Palabras de Eduardo Bohórquez López,
Director Ejecutivo de Transparencia Mexicana y representante de la sociedad
civil.
Palacio Nacional a 18 de julio de 2016
Señor
Presidente de la República.
Presidentes
de las Cámaras de Diputados y Senadores.
Por
la sustentabilidad del sistema político, por la continuidad en nuestra
democracia, los mexicanos y las mexicanas necesitamos ver cambios y hechos.
Las
leyes no son suficientes para transformar la realidad, pero el diseño actual de
nuestras normas e instituciones es el cimiento principal del estado de
impunidad que caracteriza hoy a nuestra democracia.
Necesitamos
transitar a un Estado de derechos, así en plural, un país donde los derechos se
ejerzan todos los días.
Un
Estado cimentado en el cumplimiento de los derechos de nuestra Carta Magna en
la vida cotidiana de las personas.
Conscientes
de que las organizaciones académicas y civiles no legislan, no votan en el
Congreso, ni toman partido político, decidimos presentar la iniciativa
ciudadana Ley 3 de 3.
Y,
también, compartir información y conocimiento con todo legislador o grupo
parlamentario que estuvo dispuesto a intercambiar estudios, experiencias
internacionales y posturas técnicas.
En
los pasados seis meses, académicos, especialistas y organizaciones civiles,
hicimos recomendaciones para las siete iniciativas que conforman este primer
paquete legislativo.
Nuestro
reconocimiento a los y las Legisladoras que abrieron la puerta del Congreso a
las opiniones y recomendaciones ciudadanas.
Además,
de la máxima publicidad para las declaraciones patrimonial, de intereses y de
impuestos, queremos un Sistema Nacional Anticorrupción que responda al hartazgo
social ante la corrupción y la impunidad.
Un
sistema que sea capaz de desmantelar redes de corrupción que operan en todos
los órdenes de Gobierno y en todos los poderes del Estado.
Queremos
un sistema que no deje un solo peso público sin apropiada fiscalización, y
ninguna irregularidad sin ser investigada y sancionada apropiadamente.
El
Sistema Nacional Anticorrupción que hoy se promulga, tal vez no pueda hacer que
un gobierno con recursos escasos los multiplique, pero sí puede contribuir a
que su uso atienda efectivamente los propósitos para los cuales están destinados
esos recursos.
Este
nuevo sistema puede liberar a las familias mexicanas que viven en condiciones
de pobreza y marginación de una carga innecesaria sobre sus escasos recursos,
para pagar esta dolorosa y regresiva carga financiera.
Un
sistema anticorrupción es complemento indispensable para invertir mejor los
recursos escasos y para derribar barreras a las pequeñas y medianas empresas
que son extorsionadas cotidianamente, tanto por el crimen organizado, como por
funcionarios deshonestos.
En
los próximos meses, trabajaremos desde la sociedad civil por construir un
sistema anticorrupción que funcione en todo el país de manera coherente,
consistente y efectiva.
Un
sistema que aprenda de sus errores y que los corrija inmediatamente, ya no un
conjunto de instituciones fragmentadas, sino un auténtico sistema para
prevenir, investigar y sancionar la corrupción de empresas y de servidores
públicos.
Las
siete leyes que se promulgarán el día de hoy, inauguran una etapa de profundas
transformaciones para la vida pública del país.
En
los próximos meses, además de asegurar la correcta implementación de estas
siete leyes, las organizaciones académicas y civiles impulsaremos una nueva
agenda legislativa, que incluye, entre otras normas: una nueva ley de adquisiciones,
arrendamientos y servicios; una nueva ley de obra pública; una nueva ley para
ajustar el Registro Público de la Propiedad; modificaciones a la Ley de
responsabilidad fiscal y hacendaria, y también a los códigos de procedimientos
electorales que afectan el financiamiento de la vida político-electoral.
Éstas
y otras iniciativas se van a presentar como propuestas de la sociedad civil de
forma en que se continúe avanzando en consolidar el paquete legislativo o un
paquete legislativo que ataque de raíz las causas de la corrupción en México.
Como
sociedad civil organizada pondremos especial atención a la transformación de
las instituciones encargadas de implementar esta nueva legislación y al
nombramiento de sus nuevos titulares.
Una
prioridad para este grupo de organizaciones civiles y académicas es la creación
de la Fiscalía General de la Nación, como pieza central para construir un
sistema, donde la impunidad sea la excepción y no la regla.
Observaremos
la designación de los funcionarios encargados de los órganos que conforman el
Sistema Nacional Anticorrupción, de forma en que se avance en la
profesionalización de un Estado con un servicio civil que sea cada vez más
robusto, ajeno a los vaivenes políticos y que garantice, con su
profesionalismo, una lucha eficaz para prevenir y controlar la corrupción.
Éste
es un acto de Estado.
Lo
es porque están presentes los Poderes de la Unión, pero también porque, sin
perder nuestra independencia política, estamos presentes los ciudadanos.
634
mil personas confiaron en que podemos cambiar al país desde las instituciones.
Hicieron
de lado la rabia, el dolor, la frustración. Invirtieron su tiempo en recolectar
firmas y en invitar a otros a creer que es posible cambiar las cosas.
Estamos
aquí, los ciudadanos que acompañamos este acto de Estado, porque nos negamos a
que la corrupción o la impunidad sean vistas como atributo de nuestra
comunidad.
Estamos
aquí porque no queremos que la corrupción sea considerada como parte de nuestra
cultura o de nuestros valores.
Estamos
aquí para que estos lastres ya no dicten nuestro estilo y forma de vida.
Estamos
aquí también para colaborar con las autoridades de todo signo político, en la
construcción de un sistema íntegro, próspero, justo, sin desigualdad.
Ésta
no es una tarea exclusiva del Gobierno, y por eso estamos aquí como parte de
una sociedad civil plural, capaz de organizarse y de contribuir a esta tarea.
México
tiene, en sus universidades, en sus centros de investigación, en sus
organizaciones civiles, todo el talento necesario para arrinconar a la
corrupción en todas sus formas, trámites y servicios, procedimientos
judiciales, licitaciones, permisos, concesiones.
Abramos
las puertas de nuestras instituciones a esa ciudadanía innovadora, capaz de
cuestionar y también de construir con su Gobierno.
Hagamos
de nuestras instituciones, gobiernos y congresos abiertos, capaces de sentarse
con la ciudadanía a definir las acciones que nuestro país necesita.
Gobiernos
abiertos y Congresos abiertos a la crítica, a las posiciones informadas, a los
estudios independientes; a escuchar las razones de otros que decidieron no ser
gobierno, pero que no por ello se alejan de los asuntos públicos.
Señor
Presidente.
Señoras,
señores:
A
cada generación de mexicanas y mexicanos les ha tocado un reto en la
construcción de nuestra vida pública.
A
la nuestra, y aquí hablo de contemporáneos, no de coetáneos, a la nuestra, a
nuestra generación, le toca la enorme responsabilidad de desterrar corrupción e
impunidad como formas de vida cotidiana de nuestro país.
En
toda democracia, la sociedad civil cumple un papel central.
Hoy
reconocemos un avance significativo con este primer paquete de siete leyes, que
da lugar al nacimiento del Sistema Nacional Anticorrupción.
Pero
este grupo amplio y plural de ciudadanos anhela mucho más para nuestro país.
Que
no quede ninguna duda: Vamos por más.
Muchas
gracias.
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