Contra
Mireles, todos los obstáculos/JOSÉ GIL OLMOS
- Revista
Proceso # 1970, 2 de agosto de 2014
A
más de un mes de su captura en Lázaro Cárdenas, Michoacán, José Manuel Mireles
sigue preso en Hermosillo, Sonora, mientras su caso está radicado en Uruapan.
Esta es sólo una de las muchas irregularidades –según uno de los abogados del
exlíder de las autodefensas– del juicio. Hay otras que por sí solas deberían
anular el proceso, dice, como la siembra de pruebas. Todo obedece, de acuerdo
con la esposa del michoacano, a que Enrique Peña Nieto se molestó por un
videomensaje difundido en las redes sociales en el cual se desenmascaran las
presuntas trapacerías del comisionado Alfredo Castillo. Y mientras tanto, la
violencia en Tierra Caliente se dispara…
Acusado
de portación de armas de uso exclusivo del Ejército y también de delitos contra
la salud, el pasado 27 de junio José Manuel Mireles Valverde fue detenido con
otras 82 personas en el municipio michoacano de Lázaro Cárdenas. Un mes después
uno de sus abogados defensores, Salvador Molina, advierte que no hay razones
jurídicas para que el exlíder de las autodefensas de Michoacán esté preso, pues
se le fabricaron pruebas, se violaron sus derechos humanos y se falsearon los
hechos.
Tras
visitarlo en el penal de alta seguridad de Hermosillo, Molina asegura a
Proceso: Mireles no aceptará ninguna negociación política para quedar libre,
pues hacerlo sería aceptar su culpabilidad en los cargos que se le imputan.
Mireles
está preso en Sonora, a mucha distancia de donde lo detuvieron mientras
organizaba la formación de autodefensas en el pueblo de La Mira. El gobierno
federal lo llevó lejos de Michoacán para evitar que en esta entidad se
organizaran manifestaciones para exigir su liberación.
Aun
así, en las regiones Costa y Tierra Caliente de Michoacán se han llevado a cabo
varios bloqueos carreteros y en los próximos días habrá una marcha hacia la
capital estatal en demanda de su pronta liberación.
Entrevistada
por este semanario en la Ciudad de México, Ana Valencia, esposa de Mireles,
considera que su cónyuge es un preso político; el gobierno ordenó su captura,
afirma, como represalia por haberle hablado a Enrique Peña Nieto sin decirle
“presidente” y por denunciar que el comisionado Alfredo Castillo lo engaña
porque en Michoacán, sobre todo en Tierra Caliente, la violencia sigue y no se
ha terminado con el crimen organizado.
El
pasado 6 de mayo, un día después de ser desconocido por sus excompañeros como
líder de los grupos de autodefensa de Michoacán, Mireles difundió un
videomensaje dirigido a Peña Nieto en el cual pedía un diálogo directo con él y
con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y también acusaba
a Castillo de negociar con criminales.
“Muchas
veces no estamos de acuerdo con lo que tu comisionado en Michoacán te informa,
porque muchos de esos acuerdos no son del agrado de nosotros. Queremos darte
nuestros puntos de vista de las reuniones que tenemos con tus comisionados,
independientemente de lo que ellos te informen; queremos que hagas un análisis
de lo que te informa el pueblo y de lo que informa el comisionado”, dijo en el
video de poco menos de 19 minutos difundido en las redes sociales.
Ana
Valencia sospecha que el tono y la forma en los cuales su esposo se dirigió a
Peña Nieto pudieron causar molestia en el jefe del Ejecutivo, pero recuerda que
el presidente de la República es un funcionario público y debe atender sin
rencores a cualquier ciudadano, sobre todo si se le está informando de la
violencia permanente en Michoacán.
Según
reportes periodísticos, la conversión de las autodefensas en fuerzas rurales y
la captura de Mireles no han disminuido la violencia en Michoacán. Sólo el
pasado 21 de julio hubo 10 asesinatos –entre ellos el de un policía federal– en
los municipios de Vista Hermosa, Yurécuaro y Sahuayo.
“No
es verdad que la violencia ya no exista. En Tepalcatepec una familia fue
ejecutada hace unas semanas sin que las fuerzas rurales pudieran hacer algo
porque las amenazó Castillo: si disparaban y mataban a alguien, aunque fuera un
delincuente, los iban a llevar a la cárcel. Sólo nos están engañando”, dice
Valencia y le exige a Peña Nieto la liberación de su esposo.
Acusan
siembra de pruebas
Salvador
Molina –penalista egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, con 20 años como litigante y ahora miembro del equipo de abogados de
Mireles– explica que el proceso está en etapa probatoria y no hay tiempos
precisos para su conclusión, pues todo depende de la agenda del juez y del
desahogo de pruebas.
Considera
que el juicio debe ser favorable para el doctor Mireles pues las evidencias
presentadas en su detención no son sólidas y se pueden revocar. Y habla de
siembra de pruebas: Según Castillo, Mireles fue detenido porque en una
camioneta blindada –propiedad del líder de las autodefensas– “se localizaron
ocho armas largas y seis cortas, 213 cartuchos, 11 cargadores, cuatro bolsas
con mariguana, una con cocaína y 30 mil pesos”.
En
entrevista manifiesta que lamentablemente hay trampas a las cuales recurre el
Estado desde hace mucho tiempo para detener a líderes sociales incómodos, como
Mireles.
