29 ene 2020

Un texto de Primitivo dirigido a Carmen Aristegui, en 2007

Carmen Aristegui
Hoy por Hoy
W Radio
México, DF.
9 de septiembre, 2007
Estimada Carmen:
¿Es discrecional el derecho de réplica en el noticiario matutino Hoy por Hoy que usted conduce para W Radio?
 Usted se ha ganado buena fama como periodista entre otras razones por darle a su auditorio la oportunidad de tener opiniones contrapuestas por parte de gobernantes, legisladores, analistas y dirigentes sociales en temas de interés público. Hacerlo beneficia a la democracia e impulsa usos y costumbres distintos a los de regímenes autoritarios donde se privilegia la voz de los poderosos y se margina a sus críticos e incluso se les denigra.
El domingo 2 de este mes le dirigí un correo solicitándole ejercer el derecho de réplica a la
entrevista que Enrique Hernández hizo a Sergio Aguayo Quesada el pasado 9 de agosto en el noticiario que usted conduce sobre el desenlace de la demanda civil por daño al honor que presentó contra un servidor. Al parecer, en la entrevista se afirmó que yo acusé a Aguayo de ser agente de la CIA. Como tal cargo es falso y grave, pedí en tres correos enviados al Sr.
Hernández, el último de los cuales iba con copia para usted, para Sergio Aguayo y para otras personas, que me concediera el derecho de réplica, y me facilitara copia del audio y la versión estenográfica de la entrevista. 
En respuesta, no tuve siquiera acuse de recibo.
Por tal razón me dirigí posteriormente a usted haciéndole la misma solicitud. Su respuesta, sin
embargo, fue la misma: ninguna.  
Observa Sergio Aguayo que, “Si son tan frecuentes los abusos a la libertad de expresión es porque quienes difaman se aprovechan de que los medios de comunicación mexicanos dejan pasar con enorme facilidad opiniones que se presentan como hechos e información no verificada. Además de ello, cuando se equivocan son reacios a la hora de reconocer sus errores” (El club de los difamados, 2 de agosto, 2007, en www.sergioaguayo.org, apartado Los costos de mis acciones, sección Evolución del caso, #2). Estas palabras se vuelven ahora contra su autor, pero ¿se aplicarán por igual al noticiario matutino Hoy por Hoy ue usted conduce? 
Carmen, el caso en el que andamos envueltos Aguayo y un servidor toca la libertad de expresión y el derecho l honor, y está sentando importantes precedentes legales y sociales al respecto. En ese sentido, ¿por ser yo “malo” no tengo derecho de réplica en el noticiario matutino de Hoy por Hoy, y Sergio por ser “bueno” goza de protección en ese espacio, así diga falsedades y me difame? 
¿Pondrá usted la amistad con Sergio por encima de su ética y profesionalismo periodísticos? ¿Es ese el precedente social que usted desea quede sentado de su parte en los temas de libertad de expresión y derecho al honor: para los amigos todo, y para sus críticos nada? Y qué decir de lo que corresponde al auditorio, ¿”hechos” a modo, en vez de información contrastante para que llegue a su propia conclusión? 
Negarme la solicitud que le hago no beneficia a Sergio, por el contrario da mayor peso a la demanda civil que interpondré en su contra por daño al honor.
La mejor ayuda que usted puede dar a Aguayo es siendo justa, esto es, ejerciendo el periodismo con base en las normas fundamentales de imparcialidad y honradez que lo ennoblecen. 
Carmen, esperaré su respuesta a mi solicitud hasta el jueves que viene, el jueves 13.  
Saludos.
Primitivo Rodríguez Oceguera
Tel. 5574-0831    

