Voracidad mortal/AURELIO
PELÁEZ
Revista Proceso
No 1925, 21 de septiembre de 2013
Como
gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre Rivero ha enfrentado las acometidas
de dos ciclones sobre el puerto de Acapulco: el primero en 1997, cuando Paulina
arrasó la ciudad y provocó 400 muertes; el segundo fue Manuel, que dejó en el
pasmo al mandatario llegado al poder en 2011 abanderado por el PRD. Y mientras
el gobierno federal se afana por superar el problema, el mandatario guerrerense
está más preocupado por cuidar sus negocios, como el del futuro maxitúnel, en
el cual participan empresas del magnate Carlos Slim.
ACAPULCO,
GRO.- Al igual que en octubre de 1997, cuando el huracán Paulina azotó este
puerto y dejó un saldo de unos 400 muertos, la tormenta tropical Manuel tomó
desprevenido al gobierno de Ángel Heladio Aguirre Rivero.
El sábado
14 y el domingo 15, cuando caían los aguaceros más intensos sobre la ciudad y
miles de personas buscaban refugio, incluidos los 40 mil turistas que
aprovecharon el puente para vacacionar, las autoridades se afanaban en preparar
las Fiestas Patrias.
Hasta el
viernes 20 se contabilizaban 18 muertes en este destino turístico, aislado de
la Ciudad de México por deslaves en la Autopista del Sol que dejaron varadas a
decenas de miles de turistas.
Hace 16
años Aguirre Rivero era gobernador interino. Había llegado al cargo luego de
que el presidente Ernesto Zedillo forzara la renuncia de Rubén Figueroa Alcocer
tras la matanza de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas en junio de 1995.
Los ejecutores fueron policías estatales quienes intentaron frenar una protesta
de militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur.
Zedillo
asumió incluso la reconstrucción del puerto –como pretende hacer ahora Enrique
Peña Nieto– y pidió a Aguirre la renuncia del alcalde Juan Salgado Tenorio, su
compadre, a quien acusó de omisión y negligencia en la prevención y atención a
los damnificados por Paulina.
Zedillo
estaba molesto con Salgado Tenorio pues semanas antes éste presuntamente reveló
al panista Diego Fernández de Cevallos que uno de los deudores morosos en el
pago al impuesto predial en el puerto era el mismo presidente de la República,
quien tenía una residencia en Punta Diamante. El excandidato presidencial
panista reveló por esas fechas la infidencia de Salgado a El Noticiero de
Televisa.
En 1997,
cuando la tormenta se abatía sobre este puerto, Salgado Tenorio había salido
del país; unos decían que el 9 de octubre viajó a Disneylandia o a Las Vegas. Y
aunque sus colaboradores trataron de encubrirlo, lo cierto es que el alcalde no
apareció esos días.
En
aquella ocasión, cuando el aguacero caía en todo el estado, Aguirre Rivero
departía, entre otros, con Figueroa Alcocer y Manuel Añorve, mano derecha del
actual diputado priista Manlio Fabio Beltrones Rivera y con el entonces senador
René Juárez. En ese convivio también participó el entonces diputado local
Héctor Astudillo.
En enero
de 1998 Añorve sustituyó en la alcaldía a Salgado Tenorio y al año siguiente
perdió la contienda interna por la gubernatura precisamente ante Juárez.
Astudillo, a su vez, perdió las elecciones por la gubernatura ante el candidato
perredista Zeferino Torreblanca en 2005.
Y
mientras la clase política del PRI en pleno se regodeaba, el estado, en
particular el puerto, sufría los embates de Paulina. Nadie se preocupó por
aplicar medidas de emergencia.
Voracidad
solapada
El
diputado local del Partido Verde Ecologista de México, Alejandro Carabias,
quien fue regidor en el ayuntamiento en el trienio 1999-2002 y diputado federal
de 2009 a 2012, sostiene que en Acapulco las tragedias se deben a la corrupción
y la ilegalidad, sobre todo porque las autoridades no se ciñen al Plan de
Desarrollo Urbano (PDU).
Según él,
las autoridades tampoco han actualizado la reglamentación de Protección Civil
ni tienen mapas de riesgo.
Después
de Paulina, en 2000, en la gestión presidencial de Vicente Fox, el gobierno
federal destinó 600 millones a reordenar la zona del anfiteatro, en la parte
alta del puerto, para impedir la proliferación de construcciones; también se
creó una infraestructura hidráulica, pero no dio continuidad a los planes de
prevención de desastres naturales en la zona, como el de Llano Largo.
Hubo un
boom de desarrollos inmobiliarios en Acapulco, sobre todo en la zona exclusiva
denominada Punta Diamante, que va del ejido Llano Largo a la colonia Alfredo V.
Bonfil, por los rumbos del aeropuerto internacional.
Ahí viven
los nuevos ricos de Acapulco, como el panista Diego Fernández de Cevallos, el
cantante Luis Miguel y Ernesto Zedillo. Por esas fechas se inició la expansión
de Acapulco hacia la zona de humedales, comenta el legislador Alejandro
Carabias, sobrino de Julia Carabias Lillo, titular de la Secretaría de Recursos
Naturales y Pesca en el sexenio de Zedillo.