“Se
valen de sembrar pruebas, fabricar delitos, tergiversar la verdad. Esto
lamentablemente sucede en este caso donde, además, hay violaciones
trascendentales que incluso en otros casos han llevado a la revocación de
sentencias y la libertad del acusado.”
–¿Cuáles
violaciones ocurrieron en este caso?
–Hay
bastantes. Además de sembrar pruebas, el parte fue firmado por policías
ministeriales del estado, pero hay videos donde se observa que el operativo
estuvo a cargo de soldados y marinos. Esto lleva en sí mismo una falsedad de
los hechos, porque quien está firmando el parte son los policías.
Sostiene
que la humillación a la cual sometieron a Mireles haciéndole pensar que lo iban
a matar arrojándolo al mar, así como haberle vendado los ojos, romper la cadena
de custodia, alterar las evidencias e incomunicarlo 16 horas representan
violaciones a los derechos humanos y errores en la integración de la
averiguación previa.
Todas
estas deficiencias juntas tienen consecuencias jurídicas y conllevan a la
nulidad de las pruebas que el Ministerio Público consideró pertinentes en su
momento, esgrime el abogado.
–¿Cuál
consideran que sería la mayor complicación en este caso?
–Es
un asunto sui géneris. Se trata del enjuiciamiento de un personaje político, de
una figura representativa para muchos sectores de la sociedad que estaban
hartos de abusos, de injusticias o de la nula presencia del Estado. Es una
figura con trascendencia nacional e internacional a la cual le tienen
admiración y respeto en muchos países además del nuestro.
La
gente piensa que Mireles es inocente, afirma Molina, y las manifestaciones para
que sea liberado impactarán de alguna forma en el proceso penal.
“En
este aspecto el caso debe de manejarse de manera especial, no como cualquier
asunto penal, porque las pruebas que tienen que allegarse en el expediente
deben ser contundentes. Es un caso sui géneris con tintes políticos”, reconoce.
–¿Cuáles
pruebas van a pesar más por parte de la defensa?
–La
defensa va a hacer una ilación de pruebas que se concatenan, se robustecen y
muestran la veracidad de cada una de ellas. El doctor deberá estar en libertad
por legalidad y justicia. No se puede acusar a alguien que está haciendo uso
del derecho a defenderse cuando el mismo Estado se lo concedió desde el
principio y siempre se lo reconoció.
Molina
sostiene que hay situaciones excluyentes de incriminación, de filosofía
jurídica, legalidad de desobediencia y otros muchos argumentos que el equipo de
abogados presentará ante el juez quinto de Distrito, con sede en Uruapan, para
demostrar la inocencia de Mireles.
Tintes
políticos
Seis
días después de la aprehensión de Mireles, Osorio Chong rechazó que el gobierno
mezcle temas de seguridad con política. Dijo que sería “criminal” siquiera
pensar en hacerlo.
Cuestionado
sobre la posibilidad de que Mireles haya sido detenido por razones
extrajudiciales, Osorio respondió: “Este gobierno se maneja de manera
transparente y está cumpliendo a cabalidad en no mezclar la seguridad con temas
políticos. En todos los estados de la República es criminal hacerlo, incluso
pensarlo. La gente está ávida de que se regrese a la tranquilidad en cada una
de las regiones del país”.
Molina
piensa lo contrario. Señala que en el caso del exlíder de las autodefensas hay
un trasfondo político, pero Mireles rechazará cualquier intento de negociación
para obtener su libertad.
“Si
en algún momento hay alguna situación política, se valorará. Pero el doctor ha
sido muy claro en que no está dispuesto a negociar una libertad que se le ha
quitado a costa de un ilícito que no cometió. Es un asunto muy particular, pero
el doctor ya dijo que no va a negociar”, indica.
Ana
Valencia confía en que Mireles saldrá libre pronto. Es inocente, asegura, pues
“no han presentado una prueba que lo culpe”.
Asimismo
rechazó las versiones de que su esposo es narcotraficante: “Como ser humano
puede cometer errores, pero no de los que lo acusan. Él ha sido claro con todo
el pueblo. Si alguien duda, los invito a mi casa para que vean quién es el
doctor Mireles. Vivimos en una casa humilde que construyó con la ayuda de su
papá y un hermano”.
Advierte
que el gobierno federal quiere desgastarlos al mandar a Mireles al penal de
Hermosillo, radicar el expediente en Uruapan y tener a la familia en
Tepalcatepec.
Pese
a esta situación asegura que seguirá hasta lograr la libertad de Mireles. “No
nos vamos a dar por vencidos. Todo el pueblo de Michoacán y del país nos
estamos uniendo para demostrarle al gobierno que sus enemigos no son los
líderes sociales, sino ellos mismos, porque todo el gobierno está fracturado”,
indica.
Acusa
a integrantes de la Secretaría de Gobernación de bloquear las intenciones de
organizarse de los pueblos de la región Costa. Dice que lo están haciendo por
conducto de una mujer llamada Emilse, al parecer cubana, encargada de conciliar
a los pueblos de esta región de Michoacán y de la supuesta regularización de
las policías comunitarias de Coahuayana, pese a que Castillo anunció el fin de
las regularizaciones.
“Sus
enviados no tienen palabra, están jugando con la gente. El comisionado dijo que
no más regularización de autodefensas. La gente está cansada de tanta mentira,
de inseguridad. ¿La gente con qué se va defender, con tortillas? Castillo es
una decepción y esperamos que pronto lo quiten”, manifiesta la esposa de
Mireles al reconocer que las autodefensas en Michoacán siguen operando pese a
los esfuerzos del gobierno federal para erradicarlas.
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