P.D. Quien mejor documenta con base en hechos ciertos y verificables las mentiras y difamaciones de Sergio Aguayo, y el poco aprecio que muestra por el profesionalismo periodístico es él mismo. Le doy algunos ejemplos.
1. Aguayo sustenta que “Quienes escribimos en medios de comunicación tenemos el deber de ser diligentes y corroborar la confiabilidad de las fuentes que empleamos. Cuando leemos o escuchamos una información también tenemos el derecho a revisar la veracidad de la evidencia que se nos presenta e intentar asegurarnos de que quien lanza una acusación consideró la información que contradice lo que dice. El contraste permite establecer si hubo un ánimo deliberado de distorsionar los hechos, si existió el animus difamandi o el animus calimniandi” (Resumen de una demanda para defender el derecho al honor, 22 de septiembre, 2005, pág. 7). 
Por otra parte, el mismo Aguayo: 
A) Me sigue haciendo el cargo de que lo acusé de ser agente de la CIA, a pesar de que en documentos de su autoría –de los que mandé copia a usted y a otras personas- habla de las “más importantes acusaciones” que le he hecho y de las cartas “más ofensivas” que ha recibido, sin aparecer ahí lo que me adjudica.
B) En ninguno de sus escritos Aguayo hace referencia a las decenas de fuentes periodísticas, bibliográficas y electrónicas que documentan la conexión de la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) con la CIA, contradiciendo su afirmación de que la NED es una ONG independiente, dedicada a promover la democracia en el mundo sin
sesgos ideológicos o partidistas; bueno, Aguayo ni siquiera menciona documentos de la propia NED donde funcionarios y legisladores estadounidenses dejan claramente asentado su apoyo a dicha agencia por servir de manera destacada a los intereses de Norteamérica. 
C) Y respecto a verificar “si hubo ánimo deliberado de distorsionar los hechos,” Aguayo cae en ello al modificar el texto de un reportaje de Los Angeles Times del 30 de junio, 1999, sobre Fernando Gutiérrez Barrios para hacerme aparecer como un corrupto (Reforma, 17 de abril, 2002). 
2. Aguayo afirma que “No obstante su importancia, ni la libertad de expresión ni el derecho a la información son derechos absolutos. Existen otros derechos de terceras personas que el titular de aquella libertad y de aquel derecho han de respetar al ejercerlos, derechos como el que todo individuo tiene a su vida privada, a su propia imagen o[…] a su honor.
Es por ello que si se ejercen abusivamente la libertad e expresión y el derecho a la información, sin respetar sus debidas restricciones, generan esponsabilidades ulteriores para sus titulares, pues los demás no deben soportar que se tomen de pretexto para provocarles una afectación que se basa en. acusaciones ofensivas y falsas.” (Texto de la demanda civil por daño al honor contra un servidor, pág. 3). 
Además, al final de la demanda, Aguayo sostiene que es “una persona autónoma, independiente y objetiva en todo lo que realizo.” (pág. 134).
A pesar de esas palabras tan convincentes, Aguayo escribió, sin base o prueba alguna, en los diarios Reforma (17 y 25 de abril, 2002) y La Jornada (6 de mayo, 2002) que tengo un “tortuoso historial,” que. abrigo “motivos turbios,” que puedo estar al servicio de miembros de la extinta Dirección Federal de Seguridad, de “salinistas” o del gobierno cubano. Y para rematar, en esos escritos y en otro para Milenio Semanal (18 de noviembre, 2002), hace mofa de mi nombre. 
¿Qué le parece, Carmen?
Tengo la impresión de que Aguayo ha repetido una y otra vez la mentira (difamación) de que lo acusé de ser agente de la CIA para ocultar uno de los temas centrales del debate que él y un servidor hemos sostenido: su especial relación con la NED, la cual está basada en hechos ciertos, comprobables y que él. mismo ha admitido. Es esta relación el tema que he abordado en mis escritos, y su soporte documental: el carácter intervencionista y desestabilizador de la
NED, revelado en fuentes serias y variadas que le envié a usted en al correo anterior, fuentes que en parte pueden consultarse de manera rápida al solicitar a Google las referencias a “CIA-NED,” “USAID-NED,” “National Endowment for Democracy” o “Fundación Nacional para la Democracia.” Incluso, al pedir a Google la página electrónica de la NED www.ned.org,
entre las referencias que ahí aparecen se encuentran documentos críticos a dicha agencia. Por si algo faltara, el primer director de la NED, Allen Weinstein, es citado en el diario The Washington Post (22 de septiembre, 1991) afirmando que la NED hace ahora lo que la CIA realizaba años atrás.
La peculiar relación de Aguayo con la NED no es un hecho que lo convierta por sí mismo en agente de la CIA, pero lo hace sujeto de crítica legítima, sobre todo cuando él se presenta como una persona “profundamente nacionalista, independiente y progresista.” (Texto de la demanda, pág. 94, en referencia a un escrito que Aguayo tuvo en su página electrónica como candidato a diputado por el Partido México Posible).     
