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voces/NIZA RIVERA Y JUDITH AMADOR TELLO
Revista
Proceso
# 1944, 1 de febrero de 2014.
El
Aula Mayor de El Colegio Nacional, donde José Emilio Pacheco leyó el 10 de
julio de 1986 su discurso de ingreso “A 150 años de la Academia de Letrán”, fue
desde entonces su más querido salón de clases. Ahí, el 27 de enero, con puertas
abiertas, como estipula la institución, la comunidad cultural, estudiantes y
público en general lo despidieron como a ningún otro escritor mexicano. Y ahí
se recogieron testimonios sobre la lectura de “Inventario”.
José
Emilio Pacheco es un hombre de una convergencia privilegiada entre literatura e
historia… Muchos de sus “Inventarios” son de historia. Su erudición era
apabullante sabía absolutamente de todo. Una vez en una comida le pregunté:
“José Emilio, qué es lo que no sabes”. Era más fácil así porque sabía un poco
de todo, ¡mucho de todo! Siempre estaba en él la enorme tentación por dejar
claro que la sabiduría nunca está completa, que siempre hay un fragmento que
queda asociado a la realidad que no es totalmente rescatable, por eso estos
constantes descubrimientos en términos literarios y redescubrimientos de la
historia.
Homero
Aridjis (poeta y novelista):
José
Emilio fue ampliamente conocido por sus columnas “Inventario”, que forman parte
de su obra de cronista y de intelectual. Es un registro de la vida política,
cultural e internacional de México, siempre muy respetable y muy leída. Yo lo
leí mucho y siempre nos daba sorpresas, porque no sólo trataba cosas de la vida
o política mexicana, sino también de la muerte de periodistas, traducciones de
poesía griega, T. S. Eliot, de todos ellos…
Cristina
Barros (investigadora y periodista):
El
“Inventario” tenía una gran agudeza para ir dándonos la pauta de cómo iba la
cultura en México con sus reflexiones siempre críticas. Cuando se presentó la
colección Letras Mexicanas (Fondo de Cultura Económica), se preguntaba José
Emilio Pacheco, en El Generalito en San Ildefonso, si nos atreveríamos a ver a
los ojos a estos hombres y mujeres del siglo XIX con este deterioro moral en el
cual estamos. Es una pregunta que me quedó: ¿Podríamos darles buenas cuentas a
los hombres y mujeres que formaron el Estado mexicano, que fortalecieron sus
instituciones, que dieron su vida para formar una patria y que además
estuvieron igual manejando la pluma que la espada para defender a México? Qué
tristeza que se pierdan voces como las de José Emilio que nos hacen tanta falta
para enfrentar tiempos difíciles en los que la visión de país se ha perdido, ya
no hay un nacionalismo, el país se entiende ahora como un botín para unos
cuantos, a él le dolía mucho esa situación.
Marco
Antonio Campos (narrador, poeta y traductor):
“Inventario”
representa el gran fresco de la
literatura que se hizo en México en varias décadas. A mí ante todo me
enseñó que se podía hacer un artículo o ensayo o crónica, literario o
histórico, impecablemente escritos y sin repetirse nunca. Cuando abría Proceso
lo primero que buscaba era la columna de José Emilio. No ha habido y tardará
mucho para que surja alguien que escriba una columna semanal así tan amena, tan
informada, tan lúcida. La literatura mexicana, mejor dicho la literatura, tiene
un hueco enorme al no haberse recopilado esos cientos o quizá miles de textos
en libros. Nada me ha sido más útil en el periodismo literario que esta
columna.
