Ordenan desobedecer el mandato de jueces:REFORMA, Pp.
La instrucción del presidente lo coloca como un autócrata.
López Obrador ordenó ayer a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) desobedecer los mandatos de los jueces, cuando se pretenda liberar a delincuentes en un "sabadazo"..
En mañanera instruyó a los funcionarios de la SSPC para que se nieguen a acatar las resoluciones de los juzgadores y pidió que respondan, por escrito, a las órdenes de liberación, argumentando que tienen "otros datos" sobre los cargos o procesos contra los acusados y así evitar que salgan de prisión.
"Ya les tengo dicho en la Secretaría de Seguridad Pública que, si se trata a todas luces de un hecho de corrupción, que aguanten, que envíen un escrito al juez, diciéndole: no puedo, porque yo tengo otros datos y ¡que se aguanten!", comentó...
Reacciones..
El llamado de AMLO es en sí mismo una conducta delictiva que atenta contra la autonomía del Poder Judicial.
"Lo expresado por el Presidente lo ubica en la posible comisión de diversas modalidades de delitos contra la administración de justicia, contempladas en el artículo 225 del Código Penal Federal", dijo Jorge Lara, ex subprocurador Jurídico de la extinta PGR.
Explicó que los funcionarios que atiendan el llamado presidencial se exponen a ser procesados y destituidos del cargo.
Estefanía Medina, quien fue directora para la implementación del Sistema Penal Acusatorio en la Visitaduría General de la PGR, señaló que la apología del delito es una figura aplicable para el llamado del Presidente, cuya postura también calificó de contradictoria.
Por su parte, diputados de Oposición acusaron que la instrucción atenta contra el Estado de Derecho, los derechos humanos, la Constitución, el Poder Judicial y la división de poderes.
La diputada del PRI, Lorena Piñón, calificó como kafkiana la instrucción que López Obrador le dio esta mañana a la dependencia federal y advirtió que ésta podría generar graves violaciones a los derechos humanos.
Piñón lamentó que el jefe del Ejecutivo federal ordene a una institución pública incurrir en un desacato al mandato de los jueces, en un País en donde la percepción de la impunidad es alto.
La legisladora alertó que una de las consecuencias de esta instrucción que abona a la discrecionalidad es que se consientan detenciones arbitrarias por parte de efectivos de la Guardia Nacional sólo porque cuentan con la licencia presidencial para hacerlo.
El coordinador de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, aseguró que lo dicho por el Presidente no sólo es desafortunado, sino un síntoma grave del autoritarismo que ha caracterizado su estilo de Gobierno.
Álvarez Máynez indicó que la instrucción de López Obrador lo coloca como un autócrata.
El legislador afirmó que la instrucción a la SSPC es de la mayor gravedad, porque desafía a la Constitución y al Poder Judicia
Otras embestidas
22 DE NOVIEMBRE
"Ahora estamos presentando denuncias a todos los jueces que se considera actúan en complicidad con la delincuencia y los denunciamos ante la Judicatura".
22 DE JUNIO
" (En el Consejo de la Judicatura), no han estado a la altura de las circunstancias, les ha faltado, es para que hubiesen, con procedimientos legales, destituido a varios".
6 DE ABRIL
"Que no vengan con ese cuento de que la ley es la ley. Lo que se va a demostrar es si (los Ministros) son abogados que defienden el interés público o abogados patronales".
Nota de Benito Jiménez, Claudia Guerrero, Abel Barajas y Martha Martínez/Reforma..
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Las columnas políticas hoy, sábado 26 de noviembre de 2022
Templo Mayor/ REFORMA..
UNA VEZ MÁS, Andrés Manuel López Obrador mandó al diablo la división de poderes al ordenarles a funcionarios federales que desobedezcan las resoluciones de jueces para liberar a reos si consideran que hay un acto de corrupción de por medio.
