Publicado en Milenio Diario, 2012-06-11
Habrá que esperar los números, pero es muy probable que el debate que acaba de terminar será la discusión política más atendida en la historia de México. Es una gran noticia, una victoria colectiva.
De ese tamaño era el interés. Millones de electores pendientes de una actuación monumental de uno de los candidatos que dejara en claro que es la mejor opción para el país.
¿Quién fue el mejor actor? Andrés Manuel López Obrador necesitaba producir un espectáculo. Lo buscó, estuvo muy bien, pero dudo que este programa de televisión cambie dramáticamente su suerte, que hoy no es otra que descontarle a Enrique Peña Nieto un punto cada uno de los 17 días que restan de campaña.
Peña Nieto ya no es la estrella que solo tenía que pisar el set para que la cámara se enamorara de él. Parece el primer convencido de que su eficacia comunicativa hizo crisis. Pero consiguió evadir las cargas dobles de López Obrador y Josefina Vázquez Mota. Como hace cinco semanas, no les dio oportunidad de que olieran el miedo y lo devoraran. Creo que no perderá puntos. A estas alturas, sería un éxito superlativo.
Josefina fue la mejor Josefina de la campaña. Guapa, afinada, inteligente, veloz, asertiva, retadora, incluso divertida (memorable su metáfora de las tres mujeres). El problema es el calendario: es demasiado tarde.
¿Quién ganó? Creo que el proceso electoral 2012. El panorama que dejan estos dos meses y medio de campaña es muy distinto del que se tenía a finales de marzo. Josefina ya no tiene margen para las ideas volátiles, López Obrador ha sido obligado a ser el buen candidato que no quiso ser en 2006 y Peña Nieto sabe que, en caso de ganar, tendrá todo menos un cheque en blanco.
Esas también son buenas noticias. Una victoria colectiva.
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