Bolfy
Cottom (investigador de la Dirección de Estudios Históricos, DEH, Instituto
Nacional de Antropología e Historia):
Tuve
el privilegio de ser compañero de trabajo de José Emilio Pacheco como académico
de la Dirección de Estudios Históricos, aun sabiendo yo de él desde mi época de
estudiante fue para mí un maestro e ícono del pensamiento contemporáneo. En ese
sentido el “Inventario”, no fue más que confirmar aquello que se decía de José
Emilio Pacheco: “Hacía crítica del mundo contemporáneo y desmenuzaba temas del
mundo clásico”. Si eso lo expresara en términos de maestro del periodismo
cultural, diría que él encarnaba lo que era la promoción y difusión cultural,
lo cual a su vez era la función pedagógica del sabio poeta. Muchos temas que
uno ignoraba los encontraba justamente en ese “Inventario”, autores, obras,
temáticas y estilo literarios sobre todo, y esa labor siempre estuvo acompañada
del compromiso político y social de JEP. Realmente es una pérdida, pues en
muchos sentidos era una conciencia ética de nuestro mundo contemporáneo, de lo
cual estamos tan escasos.
José
Manuel Del Val (etnólogo y coordinador del Programa Universitario México,
Nación Multicultural de la UNAM):
Por
supuesto que seguía el “Inventario”. Seguía con gusto, siempre renovado, ese
río pausado y constante de información, de sabiduría y de buen escribir, de
arte, con que nos educó, cultivó y moralizó y nos divirtió en el mejor de los
sentidos, este sabio mexicano, el querido José Emilio Pacheco que enriqueció de
manera singular y definitiva el patrimonio cultural de nuestra nación.
Joaquín
Díez-Canedo (exdirector del Fondo de Cultura Económica):
Todos
los “Inventarios” eran, como el último dedicado a Juan Gelman, siempre con un
gran conocimiento de la circunstancia de una persona, de una obra, de un
episodio de la historia, de la literatura en general, con esa empatía, con esa
compasividad en el caso de Gelman con quien era cercanísimo.
Saúl
Escobar (investigador de la DEH del INAH):
Para
muchos de nosotros del INAH el “Inventario” era una clase de historia, otras
veces de literatura, pero siempre tenía esa vena, esa inspiración histórica que
a José Emilio nunca le abandonó. Era no sólo una muestra de visión, de lucidez,
de inspiración, sino también de investigación, esa reflexión histórica sobre
diversos problemas incluyendo los literarios, pero también sociales, de
distinto tipo. Era muy importante leerlo en Proceso todas las semanas o cuando
salía y lo recordábamos y lo estudiábamos con mucho cuidado. Fue otra faceta de
José Emilio que no sólo es la poética o literaria propiamente, sino de
investigador, el historiador que recogía acuciosamente datos, fechas, nombres,
para armar su “Inventario”.
Luis
Fernández-Cid (embajador de España en México):
Es
una enorme pérdida para todas las letras en español, una gran figura. En España
lo hemos sentido todos los amantes de la literatura y poesía, y he podido
transmitir el pesar de sus majestades y los príncipes de Asturias. El
“Inventario” es una contribución a las letras y todos vamos a sentir su
ausencia, su último “Inventario” es la despedida a Juan Gelman y justamente
ahora es aplicable a él.
Horacio
Franco (flautista):
La
visión crítica y total que tenía sobre la vida nacional, la cultura, la esencia
del mexicano, del México moderno, sobre lo que le tocó vivir con esa
genialidad, sencillez y elocuencia que tenía al escribir le hizo a Proceso una
de las grandes contribuciones por su juicio crítico. Si México ha perdido un
garbanzo de libra, Proceso perdió una tonelada de garbanzo. El último
“Inventario” sobre Juan Gelman por Pacheco y dedicado a Gabriel Zaid es un
trinomio perfecto, es increíble cómo la vida nos entrelaza a todos. Todos los
escritores, intelectuales y artistas en este país somos una gran amalgama que
finalmente vivimos en torno a la vida nacional, ojalá que gente brillante como
él se repitiera en la música y la mentalidad crítica de los músicos permeara
tanto como la de los escritores.
María
Teresa Franco (directora general del INAH):
Es
una de las figuras queridísimas del INAH, fue investigador de la DEH por más de
40 años, su visión influyó muchísimo en las investigaciones del instituto. José
Emilio fue un enorme animador con una visión nueva de la literatura, de la
historia y de la antropología. Sus trabajos marcan un hito en la manera de
concebir el quehacer histórico en México. Haremos algo, porque es una figura
viva en el INAH, su “Inventario” será recordado siempre como una de las
columnas que dan lustre a lo que podíamos llamar más que el periodismo
cultural, la reflexión vía Proceso, en donde nos hacía vivir tanto los momentos
que entendía particularmente significativos en la cultura o en un momento dado
referirse a gente extraordinaria como Juan Gelman.
