Sólo
el pueblo puede defender al pueblo”/José Gil Olmos
Revista
Proceso
# 1934, 23 de noviembre de 2013;
Lo
han acusado de actuar en la ilegalidad, de violentar el estado de derecho, de
ser un exconvicto. Pero José Manuel Mireles, uno de los líderes referentes de
los grupos de autodefensa de Michoacán, rechaza las imputaciones y dice a
Proceso que el movimiento de resistencia surgió por el hartazgo de ser víctimas
eternas del crimen organizado ante la inacción o complicidad de las
autoridades. A quien llaman “el doctor de la mirada fría” invita a los
habitantes de todos los municipios de ese estado a seguir su ejemplo, a
“quitarse el miedo”. “No queremos a los criminales, ni siquiera a los que
tienen charola, curul, poder gubernamental”, sentencia.
TEPALCATEPEC,
MICH.- José Manuel Mireles Valverde, dirigente del grupo local de autodefensa
ciudadana, interrumpe momentáneamente la entrevista con este semanario cuando
le informan por radio que los Caballeros Templarios están atacando a sus
compañeros en un paraje del municipio de Aguililla. Pide una ambulancia para
recoger a los heridos, pero el vehículo está descompuesto.
Miembros
de la autodefensa llegan a las instalaciones de la empresa ganadera a la
entrada de esta población, su centro de operaciones. Al mismo tiempo pasan por
ahí dos vehículos con soldados. No se detienen. Las autodefensas suben a sus
camionetas y salen a toda velocidad para apoyar a sus compañeros. En el
radiorreceptor se escuchan voces desesperadas de auxilio.
Es
la noche del miércoles 20 –conmemoración de la Revolución Mexicana– y los
integrantes del grupo de autodefensa ciudadana de Tepalcatepec celebran más
bien la ayuda que desde cuatro días antes empezaron a dar a los habitantes de
Tancítaro, quienes decidieron armarse y hacer frente al crimen organizado.
“El
pueblo manda. Sólo el pueblo puede defender al pueblo”, sentencia Mireles y
agrega que todos están dispuestos a morir para defender a su familia, sus
propiedades y trabajos y liberarse de 12 años de estar bajo el yugo del crimen organizado.
Mireles
es uno de los coordinadores del Consejo Ciudadano de Autodefensas y
Comunitarios de Michoacán y se ha convertido en el personaje de referencia
dentro del surgimiento de esos grupos en Tierra Caliente, la Meseta Purépecha y
la Costa desde el pasado 24 de febrero. Viaja en una camioneta negra cargada de
medicamentos y su clave radial es “Cruz Roja”.
Cirujano
egresado de la Universidad Michoacana, según publicaciones locales de 1984 a
1986 ocupó algunos cargos en el PRI local. El vocero del gobierno michoacano,
Julio Hernández, lo acusó, sin presentar pruebas, de haber estado en la cárcel
de 1988 a 1992 por cargos de siembra y cosecha de mariguana, acusaciones que el
médico rechaza tajante.
En
esos años vivía en Sacramento, donde era presidente de la Confederación de
Michoacanos en California. Desde allá busco ser candidato a “diputado migrante”
por el PRD. En 2007 el Partido Alternativa Socialdemócrata lo registró como
candidato a diputado. En el gobierno de Leonel Godoy (2008-2012) fue asesor de
asuntos internacionales de la Secretaría de Salud de Michoacán.
Con
más de 50 años y 1.90 de estatura Mireles es conocido por los militares como
“el doctor de mirada fría”. Fuerte, con bigote tupido y pelo cano algo crecido,
no esconde su rencor contra el crimen organizado porque, dice, fue secuestrado,
a su padre le quitaron propiedades y a varios de sus familiares los han
asesinado.
“He
llegado a pensar que cuando se me quite el coraje ese día se me quita el valor.
Fueron más de 12 años de sufrir en carne propia los secuestros, las ejecuciones
y descuartizamientos en la familia de mi esposa; todo eso afecta hasta que
llega un momento en que dices ‘¡ya no!’”, asegura el cirujano, a quien todos
saludan con respeto y admiración.
Va
desarmado. Sólo lleva un radio de comunicación y un celular que no deja
de
sonar con llamadas familiares o de urgencia o solicitudes de entrevista. Cuando
se le pregunta si tiene miedo ríe y contesta acariciándose el tupido bigote:
“No se me ha quitado el miedo, pero teníamos dos años tratando de organizarnos;
no teníamos valor, no nos atrevíamos, hasta que ya no aguantamos. Como decimos
nosotros, ya nos cansamos de enterrar a nuestros familiares ejecutados o
descuartizados, amarrados de pies y manos.
“Lo
que hicimos fue ponernos de acuerdo y elegir la forma en que queremos morir.
Todos coincidimos en una sola: morir luchando, no como animalitos en un rastro,
no como borregos atados de pies y manos. Hay familias enteras que no merecían
lo que estos desgraciados hicieron.”
