“Lloro” a mi hijo, decía “El Mayo”/Julio Scherer García
Revista
Proceso
# 1934, 23 de noviembre de 2013;
En
su encuentro con Julio Scherer García, el capo del Cártel de Sinaloa Ismael
Zambada García, El Mayo, apenas mencionó a sus hijos. Ante la insistencia del
periodista para que hablara de su hijo mayor, Vicente Zambada Niebla, El
Vicentillo, detenido en marzo de 2009 y extraditado a Estados Unidos en febrero
de 2010, El Mayo dejó el tema para otra ocasión. A continuación reproducimos el
diálogo sostenido entonces y publicado en la edición 1744 de Proceso:
Le
pregunté al capo por Vicente, Vicentillo.
–Es
mi primogénito, el primero de cinco. Le digo “Mijo”. También es mi compadre.
Zambada
siguió en la reseña personal:
–Tengo a mi esposa,
cinco mujeres, quince nietos y un bisnieto. Ellas, las seis, están aquí, en los
ranchos, hijas del monte, como yo. El monte es mi casa, mi familia, mi
protección, mi tierra, el agua que bebo. La tierra siempre es buena, el cielo
no.
–No
le entiendo.
–A
veces el cielo niega la lluvia.
Hubo
un silencio que aproveché de la única manera que me fue posible:
–¿Y
Vicente?
–Por
ahora no quiero hablar de él. No sé si está en Chicago o Nueva York. Sé que
estuvo en Matamoros.
–He de preguntarle, soy
lo que soy. A propósito de su hijo, ¿vive usted su extradición con
remordimientos que lo destrocen en su amor de padre?
–Hoy
no voy a hablar de “Mijo”. Lo lloro.
–¿Grabamos?
Silencio.
–Tengo muchas preguntas–,
insistí ya debilitado.
–Otro
día. Tiene mi palabra.
Lo
observaba. Sobrepasa el 1.80 de estatura y posee un cuerpo como una fortaleza,
más allá de una barriga apenas pronunciada. Viste una playera y sus pantalones
de mezclilla azul mantienen la línea recta de la ropa bien planchada. Se cubre
con una gorra y el bigote recortado es de los que sugieren una sutil y
permanente ironía.
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