Felipe
Gálvez (historiador y periodista, profesor de la UAM-Xochimilco):
José
Emilio Pacheco fue un faro generoso en medio de una realidad cultural cada día
más empobrecida. Leer cada entrega de su “Inventario” era, es, rasgar ese
oscuro velo y desembarcar en múltiples puertos pletóricos de sugerencias,
hallazgos, aprendizajes y rumbos generosamente compartidos. Abrir Proceso en lo
sucesivo será, dada la agreste circunstancia del país, un ejercicio menos grato
sin su “Inventario”. Cabe esperar, empero, que su simiente pronto germine en el
pulso vigoroso de alguno de sus incontables alumnos y lectores. Toca a Proceso
agrupar y editar en forma de libro los frutos de esa constante siembra de
saberes. Apueste Proceso, aun en contra de los propios vaticinios del poeta
periodista, a que el palpitar de su obra y de su nombre seguirán vivos en los
pupitres y las aulas sin muros de las generaciones por venir.
Margo
Glantz (escritora):
José
Emilio escribió durante muchísimos años el “Inventario” que se refiere a cosas
del momento, son noticias de lo más ordinario, pero si uno lo lee en
retrospectiva es una historia del país, una crónica maravillosa que no nos
debemos perder. Me parece importantísimo que se publique completo, es el
inventario del pasado nacional de los últimos 50 años así que traten en Proceso
de publicarlo, creo que ya hasta hay tesis del “Inventario”, sé de una de un
chico que está haciendo un doctorado, Álvaro Ruiz Rodilla, en Toulouse,
Francia.
David
Huerta (poeta):
Escribí
una nota en El Universal donde decía yo que los “Inventarios” eran una parte
fundamental en la formación intelectual de mi generación… Conocí a José Emilio
Pacheco en la casa de mi padre, el poeta Efraín Huerta, debo haber tenido ocho
o nueve años y él tenía 10 años más… Al paso del tiempo esa diferencia se borró
o dejo de tener importancia y los dos éramos ya eternos adolescentes. Para mí y
las generaciones más jóvenes desde luego, los “Inventarios” fueron
fundamentales, ahí aprendimos, nos enteramos de un montón de cosas.
Hernán
Lara Zavala (novelista, cuentista y ensayista):
El
“Inventario” es un gran acervo, un gran documento, tengo la impresión de que no
quiso nunca editarlo, ojo, es una interpretación de que era tan cuidadoso y
como sabía que eso se escribía de una semana para otra en un nivel muy
periodístico… siento que nunca tuvo el tiempo para cuidarlo como a él le
gustaba llevar a cabo sus textos… Creo que queda como un gran acervo de sus
opiniones, de sus gustos, inquietudes históricas y su gran sabiduría, esa es
una de las cosas bonitas, era un sabio. Le pregunté alguna vez si era cierto
que él y Carlos Monsiváis habían sido niños catedráticos y él decía: “No, ni
Monsiváis ni yo,” pero sabían de todo. Así que el acervo es importantísimo, le
pertenece a Proceso, yo me imagino que Cristina no pondría objeción para que
sacaran un libro.
Mario
Lavista (compositor musical):
Toda
mi vida leí los “Inventarios”, ¡toda mi vida!, creo que es uno de los grandes
inventos, si así se le pueden llamar, que hizo José Emilio porque estaba
dirigido al lector común. Cada semana nos abría puertas y ventanas a temas,
personas, épocas y geografías diversas con una claridad en su exposición que
permitía que todo mundo lo pudiera entender, no necesitaba ninguna preparación
para entender un artículo sobre sor Juana Inés de la Cruz o sobre Juan Gelman.
