Comienzan los
futurismos en el Ejército/Juan Velediaz
Estado Mayor, 12 de julio del 2016
Con el retiro en mayo pasado del último de los
generales de división que disputó la titularidad de la Defensa Nacional en la
sucesión del 2012, concluyó una época quizá la más escandalosa en los últimos
años en la cúpula del ejército mexicano.
México,
12 de julio.- Fue uno de los militares de alto rango que protagonizó en 2012
una fuerte disputa por la sucesión en la secretaría de la Defensa Nacional. El
pasado 1 de mayo el general de división Augusto Moisés García Ochoa, dejo la
comandancia de la II región militar con cuartel en Mexicali y jurisdicción en
Sonora y la península de Baja California, luego de que en los primeros días de
abril cumpliera 65 años, edad reglamentaria para pasar al retiro a militares de
su rango. Su sustituto fue el general de división, ascendido en noviembre
pasado, Adolfo Domínguez Martínez, quien había estado al frente de la décima
zona militar en Durango hasta hace pocos meses.
García
Ochoa era uno de los militares de referencia cuando se trataba de resumir lo
que fueron 12 años de gobiernos panistas en la presidencia de la república. Fue
secretario particular del titular de la Defensa durante el sexenio foxista, y
con Felipe Calderón ocupó la dirección general de Administración de la Sedena.
En el último tramo del zedillismo a finales de los años 90, fue jefe del Centro
de Inteligencia Antinarcóticos (CIAN) del ejército. Con su retiro ya no queda
nadie en servicio activo de aquel grupo de generales de división que en 2012,
protagonizaron la sucesión en la secretaría de la Defensa más politizada que
haya sucedido hoy día.
Fueron
los meses de acusaciones de corrupción contra García Ochoa, el encarcelamiento
del divisionario Tomás Ángeles Dauahare, ex subsecretario, el señalamiento
contra su colega Carlos Demetrio Gaytán Ochoa de estar detrás de un grupo
militar que se oponía a ambos, y la entronización del chisme y rumor como
mecanismo clásico para desprestigiar al adversario. Aquella disputa pasó de
largo para el que resultó ungido por Enrique Peña Nieto, el general Salvador
Cienfuegos Zepeda, para quien ya comenzó la curva descendente del sexenio y en
los próximos dos años aparecerán a su lado los posibles aspirantes a sucederlo
en 2018.
La
posibilidad de que en 2018 sea un civil el que ocupe por primera vez la secretaría
de la Defensa Nacional, forma para de una propuesta de reforma constitucional
por la que también desaparecería la secretaría de Marina. Esta iniciativa
“duerme” en la Cámara de Senadores desde finales del 2012, cuando la senadora
Layda Sansores la presentó como parte de una reforma que buscaría acotar el
poder de las fuerzas armadas y subordinar por completo al mando militar al
poder civil.
Al
desaparecer la secretaría de Marina, la fuerza que administra llamada Armada de
México, pasaría a formar parte de la secretaría de la Defensa Nacional donde se
conformaría un Estado Mayor Conjunto, compuesto por el comandante en jefe del
ejército, el comandante general de la Armada y el comandante en jefe de la
Fuerza Aérea.
Esta
propuesta contempla al secretario de la Defensa Nacional como un vínculo entre
el poder militar y el poder político, entre las fuerzas armadas y la
administración pública. Parte del papel que tendría el hecho de que un civil
asumiera esta responsabilidad, es que permitiría analizar en perspectiva y a
fondo las necesidades militares, de seguridad y defensa del país, según la
iniciativa. También buscaría regular “el equilibrio” entre la política y la
fuerza, acotar los “excesos” militares y restringir la “imprudencia política”.
Las lecciones de la sucesión del 2012 en la secretaría de la Defensa, fueron
diversas pero hubo una que quedó como consenso: las exhibiciones públicas
causaron un severo daño en la imagen de la institución.
