20 sept 2012

19 de septiembre día de Protección Civil.

El Presidente Calderón estuvo en la Ceremonia Conmemorativa del Día Nacional de Protección Civil:
Ciudad de México, 19 de septiembre del 2012
Muy buenos días.
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
Estimados Secretarios Alejandro Poiré Romero, Secretario de Gobernación; Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública.
Licenciada Laura Gurza, Coordinadora General de Protección Civil.
Doctor Roberto Quaas, Director del Centro Nacional de Prevención de Desastres.
Muy apreciables ganadores del Premio Nacional de Protección Civil.
Estimadas y estimados integrantes de asociaciones civiles de ayuda, rescate y socorro.

Apreciables directores estatales de Protección Civil, que hoy nos acompañan.
Estimados integrantes de la comunidad académica y científica.
Distinguidos invitados especiales.
Señoras y señores:
En primer lugar, quiero expresar mis más sentidas condolencias a los padres, a los hermanos, a las viudas, a los hijos de los 26 trabajadores que fallecieron ayer por una lamentable explosión en instalaciones de Petróleos Mexicanos en las inmediaciones de la Ciudad de Reynosa, Tamaulipas.
Se trata de mexicanos valiosos que perdieron la vida sirviendo a nuestro país.
Comparto la pena y el dolor que aflige a sus familias por estas pérdidas irreparables, porque es una tragedia que nos ha llenado de tristeza y que ha conmovido a todos los mexicanos.
Desde el primer momento que tuve conocimiento de esta lamentable tragedia, instruí al Director de Petróleos Mexicanos para que atendiera de inmediato las necesidades tanto de los heridos, como de los familiares de las víctimas, y le instruí que se apersonara, precisamente, en la Ciudad de Reynosa.
También, le pedí que, en coordinación con autoridades de Protección Civil, aplicara todas las acciones necesarias para garantizar las condiciones de seguridad de la población.
Tengan la seguridad de que el Gobierno Federal apoyará con todo a los deudos de los fallecidos, a los trabajadores lesionados, especialmente, a los trabajadores de Petróleos Mexicanos que en este momento, particularmente difícil, no los dejaremos solos.
Debo decir, también, que gracias a la oportuna intervención de los trabajadores petroleros, de los bomberos, del Ejército Mexicano se pudo contener el incendio en un término relativamente breve y evitar una verdadera catástrofe aún mayor, daños mayores si este incendio se hubiera propagado hacia todo el Centro de Procesamiento de Gas Natural que se encuentra, precisamente, en ese lugar.
He ordenado al Director de PEMEX que se lleve a cabo con la mayor celeridad y con el rigor profesional que se requiere, una muy exhaustiva investigación que esclarezca las causas que originaron dicha explosión.
También, le he instruido a la Procuradora General de la República que participe en la investigación, porque nos interesa saber exactamente qué ocurrió, más que nada, porque esto es clave para evitar que se repita este tipo de tragedias, particularmente, en instalaciones estratégicas tan sensibles para el país y de tan complejo manejo por el material que conduce.
Debido a que el incidente tuvo lugar en un Centro de Recepción y Distribución de gas natural estratégico para el Noreste del país, insisto, también, le he instruido al Secretario de Energía para que tome todas las medidas pertinentes, para que el abasto de combustible no se vea interrumpido en los hogares, en el comercio, en la industria, en establecimientos de servicio, En fin. De la región y del país.
Señoras y señores:
Hoy, conmemoramos el Día Nacional de Protección Civil, y como cada 19 de septiembre, las mexicanas y los mexicanos nos unimos en el recuerdo, en la remembranza de una de las mayores tragedias, de uno de los mayores desastres en la historia del país.
Los terremotos de 1985 vistieron de luto a miles de hogares, particularmente, en esta Ciudad de México y en el Centro de la misma, y, también, en diversas zonas de la República, y dejaron una profunda huella de dolor que sacudió la conciencia nacional.
Pero la memoria de los sismos no es sólo aflicción, no debe serlo. También es valentía, también es orgullo, también es dignidad. Frente a la magnitud del desastre, surgió lo mejor de las mexicanas y los mexicanos: Nuestro profundo sentido de solidaridad, de fraternidad y de generosidad.
Hoy, recordamos la heroica reacción de miles y miles de voluntarios; voluntarias y voluntarios que a veces, con la sola fuerza de sus manos, rescataron a personas atrapadas y apoyaron a damnificados.
Evocamos la invaluable labor de médicos, de enfermeras, de bomberos, de policías, de rescatistas, de voluntarios que trabajaron sin descanso para auxiliar a los heridos.

Recordamos, también, la participación valiente de nuestros soldados y nuestros marinos, que dejaron constancia, nuevamente, de su vocación de servicio y de su profundo amor a México.

Gracias a ello, también hay que decir que se pudieron salvar miles de vidas. La tragedia de 1985 suscitó la respuesta unificada de un pueblo que nunca se rinde ante la adversidad, así sea tan grande como la de aquella mañana. Un pueblo que siempre, siempre encuentra el camino que le permite salir adelante.
Debido a ello, quizá, un legado de la tragedia fundamental, no fue el abandono, sino que de esta dolorosa experiencia, más que la apatía o la indiferencia, el mayor legado fue la unidad ante la tragedia, el sentido de pertenencia a una comunidad y a un gran país; la importancia de tendernos unos a otros la mano y, desde luego, la conciencia de tomar medidas preventivas para proteger la vida de los mexicanos frente a la posibilidad de cualquier desastre.
En esta Administración nos hemos esforzado por contribuir y consolidar una política de Protección Civil y de prevención con visión de Estado; es decir, una política que trascienda los ciclos de Gobierno, que trascienda las coyunturas y los partidos políticos, porque tenemos muy claro que, si bien es cierto, no podemos evitar los sismos o los huracanes, o los terremotos en sí mismos, sí podemos reducir al mínimo la probabilidad de muerte, la probabilidad de pérdida de vidas humanas.
No podemos contener la fuerza de la naturaleza, pero sí podemos aminorar los cuantiosos daños materiales que empobrecen a miles y miles de hogares con cada una de estas tragedias.
Con esa convicción, en estos seis años hemos impulsado cambios de fondo al Sistema Nacional de Protección Civil. El eje rector de esa transformación lo constituye el haber pasado de un enfoque meramente reactivo a un enfoque preventivo, y les comparto algunos de los ejemplos:
Primero. Instituimos un nuevo modelo para prevenir riesgos, accidentes y desastres naturales.
Apenas, en junio de este año, publicamos la Nueva Ley General de Protección Civil, que obliga a los tres órdenes de Gobierno a identificar, evaluar y controlar los peligros o amenazas a la población civil, así como a preparar a la ciudadanía para prevenir y enfrentar cualquier contingencia.
Esta nueva ley, también, ordena la creación de una Escuela Nacional de Protección Civil para formar más y más expertos en la materia.
Segundo. Modernizamos los sistemas de monitoreo y alerta del Sistema Nacional de Protección Civil, actualizamos la base tecnológica de los equipos de detección, seguimiento y alarma de sismos, volcanes y ciclones, y en mayo pasado creamos, además, el Sistema Nacional de Alerta de Tsunamis para proteger a las mexicanas y a los mexicanos que viven en zonas costeras.
Tercero. Creamos la mayor plataforma de información sobre riesgos en el territorio nacional, contamos ya con un Atlas Nacional de Riesgos y, antes de que concluya este año, todas las entidades federativas tendrán un Atlas similar.
Esto es clave para prevenir desastres y accidentes, resguardar la infraestructura estratégica, actuar con eficacia en casos de emergencia y salvaguardar eficazmente las vidas de los mexicanos.
Y cuarto. Fortalecimos las capacidades de los tres órdenes de Gobierno, para enfrentar las contingencias y acelerar la reconstrucción de las zonas afectadas.
En el marco de la nueva Ley General de Protección Civil, creamos el Comité Nacional de Emergencias, un mecanismo de coordinación intergubernamental del más alto nivel.
También, agilizamos la entrega de recursos del Fondo Nacional de Desastres, para atender con mayor oportunidad y eficacia las demandas de la población damnificada.
Hoy, es posible poder recibir, en cuanto ocurre la tragedia, que una entidad federativa reciba, de inmediato, un avance, un anticipo de los recursos que le corresponderían eventualmente por el Fondo Nacional de Desastres, aún antes de que se haga la evaluación de los daños, como ocurría en el pasado y que retrasaba los recursos.
Y, además, se han creado nuevos mecanismos que permiten, precisamente, el contar con financiamiento adecuado para enfrentar la carga o la corresponsabilidad de los estados, precisamente, en el Fondo Nacional de Desastres.
Establecimos, además, la responsabilidad de que los gobiernos locales puedan y deban asegurar su infraestructura contra daños catastróficos por fuerzas naturales. Es decir, estamos, también, estableciendo la cultura del aseguramiento, precisamente, para minimizar los daños económicos de carácter catastrófico.
En esta ardua tarea de cuidar a los mexicanos en situaciones de riesgo, siempre hemos contado con el apoyo de organizaciones y personas que ponen toda su energía, su creatividad y su dedicación al servicio de los demás.
Y, por eso, el país premia cada año a grupos que se han destacado por acudir en auxilio de la gente en el momento en que más lo necesitan, así como a expertos que han contribuido a proteger la vida y el patrimonio de los mexicanos.
Por eso, ha sido un honor para mí entregar el Premio Nacional de Protección Civil 2012, en la modalidad de Ayuda, al Grupo de Tarea Marina de la VI Región Naval de la Armada de México.
Nuestros marinos reciben esta presea por sus labores de rescate y auxilio específicamente para las familias afectadas por el Huracán Jova, en los estados de Colima y Jalisco. Y, por eso, México les reconoce su valor y su generosidad. Sin demerito, también, del reconocimiento que hoy personalmente hago a nombre de los mexicanos a no sólo marinos, sino a los soldados y al Ejército Mexicano que siempre son los primeros en estar en las zonas de desastre., en auxiliar a la población civil, en mantener el orden público y darle cauce, precisamente, a las tareas de auxilio a la misma.
También, ha sido muy grato entregar el Premio en la Categoría de Prevención al doctor Modesto Ortiz Figueroa, destacado oceanógrafo del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California.
Yo recuerdo que tanto en los tsunamis de Chile, una vez que estábamos viendo las noticias del terremoto ocurrido, precisamente, en este querido hermano país hace dos años y, posteriormente, el mismo caso después de ver las imágenes del terremoto de Japón, estábamos buscando, recuerdo con el Secretario de Marina, le preguntaba a él, pero también, yo consultaba en Internet la información del Centro, precisamente, del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada para ver, precisamente, las estimaciones de oleaje del tsunami en su arribo a las costas mexicanas.
Hay que decir que afortunadamente, sí hubo un impacto en el oleaje, pero este fue menor y eso, afortunadamente, pudo ser registrado por el Sistema de Alerta de Tsunamis que se ha creado, precisamente, y como bien dijo don Modesto Ortiz: En gran parte, desde luego, por su propia iniciativa, pero también, del ex Secretario Francisco Blake, en paz descanse, que fue un empeñoso de este tema.
Recientemente, en una visita que hice a las Islas Revillagigedo, ahí se registran, incluso o se tenían por lo menos monitores, detectores de alertas de tsunami que, precisamente, cubren y previenen todas las costas occidentales de México.
El doctor Ortiz ha hecho grandes aportes para prevenir desastres por tsunamis y por fenómenos geológicos. Su trabajo es reconocido dentro y fuera del país.