Es, insisto, realmente un periodismo literario el que hizo en ese “Inventario”
y nos permitió a nosotros, los lectores comunes y corrientes, adentrarnos en
temas que de otra manera hubiera sido más difícil, más complicado conocer.
Miguel
Ángel Mancera (jefe de Gobierno del Distrito Federal):
Ahora
mismo platicábamos de la oportunidad de encontrarlo en Proceso, de su contacto
no sólo con la ciudad sino con el país. Es una gran pérdida para todos, en lo
que ahora hay que trabajar un poco es en lo que conversábamos con Cristina
Pacheco: Hay que hacer que siga hablando.
José
Narro Robles (rector de la UNAM):
Vi
el domingo el “Inventario” con el deseo y la ilusión de que siguiera, habrá que
tener en cuenta lo que él nos ha dado para Proceso y para todos los lectores,
lo que dejó en todas y cada una de las expresiones literarias que cultivó, la
palabra de él es una de las palabras grandes, el alma de nuestro país tiene una
buena parte de lo que es él, de su obra, de su pensamiento, de su creación,
porque –me parece justo decir– era un gran protagonista que jamás buscó serlo,
un hombre que estaba siempre en los mejores momentos y los más difíciles,
siempre preocupado por el país, pensando en México, siempre comprometido con los
que más necesitan, que también somos todos, porque la palabra la compartía con
nosotros, porque su pensamiento lo hacía también para nosotros.
Jorge
Eduardo Navarrete (diplomático e investigador de la UNAM):
“Inventario”
ha sido para mí, hasta el último domingo de enero de 2014 y por muchos años,
una de las columnas semanales imperdibles. Una de no más de tres. Me ofreció
siempre una mirada lúcida, penetrante, esclarecedora sobre asuntos, tiempos,
personas familiares, cercanos, estudiados; o bien, con frecuencia,
desconocidos, no reflexionados, vistos desde ángulos que abrían perspectivas o
facetas adicionales, impensadas, novedosas. Orientados por el humanismo a la
búsqueda inteligente e informada
de la trascendencia, los “Inventarios” tendrán ahora que ser revisados
para confirmar, complementar, corregir impresiones, nociones, recuerdos. Es
mucho lo que echaremos de menos de Pacheco. Me consuela que podremos
reencontrarlo en sus escritos; en estos sucesivos “Inventarios” que no son, en
modo alguno, parte menor de una obra luminosa.
Abraham
Nuncio (escritor y periodista, académico de la Universidad Autónoma de Nuevo
León):
La
publicación de “Inventario” es crucial para la literatura mexicana y para la
cultura en general. Cuando participaba en la secretaría de la editorial Claves
Latinoamericanas, que dirigía Raúl Macín (también, ay, fallecido hace unos
años), exploré con José Emilio la posibilidad de publicar en una edición su
valiosa columna a partir de la selección que él pudiese hacer. Su negativa no
me dejó espacio para insistir. Después, en otro par de ocasiones, cuando tuve
la posibilidad de realizar ediciones en el gobierno de Nuevo León y en la
Facultad de Filosofía y Letras de la universidad pública del estado volví a la
insistencia con él sobre la importancia que su publicación tenía para el país y
el mundo de habla hispana. Su respuesta fue la misma. No creo haber sido el
único a quien le haya dado por hacerle una propuesta similar. Ahora que José
Emilio no está, ustedes, su familia, sus amigos, podríamos organizar un motín
contra su voluntad y mandarle decir que fue un acto democrático, pues somos
mayoría, el de editar “Inventario”. Sería, sin duda, una de las mayores
aportaciones literarias con que se pudiera contar gracias al enorme y profundo
conocimiento que José Emilio tenía de cientos de temas, personajes, episodios
históricos y culturales y cuanto etcétera pueda uno imaginar. Todo ello
atesorado en las brillantes páginas escritas por él en esa columna. Hagan
ustedes en Proceso cuanto puedan para que las podamos tener, editadas, en
nuestras bibliotecas. Sería uno más de los homenajes, acaso levemente forzado
por lo que sabemos de su reticencia a publicarlas, pero el de mayor valor que
podríamos hacer a la memoria de José Emilio.
