México
y Estados Unidos deportan a niños a una muerte segura/
Por Nicholas Kristof, periodista.
The
New York Times, 17 de julio de 2016
Elena
tenía 11 años cuando un miembro de una pandilla en su país natal, Honduras, le
pidió que fuera su novia.
Elena
conocía los riesgos porque a una de sus amigas, Jenesis, le hicieron la misma
propuesta y se negó. Elena pudo ver las consecuencias cuando Jenesis, desnuda,
sangrando y tambaleándose, huía de los pandilleros.
“La
habían violado y le dispararon en el estómago”, recordó Elena con la voz
impávida de una niña que ha visto demasiado. Hizo una pausa y añadió: “No
sabemos si sobrevivió. Dijeron que murió en el hospital”.
Cuando
un miembro de una pandilla en Honduras le dijo a Elena que fuera su novia, y a
pesar de que sólo tenía 11 años, ella sabía que no lo podía rechazar. Credit
Nicole Salazar/Show of Force — Humanity on the Move.
En
cuanto a Elena, sus labores como novia de un pandillero consistían en entregar
drogas y ser vigía, además de otras intimidades sobre las que no quiso hablar.
En este momento de nuestra conversación, su madre y su hermana menor comenzaron
a llorar.
Otro
hombre, Emilio, de 23 años, me mostró las amenazas que sigue recibiendo de las
pandillas. Emilio huyó de El Salvador y dejó atrás su negocio de ropa cuando
miembros de una pandilla irrumpieron en su hogar y, apuntando a su familia con
una pistola, le dijeron que matarían a sus dos hijos pequeños a menos que
pagara por su protección. Así que ahora Emilio se esconde en México con su
esposa e hijos, y recibe amenazas de muerte.
“Sabemos
dónde estás con tu perra y tus morros”, decía un mensaje de Facebook que
recibió de uno de los miembros de la pandilla. “Ya mandamos ha los jomboy ahí,
culero, por no darnos la feria me entendes se van ha palmar los 4 ustedes”.
Sin
embargo, México no hace un estudio serio de la mayoría de los migrantes para
confirmar su estatus de refugiados antes de devolverlos a sus países. En
Estados Unidos, en 2014, únicamente el tres por ciento de los menores detenidos
fue deportado; en México, se deportó al 77 por ciento, de acuerdo con el
Migration Policy Institute. “Menos del uno por ciento de los niños que son
capturados por las autoridades migratorias mexicanas son reconocidos como
refugiados o reciben algún otro tipo de protección formal”, apunta Human Rights
Watch. Mientras que México aumenta vertiginosamente la velocidad de las
detenciones y deportaciones, no hay un aumento proporcional en el presupuesto
para procesar las solicitudes de asilo.
Nadie
sabe exactamente cuántas personas han sido asesinadas o violadas después de la
deportación como resultado de esta política mexicoestadounidense, pero no hay duda
de que ese ha sido el destino de muchos. Supe de un salvadoreño al que una
pandilla baleó a tan solo unas horas de que fue deportado de México. De hecho,
de acuerdo con algunos relatos, las pandillas tienen vigilados los autobuses
que llegan a San Salvador con los deportados, que se convierten en presa fácil.
El
secretario de Estado John Kerry criticó, con justa razón, los planes de Kenia
para cerrar su campo de refugiados en Daadab y deportar a los refugiados a
Somalia; sin embargo, Estados Unidos hace algo similar cuando trabaja con
México para deportar a los refugiados a Honduras y El Salvador.
Conocí
a un chico de 15 años, Álex, hijo de un abogado de una familia solvente, que
vino a México por cuenta propia después de que una pandilla tratara de reclutarlo
camino a la escuela y de regreso. Álex era un buen estudiante —su materia
favorita era inglés— y trató de declinar la invitación de manera amable porque
lo último a lo que aspiraba era a ser pandillero.
Entonces
integrantes de dicha pandilla lo apuñalaron en el estómago y le rompieron la
nariz. Después de eso, Álex no se atrevió a regresar a la escuela y rápidamente
se las arregló para tomar un autobús hacia el norte, a la seguridad de México.
Excepto que México podría ser inseguro porque el presidente Obama está tratando
de resolver una crisis política en nuestra frontera de una forma en la que solo
agrava el riesgo para niños como Álex.
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