Apoyo
a Tancítaro
Este
reportero y un enviado del Wall Street Journal lo acompañamos en un recorrido
por la Meseta Purépecha, donde lo reciben como líder. En la plaza principal de
Tancítaro –municipio tomado por un nuevo grupo de autodefensa– encabeza una
asamblea. Invita al presidente municipal, Salvador Torres, a participar, pero a
él es a quien quieren escuchar y le ofrecen el micrófono. Lo rechaza.
“No
necesito micrófono. Mi voz se oye lejos, en Estados Unidos, la ONU, Europa…
hasta en la Presidencia de la República. Ya no podemos dar marcha atrás, vamos
a defendernos aunque sea con garrotes. Hay que acabar con esos perros”, dice
alzando la voz en medio de aplausos y vivas de los habitantes de Tancítaro
armados con palos, pistolas, rifles de asalto y de cacería.
Mireles
les habla con sus propias palabras, las que quieren escuchar y los alienta a
que se defiendan, se protejan y organicen. “Necesitamos su ayuda, nos han
matado y desaparecido como a 40 en estos tres años, ya no aguantamos”, exclama
un habitante de este municipio.
En
respuesta Mireles les dice en la plaza: “Es importante la participación de
todos. Nosotros no invitamos a la violencia, pero no es justo que sigan matando
a la gente. Nosotros venimos a apoyarlos, a estar con ustedes hasta que puedan
solos. Vamos a seguir avanzando a pesar de que el gobernador Fausto Vallejo
diga que nos detendrá. Echaremos a todo criminal, sea quien sea, tengan charola
de diputado, senador, presidente municipal o secretario de Gobierno. ¡Échenle
ganas!”, suelta entre nuevos aplausos.
Reconoce
que los grupos de autodefensa ciudadana de Tierra Caliente decidieron seguir el
ejemplo de Cherán, que desde 2011 tiene una policía comunitaria independiente
de la municipal y se gobierna con un concejo, sin alcalde ni cabildo. De hecho,
antes de aparecer el 24 de febrero como grupos de autodefensa ciudadana en
Tierra Caliente, los de Tepalcatepec y Buenavista tuvieron pláticas con la
gente de Cherán para conocer su experiencia de autodefensa y protección.
“Este
movimiento tiene que crecer, pero sólo unidos podemos hacerlo, sin que
intervengan partidos políticos; sólo el pueblo se puede defender porque se
trata de la vida. Nosotros los podemos apoyar, les podemos dar todo, pero deben
sacar la casta y esa la tienen grande, no la escondan”, dice animando a la
gente.
Al
abandonar el lugar, el doctor Mireles –como ya todos le dicen– recibe aplausos,
saludos, palmadas y hasta bendiciones. “Hombres como usted necesitamos”, le
dicen. Él responde: “Usted también puede hacer lo mismo, hay que vencer el
miedo, nosotros ya decidimos la forma en que queremos morir… luchando”.
Movimiento
social de liberación
En
Tancítaro la gente decidió levantarse en armas, tomar el palacio municipal y
formar su grupo de autodefensa ciudadana tras enterrar a 40 muertos desde 2010
y luego del asesinato el sábado 16 de la joven María Irene Villanueva,
ejecutada de cinco balazos luego de que su familia no pudo pagar los 8 millones
que exigían los Caballeros Templarios.
Con
éste son ya 19 los municipios michoacanos que han decidido rebelarse en los
últimos dos años formando sus propios grupos de autodefensa o policías
comunitarias.
Antes
de llegar a la cabecera municipal de Tancítaro hay que pasar dos retenes de las
autodefensas en la carretera, en unos vados rodeados de pinos y aguacates.
También hay que pasar otros dos puntos de revisión, pero ahora del Ejército.
Quieren ver si en los autos hay armas.
En
la entrevista Mireles aclara que los grupos de autodefensa ciudadana ya son
parte de un movimiento social de liberación apoyado por la gente y apertrechado
con las armas recogidas a los criminales que huyen tras cada enfrentamiento.
“Es
un movimiento social, no una guerra contra el gobierno o el Ejército, mucho
menos contra el estado de Michoacán, pese a su pasividad y negativa a
aceptarnos. Es única y exclusivamente contra el crimen organizado, contra la
delincuencia en cualquiera de sus niveles: municipal, estatal y federal. Es un
movimiento contra la delincuencia en cualquiera de sus modalidades, desde el
robo de un alfiler hasta el secuestro y ejecución. Todo tipo de crimen lo
estamos eliminando y expulsando de nuestra región.
“No
somos jueces, simplemente queremos que se vayan y los que se quieran quedar
necesitan hacer cambio de su forma de vivir, porque no vamos a permitir la
presencia de ninguna clase de criminales, mucho menos de parásitos sociales que
abundan en todos lados”, explica.
Precisa
que los principios de este movimiento son morales y el objetivo es tratar de
restablecer el estado de derecho en Michoacán.