Los
que vienen
El
general de división Domínguez Martínez, sustituto de García Ochoa en Mexicali,
nació en Puebla en 1953, para el año 2018 cumplirá en agosto 65 años, lo que lo
pone con un pie en el retiro en los meses en que se prepare el relevo en la
Defensa. El mismo caso es el del también divisionario Juan Manuel Castillo
Segura, nacido en el mismo año pero en Yurécuaro, Michoacán. Como subjefe
administrativo y logístico del Estado Mayor de la Defensa, fue ascendido a
divisionario en 2015. También estaría en el umbral del retiro en el año de la
sucesión.
Uribe
Toledo Sibaja, nacido en marzo de 1954 en Juchitán, Oaxaca, es el militar que
le tocó administrar el conflicto de seguridad por los grupos de autodefensa y
el narco desde Morelia, Michoacán como comandante de zona. Ascendió hace un par
de años al rango de divisionario, para el 2018 tendrá 64, es un año más joven
que sus colegas anteriores.
El
actual comandante de la cuarta región militar con sede en Monterrey y
jurisdicción en Nuevo León y Tamaulipas, el divisionario Miguel ángel Patino
Canchola, quien se volvió célebre tras su enconada disputa con el doctor José
Manuel Mireles, líder de autodefensas en la Tierra Caliente de Michoacán,
cuando era comandante de zona militar en Apatzingán, nació en el DF en mayo de
1954, es de la misma edad que el general Toledo, y de otro de sus colegas
recién ascendido al grado de general de división, Lucino Carlos Piedra Lezama,
oriundo de Puebla, quien estuvo en Reynosa de comandante de donde lo mandaron a
Guadalajara como comandante de la 15 zona.
El
general de división más joven de momento en el ejército es Alejandro Saavedra
Hernández, nacido en marzo de 1958 y quien cumplirá 60 en el año del relevo en
la Defensa Nacional. Es el militar que carga la mancha de lo ocurrido con los
43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, cuando era comandante de la 35 zona
militar de Chilpancingo. Quien resulte electo como presidente de la república
en 2018, tiene en el general Saavedra un candidato demasiado cuestionable y una
segura bomba política por su polémico paso por Guerrero.
En
enero pasado el periódico El Sur de Acapulco publicó una nota informativa que
aseguraba que Saavedra había sido relevado al frente de la comandancia de la
novena región militar, la cual ocupa desde que dejó la 35 zona de Chilpancingo
el año pasado. El texto refería que su sustituto era el general de brigada
Gabriel García Rincón, comandante de la segunda zona en Tijuana, Baja
California. El supuesto cambio nunca se confirmó, la página de la Sedena
actualizada al mes de julio de 2016, mantiene al divisionario como comandante
del cuartel de Cumbres de Llano Largo, y en Internet su presencia en eventos
con el gobernador guerrerense tienen fecha de meses recientes.
Alfonso
Duarte Mújica, quien llegó a divisionario como “pago” de Felipe Calderón por
haber participado en el “montaje” para capturar a Jorge Hank Rohn cuando era
comandante de zona en Tijuana, es visto como un militar “político”, con poca
experiencia en el mando de tropas y propenso a perder la calma. Colegas suyos
lo consideran “pusilánime” y poco reflexivo. Sus escándalos en Baja California
quedaron consignados por la prensa local, como aquella ocasión en que le llamó
la atención en público al secretario general de gobierno de la administración
del panista José Guadalupe Osuna Millán.
Otro
que también ha tenido problemas por sus formas es el actual comandante de la
octava región militar con sede en Ixcotel, Oaxaca, el general de división Juan
Ernesto Antonio Bernal Reyes, nacido en Valle de Bravo en abril de 1955 y quien
cumplirá 63 años en 2018. Su poca experiencia en el mando de tropas y las
acusaciones de corrupción “destapadas” tras el suicidio de un coronel ingeniero
militar, a cargo de unas obras para la Judicatura, sucedido hace pocos meses en
la ciudad de México, lo pusieron en el punto de mira por haber sido señalado
como uno de los que presionó para que el hoy difunto presuntamente desviara
dinero para repartir entre sus superiores.
