La
pareja... ¡al diván!/PATRICIA RAMÍREZ
El País Semanal, 25 MAY 2014
La
monotonía, los conflictos, las inseguridades... nos separan. Hay amores que
llegan a su fin
Otros
pueden tener una segunda oportunidad con algo de colaboración por ambas partes
Los
datos que arrojan las estadísticas de 2012, y posiblemente 2013 siga en la
misma línea, son demoledores: entre nulidades, separaciones y divorcios, se
rompieron en España más de 110.000 parejas. Es la cifra más alta desde 2008.
Sin duda, la mayoría de parejas desea que el amor sea eterno. Cuando decimos
que el amor es ciego nos referimos a que el estado de su enamoramiento le dice
que este nivel de plenitud le va a durar siempre, que su amor será capaz de
superarlo todo, y en ese estado ingenuo, usted termina contrayendo matrimonio o
compartiendo vida. Pero ni es oro todo lo que reluce, ni el amor se mantiene de
por vida, a veces ni con el mejor de los abonos.
¿Por
qué se rompen tantas parejas?
Muchos dirán que se han perdido los valores, o
que las parejas de hoy día no aguantan la mínima; otros, que las personas se
han vuelto egoístas y piensan solo en ellas, que el acceso a las redes sociales
permite conocer y estar en contacto con cientos de personas que son potenciales
nuevas parejas, que la incorporación de la mujer al mercado laboral le permite
tomar decisiones gracias a su independencia económica, que las personas quieren
vivir felices y no solo soportarse, y un largo etcétera. Hay cientos de
motivos, y todos respetables.
Lo
cierto es que la mayoría de las rupturas llegan por el simple motivo de no
querer seguir compartiendo la vida con el otro. Nadie necesita justificarse. La
sociedad ha evolucionado y nuestro estado de bienestar también. La pareja es
alguien con quien se convive, y cuando se deja de sentir junto a ella, por el
motivo que sea, también se deja de ser feliz muchas horas al día.
"Para
que nada nos separe, que nada nos una” Pablo Neruda
En
demasiadas ocasiones, cuando una pareja acude a terapia suele ser tarde, porque
lo habitual es ir a un profesional ante la inminencia de una separación, cuando
se piensa que esta puede ser la última oportunidad. Normalmente una de las
partes continúa enamorada y desearía seguir conviviendo. La otra hace tiempo
que se ha planteado que la relación ya no funciona y accede a dar este paso,
antes de romper definitivamente, por los años compartidos o por los hijos.
La
experiencia aconseja no perder ni el tiempo ni el dinero si tiene claro que no
desea seguir con su pareja y que cede solo para no le echen en cara no haberlo
intentado todo. Sea honesto. La mayoría de las personas no necesitan compasión,
necesitan sinceridad para saber qué decisiones tienen que tomar. Solo debe
intentar una psicoterapia si sinceramente cree que le puede ayudar y que puede
volver a estar bien con él o ella.
Tampoco
vale la pena realizar el intento si está viviendo una situación de acoso,
insultos, falta de respeto o maltrato del tipo que sea. Hay personas que, por
el dolor que han causado, no merecen otra oportunidad, ni siquiera por los
hijos. Deje de tener en casa un modelo de conducta basado en la humillación, el
grito, el sistema de control y el autoritarismo. Usted es libre, la soledad no
debe darle miedo. Amar significa respeto, estima y consideración.
Para
poder participar en una terapia de pareja de forma exitosa, empiece por
desmitificar la idea de que es para los que están locos o para los débiles
incapaces de solucionar solos sus problemas. A veces invertirá tanto empeño y
esfuerzo en arreglar los conflictos por su cuenta que los convertirá en algo más
temible. Hay parejas que llegan a consulta y dicen: “Lo hemos intentado todo y
no funciona”. Pero intentarlo todo no siempre es intentar lo correcto. Igual se
han quemado de tanto querer discutir de otra manera, de probar a ser flexibles,
pedir cambios al otro, y han agotado sus respectivas paciencias.
Y
lo más importante. No siempre se tienen recursos personales para dar solución a
todo en la vida. Hay personas que a través del aprendizaje de otros modelos o
de educadores han aprendido a comunicarse de forma asertiva, a ser generosos en
la pareja, a respetarse o ser flexibles, a superar las vivencias anteriores que
les condicionan. Aunque ahora mismo no se entiendan, no significa que, si ambos
lo desean, no puedan llegar a conseguir soluciones con un adecuado
entrenamiento.
