Vencer
la ansiedad/PATRICIA RAMÍREZ
El País Semanal, 29 JUN 2014
Miedo,
sudores, ahogo, palpitaciones... los síntomas le paralizan y siente el mundo
amenazante
Mírelo
sin miedo y descubra la vida. En la zona cómoda no pasa nada
Conducir,
hablar en público, relacionarse con un grupo de personas conocidas, apuntarse a
un curso de formación interesantísimo, ir al médico, salir de compras, educar a
los hijos, presentarse a un examen, ligar, estar a gusto en una sobremesa con
amigos, ver una película en el cine, montar en metro o tranvía, salir a correr
o hacer un viaje de ocio. Se trata de situaciones cotidianas, en las que podría
disfrutar y aprender, pero que se convierten en un auténtico reto, incluso
martirio, para las personas que sufren ansiedad.
Algunos
de los síntomas que acompañan a la persona son sensación de ahogo, asfixia,
palpitaciones, sudoración, tensión muscular, sequedad de boca, bloqueos
mentales, sensación de irrealidad, estado de confusión, olvida palabras o
incluso pierde el hilo de la conversación, le cuesta conciliar el sueño, le
invade la apatía y tiene hasta ganas de llorar. Su cabeza es como una lavadora
centrifugando. Una idea tras otra, los pensamientos se repiten, se agolpan, le
cuestionan, le previenen, le amenazan, le hacen sentir que es una piltrafa y
que no es capaz de coger el control de su vida. ¡Basta!
Cuando
cambias el modo en que ves las cosas, las cosas que ves cambian también” Wayne
Dyer
Respire,
tómese un momento de calma, y lea a continuación cómo ganarle el partido a la
ansiedad. Aplicando los siguientes consejos, aprenderá a ponerla en el sitio que
le corresponde. Usted puede elegir los pensamientos y las emociones que le
convertirán en alguien con recursos. No sea una marioneta de sus emociones.
Tiene capacidad para elegir y participar activamente en su vida.
Cambie
el foco de atención. Sus síntomas no son los protagonistas, el protagonista es
usted. Llega un momento en el que parece el famoso miedo al miedo: solo está
pendiente de cómo se comporta su cuerpo, de ver la intensidad con la que se
manifiestan sus síntomas de ansiedad y cómo condicionan su vida. Se
autochequea, escanea, comprueba sus constantes vitales para decidir si es apto
o no para enfrentarse a según qué situaciones. Todo su mundo gira en torno a lo
que le ocurre por dentro. Cuanto más centre la atención en lo que no desea que
ocurra, más aumenta la probabilidad de que pase. ¿Por qué? Porque le está dando
instrucciones al cerebro para que esté pendiente de cualquier señal de alerta.
Ha convertido en amenaza señales que no lo son. Su mente ahora está entrenada
para buscar palpitaciones, sudoración, ojeras y agobios. Y cuando los detecta,
le advierte diciéndole ¡peligro! La señal va rápida al sistema nervioso
simpático, y éste se acelera pensando que tiene que protegerle de la fiera. Se
prepara para que salga corriendo o luche. Y como nadie lucha con ferocidad
estando en estado de calma, le activa en todos los sentidos. El corazón late
con vigor, sus músculos se tensan, empieza a sudar y respirar de forma agitada.
¡Ya está!, listo para el combate. Su respuesta es la lógica. Lo que no es
lógico es que su mundo sea tan amenazante. Necesita dejar de escanearse.
Consejo:
aprenda técnicas de relajación y meditación. ¿Ha probado el mindfulness? Su
atención debe estar puesta en lo que ocurre a su alrededor, pero no en lo que
resta, sino en lo que le alimenta. Si está pasando una buena tarde en compañía
de amigos, observe sus caras, métase de lleno en la conversación, saboree el
café y las pastas, fíjese en la temperatura y el paisaje. La vida está
ocurriendo a su alrededor. La vida no está en sus respuestas orgánicas. La
atención no puede estar en dos temas a la vez. O se fija en lo mal que está, o
se centra en disfrutar y vivir su momento. Y si un síntoma da señales,
tranquilo, déjelo estar. Pero no hable con él ni le exprese su temor. Es
maravilloso tener síntomas, significa que ¡está vivo!
Háblese
en otro idioma. El tipo de vocabulario que más utiliza una persona ansiosa para
expresarse es algo así como “tengo miedo, estoy agobiado, no puedo, y si…, no
estoy preparado, en otro momento, tengo temblor, no podré, lo estoy pasando
fatal” y un sinfín de expresiones tendentes al catastrofismo y con las que se
siente inseguro e incapaz.
