“El
montaje de Esteban Villegas y Pancho Garfias para ganar votos”/Pancho Garfias
Excelsior, 20
de Mayo de 2016
El
miércoles por la tarde recibí una llamada en el celular. Era Pedro Pablo
Treviño del Bosque, exsecretario de la policía en Monterrey, hoy asesor de políticos y empresarios.
Quería
ponerme al tanto de la disculpa pública ofrecida por Esteban Villegas,
candidato del PRI a la gubernatura de Durango, luego de presentarse, sin ser
invitado, en un estudio en el que se le hacía una entrevista a su adversario de
la coalición PAN-PRD, José Rosas Aispuro.
“Es
un acto de valentía. No todos los candidatos se atreven a reconocer que se
equivocaron”, nos dijo, en un intento por inflar la importancia del gesto de
Villegas.
Quería
que incluyera un comentario en esta columna.
Le
respondí que no tenía espacio para ese día. Para salir del paso agregué, sin
mucha convicción:“pasado mañana comento algo”.
No le di mayor importancia. Era una de las llamadas con planteamientos
similares que un reportero recibe a menudo.
Al
día siguiente ni siquiera me acordaba del tema hasta que mi amigo Manuel
Feregrino le pidió a Patricia Santana, eterna colaboradora de Ciro Gómez Leyva
en Radio Fórmula, que llamara para informarme de un audio que circulaba en las
redes sociales, en el que me involucraban en un “montaje para ganar votos”con
el priista Esteban Villegas.
El
audio contiene la grabación de una llamada de Pedro Pablo con Villegas. Para
hacer más visible mi “complicidad” con
el priista, utilizan la foto de este reportero, que se publica
cotidianamente en Excélsior.
Mi
sorpresa fue aún mayor cuando escuché el sonido. “Esteban, ya hablé con
Francisco Garfias para la columna.
Aparece pasado mañana, pero quisiera hacerte algunos comentarios…”, dice Pedro Pablo.
Le
quiso vender el favor al candidato. Pararse el cuello. Algo común entre
asesores y jefes de prensa. Pero la forma como lo presentaba, daba a entender
que el exfuncionario me manejaba y que ya me tenía “arreglado”.
Un
montaje, ése sí, de los profesionales del rumor y la calumnia.
Recorrí
las notificaciones en mi cuenta de Twitter. Afortunadamente no eran muchas las
réplicas de “El montaje de Esteban Villegas y Pancho Garfias para ganar votos”.
Confieso
que me dolió una. La de Jan Herzog. Un hombre que respeto por sus posiciones
valientes, aunque a veces difiera de su radicalismo.
Herzog
retuiteó la mentira.
Le
llamé a la gente de Rosas Aispuro. Ellos también me han pedido que incluya
alguna encuesta del candidato del PAN-PRD, a quien sí conozco y le tengo
simpatía. ¿Se les habrá olvidado el favor que pidieron? Es pregunta. “Fueron
los del PRI”, dijeron. Ésa fue la réplica. Lo juro.
A
Villegas jamás lo he visto, ni hablado con él, ni me ha mandado recados con
Treviño ni con nadie. Cero contacto.
También
busqué a Pedro Pablo. Le reproché su tono en la llamada grabada
clandestinamente. Pero eso, que es un delito, es lo que menos importa. “Parece que me manejas”, reproché.
—¡No
mames!, replicó. Pedirte un favor a ti o a otros periodistas —dio los nombres,
pero los omitiremos, no vaya a ser que los incluyan en el “montaje para ganar
votos”— no significa que te maneje. “Yo no manejo ni a mis nietos”, remató en
tono entre molesto y ofendido.
Marcelo
Ebrard fue pionero en el tema de los matrimonios igualitarios y la interrupción
voluntaria del embarazo. Fue durante su
gestión como jefe de Gobierno que la Ciudad de México se puso a la vanguardia
en ese tema. Fue satanizado, casi excomulgado por la Iglesia católica por su
osadía.
A
principios de esta semana, el presidente Peña presentó dos iniciativas para
elevar a rango constitucional las bodas gay. Este golpe a la homofobia fue
aplaudido por los sectores más progresistas del país y, lógicamente, criticado
por la jerarquía católica.
He
comentado con gente de Los Pinos que el primer mandatario se hubiese visto muy
bien si le hubiese hecho un reconocimiento a Marcelo, en el discurso que
pronunció al anunciar las iniciativas.
Del
tema hablamos telefónicamente con el exjefe de Gobierno. No tuvo empacho en
calificar de “positiva” la iniciativa de Peña. “Era previsible que esto
sucediera tarde que temprano. La Ciudad
de México abrió la posibilidad de que fuera a nivel nacional”, nos dijo.
Y
más: “Es una decisión política que hay que reconocer. No hay que regatear”.
El
hombre se alegró de que por fin se hable bien de México. La iniciativa de los
matrimonios igualitarios fue aplaudida por la prensa internacional. “Es la
primera vez en mucho tiempo que
leo comentarios positivos”, nos dijo.
Y
es que la imagen del régimen en el exterior está dañada por casos como Ayotzinapa, Tlatlaya o el escándalo
inmobiliario conocido como la Casa Blanca.
Marcelo
sigue del otro lado del Atlántico. Se dedica a dar conferencias por todo el
mundo. Después de las elecciones va a valorar si regresa a México.
Comentamos
brevemente la situación del PRD. El mayor partido de izquierda hasta la última
elección anda dando tumbos. Del 32% de los votos que alguna vez tuvo, está en
el 8 o 9%, destacó Ebrard. “Me corrieron a patadas porque les dije que no se
metieran al Pacto por México. Allí están
los resultados”, recalcó.
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