taparle la boca también a los reporteros y decirles 'oigan, por favor, no pregunten eso'"), fue en general eficaz y discreto. López Obrador reconoció ayer su trabajo al decir: "Julio es como mi hermano, nos ha ayudado mucho".
La carta del 30 de agosto sin membrete con la que Scherer renunció a su cargo no tiene lenguaje burocrático. Es una nota personal que revela la cercanía entre el Presidente y su consejero: "Nuestro andar juntos tiene más de 20 años. La simpatía, la sinceridad y el afecto nos fueron acercando; los valores y la convicción acabaron por hacer de nosotros dos amigos que verdaderamente se quieren". El consejero hace referencia a su padre, Julio Scherer García, fundador de la revista Proceso: "Con sus pasos reconocí en usted gestos de mi padre con los que me comprometí ineludiblemente: el pleno respeto a los derechos humanos y su lucha contra la corrupción y la desigualdad como prioridad". El escrito está firmado simplemente "Julio".
La carta no explica las razones de la renuncia. "Cumplida la encomienda pactada, mi ciclo se completó y es tiempo para retomar las actividades que dejé en pausa para formar parte de un proyecto de Nación, encabezado por usted, en el que creí y en el que creo". ¿Podría Scherer regresar al equipo? La carta dice: "De los amigos uno nunca se despide, por eso, ni mi compromiso personal con el amigo ni con el Presidente de la República están concluidos".
La información sobre la renuncia se divulgó el 31 de agosto en varios medios, pero al día siguiente Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de Comunicación de la Presidencia, ofreció un críptico comentario: "Es en calidad de rumores". Regeneración, un medio que se dedica a golpear a políticos y periodistas críticos, publicó: "Los internautas no tardaron en publicar burlas a los medios de comunicación que difundieron la noticia falsa sobre la renuncia de Julio Scherer... Las redes sociales no perdonaron a los comunicadores y opositores, les llamaron 'chayoteros', 'irresponsables' y 'mentirosos'". La noticia falsa, sin embargo, resultó cierta.
No he tenido contacto con Scherer Ibarra, aunque conocí a su padre, y no tengo forma de juzgar su desempeño en la Consejería Jurídica. Eran claras su ascendencia sobre el Presidente y sus diferencias con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Hoy los dos están fuera del equipo del Presidente. Scherer ha sido reemplazado por María Estela Ríos González, quien estaba en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México, pero que ya fue consejera jurídica de López Obrador cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal. Dudo que vaya a tener la influencia de Scherer.
Al final, los consejeros solo pueden aconsejar. Los gobernantes toman las decisiones definitivas y quizá eso generó las diferencias que llevaron a la renuncia. Maquiavelo, el consejero político más famoso de la historia, recomendaba en el Renacimiento: "Un príncipe prudente debe preferir... rodearse de los hombres de buen juicio". Hasta la fecha es un buen consejo.
· MAYORITEO
El gobierno ya mandó señal de cómo usará su aplanadora en el Congreso. En la primera sesión de diputados, dice la oposición, obvió todo el proceso legislativo para aprobar una ley que deja en indefensión a cualquier acusado.
@SergioSarmiento
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La carta íntegra de Julio Scherer
La trayectoria de Andrés Manuel López Obrador ha estado marcada por la firmeza en sus convicciones, la honorabilidad y el compromiso incuestionable por el pueblo al que con tanto dignidad representa. México es la razón a la que se debe, la patria de sus amores.
En nuestras circunstancias, durante más de dos décadas conocí al primer mandatario, tanto como un hombre puede conocer a otro, en las complejidades de la amistad. Lo expreso sin presunción: conozco la profundidad de un ser humano extraordinario.
Tuve la oportunidad de acompañarlo en tiempos aciagos, perseguido desde las distintas facciones de poder y tuve, también, la suerte de recibir su invitación para sumarme al proceso de transformación que hoy encabeza.
El presidente me encomendó dar sentido a la concepción más pura del derecho: poner la ley al servicio del pueblo en búsqueda de la justicia social de un país tan desigual que hoy necesita justicia.
Desde la lealtad, oxígeno entre la gente que se quiere, acordamos la elaboración de las reformas que hoy son base de este proyecto de nación. Hoy el ciclo se ha completado, esa es la razón por la cual doy por terminada la máxima distinción en mi carrera profesional: el trabajo hombro a hombro junto al presidente de México como su consejero jurídico.
Desde la Consejería Jurídica atestigüé la batalla diaria que el presidente López Obrador emprendió para que los mexicanos vivamos orgullosos de este nuestro gobierno, de nuestra nación y de nosotros mismos. A partir de hoy lo haré desde otro lugar.
No son palabras ligeras, nacen desde el corazón, presidente. Hay compromisos finitos, los de la lealtad y de la amistad son irrenunciables. Mi gratitud para cada uno de sus colaboradores, pero para usted, mi gratitud infinita, presidente.
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