“Andamos
haciendo el trabajo que el gobierno del estado no ha querido hacer o que no ha
podido, por estar involucrado con el crimen organizado. Desde la Presidencia
Municipal hasta el gabinete del gobierno del estado, incluyendo al Congreso,
todos están involucrados. Todo el sector de gobierno está contaminado por el
crimen organizado”, acusa.
Mientras
tiene lugar la conversación en Tepalcatepec el radio del doctor suena sin
parar. Se escuchan las llamadas de auxilio de los de Aguililla. “Ya nos están
pegando”, suelta Mireles y les pide aguantar porque ya van en camino los
refuerzos.
“Nada
más pretendíamos defender nuestras vidas y las de nuestras familias, obviamente
proteger nuestros intereses y nuestra productividad al 100%. Pero ya levantados
en armas pues de una vez queremos eliminar al crimen organizado en Michoacán.
No estoy hablando de un cártel, nuestro enemigo es todo crimen, toda
delincuencia en nuestra región”, advierte.
Ahora
suena el celular y atiende la llamada. Le piden atención médica para varios
heridos. “¡Cruz Blanca, Cruz Blanca, ve para allá!”, conmina a otro médico.
“Hay
mucha gente que dice que estamos en la ilegalidad. Pues sí, desgraciadamente
cuando el pueblo se quiere defender todo es ilegal. Pero durante más de 12 años
fuimos atacados por criminales con armas de alto calibre que nunca en mi vida
había visto, encapuchados, y a la luz del día pasaban cerca de los militares,
federales, ministeriales y de los policías municipales que no los querían ver.
“Ahora
que levantamos la voz y alzamos la mano, que hemos decidido cómo queremos
morir, entonces nos ven y nos tachan de muchas cosas, nos quieren desearmar.
Pero nunca hemos visto a ninguna autoridad ir a buscar a los que secuestraron,
mataron, ejecutaron”, sostiene.
–¿En
qué se ha convertido Tepalcatepec?
–En
un símbolo de liberación para muchos pueblos que todavía están bajo el yugo del
crimen organizado y con la ausencia total de leyes y de justicia. Nosotros para
muchos pueblos somos la justicia, no la ley, porque no pretendemos ser la ley.
Según
Mireles este movimiento de grupos de autodefensa ciudadana se puede extender a
otros municipios de Michoacán donde se vive una situación similar. Sólo les
falta dar el paso y armarse de valor.
“Hay
muchos lugares donde están peor que nosotros pero no se deciden a hacer nada.
Nosotros les decimos que lo hagan, no les va a pasar nada. Antes del 24 de
febrero había siete u ocho personas ejecutadas por semana en Tepalcatepec, eso
durante 12 años seguidos. Pero ahora sólo hemos tenido seis muertos en combate
en nueve meses, pero defendiendo su vida y la de los suyos.
“Esa
es la gran diferencia. El pueblo que quiera despertar y levantarse está en todo
su derecho. La misma Constitución en su artículo 10 lo dice bien claro:
cualquier pueblo que no tenga la seguridad y la protección de las instituciones
que para ello fueron hechas puede armarse en legítima defensa de sus derechos,
de su propiedad, de su vida.”
Rechaza
que se trate de un movimiento social armado. Se trata más bien de una expresión
de defensa soberana y popular, precisa.
“Ninguno
de los que están en las trincheras trae un arma porque aquí ya estamos en santa
paz, ya los corrimos a todos. Las trincheras ya las recorrimos
a
otros municipios. Yo no uso armas, mi escolta trae un rifle 22 para protegerme,
todos aquí sabemos usar armas deportivas. Lo que no teníamos era el valor, eso
nos hacía falta y ahora lo tenemos, pero en otros lugares sigue faltando
valor.”
La
plática se suspende abruptamente. Por el radio se escuchan las voces más
agitadas. A la entrada del pueblo ya se juntaron más hombres armados del grupo
de autodefensa. Varias camionetas han salido en auxilio de la población de
Aguililla. El reporte no es halagüeño: dos muertos y ocho heridos.
“Queremos
exterminar al crimen organizado de nuestro estado, llámese como se llame, esté
en el nivel en el que se encuentre. No queremos criminales con charola, con una
curul, con un poder gubernamental en el estado. Por culpa de ellos todo
Michoacán está desgraciado. Los únicos que se benefician son ellos, el pueblo
sigue jodido”, dice al encaminarse hacia su camioneta. Va rumbo al lugar del
enfrentamiento y se pierde en la noche.
1 comentario:
que se puede esperar de un pueblo que a sufrido la injusticia por 10 largos años??para ellos ya no existe la justicia, TODAS las autoridades les han dado la espalda, el miedo que sentían se terminó, lo cambiaron por su valor y con ello el reconocimiento del mundo y mas que nada su satisfacción de servir a sus familias, a su pueblo y a mexico LIBRE.
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