Elena
Poniatowska (escritora y periodista):
El
“Inventario” es notable, es una enciclopedia viviente, una clase de historia,
de literatura, de ética, porque ante todo José Emilio era un hombre moral, un
héroe moral de nuestra época.
Jorge
Ruiz Dueñas (poeta):
Leer
su “Inventario” –se dice la columna cultural de mayor veteranía entre nosotros–
y disfrutarla puntualmente, ejercía un magisterio del que no acierto a
encontrar semejanza.
Carlos
San Juan Victoria (historiador y economista, investigador de la DEH del INAH):
Me
centro en lo que más me toca: los “Inventarios” de JEP, artículos que versaban
sobre personajes de nuestra historia literaria, de eventos de la vida cultural
mexicana y latinoamericana, de noticias sobre la cultura universal, fueron una
puerta abierta y generosa que muchos jóvenes desde los años setenta en adelante
tuvieron para informarse y formarse, gozando de su saber enciclopédico y de la
buena prosa. Como lo muestra su última entrega, ya histórica, sobre el poeta
Juan Gelman, a través de ese trabajo tenaz y enciclopédico, JEP tomaba postura
ante la cultura. Fomentó un saber plural, de ricos mestizajes y crítico de sus
circunstancias. Fue un intelectual en toda la amplitud de la palabra, que se
impuso la noble tarea de difundir la cultura en tiempos difíciles y oscuros.
Honor a JEP y a la revista Proceso, donde realizó esta tarea.
Enrique
Serna (escritor):
El
“Inventario” fue muy importante en mi formación de escritor, lo empecé a leer a
los 18 años y en ese momento trabajaba en una agencia de publicidad de
películas mexicanas, Procinemex, donde estaban varios escritores y críticos de
cine, como el poeta Francisco Hernández y el dramaturgo Carlos Olmos, y
nosotros comentábamos todos los lunes el “Inventario” de José Emilio Pacheco y
muchas veces íbamos a comprar los libros que él comentaba, de modo que yo
aprendí mucho leyéndolo y creo que como divulgador cultural dejó una huella muy
profunda en México. José Emilio fue muy modesto y nunca quiso reunir sus
“Inventarios” en libros. Ahora probablemente espero que aparezcan, porque si
los dividen por temas podrían ser libros muy disfrutables. Ojalá se rescaten
esos materiales porque la gente admira las obras de Pacheco en las librerías,
pero hay otra escondida en las hemerotecas que tiene igual importancia que su
poesía y su narrativa.
Benito
Taibo (escritor):
Cada
vez que veía Proceso lo hacía al revés, para buscar a José Emilio antes de
darme baños de México de la manera más dura y jodida posible. Leerlo siempre
era un aliciente para seguir pensando que había una solución en el mundo. En
quince días dos de nuestros poetas mayores y de nuestros amigos más entrañables
–Juan Gelman y José Emilio Pacheco– se fueron, a veces el destino se ensaña
demasiado con nosotros simples mortales.
Rafael
Tovar y de Teresa (presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes):
Creo
que el “Inventario” es una recopilación y una crónica de la vida cultural de
México de los últimos treinta o treinta y cinco años. En ella está expresada
una visión de los aspectos culturales desde cuando habla de cine, de la
realidad política, social, de las efemérides históricas, de la literatura.
Ojalá pudiéramos recopilar todos esos textos porque es parte de la vida
cultural mexicana.
Fausto
Vega (secretario de El Colegio Nacional):
El
área de literatura del Colegio no tenía más que dos representantes literatos,
Fernando Del Paso y José Emilio Pacheco ¿Se imagina la pérdida de José Emilio?
Nos ha dejado huérfanos, es irreparable y lo sería aun habiendo más miembros
literatos. Nunca quiso que se publicara el “Inventario”, nunca, todos nos
peleamos por publicarlo y no quiso, dijo que había que revisarlo, pero nunca se
dio, desde Jaime García Terrés, también miembro del Colegio, literato eminente
que quiso publicarlo, habló con él y no se logró, era muy reacio a publicar
cosas que a él le parecían espontáneas, siempre necesitaba la criba del tiempo.
