21 may 2020

Murió el padre Adolfo Nicolás Pachón S.J.

Murió el padre Adolfo Nicolás Pachón S.J. (1936-2020)
Un hombre sencillo, alegre e inteligente que supo retirarse a tiempo. | Fred Álvarez
La Silla Rota, 21/05/2020;
@fredalvarez
opinion@lasillarota.com
Todo tiene su tiempo...
En recuerdo de don Jesús Vergara Aceves SJ 
En la mañana de este miércoles 20 de mayo de 2020, murió en Tokio, Japón,  el Padre Adolfo Nicolás Pachón (1936-2020), jesuita español, quién fuera el trigésimo Superior General de la Compañía de Jesús; el séptimo general español de la Compañía en toda su historia, tras el propio San Ignacio (1441-1556), Diego Laínez (1558-1565), San Francisco de Borja (1565-1572), Tirso González (1687-1705), Luis Martín (1892-1906) y Pedro Arrupe y Gondra (1965-1983).
Tenía 84 años. y  todos sus hermanos le decían cariñosamente Adolfo, especialmente los jesuitas de Asia Pacífico...
El padre Nicolás fue cercano al papa Francisco, eran frecuentes sus encuentros privados, la última vez que se vieron fue el 22 de noviembre del año pasado durante el viaje apostólico del papa a Tailandia y Japón.
¿Qué decía aquella misiva de marzo 2013?
En el momento que Jorge Mario Bergoglio fue nombrado Papa, en ese momento el superior pasó a ser subordinado. Los jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa -obediencia, pobreza y castidad- y, además, un cuarto voto de obediencia al papa.
"En nombre de la Compañía de Jesús doy gracias a Dios por la elección del nuevo papa, Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J., que abre para la Iglesia una etapa llena de esperanza". (Fue la última vez que se usó las siglas SJ para referirse al papa).
Todos los jesuitas acompañamos con la oración a este hermano nuestro y le agradecemos su generosidad para aceptar la responsabilidad de guiar la Iglesia en un momento crucial.
El nombre de "Francisco" con que desde ahora le conocemos, nos evoca su espíritu evangélico de cercanía a los pobres, su identificación con el pueblo sencillo y su compromiso con la renovación de la Iglesia. Desde el primer momento en que se ha presentado ante pueblo de Dios, ha dado testimonio de modo visible de su sencillez, su humildad, su experiencia pastoral y su profundidad espiritual.
"Es rasgo distintivo de nuestra Compañía ser un grupo de compañeros (...) unido con el Romano Pontífice con un vínculo especial de amor y servicio" (NC 2, n. 2). Por ello, compartimos la alegría de toda la Iglesia al tiempo que deseamos renovar nuestra disponibilidad para ser enviados a la viña del Señor, conforme al espíritu de nuestro voto especial de obediencia, que tan particularmente nos une con el Santo Padre (CG 35, D.1, 17).
P. Adolfo Nicolás S.J, Superior General, firmado.
De inmediato el papa le respondió no con una misiva sino con una llamada telefónica que quedará para el registro histórico.
Ocurrió la mañana de viernes 15 marzo de 2013.
Francisco tomó personalmente el teléfono y habló a la oficina de su ex jefe para agradecerle la carta que había recibido.
Contestó la llamada el portero de la oficina quien jamás esperaba recibir una llamada telefónica del mismísimo papa.
El portero respondió al teléfono y escuchó una voz suave y serena:
-Buenos días, soy el papa Francisco, quisiera hablar con el Padre General —el portero obviamente respondió frío.
-¿De parte de quién? —Francisco entendió que el joven portero italiano no le creía y le repitió dulcemente.
-No, de verdad, soy el papa Francisco, ¿y usted cómo se llama? —en ese momento, el empleado respondió con voz titubeante.
-Me llamo Andrés.
-Yo bien, disculpe, ¡sólo un poco confundido!
-No te preocupes —le dijo amablemente el papa— por favor comunícame con el padre General, quisiera agradecerle por la hermosa carta que me ha escrito. —el portero inmediatamente respondió.
-¡Disculpe, Su Santidad!, lo voy a comunicar.
