Revista Proceso 1923, a 7 de septiembre de 2013;
Es 23 de septiembre de 1965 y se ve cómo un pequeño grupo de guerrilleros asalta el cuartel militar de Ciudad Madera, Chihuahua.
Son campesinos, líderes agrarios, maestros y estudiantes que luchan para que sus tierras, otorgadas en grandes cantidades a ganaderos ricos, les sean regresadas.
Es un suceso real, “poco conocido en la historia oficial”, narra a Proceso el director de cine José Luis Urquieta, y cómo el escritor Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 13 de junio de 1947-D.F., 28 de febrero de 2010) lo retomó en su novela Las armas del alba, “donde hay información e investigación, y el largometraje titulado Las armas se basa en este libro, con el consentimiento en vida del también autor de Guerra en el paraíso”.
Después de siete años de elaborar la película, se estrenará en Puebla “por octubre o noviembre de este año”, informa el productor Luis Vekris, de Galáctica Films, quien también expresa que “allí se verá si la acepta la gente para ver dónde más se exhibirá, ya ven que los distribuidores son muy difíciles con el cine mexicano”.
Al comienzo del filme, aparece a cuadro un guerrillero sobreviviente de aquel 23 de septiembre, en algún lugar de la sierra de Chihuahua durante la época actual. Es Ramón Mendoza, quien resalta:
“¡La cosa
se puso muy fea! Los líderes ferrocarrileros en la cárcel, los maestros en
huelga, los médicos en huelga, nosotros los campesinos encaramados aquí en la
sierra… ¿El ataque al cuartel? Nos juntamos en el Pezón de Golondrinas
(alrededores de Matachic, Chihuahua), el 22 de septiembre de 1965…”
Entonces, inicia la trama con actores, donde
destacan Sergio Bonilla, Arturo Carmona, Adrián Cué, Luis Gatica, Humberto
Herrera, Luis Fernando Peña y Alberto Reyes, entre otros. Además, intervienen
los famosos artistas Ernesto Gómez Cruz, Aarón Hernán, Arturo Beristaín y
Leonardo Daniel. Los extras son de la Unorca Coordinadora Nacional, una
organización indígena y campesina, a decir de José Cruz Valles Guevara, de la
dirigencia de dicho organismo. Acentúa que “la persona que habla en el mitin y
que se aprecia en la cinta es un campesino real que participó en las luchas
agrarias del estado de Durango”.
Urquieta, después de ser sonidista, asistente de
dirección, actor y codirector técnico, debuta como director en 1978 con Al filo
de los machetes. Después desarrolló una filmografía comercial en la que se
encuentran títulos de crítica social, por ejemplo: Tijuana caliente, Los
fayuqueros de Tepito, El traficante, El puente /La vida de un latino en Estados
Unidos y Tres veces mojado.
Imágenes
conmovedoras
Para Urquieta fue “muy tortuoso realizar este
proyecto”; pero le parece forzoso contar este rasgo histórico “porque a nivel
general poco se sabe de ese 23 de septiembre de 1965, aunque mucha gente de
Chihuahua lo conoce, porque fue un movimiento más largo”.
Rememora que se hallaba el combate del líder
agrario Álvaro Ríos Ramírez y de ahí surgieron los jóvenes quienes se
arriesgaron a efectuar esta acción de tomar el cuartel:
“Una
operación muy controvertida… Para muchos fue una verdadera locura, porque no
estaban bien armados, ni coordinados. No lograron llegar muchos a Ciudad Madera
por una terrible lluvia.”
Satisfecho, destaca a Proceso que valió la pena el
esfuerzo:
“Creo que
es una película diferente. Siempre falta tiempo y dinero, pero esto es lo que
logramos. Hay imágenes realmente conmovedoras. En el camino de este filme
desafortunadamente falleció Carlos Montemayor y el guionista Jaime Casillas,
quien también estuvo cerca. Todos, actores, técnicos, en fin, cobraron el
mínimo. Se rodó en Otinapa, Durango.”
La fotografía es de Arturo de la Rosa.
–¿Participó
en el guión Carlos Montemayor?
