"Con
la Promulgación de este decreto, culmina un debate que inició, hay que decirlo,
con la discusión de la Constitución de 1824, y que ha estado presente durante
casi dos siglos"
Muy buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Señores
Presidentes de las Mesas Directivas del
Senado de la República y de la Cámara de Diputados.
Señor
Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Señor
Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Titulares
de los Poderes del Distrito Federal.
Señores
titulares de los órganos autónomos del Estado mexicano.
Muy
distinguidas y distinguidos Legisladores Federales.
Diputados
a la Asamblea del Distrito Federal.
Señores
Coordinadores Parlamentarios de las diferentes fracciones en la Cámara de
Diputados y en el Senado de la República.
La
Reforma Política de la Ciudad de México es, también, otro logro del Pacto por
México, que permitió a todas las fuerzas políticas construir acuerdos para el
avance de nuestra Nación.
La
Reforma Política, que hoy habré de promulgar, es muestra clara de que, más allá de las diferencias
políticas, es posible sumar esfuerzos en favor de la sociedad, mediante un
diálogo maduro y constructivo.
El
reconocimiento Constitucional a la autonomía de la Ciudad de México, para
definir su régimen interior, es resultado del esfuerzo de varias generaciones,
y refleja la capacidad actual de los actores políticos para concretar acuerdos
sobre asuntos fundamentales para el país.
Con
la Promulgación de este decreto, culmina un debate que inició, hay que decirlo,
con la discusión de la Constitución de 1824, y que ha estado presente durante
casi dos siglos.
En
este trayecto, se fueron incorporando nuevos estados, hasta llegar a este día,
cuando se reconoce a la Ciudad de México como una Entidad Federativa con
autonomía.
Así,
lo que antes fue México-Tenochtitlan y la Ciudad de los Palacios, hoy es una
capital social moderna e incluyente, que recibe, por fin, el reconocimiento que
merece.
Y,
en efecto, la historia de la Ciudad de México ha sido parte fundamental de la
historia de la Nación.
Aquí
está el origen de nuestro Escudo Nacional. Aquí se edificó la gloriosa
Tenochtitlan. Aquí tuvieron lugar el esplendor Novohispano y los primeros
antecedentes de la independencia política de nuestro país.
Aquí
se gestó la Reforma y se pintaron las obras más representativas del muralismo
mexicano. Aquí se firmó el Tratado de Tlatelolco. Y aquí han nacido algunos de
nuestros científicos y artistas más reconocidos.
Además,
aquí residen los Poderes de la Unión, la Universidad Nacional Autónoma de
México y el Instituto Politécnico Nacional; el Centro Histórico y el pueblo de
Xochimilco, ambos Patrimonio Cultural de la Humanidad, así como los museos que
resguardan lo mejor de nuestro valioso legado nacional.
Pero,
sobre todo, la Ciudad de México es y seguirá siendo el hogar de millones de
mexicanos.
Es,
y seguirá siendo, la capital y el corazón de nuestro país.
La
Reforma Política de la Ciudad de México fortalece los derechos de sus
ciudadanos y habitantes, quienes ahora estarán en mejores condiciones para
participar democráticamente en la solución de los problemas y desafíos de esta
gran urbe.
Así,
la Ciudad de México se mantiene como sede de los Poderes de la Unión y Capital
de los Estados Unidos Mexicanos, pero ahora tendrá también autonomía en todo lo
concerniente a su régimen interior y a su organización política y administrativa.
Además,
se fortalece su participación en nuestro pacto Federal.
La
Legislatura de la Ciudad de México ahora formará parte del Constituyente
Permanente, y los poderes de la ciudad podrán ejercer todas las facultades que
no estén expresamente conferidas a la Federación en la Constitución, como
sucede con los estados, de conformidad con el Artículo 124 de nuestra
Constitución.
La
transformación de las actuales delegaciones en demarcaciones territoriales,
cuyo gobierno estará a cargo de alcaldías, es un paso adelante en el concepto
mismo de Federación, así como en el fortalecimiento de nuestra democracia y de
la pluralidad política.
Sin
embargo, lo más importante de esta reforma política es que ahora los habitantes
de esta ciudad capital gozarán de una carta de derechos propia, acorde a sus
libertades y aspiraciones.
Por
eso, el siguiente paso de la mayor trascendencia es establecer la Asamblea
Constituyente de la Ciudad de México, en los términos y plazos que dispone el
decreto, donde se señala que el Titular del Ejecutivo Federal designará a seis
de los 100 Diputados Constituyentes.
En
consecuencia, mi compromiso es seleccionar, para esta responsabilidad, a
mujeres y hombres de excelencia, que más allá de su origen partidista,
acrediten su conocimiento y compromiso con la Ciudad de México y con el país.
La
Asamblea Constituyente será un hito en nuestra historia política reciente y,
como tal, merece que sus integrantes desempeñen su elevada encomienda con
responsabilidad y eficacia, con una visión de Estado, que esté por encima de
los intereses de las fracciones y partidos políticos.
El
objetivo es que quienes conformen esta Asamblea Constituyente honren el ejemplo
de aquellos que, a lo largo de nuestra historia, los han antecedido en la noble
y trascendental responsabilidad de diseñar las normas e instituciones de nuestro
pacto social.
Estoy
seguro de que la conformación plural de esta Asamblea Constituyente, integrada
por estudiosos del derecho, conocedores de la problemática de la ciudad y
líderes sociales, entre otros, permitirá la creación de un instrumento jurídico
de vanguardia, que brinde certidumbre a las actividades políticas, económicas y
sociales de la capital del país.
Señoras
y señores:
Hoy
es un gran día para el federalismo, para la democracia y para la vida
republicana en México.
Hoy
es un gran día para los ciudadanos y habitantes de la Ciudad de México.
Hoy
nuestra democracia avanza, da un paso más en el largo proceso histórico que ha
dado forma a nuestras instituciones y a nuestro régimen jurídico.
Así
se escribe la historia: con determinación, con responsabilidad y visión de
futuro.
La
historia se escribe poniendo por delante las aspiraciones y demandas de la
sociedad, concretando las reformas y cambios que requiere cada generación.
El
acto que hoy nos convoca es una prueba fehaciente de que cuando los mexicanos
nos lo proponemos, no hay meta que no podamos alcanzar para seguir
transformando a México.
No
cabe duda, que la promulgación de esta Reforma Política del Distrito Federal
para convertirse en la Ciudad de México es un primer paso fundamental y de
enorme trascendencia en el devenir que tendrá esta ciudad.
Deseo
y hago votos, que lo que falta por hacer, el paso que estamos dando, para dar
curso a la creación de esta Asamblea Constituyente, permita que en este
escenario frío, y debo decirlo por el clima que hoy nos cobija, este escenario
frío de promulgación de esta reforma, nos lleve a arribar a un escenario de
calidez y derechos para la sociedad de esta Ciudad de México, de la que todos
los mexicanos nos sentimos orgullosos sea la capital de México.
Muchas
gracias.
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