Se
debe acudir a terapia de pareja cuando se sientan mal con lo que comparten.
Puede que no sepan repartir las tareas domésticas, o que se hablen sin respeto,
que haya uno al que le gusta imponerse, que no se sienta integrado con la
familia o los amigos del otro, que no hagan cosas juntos, que el sexo no
funcione, que no dediquen tiempo a hablar, que no compartan los mismos valores
para educar a los hijos… No se recreen en el sufrimiento y dejen de sentirse
frustrados. Hay soluciones para los que tengan el propósito de ser felices.
Los
conflictos por pequeñeces van cambiando la percepción positiva de la pareja.
Discuten siempre de la misma manera y cada vez se van distanciando más el uno
del otro. Llegan a dejar de contemplarse como esas personas cautivadoras y
cómplices que eran cuando se conocieron, y cada vez centran más la atención en
todo lo que les separa. Y así hasta que llega el día en el que se deja de ver
al otro como alguien a quien se desea, con quien le gusta hablar y estar, y
pasa a ser lo más parecido a un compañero con quien comparte casa, hijos,
responsabilidades, economía y poco más.
La
convivencia conlleva obligaciones, buenos y malos momentos, cansancio,
responsabilidades, ceder, priorizar, encajar. Para que no se marchite, sigan
estos consejos y partan de cero desde hoy mismo. No se echen nada más en cara.
Piensen que los dos desean estar bien y que para eso hay que perdonar.
1.
No está en guerra, solo en pareja. Hágase esta pregunta antes de iniciar un
reproche: ¿qué busca, herir o que el otro cambie algo que le molesta y limita
el buen funcionamiento de la pareja? Preste más atención a lo que le llevó a
enamorarse, qué le atrajo, dónde está el encanto de la persona con la que
convive. Dirija su atención a lo que une, a lo que desea, en lugar de lo que
detesta y le distancia. Él o ella son los mismos de entonces, lo que ha
cambiado es la actitud entre los dos.
2.
Hagan cosas en común. Realice actividades consensuadas, relacionadas con el
placer y el disfrute. Hay que estar unidos, tanto en las obligaciones y la
rutina como en el ocio. Eso no significa hacer todo juntos, pero sí compartir
momentos que inviten a reír, a disfrutar de un poco de calma, de conversaciones
relajadas, de recuerdos y de tiempo para el sexo. Aprenda a relajarse con su
pareja.
Estos
labios que saben a despedida, a vinagre en las heridas, a pañuelo de estación…”Joaquín
Sabina
3.
Pida. Muchas personas en pareja se sienten insatisfechas y desdichadas porque
su compañero no es capaz de satisfacer sus necesidades, incluso las más vitales
como son las sexuales. ¡Pero cómo le van a satisfacer si no pide por su boca lo
que necesita! Nadie tiene capacidad de adivinar. Si quiere algo de su pareja,
como colaboración en casa, hablar de algún tema o que le diga que la comida
está exquisita, solo tiene que preguntar o pedir. La confianza está para esto,
no solo para compartir el cuarto de baño.
4.
Sea generoso. Si existe el interés por romper con la dinámica negativa, tiene
que estar abierto a las solicitudes de cambio del otro. No ceda en nada que
vaya contra su escala de valores o en algo que le suponga un sacrificio enorme.
Esta no es la solución. Se trata de compaginar y compenetrarse en lo que sea
sencillo. A veces basta con poner un poco de atención a las necesidades del
otro y complacerle. Y no compare lo que da con lo que recibe.
5.
Piense en lo que le agrada y aprecia. Si atraviesa por un mal momento, lo
normal es que esté muy centrado en lo que le hace sentir mal. A partir de hoy,
lleve un registro de lo contrario. Obligue a su cerebro a buscar lo que le
complace, los detalles, la sonrisa, un gesto de complicidad o un momento
agradable. Anote todo y compártalo con su compañero en un momento de relax por
la noche. Es agradable que se aprecie el cambio y saber qué tiene valor para el
otro.
Para conectarnos
LIBROS
‘Con el amor no basta: cómo superar malentendidos, resolver conflictos y enfrentarse a los problemas de pareja’
Aaron Beck (Paidós)
‘Amor y humor’
Eduardo Jáuregui (Integral)
PELÍCULAS
‘American beauty’
Sam Mendes
‘No es tan fácil’
Nancy Meyers
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