–Él fue fundamental para poder lograr la cinta
porque tuvimos su anuencia y trabajamos juntos, por supuesto. Siempre estuvo al
tanto de los cambios en los tratamientos del guión, y Jaime Casillas fue muy
entusiasta. Con ellos iniciamos el proyecto para ingresarlo a Imcine, y
concursar al Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine).
Urquieta rememora que cuando Montemayor presentó
Las armas del alba en Chihuahua, al cumplirse los 40 años del acontecimiento en
el cuartel de Madera, Jaime Casillas lo incitó a filmar algo del también autor
de Tarahumara y Los informes secretos, por tratarse de un reconocido traductor
y activista en defensa de las comunidades indígenas:
“Pensamos
en Guerra en el paraíso, que tuvo más éxito que Las armas del alba; pero es muy
complicada, ahí son once años de guerrilla, y hay datos tenebrosos como que
tiraban gente al mar desde un helicóptero. Además, obtener un permiso de la
Defensa Nacional para filmar con armas es una situación muy compleja… Yo
propuse Las armas del alba, me parecía más viable porque su estructura es mucho
más sencilla para poder pasarla al cine, y no me puso objeción. Se vio a varios
escritores para hacer la adaptación de la novela; pero no hubo nada, y tuvimos
que trabajar Jaime Casillas y yo. Pero fallecieron estas dos destacadas
personas (Montemayor y Casillas).”
–¿Usted expresa que es necesario contar la acción
de estos 13 jóvenes que intentaron tomar el cuartel del Ejército Mexicano en
Ciudad Madera, donde había 125 militares?
–Este hecho histórico me parece genuino y
verdadero. Como demuestro en el filme, tuvieron problemas de logística,
cometieron errores; tanto, que existen opiniones de que no debieron haberlo
hecho, sin embargo se encontraban ya en una encrucijada para tomar la decisión
de hacerlo, con todo lo que implicaba…
“Fue un
brazo que se radicalizó del movimiento de Álvaro Ríos, fallecido en 2004.
Gracias a todo eso, según los de Unorca, se entregaron cerca de 2 millones de
hectárea a los campesinos, porque la guerrilla continuó: de ese 23 de
septiembre de 1965 se originó la Liga 23 de Septiembre, un movimiento nacional
guerrillero que surgió en los primeros años de los setenta. Esa batalla del 23
de septiembre de 1965 fue desigual y vale mucho la pena contarlo. Hace
reflexionar sobre la situación actual del país.”
–¿Se refiere a lo que ocurre con las leyes de
Energía y de Educación del gobierno federal?
–Ya pasaron casi cincuenta años y existe el mismo
problema. Lo menciona el guerrillero Ramón Mendoza al principio del
largometraje, al recordar 1965, que lo profesores y los médicos estaban en
huelga, y ahora los profesores están en huelga. Soy positivo y creo que van a
ganar. Para mí, el pueblo no se equivoca.
“El problema es que la televisión hace una campaña
contra los maestros de que son malos porque bloquean lugares y no están dando
clases. Entrevistan a gente que llega tarde al trabajo para decir: ‘Miren lo
que causa esta gente’. ¿Por qué no entrevistan a un maestro para que les diga
que les quieren quitar sus derechos laborales?
“Tampoco
van a lograr la privatización del petróleo, creo que en la sociedad hay más conciencia
pese al manipuleo total. Yo soy lopezobradorista y creo que Andrés Manuel López
Obrador es un hombre razonable y habla con la verdad. No le han podido
encontrar nada porque es un hombre honesto; si no, ya lo hubieran pescado. Yo
acudiré este domingo 8 de septiembre en su marcha y mitin.”
A Luis Vekris se le cuestiona cuándo pasará Las
armas en Chihuahua y, desencajado, aclara que no cree que haya proyección allá:
“Lo que
pasa es que la película es una denuncia contra esa gente rica, porque este problema
sigue. Se quiso filmar ahí y no se pudo.”
En tanto, Unorca tratará de mostrarla en Durango
con dirigentes agrarios de todo el país, anunciando que acaban de publicar el
libro 50 años de lucha social. Monografía de Álvaro Ríos.
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