¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Gabriela Mistral Poeta chilena nacida en Vicuña pequeña localidad del centro norte de Chile en 1889, difunta en Nueva York en 1957. Aunque su nombre real fue Lucila Godoy Alcayaga, adoptó su seudónimo inspirada en la obra de Gabriel D'Annunzio y Fréderic Mistral.
Su labor literaria comenzó a reconocerse en 1914 al resultar ganadora de unos Juegos Florales. En 1922 fue publicada su primera obra y desde entonces viajó por numerosos países de América y Europa. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1945 como un justo reconocimiento no sólo de su producción poética, sino de la labor literaria y social de una mujer que había dedicado su vida a la difusión de la cultura y a la lucha por la justicia social y los derechos humanos.
Hace poco tiempo se publicó un epistolario amoroso que tuvo con Doris Dana. (en la foto)
La publicación de las cartas amorosas de la poeta chilena a su secretaria y compañera, Doris Dana (1920-2006), removieron un tema tabú en Chile: la sexualidad de la premio Nobel. Esa correspondencia sale a la luz, después de permanecer oculta por más de medio siglo, en Niña errante (Lumen).
"Era una verdad a medias pero a la luz de esta correspondencia, uno no tiene por donde perderse. Es evidente, el material habla por sí mismo", asegura Pedro Pablo Zegers, a cargo de la edición y el prólogo, quien es director del Archivo del Escritor Biblioteca Nacional de Chile
"Cuando tú vuelvas, si es que vuelves, no te vayas enseguida. Yo quiero acabarme contigo. Yo quiero morirme en tus brazos (...) Me asombra el que tú me des las gracias. ¡Por favor! Has comido mal, has trabajado como una loca; has hecho todo por mí, has sido enfermera, dueña de casa, todo. Si me agradeces el amor, eso, 'en español' no se agradece, 'se corresponde'. Gracias ¿de qué? Me da vergüenza la palabra, mi amor no me la repitas", le escribe Mistral desde Veracruz en diciembre de 1949.
Doris Dana, secretaria de la poeta durante sus últimos diez años de vida, negó hasta su muerte que hubieran mantenido una relación amorosa. "Tengo la impresión de que Doris olvidó el tema o quiso olvidarlo. O pensó que esas cartas nunca iban a ser publicadas", matiza Zegers. (Reforma , 3 octubre 2009).
La relación de maestra-alumna se afianza, a pesar de su diferencia de edad, mayor de 30 años. Comparten la escritura, los viajes y la lectura. Se instalan cerca de Nueva York hasta la muerte de Mistral en 1957, con algunas separaciones motivadas por los viajes de Dana -la "niña errante"-, que la escritora padece.
"Llevo cuatro días de vagar como un fantasma, haciendo esfuerzos que nunca hice por salir de la obsesión, de la tristeza, del temor que me trabajan. Miedo es todo esto, puro miedo de perderte", le recrimina a Dana en abril de 1949.
Las cartas permanecieron ocultas entre papeles, fotografías, libros y otros objetos de la poeta que pasaron a manos de Dana, quien en su calidad de albacea de Mistral los entregó para su custodia a la Biblioteca del Congreso de Washington.
El legado, contenido en 168 cajas, regresó a Chile en diciembre de 2007.
Dana murió en noviembre de 2006 en EU
Mi vida:
Tú eres de una raza que se controla; yo no. Tú estás segura de mí; yo no tengo seguridad alguna de ti.
Pero hay más: yo necesito de tu presencia de una manera violenta, como del aire. Parece que estuviese viviendo una asfixia. Es eso exactamente.
Tal vez fue locura muy grande entrar en esta pasión. Cuando examino los primeros hechos, yo sé que la culpa fue enteramente mía. Yo creí que lo que saltaba de tu mirada era amor y yo he visto después que tú miras así a mucha gente. Loco fui, insensato: como un niño, Doris, como un niño.
(....)
Tu Gabriela
1949