Del
mismo año de 1955 y con mayores posibilidades de competir por la secretaría de
la Defensa está el general de división Juan Manuel Rico Gámez, ascendido en
2015, actual comandante de la sexta región militar en Veracruz. Es bien visto
por el actual secretario y su experiencia en el ejercicio de mando en dos de
los estados más conflictivos, como Guerrero y Veracruz, le han dado suficientes
credenciales entre sus contemporáneos. Aunque la desaparición de civiles
presuntamente a manos de militares, que reconoció en 2012 cuando estaba a cargo
de la 35 zona en Chilpancingo que ocurrió en 2010, es un lastre que podría
revertírsele.
Otro
que cumplirá 63 años en 2018, nació en 1955 en Coatepec, Puebla, es el general
de división Dagoberto Espinosa Rodríguez, ascendido el año pasado, quien tuvo
un papel poco relevante en Tamaulipas tras ocupar hace unos meses el mando de
la octava zona en Reynosa, una de las ciudades en manos de grupos armados
identificados como miembros del Cartel del Golfo.
Para
los mandos militares consultados, el general de división que aparece como el
más firme aspirante hasta este año es Pedro Felipe Gurrola Ramírez, ex
secretario particular adjunto de Enrique Cervantes Aguirre, titular de la
Defensa Nacional en el sexenio de Ernesto Zedillo. Nacido en marzo 1956, tendrá
62 para 2018, y su experiencia de mando al frente de la Fuerza de Tarea Sierra
Madre, que tuvo su cuartel en Badiraguato, no lo dejó bien parado tras la
muerte en noviembre del 2012 de la ex miss Mujer Sinaloa de aquel año María
Susana Flores Gamez, quien resultó muerta en un tiroteo entre pistoleros al
mando de su pareja sentimental, Orso Iván Gastelum, el “Cholo Iván”, quien fue
detenido junto al Chapo Guzmán en enero pasado en Los Mochis.
Tras
su llegada a Michoacán como responsable de la estrategia de seguridad federal,
y como comandante de la doceava región militar con cuartel en Irapuato, y jurisdicción
en éste estado así como en Guanajuato y Querétaro, el general Gurrola Ramírez
tiene el visto bueno también estadounidense, donde fue agregado militar hace
varios años en la Embajada en Washington.
Son
los divisionarios con mayores posibilidades, otros como Gerardo Rubén Serrano
Herrera al frente de la primera región militar en el DF, Eduardo Emilio Zárate
Landero al mando de la quinta en Guadalajara, Germán Javier Jiménez Mendoza
comandante de la séptima región militar con sede en Tuxtla Gutiérrez y quienes
ocupan puestos de la plana mayor del ejército como el subsecretario Noé
Sandoval Alcázar, o el jefe de Estado Mayor de la Defensa, Roble Arturo
Granados Gallardo, sus posibilidades se limitan por la edad, aunque por
tratarse de una decisión política cualquier cosa podría suceder.
Para
este 2016 tres de los generales de brigada con amplias posibilidades de sumar
una tercera estrella al escudo nacional que identifica a los generales de
división, son Gustavo Nieto Navarro, quien actualmente aparece como comandante
de la décima región militar con sede en Mérida y jurisdicción en los estados de
Yucatán, Campeche y Quintana Roo, un puesto reservado para divisionarios lo que
fue interpretado por sus colegas como un aviso de que su promoción llegara este
año. Otro es el actual comandante de la octava zona en Reynosa, el general de
brigada Luis Crescencio Sandoval González, ex subjefe del Estado Mayor de la
Defensa, con un amplio currículum lo mismo en puestos administrativos que
operativos y comisiones en el extranjero. Su colega Genaro Robles Casillas, es
subjefe operativo de la Defensa el sexenio pasado, aparece también entre
militares de alto rango consultados como uno de los que podría ascender a
divisionario este año con lo que el abanico de opciones para el 2018 se
ampliará.
Juan
Veledíaz
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