Y A PESAR de que una de sus frases recurrentes en las mañaneras es que "al margen de la ley, nada y por encima de la ley, nadie", ahora que no le gustó la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de eliminar la prisión preventiva forzosa para los delitos fiscales, acomodó su discurso y dijo que por encima de la ley debe prevalecer la justicia.
MÁS ALLÁ de la flagrante contradicción en la que cayó el Presidente, el grave problema para México es que para el inquilino de Palacio Nacional, la justicia es lo que él dice que es justo de acuerdo con su muy personal visión y a capricho de lo que dicte su voluntad.
¿Y CÓMO se le llama a la "forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley"? Si le preguntan a la Real Academia Española verán que la respuesta es: "Autocracia".
A PESAR de los fuertes jaloneos entre el gobierno de Jalisco y la Universidad de Guadalajara por la Feria Internacional del Libro, cuentan que el polémico presidente de ese famoso encuentro literario, Raúl Padilla, ni sufre ni se acongoja.
POCO le importan las acusaciones del gobernador Enrique Alfaro e incluso las críticas desde Palacio Nacional al cacique que ha manejado a la UDG desde hace más de 30 años, pues dicen que anda muuuy echado para adelante presumiendo su buena relación con una de las corcholatas presidenciales.
Y DICEN que si alguien duda de ello, sólo tiene que revisar cómo fue recibida y apapachada en septiembre en la Ciudad Universitaria de Tonalá la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, en una "conferencia" para universitarios que más bien parecía mitin de campaña. ¡Ay, Jalisco, no te rajes!
MUY POCO trabajo deben tener en la embajada de México en Rusia para que nuestro representante ante ese país, Eduardo Villegas, ande presumiendo en Twitter cómo puso a su personal a hacer... ¿manualidades?
CON MATERIALES como globos, engrudo y periódicos, el diplomático puso a sus colaboradores a trabajar en algo tan trascendental para la relación bilateral como ¡la elaboración de piñatas!
¿DE VERDAD no tiene algo más importante que hacer nuestro embajador ante el gobierno de Vladimir Putin? Es pregunta que se queda colgada a ver quién tira el primer palo.
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¿Con qué derecho, Presidente?/ Don Sergio García Ramírez
El Universal, 26/11/2022;
Por supuesto, no espero respuesta del destinatario de esta pregunta. Habrá quienes se ocupen de darla, acumulando reproches e invectivas. Cuando mi artículo aparezca en EL UNIVERSAL, merced a la generosa hospitalidad de este diario, probablemente no estaré en la Ciudad de México y no podré considerar las novedades que ocurran en la extraña interlocución que se desarrolla entre el caudillo y los ciudadanos de la República.
Creo que no habrá novedades por parte del gobernante, que se limitará a reiterar hechos y dichos a los que estamos acostumbrados. Pero sí hubo novedad —y espero que la siga habiendo, sostenida con valor y firmeza— en lo que atañe a los ciudadanos congregados en la “sociedad civil”. En ésta alumbraron el ánimo y la voluntad manifestados en la marcha del 13 de noviembre, un hito en nuestra historia política.
Cuando pregunto: “¿Con qué derecho, Presidente?”, me refiero al derecho que pudiera autoatribuirse para insistir, con voz cada vez más alta y hostil, en las injurias que ha formulado contra quienes sostienen puntos de vista diferentes de los suyos. Éstos ya forman una su erte de doctrina política que el gobernante quiere imponer al pueblo. En el acervo de las calificaciones que abundan en el discurso presidencial ya no se hallan solamente las acuñadas hace tres años: fifís, adversarios, conservadores. La relación se ha “enriquecido” con altisonancias graves e inaceptables: traidores a la Patria, hipócritas, cretinos, clasistas, racistas, entre otras. Así se llama a millones de mexicanos.