Y aun
cuando el PDU no permite ahí la construcción de obras de alta densidad, por las
características del terreno compuesto por canales meándricos, los gobiernos
locales del PRD, en particular el de Torreblanca Galindo (1999-2002)
autorizaron cambios de uso de suelo para permitir la construcción de cientos de
casas de interés social.
En 2001,
por ejemplo, el alcalde Torreblanca modificó el PDU de 1998 que regía el uso de
suelo de la zona ahora afectada. A su vocación agrícola y comercial se agregó
el uso habitacional.
Empresas
como GEO, Homex y ARA se dieron vuelo promoviendo en el país programas como “Tu
casa en Acapulco” o “Tu casa al pie de la laguna”. Tomando como referencia las
cotizaciones del Infonavit engancharon a miles de personas ávidas por tener su
casa en esa zona pantanosa donde las inundaciones son recurrentes.
Los
desarrollos urbanos –o “segunda casa”, como también se les llama– pusieron en
crisis a los hoteles de Acapulco, sostienen Carabias y Domitilo Soto González,
fundador del Colegio de Arquitectos Urbanistas de Guerrero y exdirector de
Desarrollo Urbano en el gobierno municipal perredista que presidió Alberto
López Rosas (2002-2005).
Los
turistas, dicen, dejaron de ir a los hoteles a hacer sus reservaciones, iban
directamente a su casa de Acapulco.
Tan
próspero resultó el negocio –se construyeron alrededor de 10 mil viviendas– que
en esa zona se instalaron años después cinco cadenas de supermercados: Walmart,
Soriana, Plaza Sendero, Mega Comercial Mexicana y Costco.
Ahora
esta última se inundó a causa de las lluvias provocadas por la tormenta
tropical Manuel y los habitantes de Puerto Marqués y las colonias aledañas
saquearon sus instalaciones. Las mercancías hurtadas se cuantificaron en 80
millones de pesos.
Carabias
advierte que los efectos del cambio climático y las violaciones al PDU hacen
que las catástrofes sean recurrentes en el puerto. Para aminorarlas, dice, lo
deseable es penalizar las ilegalidades y reglamentar los futuros desarrollos
habitacionales en la región.
El nuevo
proyecto del gobernador
Considerado
uno de lugares más violentos del país, Acapulco sufre también por el
abastecimiento de agua potable. La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado
está en quiebra con una deuda de 150 millones de pesos y el servicio de limpia
es deficiente.
Aun así,
este destino turístico sigue siendo atractivo para los negocios, por lo menos
en los que parece tener intereses el gobernador Aguirre Rivero.
En abril
de 2011, al asumir la gubernatura, nombró asesor a su hermano, Mateo Aguirre,
quien metió en la nómina estatal a medio centenar de parientes. Ante los
trascendidos de que Mateo era el nuevo comisionista estatal, el gobernador lo
retiró, pero mantuvo la apuesta por las grandes obras públicas.
Para
marzo de 2012 Aguirre Rivero inició la construcción del Acabús –similar al
Metrobús de la Ciudad de México– a la cual destinó mil 800 millones de pesos.
La obra debió entregarse en marzo pasado pero los trabajos aun no concluyen y
diversas asociaciones prevén que el proyecto demore todo el año.
El
proyecto, en el que tienen interés el empresario Carlos Slim y la empresa
Ingenieros Civiles Asociados, llevó a la quiebra a centenares de comerciantes
en la costera Miguel Alemán, donde las lluvias provocadas por Manuel inundaron
tramos de esa vialidad.
Según
Arturo Flores Mercado, dirigente de la Coalición de Asociaciones, Comerciantes
Establecidos y Prestadores de Servicios Turísticos, la obra ha provocado el
cierre de 40% de sus mil 600 afiliados; ello, dice, sin contar los que han
bajado las cortinas a causa de la violencia y el crimen organizado, cuyos
pistoleros les exigen el pago de “derecho de piso”.
Pese a
que la ciudad es proclive a protestas como las de los maestros, taxistas y
vecinos, Flores Mercado es el único dirigente que ha ido a la cárcel en los
últimos meses por encabezar una manifestación en la costera.
Y aunque
sólo estuvo dos días en el penal local de Las Cruces, su caso revela las
prioridades de Aguirre Rivero: tolera los bloqueos de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación a la Autopista del Sol, la toma de edificios
públicos y carreteras por la Policía Comunitaria, pero se lanza contra quienes
afectan sus negocios.
Aún no
termina el proyecto del Acabús, pero Aguirre Rivero ya tiene la mira en otra
obra millonaria: la Escénica Alterna, en la cual participan empresas de Slim.
El plan es invertir 3 mil 500 millones de pesos en la construcción de un
maxitúnel para comunicar en cinco minutos a la ciudad con la parte suburbana de
Llano Largo.
Una vía
más corta para llegar a la zona de las inundaciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario