Revista Proceso 1923, a 7 de septiembre de 2013;
Algunos de los magnates más poderosos de México, incluido Carlos Slim, volaron a España en agosto pasado. Olegario Vázquez Raña fue el anfitrión de numerosas fortunas y al cardenal Norberto Rivera le tocó dar misa. El investigador Elio Masferrer señala que la difusión de ese encuentro del purpurado con tan connotados monaguillos es el desafío de un sector del clero, que tiene amistad y negocios con la élite empresarial, contra el mensaje evangélico del Papa Francisco. Pero advierte que también pudieron mezclar los negocios con sus benditos placeres.
MADRID.- Ataviado con suntuosa casulla verde y cruz pectoral, el cardenal Norberto Rivera Carrera celebraba misa en la iglesia del pueblo gallego de Avión. Era el domingo 4 de agosto. Lo escuchaban amigos multimillonarios con quienes viajó desde México.
El Misal Romano, que rige diariamente la liturgia católica, no pudo haberlo puesto en peores aprietos: le exigía para ese día leer la parábola del evangelio relativa al rico insensato que acumula riquezas y más riquezas mientras está a punto de morir.
El cardenal tuvo que ajustarse a la lectura y exclamar: “¡Cuídense de toda clase de avaricia! Porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que tenga”.
Incómodos, con tosecitas nerviosas, lo escuchaban sus amigos que lo habían puesto en el altar: el magnate Olegario Vázquez Raña, dueño del periódico Excélsior y de los hospitales Ángeles; el empresario Carlos Slim, con una fortuna de 73 mil millones de dólares y considerado por la revista Forbes como el segundo hombre más rico del mundo; Miguel Alemán Velasco, exgobernador de Veracruz y propietario de la aerolínea Interjet.
También estaban ahí el almirante Manuel Sáenz, secretario de Marina
durante el gobierno de Felipe Calderón; el capitán Alberto Abed, quien fuera propietario de la extinta aerolínea Taesa
y hoy dueño de la empresa de taxis aéreos FlyMex; el notario Daniel Goñi, expresidente de la Cruz
Roja Mexicana, y Miguel Rincón
Arredondo, presidente de Corporación Durango y uno de los principales
productores de papel en México con Bio-Pappel.
Todos ellos tuvieron que soportar el sermón
posterior a la lectura del evangelio de San Lucas. Rivera Carrera, arzobispo
primado de México, concelebraba con Serafín Suárez, el párroco de este poblado
de 3 mil 500 habitantes encaramado en la montaña de Ourense.
La misa dominical se realizó en plenos festejos a
San Roque, el santo patrono del pueblo, por cuyas calles se realizó ese mismo
día una nutrida romería que sacó a pasear a la figura barbuda del santo. Muy
solemnes y entre el repique de campanas, el cardenal Rivera y el padre Serafín
encabezaron la procesión, amenizada por una banda de música que no paró de
tocar.
Avión y Beariz son los dos municipios más
prósperos de Galicia gracias a sus emigrantes, que han amasado grandes fortunas
en México. Se les llama “indianos”, en añoranza por los españoles que durante
la Colonia iban a las “Indias” a probar suerte. En esta época estival los
“indianos” suelen vacacionar en el terruño y decorar sus chalets y mansiones
con ondeantes banderas mexicanas.
Hoy por hoy el más exitoso “indiano” de Avión es
Olegario Vázquez Raña. Él invitó al cardenal Rivera y a sus pudientes amigos
mexicanos a la festividad de San Roque, lo mismo a magnates españoles como
Amancio Ortega, dueño de las tiendas de ropa Zara, con una fortuna que Forbes
estima en 60 mil millones de dólares, que lo convierte en el hombre más rico de
España. Ortega se les unió durante esos festejos religiosos que coincidieron
con la celebración del cumpleaños de la esposa de Olegario, Ángeles Aldir,
Gela.
Como si fuera una importante cumbre de hombres de
negocios, los periódicos y las televisoras gallegas empezaron a cubrir el
encuentro de amigos días antes de celebrarse la misa del cardenal, ensalzado
por la prensa local como el purpurado mexicano “que iba para Papa” y uno de los
“invitados de lujo”.
Los influyentes visitantes fueron llegando en sus
jets privados al aeropuerto del Pescador, en Vigo, Galicia. El jueves 1 de
agosto llegó Carlos Slim a bordo de su jet Gulfstream G550 (XA ATL 5052). Ya lo
esperaba un reluciente automóvil Rolls Royce para trasladarlo a la mansión de
su anfitrión, Olegario Vázquez Raña.
Por esos días, éste llegó a tener en la mesa hasta
60 comensales. Los agasajaba con jamón de jabugo, fuet catalán, lechones y
otras exquisiteces culinarias, según las crónicas periodísticas.
Un
día antes de la misa, el sábado 3, Olegario llevó a sus invitados a tomarse
unas copas y jugar dominó y baraja en la cantina del pueblo, el bar Moncho.
“¡Pasen!
Vean cómo somos realmente en las distancias cortas. Que la gente lo sepa bien”,
les dijo Olegario a los periodistas apostados a la puerta, invitándolos a pasar
un rato.
Adentro –en torno a mesas con fichas de dominó–
jugaban alegremente el cardenal Rivera, Carlos Slim, Miguel Alemán y algunos
empresarios españoles. Los fotógrafos se daban vuelo tomando imágenes del
jolgorio.
“¡El
cardenal y yo acabamos a mano!”, se jactaba Olegario, refiriéndose a una
partida de dominó.
Y Carlos Slim sentenciaba sobre las desdeñables
riquezas materiales: “Formarse y ser rico de mente sí es importante, porque eso
nunca te lo van a poder quitar”.
Slim y Vázquez Raña aspiran a participar en la
licitación de las cadenas nacionales de televisión abierta que someterá a
concurso el gobierno mexicano. Slim realiza inversiones en Europa. Pero no
quisieron hablar sobre eso. “Venimos a desconectarnos de los negocios. En estos
días prevalece la amistad y el descanso”, comentaron.
Los reporteros inquirían a Moncho, el dueño del
bar, sobre los gustos etílicos de los comensales, si estaban cruzando apuestas
o algunos otros pormenores de la tertulia. Pero Moncho, hombre de confianza de
los Vázquez Raña, respondía con sonrisa picarona: “Yo valgo más por lo que
callo que por lo que cuento”.
El evangelio del oro
Algunos observadores no creen que los más ricos
empresarios mexicanos y españoles, junto con el principal cardenal de México,
se hayan reunido sólo para oír misa y descansar, congregando además a la
prensa. Consideran que más bien se trata de una airada respuesta del sector
empresarial y del clero hacia la prédica del Papa Francisco, quien intenta
alejar a la Iglesia de las componendas con los ricos para centrarse en la ayuda
a los pobres.
No es casual, señalan, que la reunión de Avión se
haya dado justo al concluir el viaje de Jorge Bergoglio a Brasil, donde
participó del 22 al 28 de julio en la Jornada Mundial de la Juventud y volvió a
recalcar su línea pastoral a favor de los más desprotegidos, visitando incluso
una favela en Río de Janeiro.
Elio Masferrer Kan, especialista en asuntos
eclesiásticos, interpreta: “El objetivo de la reunión fue mandarle un claro
mensaje al Papa, decirle: ‘Mira, la Iglesia también está con los empresarios y
con los poderosos, porque ellos igualmente son católicos y además tienen
recursos para crear empleos y sacar adelante a un país’. En la alta jerarquía
este tipo de mensajes no se envían a través de boletines de prensa, sino por
medios más sutiles, como esa reunión”.
–¿No
fue entonces un mero viaje de placer y de turismo religioso?
–No, nada de eso: fue un encuentro muy bien
calculado. Se realizó justo al concluir el viaje del Papa a Brasil y además se
abrió totalmente a los medios. No tuvo nada de privado. La intención era
exhibirse. Congregó a un cardenal con el hombre más rico de México y con el más
rico de España, entre otros empresarios de ligas mayores. Y eso de que picaban
jamón serrano y jugaban dominó fue puro show, detalles accesorios.
Masferrer indica que un sector importante del
episcopado mexicano no ve con buenos ojos la línea pastoral del nuevo
pontífice. Ejemplifica con un hecho revelador:
“Pese a
pregonar que México es el segundo país con mayor número de católicos a nivel
mundial, fue casi nula la participación
de los mexicanos en la reciente Jornada Mundial de la Juventud realizada en
Brasil: sólo asistieron 4 mil 500. Esto demuestra el desinterés de las
diócesis y de las escuelas religiosas del país por enviar a sus jóvenes a
escuchar el mensaje del nuevo Papa.
“El
episcopado mexicano acordó manejar un perfil bajo en la Jornada Mundial de la
Juventud. Intenta ocultar lo más posible el mensaje papal, simplemente porque
no le gusta y no conviene a sus intereses. Los jerarcas mexicanos quieren seguir
siendo los capellanes de la clase alta.
Los casos más ilustrativos son los del obispo Onésimo Cepeda y Norberto Rivera,
quien por cierto no fue a Brasil a reunirse con el Papa, pero sí a Galicia para
darles misa a sus amigos ricachones.”
–¿Iría a Galicia como mero capellán?
–Sí, pero no sólo se limita a ser capellán de los
ricos. Tengo la sospecha de que Rivera Carrera además está representando a un
grupo de inversionistas católicos, o incluso maneja fondos de la propia Iglesia
que se está jineteando. Y dada su estrecha relación con los Legionarios de
Cristo, cuyo capital está valuado en 40 mil millones de euros, no descartaría
que pudiera estar representándolos.
En México son muy conocidos los vínculos del
cardenal con Carlos Slim y Olegario Vázquez Raña. Conviven en eventos públicos
y actos privados, se apoyan con favores mutuos y se les ve a menudo en las
páginas de sociales. Incluso algunos ya han denunciado los negocios entre el
arzobispo de México y Carlos Slim.
Por ejemplo, Francisco Rivas, abogado de la
Agrupación de Comerciantes Emiliano Zapata –que aglutina a 250 comerciantes de
La Villa– ha denunciado el redituable negocio que Carlos Slim y el cardenal Rivera
realizan con el culto guadalupano, principalmente a través del mall
religioso-comercial denominado Plaza Mariana, levantado en pleno atrio de la
Basílica de Guadalupe por el Grupo Carso, la constructora de Slim. Sus
ganancias provienen de alrededor de 20 millones de visitantes y peregrinos,
consumidores cautivos que anualmente visitan ese importante santuario (Proceso
1749, 1769, 1783 y 1794).
Habilidoso empresario, Rivera Carrera ha sabido
sacarle jugo al culto guadalupano. Creó, por ejemplo, la lotería Guadalupana,
un juego de azar que puso en marcha gracias a un permiso que le dio la
Secretaría de Gobernación. Y en marzo de 2002 vendió en más de 12 millones de
dólares el copyright de la imagen guadalupana a la empresa trasnacional
estadunidense Viotran, para que ésta la explotara comercialmente en exclusiva
(Proceso 1371).
Respecto a su relación con Vázquez Raña, el
cardenal Rivera se ha encargado de bendecirle al magnate cada uno de los
hospitales del Grupo Empresarial Ángeles conforme los inaugura en diversas
ciudades del país.
En junio de 2006, durante la ceremonia en que
Olegario Vázquez le entregó la presidencia de la Cruz Roja Mexicana a su
sucesor, Daniel Goñi, entre los invitados especiales se encontraba Rivera
Carrera y Raúl Salinas de Gortari, el “hermano incómodo” del expresidente
Carlos Salinas.
El cardenal también acompañó a su amigo Olegario
cuando éste recibió un homenaje y el doctorado honoris causa –debido a su
“calidad humana y profesional”– por parte de la Universidad La Salle en
noviembre de 1999.
Ahí también estuvieron el arzobispo de Yucatán,
Emilio Berlié Belaunzarán, y el entonces obispo de Ecatepec Onésimo Cepeda, dos
personajes igualmente ligados a la clase empresarial mexicana y quienes, junto
con Rivera Carrera conformaban el
llamado Club de Roma, el selecto grupo de obispos que entonces servían de
enlace entre el Vaticano y el gobierno mexicano.
Y el dueño de Excélsior, por su parte, no podía
faltar cuando el cardenal festejó rumbosamente –con mariachis y marimbas– sus 25
años de ordenación episcopal en diciembre de 2010. Entre los invitados VIP
figuraban nuevamente Berlié y Onésimo Cepeda.
Ese mismo año, por cierto, a la antropóloga
Victoria Schussheim, quien semanalmente publicaba en Excélsior la columna El
hilo negro, el diario no le quiso publicar una de sus columnas porque en ella
criticaba la postura del cardenal ante los matrimonios del mismo sexo.
Schussheim no toleró la censura y abandonó las páginas del periódico (Proceso
1764).
Este sector del clero y del empresariado mexicano
tiene fuertes vínculos con sus homólogos de España. Un caso ilustrativo: el 9
de junio de 2012 Onésimo Cepeda estuvo en España oficiando una misa en el
castillo de Castilnovo, una imponente fortaleza estilo mudéjar enclavada en la
provincia de Segovia.
La
invitación a Cepeda se la hizo su amigo José Gárate Murillo, el poderoso
empresario español que preside la Fundación José Antonio Primo de Rivera,
llamada así en honor al fundador de la Falange Española, partido de ideología
fascista.
En el lujoso castillo se celebraba una fiesta
hispano-mexicana. Y Cepeda no sólo ofició la misa; también participó en la
presentación de un libro sobre el torero Silverio Pérez relatando anécdotas del
afamado diestro texcocano.
Elio Masferrer refiere que son “muy intrincadas”
las redes de relaciones tejidas entre la jerarquía católica y los empresarios,
a las que el Papa Francisco considera alejadas del evangelio porque desvirtúan
su mensaje. Dice el investigador:
“Para
corregir estas desviaciones, Bergoglio les pide a sus obispos salir a las zonas
marginadas y empaparse del sufrimiento de la gente, recordándoles que el pastor
debe tener el olor de sus ovejas. Hace poco, a sus nuncios apostólicos les
pidió el perfil de los prospectos a obispos, para saber quiénes hacen trabajo
de base y quiénes se dedican a cortejar a los poderosos dentro de esta opción
preferencial por los ricos, a la que pertenece Norberto.”
–El
cardenal Rivera queda entonces en franco desacato.
–Sí, sí, pero no creo que le importe mucho, pues
casi alcanza la edad de 75 años, en la que debe renunciar. Sabe bien que ya no puede aspirar a un dicasterio en Roma. Ni siquiera
le importa su arquidiócesis de la Ciudad de México, la capital del país,
sumida actualmente en el caos por la protesta magisterial. Los problemas de los
capitalinos le valen gorro. A Norberto sólo le interesan las fiestas con sus
cuates, como la de Galicia.
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