Francisco
Vidargas (historiador y crítico de arte):
El
“Inventario” de José Emilio fue fundamental para nuestra formación literaria,
tanto para descubrir a autores poco leídos en México, como para re-descubrir y
releer a muchos más que tal vez habíamos dejado de lado o no les dábamos la
debida importancia literaria. Independientemente de su invaluable legado
poético, de novelas y cuentos, el “Inventario” es y seguirá siendo (hay que
recuperarlo, editarlo y publicarlo pronto), una de las empresas literarias más
vastas, más ambiciosas, más comprometidas social y culturalmente, y más
generosas en la historia de la literatura mundial. Fue una permanente e
infatigable labor de investigación, estudio, ejercicio crítico, traducción y
divulgación, que solamente es equiparable al también erudito trabajo que
desarrolló Jorge Luis Borges en innumerables publicaciones periódicas a lo
largo de su vida. Reitero que para mí el “Inventario” de JEP, que por fortuna
acogió en su segunda época la revista Proceso, es uno de los proyectos
culturales más ambiciosos en el ámbito literario y cultural, y sólo José Emilio
podría haberlo hecho tan bien.
Juan
Villoro (escritor):
Mi
generación se formó leyendo “Inventario”. En esa columna, Pacheco reinventó el
periodismo cultural, demostrando que las noticias del arte y la reflexión
vienen de muy lejos y no dependen de la moda. A contrapelo de tantos
opinionistas que sólo se interesan en la “rabiosa actualidad”, amplió el
repertorio de la cultura y demostró que el periodismo es una forma del arte.
Sus temas esenciales fueron los libros, las biografías de los autores y las
curiosas correspondencias entre ellos. Pero esto no lo apartó del contexto
histórico. Pacheco fue un implacable crítico del ecocidio, la pérdida de los
valores educativos, el veneno lento de la corrupción. Aunque se postulaba como
un simple notario de lo real y firmaba con modestia con sus iniciales (JEP),
fue un imprescindible crítico moral de la época y un defensor de lo que se debe
preservar en ella. “Inventario” es la obra de un enciclopedista. Cuando esa
copiosa producción se reúna en libros podremos darnos una idea del torrente
cultural escrito bajo las inolvidables iniciales de José Emilio Pacheco.
Alberto
Vital Díaz (escritor y director del Instituto de Investigaciones Filológicas de
la UNAM):
Disfruté
mucho el “Inventario”. Hace 30 años queríamos acercarnos unos amigos y yo a
José Emilio para pedirle nos autorizara una selección de su columna con el fin
de abrir una pequeña editorial. Nunca nos atrevimos a buscarlo. Recientemente
escribí que el “Inventario” es de hecho un género en sí, único e inconfundible.
No es reseña, no es semblanza, no es comentario editorial, no es trabajo
puramente erudito, aunque siempre está lleno de datos valiosos, muchas veces
secretos u olvidados. La prosa siempre cautiva. A José Emilio le gustaba mucho
la idea del final. Lo atraía seguramente. El “Inventario” se hace indispensable
después del naufragio. Pero el “Inventario” es también invención y es homenaje
a Juan José Arreola, que también vivía en esas zonas de la invención y del
balance final.
Jorge
Volpi (escritor y director del Festival Internacional Cervantino):
En
realidad la importancia de las columnas que firmadas con JEP –con esa
discreción que siempre lo caracterizó– empezó a escribir desde los años sesenta
primero en el suplemento La Cultura en México hasta llegar a Proceso, habla
justamente de un intelectual que siendo un erudito era también un hombre de una
enorme generosidad, que quería compartir esa enorme curiosidad y enorme
sabiduría con mucha más gente, y al mismo tiempo era erudito claro,
transparente. Es una pérdida muy triste. El último sobre Juan Gelman es para
recordar a un poeta y amigo y ahora nos faltará la que nos recuerde a él.
Ramón
Xirau (poeta y filósofo):
El
“Inventario” es de las más importantes columnas de México desde tiempos
antiguos, se parece un poco a don Alfonso Reyes.
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