Sonora-Arizona,
puerta abierta para el Cártel de Sinaloa/J.
JESÚS ESQUIVEL
Proceso # 1966, 28 de junio de 2014
El
Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos detectó y ha documentado
un gran incremento en el tráfico de drogas, sobre todo durante los dos últimos
años –los mismos del sexenio peñanietista–, por la frontera entre Sonora y
Arizona. Uno de los responsables de vigilar la garita de Nogales, en Estados
Unidos, confirma el dato y, en un recorrido con Proceso por la zona, refiere
que el creciente trasiego proviene exclusivamente del Cártel de Sinaloa.
NOGALES,
ARIZONA.- Desde que empezó el sexenio de Enrique Peña Nieto la frontera entre
el estado mexicano de Sonora y el estadunidense de Arizona es usada con más
frecuencia por el Cártel de Sinaloa para inundar de heroína y drogas sintéticas
el mercado de Estados Unidos, admiten las autoridades que vigilan la zona.
“Por
esta frontera el cruce de metanfetaminas se ha incrementado notablemente en los
últimos dos años”, dice a Proceso Joe Agosttini, subdirector del puerto
DeConcini en Nogales, Arizona.
Las
estadísticas “no mienten”, agrega durante el extenso recorrido y la entrevista
que concede a este semanario en torno a la operación del punto de entrada
terrestre más grande entre Sonora y Arizona.
Como
subdirector del puerto por parte del Buró de Aduanas y Protección Fronteriza
(CBP) del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Agosttini –con
30 años de experiencia en vigilancia fronteriza– muestra las estadísticas de
los decomisos de metanfetaminas que han realizado en ese periodo y los presenta
como indicador del incremento en el trasiego de drogas por la frontera de
Sonora.
“Se
nos hace una rareza el día en que no confiscamos drogas en este puerto; y eso
que por aquí sólo pasan las personas y los vehículos que supuestamente ingresan
legalmente a Estados Unidos”, apunta.
Durante
el año fiscal 2009, en este cruce el CBP confiscó 224 kilogramos de
metanfetaminas. Fueron 246 en 2010, 415 en 2011, 462 en 2012, y en 2013 –al
empezar la presidencia de Enrique Peña Nieto– se decomisaron 718 kilos. En lo
que va del año fiscal 2014, iniciado el pasado 1 de octubre y que terminará el
último día del próximo septiembre, van 552.
“Pasó
algo muy significativo en los últimos dos años: casi se duplicó la cantidad de
kilogramos decomisados de metanfetaminas. Y nada más estamos hablando de esta
garita de Nogales”, insiste Agosttini.
Aun
cuando se pensaría que ningún cártel mexicano se atrevería a meter su mercancía
por puestos de revisión migratoria como éste –tomando en cuenta la tecnología
de la cual dispone y el personal capacitado del CBP con el que cuenta–, al de
Sinaloa parece no importarle perder unos cuantos kilos de droga.
La
franja fronteriza entre Sonora y Arizona es una plaza bajo control absoluto del
Cártel de Sinaloa, lo cual se ha hecho más notorio desde el arranque del
gobierno de Peña Nieto, según informes de inteligencia del gobierno de Estados
Unidos.
El
puerto DeConcini cuenta con lo más nuevo en tecnología para revisar automóviles
y personas. Agosttini muestra a Proceso el llamado z-portal, un arco que funciona
como tomógrafo de resonancia magnética. “Lo instalamos hace tres meses”,
comenta Agosttini. “Con él revisamos todos los automóviles que entran, sin
necesidad de bajar a los pasajeros. Es altamente efectivo”, añade.
Para
el Cártel de Sinaloa la tecnología estadunidense no es obstáculo: sigue usando
sus métodos tradicionales para introducir la droga a Estados Unidos.
Agosttini
explica cómo se intenta pasar metanfetaminas y heroína: “Por los cruces
peatonales es común que las personas se metan droga en los orificios del cuerpo
o usen cinta adhesiva para pegarse los narcóticos al cuerpo. La esconden en
maletas de doble fondo, en zapatos de doble suela; también en tanques de
gasolina, en las llantas, en los tambores de los frenos, en las puertas, en el techo
o en el sistema de aire acondicionado de los automóviles”.
El
ingenio de los narcotraficantes no tiene límites. Uno de “los intentos de
cruce” –según el argot de los agentes del CBP– más recientes y sorprendentes
fue el de las Coca-Colas.
Hace
unos meses una pareja intentó meter varios kilos de heroína escondidos en una
caja con 24 botellas de vidrio de Coca-Cola.
Cada
uno de los envases del refresco estaba cortado a la mitad, pegado a la caja,
pintado de negro por dentro y con la corcholata puesta. Los narcotraficantes
calcularon minuciosamente el peso de los 24 refrescos llenos y el de la caja.
El peso del líquido faltante fue compensado con el de la heroína.
El
oficial del CBP que los revisó no cayó en la trampa.
Los
tres paquetes de heroína que traía la pareja incluso tenían pegado el sello de
quien enviaba la mercancía: el Cártel de Sinaloa, ahora presuntamente comandado
por Ismael El Mayo Zambada.
“En
dos minutos un oficial (del CBP) debe tomar una decisión importante: lo dejo
entrar o lo mando a revisión, con la sospecha de que puede ser portador de
narcóticos o de productos agrícolas ilegales”, narra Agosttini.
