Columna “Serpientes y Escaleras“.
Quien diga que
la primera visita del Papa Francisco a México no tendrá connotaciones
políticas, por encima de su sentido eminentemente espiritual, se equivoca. El
líder religioso del mundo católico llegará a nuestro país en un momento
especialmente delicado —entre la aguda problemática social y un incierto
panorama económico— y su sola presencia, aunada a sus discursos sensibles y
francos, serán seguidos con lupa no sólo por creyentes que se volcarán a verlo,
sino por observadores dentro y fuera del país. Sólo hay que ver los lugares que
el primer Papa jesuita eligió visitar durante su estancia de seis días en
territorio mexicano: a la rigurosa visita al santuario guadalupano, definida
como esencia de su viaje, se suma su presencia en tres ciudades y regiones
emblemáticas tanto de la pobreza y desigualdad históricas, como Chiapas, como
de la violencia de los últimos años en México: Morelia y Ciudad Juárez.
Y es que el papa Bergoglio decidió que, durante su estancia en la capital de los rebeldes Altos chiapanecos, hará una visita por demás significativa y cargada de simbolismo dentro y fuera de la iglesia: la tarde del 15 de febrero estará en la tumba de don Samuel Ruiz García, el obispo de San Cristóbal, llamado Tatic por los indígenas de la región y a quien se le vinculara con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que lo nombró su intermediario con el gobierno en el conflicto armado del 94.
La tumba de don
Samuel Ruiz García, considerado el último teólogo de la Liberación, impulsor de
la Teología India y quien falleciera el 24 de enero de 2011, se encuentra justo
detrás de la Catedral de San Cristóbal y hasta ahí llegará el papa Francisco
para orar y rendirle un homenaje. El analista en temas religiosos Fred Álvarez
define como histórica la presencia del Papa en Chiapas, celebrando una misa
indígena y ataviado con indumentaria elaborada por los indios de esta diócesis
(que representan 75% de la población) y en especial resalta la presencia de
Francisco en el lugar donde yace el obispo Samuel Ruiz: “Idolatrado por muchos
y aborrecido por otros… Fue un prelado valeroso cuya opción preferencial por
los pobres le costó incluso atentados a su integridad física”, comenta Álvarez
en un reciente artículo publicado en el sitio de internet La Silla Rota.
El significado
de esa visita es sin duda la reivindicación a la figura de don Samuel y a lo
que representó su corriente en la Iglesia mexicana en el contexto social y
político de su tiempo. Por algo el obispo Arizmendi, en una entrevista
reciente, dijo: “Había personas de México que no estaban de acuerdo en que
viniera (el Papa) precisamente a San Cristóbal, porque aún tienen desconfianzas
políticas y eclesiales hacia esta región”. ¿Quiénes serían esas personas que no
querían a Francisco en la diócesis de don Samuel?, ¿serían del gobierno, de la
alta curia mexicana o de ambos? Curiosamente, en los eventos del Papa en
Chiapas, incluida su visita a la tumba del Tatic, estarán algunos de los que,
durante el conflicto zapatista proponían “echar” al obispo, a quien
consideraban “subversivo”.
sgarciasoto@hotmail.com
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