Y, con mucho gusto, doctor, a mí me parece que es una excelente recomendación la que usted hace. Lo habíamos platicado alguna vez con la licenciada Laura Gurza de, precisamente, hacer la topografía adecuada en las zonas costeras, sobre todo en las ciudades más importantes: Acapulco, por ejemplo, Manzanillo, Salina Cruz. En fin. Todas las de la Costa, particularmente, del Pacífico.
Y señalar, de preferencia, y veremos si podemos aplicar nacionalmente este mecanismo en cada señalización de calle, la altura, por lo menos en las zonas de riesgo, o por lo menos marcar con pintura las señalizaciones en las zonas de riesgo, abajo de 20 metros, que la gente sepa que ese punto es, todavía, zona de riesgo.
Y, desde luego, ojalá podamos, así como hoy se hará, y deseo todo el éxito posible, un simulacro fundamental a las 10 de la mañana, un simulacro de sismo en la Ciudad de México y en otras entidades participantes. Ojalá podamos hacer un simulacro de tsunami en las ciudades más vulnerables, por lo menos, y con más alta concentración demográfica.
Ojalá podamos contar, estoy seguro, don Modesto, con su colaboración, para hacer este simulacro, que me parece fundamental para salvar miles de vidas.
Porque, como usted bien dice, un terremoto ocurrido en Asia o en Sudamérica, por lo menos  contamos con algunas horas para, precisamente, ir midiendo el oleaje y su potencial arribazón a las costas mexicanas, pero  un terremoto ocurrido en la gran falla, frente a la Costa Grande de Guerrero, simple y sencillamente se contarán con escasos minutos antes de que se genere esta tragedia.
De manera tal que, sí debemos estar prevenidos para ello.
Amigas y amigos:
A lo largo de estos seis años, nos ha tocado vivir contingencias inusitadas. Pero hemos salido adelante con la fuerza de nuestro carácter y determinación frente a huracanes, inundaciones, sismos, actividad volcánica, heladas, sequías, hemos sacado lo mejor de nosotros para vencer la adversidad.
No debemos bajar la guardia. Creo que hemos avanzado mucho en Protección Civil, pero tendremos que avanzar mucho más.
Hemos superado ya obstáculos, pero siempre debemos estar alertas a las cambiantes condiciones de la naturaleza; por ejemplo, los sismos ocurridos en este año en los Estados de Guerrero y de Oaxaca, que como suele ocurrir, implicaron movimientos de fallas geológicas, tectónicas, de placas tectónicas, pueden tener relación, como me explicaba el doctor Quaas hace unos días, del Centro de Prevención de Desastres, con esta nueva actividad volcánica que estamos observando en el Volcán Popocatépetl y que debe tenernos a todos, siempre, muy alerta de estas cosas. En fin.
Hoy, quiero agradecer, sinceramente, el trabajo de todas las personas, de todas las organizaciones, de todas las autoridades que dan vida al Sistema Nacional de Protección Civil.
Reconozco, a nombre de México, su entrega, su profesionalismo, su responsabilidad social y su gran vocación de servicio que ha estado presente siempre, pero que yo agradezco, desde luego, particularmente, a lo largo de esta Administración que está por concluir.
Y aunque hemos avanzado mucho, insisto, es claro que no podemos ni debemos bajar la guardia.
De cara al futuro, los convoco a seguir fortaleciendo nuestra capacidad de respuesta ante cualquier emergencia y a consolidar los avances que juntos hemos conseguido.
Con la fuerza de nuestros valores y de nuestros ideales. Con la fuerza de lo mucho que hemos aprendido a partir de la adversidad que hemos enfrentado y superado. Con la fuerza de lo mucho que nos une, estoy seguro que mexicanas y mexicanos seguiremos enfrentando y superando los desafíos que se nos presenten, así sean los mayores que nos ofrezca la naturaleza.
Muchísimas gracias, y enhorabuena por este Día de Protección Civil.

 

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