La maldita herencia de los impresentables/Azucena Uresti
El Universal| 05/12/2024 |
Es hora de que la presidenta Claudia Sheinbaum deje atrás la sombra del líder a quien ha nombrado en su conferencia por lo menos 100 veces en los 66 días que apenas lleva de su gobierno.
Aunque ella ha tomado el control de la seguridad, promete sin estridencias mejorar (ahora sí) el sistema de salud, acabar (ahora sí) con la corrupción y abrirse al mundo como lo hizo asistiendo al G20, hay algo que no se puede sacudir: la herencia maldita de López Obrador, quien la rodeó de impresentables como Cuitláhuac García, exgobernador de Veracruz, o Rosario Piedra, reelecta al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Otra parte de la herencia fue dejar en cargos estratégicos a sus fieles como Rosa Icela Rodríguez, hoy secretaria de Gobernación, ¿quién podría tenerlo mejor informado? Ariadna Montiel, repitiendo en la Secretaría del Bienestar, ¿quién podría resguardar mejor el botín electoral? Raquel Buenrostro, en la Secretaría Anticorrupción, si no ella, ¿quién va a cuidar a los suyos?
Además, en el Congreso, la Presidenta debe luchar con la fuerza que, tarde o temprano, se convertirá en boomerang, de los liderazgos de Adán Augusto López y Ricardo Monreal. ¿Qué decir de los gobernadores que han sido protegidos y son otro encarguito del expresidente? Rubén Rocha Moya, con Sinaloa en llamas; Rutilio Escandón, con Chiapas en constante violencia; Alfredo Ramírez Bedolla, en el extorsionado e infernal Michoacán; Evelyn Salgado, en el abandonado Guerrero; Américo Villarreal, en el siempre lastimado Tamaulipas. Y para rematar, dirigiendo el partido: Andrés Manuel López Beltrán. ¿Hay alguna duda del cerco?
¿Se debe conformar Claudia Sheinbaum con haber sido la primera presidenta de México? ¡No! Ella debe demostrar tal capacidad que en 2030 haya amplias posibilidades de que una mujer la suceda, o que ahora pueda tomar decisiones y no se repita lo que pasó en la Ciudad de México, donde anularon a su candidato, Omar García Harfuch, ahora presidenciable.
Su gobierno debe ser exitoso o, de lo contrario, será entendido, por los egos lastimados en Morena, simplemente como una inercia del de Andrés Manuel López Obrador. Porque el machismo no viene de afuera, está adentro, pues hay quienes no la quieren triunfante. La espina machista de Morena, la espina de la oportunidad perdida y la devoción al líder dan como resultado una fiereza descomunal al interior del gobierno y del partido.
En dos meses se han reducido los homicidios, pero no la sangría ni la violencia. Esperemos un tiempo razonable para un primer balance, pero, por lo pronto, Morena ya recibió la instrucción de no condenar a López Obrador al olvido y, el martes, publicaron una carta de despedida donde el expresidente pide a sus seguidores que “acompañen a Claudia Sheinbaum en la difícil tarea de gobernar, con la misma lealtad, con el mismo cariño y con el mismo entusiasmo que tuvieron para conmigo”. Algo sabrá porque además, en otra parte de la carta les escribe: “No roben, no mientan, no traicionen nunca al pueblo”. Se sabe quiénes son los destinatarios.
@azucenau
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