Las
medidas de seguridad
El
subdirector del puerto DeConcini explica que lo primero que hace un oficial del
CBP es determinar si quien quiere ingresar porta un pasaporte legítimo, si es
residente legal o extranjero con visa. Luego decide si revisa o interroga a
quienes intentan cruzar.
“Puedo
decirle que 95% de las veces en que el oficial del CBP considera sospechoso a
un peatón o un vehículo, acabamos por decomisar algún tipo de droga. Hablo de
un proceso diario”, subraya Agosttini.
La
infraestructura en la frontera entre Nogales, Sonora, y Nogales, Arizona, es
otro reto y una amenaza para el CBP. Al lado de la garita estadunidense pasan
las vías del tren. Los vagones de carga que llegan de México o salen de Estados
Unidos son un transporte muy bien explotado por el Cártel de Sinaloa para
enviar drogas al norte o mandar al sur el dinero de la venta de los narcóticos.
“El
asunto del tren es muy complicado; es muy difícil que tengamos garantías de
100% de que los vagones no han sido utilizados para esconder ilegalmente dinero
o drogas”, acepta Agosttini.
Respecto
al aumento del tráfico de drogas por la frontera de Sonora, el funcionario y
agente del CBP es cauto; aclara que no le corresponde hacer comentarios
políticos:
“El
incremento se lo atribuyo a la situación económica en México”, se aventura. “La
falta de empleo ocasiona que las personas busquen alternativas para sobrevivir
y mantener a sus familias. Pero están también los narcotraficantes; éstos lo
hacen por la avaricia del dinero y también por la demanda de drogas en Estados
Unidos, porque hay que reconocer que aquí están las personas que cada vez
consumen más drogas”, añade.
También
varían las nacionalidades de los individuos a quienes el narcotráfico mexicano
utiliza como burros o mulas (como se les conoce comúnmente) para meter las
drogas.
Agosttini
señala que se podría pensar que por tratarse de la frontera con Sonora, la
mayoría de las personas detenidas por intentar pasar algún tipo de droga son
mexicanos: “Pero no. También hay centroamericanos y sudamericanos que son
residentes legales en Estados Unidos, van a México y se involucran en las redes
del tráfico de drogas. Y hay estadunidenses”.
El
agente reconoce que debido a la enorme demanda del mercado en este país, los
narcotraficantes mexicanos no tienen límites para imaginar formas de meter su
mercancía. Destaca la cotidianidad de los decomisos de algún tipo de droga
–mariguana, cocaína, heroína o metanfetaminas– que hacen los agentes del CBP en
el puerto DeConcini en cualquiera de los tres turnos: de las 6:00 a las 14:00
horas, de las 14:00 a las 22:00 y de las 22:00 a las 6:00.
“Confiscar
drogas aquí en la garita es tan común para nosotros como lo es para un
patrullero de carretera poner una multa todos los días a alguien que maneja con
exceso de velocidad. Para nosotros un decomiso de narcóticos es parte de la
rutina”, enfatiza Agosttini.
Las
estadísticas proporcionadas a Proceso por el CBP dan sustento a las
aclaraciones que hace el subdirector del puerto DeConcini. Las cifras de los
decomisos de otras drogas por parte del Departamento de Seguridad Nacional de
Estados Unidos, amén de las metanfetaminas, no dejan espacio a la duda de que
durante el sexenio de Peña Nieto subió el tráfico de drogas sintéticas y de
heroína en esta frontera.
Durante
el año fiscal 2009 en el puerto DeConcini se confiscaron 16 mil 904 kilogramos
de mariguana, mil 87 de cocaína y 61 de heroína.
En
2010 fueron 26 mil de mariguana, 898 de cocaína y 75 de heroína. En 2011, 36
mil 358 de mariguana, mil 330 de cocaína y 52 de heroína. En 2012, 25 mil 515
de mariguana, 818 de cocaína y 78 de heroína. Un año después 25 mil 110 de
mariguana, 366 de cocaína y 146 de heroína. En lo que va del año fiscal 2014
han sido 27 mil 220 de mariguana, 278 de cocaína y 170 de heroína.
“La
heroína confiscada es totalmente mexicana”, precisa Agosttini.
El
aumento en los dos últimos años en cuanto a confiscación de heroína y
metanfetaminas en otros lugares vigilados por el CBP es un hecho.
Por
ejemplo en la zona de Tucson, Arizona, en 2009 se decomisaron 332 kilogramos de
metanfetaminas y 86 de heroína. En 2010, 369 de metanfetaminas y 121 de
heroína. En 2011, 776 de metanfetaminas y 121 de heroína. En 2012, 783 de
metanfetaminas y 261 de heroína. En 2013, mil 297 de metanfetaminas y 221 de
heroína, y en lo que va del año fiscal 2014, 835 de metanfetaminas y 211 de
heroína.
–¿Por
qué cree que ocurrió este aumento en el sexenio de Peña Nieto en comparación
con el de Felipe Calderón? –se le pregunta a Agosttini.
–No
me voy a involucrar en cuestiones políticas. Lo que nosotros notamos es que hay
mayor cooperación con este gobierno, por lo menos en lo tocante al intercambio
de información con el Ejercito, la Policía Federal y, en este caso, las
autoridades estatales y locales de Sonora –responde con una amplia sonrisa,
sabedor de que eludió el fondo de la pregunta.
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