La
manera que tiene de pensar y expresarse condiciona sus emociones y su
comportamiento. Si expresa que hay amenazas, su sistema nervioso se activa y
desencadena la respuesta de ansiedad. Así de fácil. Es la tercera ley de
Newton: acción-reacción. Necesita hablarse a sí mismo en otros términos. Lleva
tanto tiempo anticipando el fracaso y el peligro, que carece de expresiones y
vocabulario adecuado para afrontar las situaciones.
Consejo:
¿quién elige los pensamientos que invaden su mente? Nadie más que usted. Ahora
está acostumbrado a relacionarse con un estilo cognitivo tremendista. Pero
puede sustituirlo por otro que le permita contemplar el mundo sin ese carácter
amenazante. Para modificarlo, tendrá que escribir… Ante la situación temida,
anote cómo le gustaría enfrentarse a ella y los pensamientos que le podrían
ayudar. No evite pensar en ella, solo acéptela. No es peligrosa, solo algo
incómoda.
Desenamórese.
No de su pareja, sino de la posesiva ansiedad. Si se da cuenta, se comporta con
ella como si hubiera un idilio en plena efervescencia. La observa, la mira, la
atiende, incluso habla con ella y de ella a todo el mundo. Su círculo se limita
a su ansiedad. Ella decide por usted si puede hacer algo o no. Le ha dado
demasiado poder. Mantenga un diálogo para poner distancia, incluso rétela.
Consejo:
cada vez que se observe atemorizado por los síntomas, en lugar de verbalizar
“no lo soporto, estoy fatal, así no puedo seguir, no saldré nunca de esto”,
diga algo como “qué pesadita eres, todo el día con un síntoma por aquí, otro
síntoma por allá. Si no te importa voy a leer, trabajar, correr, etcétera, y
luego, si me apetece, igual te escucho otra vez. Ahora no es el momento”.
Deje
de evitar. Cada vez que sortea lo que teme, se siente relajado, protegido y se
conforma en su zona de comodidad. Pero no es el lugar en el que desea estar.
Ahí no ocurre nada interesante, salvo tener todo bajo control.
Consejo:
propóngase convertirse en un explorador, un aventurero. La vida es para
descubrirla, incluso atravesando emociones desagradables. Cualquiera que se
plantee un reto sabe que habrá momentos de alegría y orgullo y otros de
desvanecimiento, pérdida de ilusión, esfuerzo y horas que robarle al sueño. No
necesita encontrarse divinamente para dar un paso al frente. Es más, no va a
ocurrir así. Tendrá que salir de su zona con dolor de cabeza, con mareos y
palpitaciones. ¿Y sabe lo que va a descubrir? Que es capaz de hacerlo, que no
es tan dramático como anticipaba y que las emociones desagradables no son
incompatibles con la vida cotidiana. Cuanto antes se familiarice con ellas,
mejor. A Nadal le gusta jugar al tenis, pero no le debe hacer mucha gracia
competir con ampollas en las manos, pero lo hace. Es el paso para aspirar a
ganar.
Mi
vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca
sucedieron” Michel de Montaigne
Actúe.
Nadie lo va a hacer por usted. Deje de rumiar. La solución no está en las
vueltas que da a su malestar. La solución está en ponerse las pilas y hacer lo
que es incompatible con la respuesta de ansiedad: relajarse, pensar de forma
útil, reír mucho y desdramatizar más, descansar, llevar una vida equilibrada,
tener amigos y buenos ratos que echarse en la mochila.
Consejo:
no lo razone todo. Deje de darle cien vueltas a lo que pueda suceder. La vida
tiene su puntito de inconsciencia. Si quiere superarse, tiene que correr un
riesgo, aunque sea pequeño, pero la vida los tiene. Nada ocurre si usted no
participa. Y equivóquese. Fallar forma parte del aprendizaje. El único que
puede reprocharse y censurarse es usted mismo, y debe repetirse y tener muy
presente que no está obligado a hacerlo.
El
que no corre ningún peligro es el que dejó de vivir por tenerlo todo bajo
control. No se marchite. Apoltronarse y protegerse no es la solución a su
ansiedad. Si pone estos consejos en práctica, le puedo anticipar el resultado
del partido: Ansiedad, 0-Usted, 5.
Cambiar el discurso
LIBROS
‘La trampa de la felicidad’
Russ Harris
(Planeta)
PELÍCULAS
‘Descubriendo a Forrester’
Gus Van Sant
Uno de los protagonistas tiene agorafobia.
La historia va sobre la relación entre un
afamado escritor y su discípulo.
PRÁCTICO
Un audio con técnicas de relajación: http://www.patriciaramirezloeffler.com/2012/08/la-relajacion-muscular-basada-en-jacobson-y-oncoming-way/ El que quiera se las puede descargar.
En la foto el poeta Auden.
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