-No, no hay problema; yo espero lo que sea necesario —respondió el papa.
El joven portero, Andrés, entregó el teléfono al secretario privado del Padre Nicolás y quién incrédulo concretó la siguiente conversación:
-¿Hola?
-¿Con quién hablo?
-Soy Alfonso, secretario personal del padre General —respondió el secretario.
-Soy el papa ... quisiera saludar al Padre General, para agradecerle la bonita carta que me envió —el secretario particular, todavía incrédulo tuvo a bien contestar.
-Sí, un momento —y justo en ese instante entendió lo que estaba sucediendo— ¡Santo Padre, felicidades por su elección, aquí estamos todos contentos por su nombramiento, estamos rezando mucho por usted!
-¿Rezando para que yo vaya para adelante o para atrás? —bromeó el papa.
-Naturalmente para adelante —le respondió Alfonso mientras caminaba hacia el Padre General, al que le extendió la mano con el teléfono inalámbrico y le dijo: ¡es el papa! 
Durante la conversación Francisco agradeció cordialmente a su ex superior por su carta. El Padre General le dijo que le gustaría verlo para saludarlo y Francisco le respondió que daría instrucciones a su secretario para que eso pudiera ser lo más pronto posible, como fue.
De hecho ellos se reunieron muchas veces en privado. incluso acordaron su renuncia años después.
El padre Nicolás dijo una vez que cuando conversaron sobre su propia renuncia como superior general, Francisco  el papa le dijo que tenía intención de "tomar en serio el desafío de Benedicto XVI", de renunciar al cargo 
Sin embargo, unos meses más tarde, Francisco le confesó lo siguiente: "Le pido al Buen Dios que me lleve, cuando los cambios sean irreversibles".
El asunto quedó ahí.
¿Quién fue el padre Nicolás Pachón SJ?
El Superior General, el venezolano Arturo Sosa, dice en una carta que el padre Nico -como le decían de cariño-, había nacido en Palencia en 1936, entró en el noviciado de los jesuitas de Aranjuez en 1953. Con 24 años fue destinado a Japón. Desde ese momento hasta su elección como Superior General, en 2008, trabajó en Asia, sobre todo en Japón y Filipinas, desempeñando distintos cargos, entre ellos el de Provincial de Japón durante la década de los 90, o el de moderador de los Provinciales Jesuitas de Asia Oriental y Oceanía. 
Durante diez años vivió en Filipinas, ejerciendo como director del Instituto de Pastoral de Extremo Oriente (EAPI) y como Presidente de la Conferencia de Provinciales de Asia Oriental y Oceanía. Tras haber presentado su dimisión como General de la Compañía, fue director espiritual en el EAPI y en la Residencia Internacional Arrupe de Manila. También trabajó con población inmigrante y desfavorecida en una parroquia de Tokio.
El padre en su carta a los jesuitas, invita: "A la vez que oramos por su felicidad eterna junto al Señor, a quien tan bien sirvió, pedimos poder continuar nosotros igualmente sirviendo a la misión como lo hizo él, con bondad, con generosidad y con alegría".
Sólo agregaría que el español fue gran misionero como todos los jesuitas, un hombre comprometido no sólo con el ecumenismo sino con el diálogo interreligioso e intercultural. Un hombre sencillo, alegre e inteligente que supo retirarse a tiempo.
Fue la tercera renuncia en la historia de la compañía, el primer "papa negro" en renunciar fue Pedro Arrupe (1907-1991) en 1983,  murió ocho años después; el segundo fue Peter-Hans Kolvenbach en febrero de 2008, lo anunció dos años antes después de obtener el consentimiento del papa Benedicto XVI; en aquel momento adujo su avanzada edad (cercano a los 80 años) y la larga duración de su gobierno, que duró casi 25 años, y el tercero el padre Nicolás.
Al dejar el cargo, regresó a Asia, primero a Filipinas y después a Japón, donde residió hasta su muerte.
Descanse en paz, todo tiene su tiempo.






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