La NED conoce muy bien lo que un servidor y otras personas hemos escrito sobre ella en México, ha seguido el proceso de la demanda civil que me hizo Aguayo, y ha hecho cuanto puede para que yo sea juzgado, dentro y fuera de los tribunales, como un “difamador.” De esta manera, la NED quedaría  absuelta. de estar ligada a la CIA y de ser el brazo “no gubernamental” de los ataques de Estados Unidos contra gobiernos que ya no le sirven -los del PRI, por ejemplo-, contra los que no son del agrado estadounidense -como el de Venezuela- y contra los partidos nacionalistas y de izquierda que podrían llegar al poder, como fueron los casos recientes en Bolivia, Ecuador, Haití y Nicaragua, o el del Frente
Democrático con Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. 
En sus mejores momentos como potencia mundial, la URSS hubiese deseado tener un instrumento de intervención y desestabilización con la efectividad, el carácter “no
gubernamental” y la sofisticación de la NED. 
Actualmente, ningún país o conjunto de países cuenta con una agencia como la NED para promover sus intereses en el extranjero. Por ello gobernantes y legisladores estadounidenses apoyan a la NED, y le seguirán dando en consecuencia el dinero que necesita para sus operaciones dentro del presupuesto anual asignado a la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID). 
¿Quiere todo esto decir que las ONG que reciben el patrocinio de la NED deben dejar de aceptarlo? No. Lo único que se ha exigido desde hace diez años a las ONG financiadas por la NED es que adopten públicamente un código de transparencia y rendición de cuentas a la
ciudadanía que incluya poner a disposición de periodistas, estudiantes, investigadores y otra gente interesada su correspondencia postal y electrónica con dicha agencia, y con su poderosa “red de redes global,” el Movimiento Mundial por la Democracia (“World Movement for Democracy”, cuya referencia se encuentra en la página electrónica de la NED). 
¿Es ello mucho pedir a ONG que por otra parte promueven –exigen- la transparencia en asuntos de interés público, como lo hace Fundar, el centro de investigación que Aguayo preside y que está ligado a las redes del Movimiento Mundial por la Democracia, como consta en el sitio electrónico del mismo, y lo señala Fundar en el suyo www.fundar.org.mx?
   Las actividades que en relación a México han llevado a cabo la NED y su Movimiento Mundial por la Democracia, independientemente de la opinión que sobre ambos se tenga, no ha recibido en los medios de comunicación, en revistas especializadas y en la academia el
importante lugar que les corresponde en los cambios políticos del México contenporáneo, en particular, lo que respecta a la agenda electoral,  la de transparencia y la de seguridad pública y nacional.
Las redes directas e indirectas que estas dos organizaciones han creado en México entre ONG, dirigentes políticos, funcionarios, académicos y  periodistas explican en buena medida que el tema de la NED y del Movimiento Mundial por la Democracia no se toque públicamente.
En 1997, después de que apareció el reportaje del diario The New York Times (31 de marzo) sobre la NED y la CIA, y de que un servidor lo dio a conocer cuestionando a las ONG financiadas por la NED, David Fernández, entonces director del Centro de Derechos
Humanos Agustín Pro Juárez, me envió un fax agradeciendo la información y comentando que el tema. de la NED era un tabú entre las ONG progresistas que recibían su patrocinio. Algo similar me expresaron miembros de consejos directivos de esas ONG.
Todo parece indicar que el tabú sigue vivo, colocándose en su lugar mi “campaña de desprestigio” contra las ONG y mis “difamaciones” contra sus dirigentes, como Sergio Aguayo. El viejo truco de irse contra el mensajero y ocultar el mensaje, la vetusta práctica de “tapaos los unos a los otros.”
Cuando las ONG y centros de investigación que demandan transparencia y rendición de cuentas practiquen lo que predican ganará credibilidad y autoridad moral la tan
llevada y traída “sociedad civil organizada.” A la vez, cuando analistas, académicos y dirigentes sociales saquen a luz el importante papel que Estados Unidos ha jugado en fijar el rumbo y contenido de la transición democrática y de la alternancia de gobierno
en México, tendremos una nación más consciente de sus debilidades y, consecuentemente, mejor preparada para hacer valer sus intereses.        
(Envío nuevamente en archivo dos listas: la de las fuentes que he citado en mis escritos sobre la NED, sobre las ONG mexicanas que patrocina y sobre sus dirigentes, y la de las organizaciones que ha financiado en México de 1984 a 2005).





  

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