Se supone que los servidores públicos, depositarios de potestades concedidas por el pueblo, han de respetar y garantizar los derechos y las libertades previstos en la Constitución y en los tratados internacionales. Esta conducta respetuosa y garantista debe ser practicada ante todo por el funcionario de más elevado rango, modelo de conducta para quienes lo siguen u obedecen. Pero eso no ha ocurrido. Por el contrario, su ira se ha volcado con creciente fuerza contra un número igualmente creciente de ciudadanos que ejercen los derechos y libertades que les reconoce la Constitución. De ahí mi pregunta: ¿con qué derecho ofende usted a sus compatriotas, integrantes del pueblo al que debe servir?
Por otra parte, es notorio que le ha molestado —hasta el paroxismo— la exitosa marcha del 13 de noviembre del 2022, que congregó a centenares de millares de ciudadanos que no comparten los puntos de vista que usted sustenta. La primera reacción de su autoridad fue anunciar que impondrá reformas por la vía de las leyes secundarias, eludiendo la puntual aplicación de las normas constitucionales. ¿Con qué derecho, Presidente, se pretende esquivar los mandamientos de nuestra ley fundamental y aplicar un by pass legislativo para imponer su visión sobre el sistema electoral?
Otra consecuencia de la marcha del 13 de noviembre fue el anuncio de que el Presidente de la República llevará adelante una contramarcha para acreditar la “voluntad popular”: marcha de represalia. No impugno su derecho a suscitar marchas de partidarios, aunque sería mejor que se reconociera como gobernante de todos los mexicanos. Pero no le asiste el derecho de utilizar recursos públicos —de poder político o económico— para movilizar a los ciudadanos en la dirección que le convenga, o para provocar mayor encono entre los mexicanos. ¿Con qué derecho pone en riesgo la paz de las conciencias y cala más hondo la distancia que su política —y su discurso— abren entre los ciudadanos?
Sí, Presidente, ¿con qué derecho se desvía la misión natural del titular del Ejecutivo, divididos por quien debiera unirlos?
Profesor emérito de la UNAM
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Adiós a López Obrador/ Enrique Márquez.
El universal,
La presidencia de López Obrador ha llegado a su fin. Porque esa presidencia va a reducirse a partir del día de mañana en una facción que intentará, sin ningún límite, combatir a la sociedad que le es desafecta en grado incontenible y creciente. En sentido estricto, la presidencia de López Obrador ha muerto, porque ha renunciado a gobernar por el bien y la concordia de la nación. Porque no es posible que, en un país ocupado por el crimen organizado en más del 70 por ciento de su territorio, el presidente, desprovisto de responsabilidad pública, desentendiéndose de ese país que el Estado ha venido perdiendo ya, se alíe y promueva morenizando a quienes, gobernadores o munícipes, constituyen ese entramado de poder que vacía y suplanta a la república.
La presidencia de López Obrador es un peligro ya para ella misma porque la historia y la cultura política mexicanas han rechazado siempre la perpetuación en el poder de hecho o de derecho. ¿Olvidó ya López Obrador, tan afecto a la memoria histórica, la lección del general Cárdenas, cuando segó de cuajo la pretensión de Plutarco Elías Calles de 1935 de seguir mangoneando presidentes “nopalitos”, la experiencia del asesinato de Álvaro Obregón que intentó reelegirse “legalmente” en 1928 o la del proyecto continuista de Carlos Salinas de Gortari que -con todo y sus altos índices de aprobación- precipitó la crisis de su propia sucesión con la división del grupo gobernante, la sublevación zapatista y el crimen del candidato Luis Donaldo Colosio en 1994?
Mañana, con el armatoste intimidante de poder que se impondrá en el Zócalo en respuesta a la fuerza cívica mostrada el domingo pasado en la capital y varias regiones del país, el presidente, convertido, como antes Salinas, en jefe de facción de espaldas a su condición de jefe de Estado, podría abandonar ya el Palacio desde el cual, casi desde el inicio de su desordenada e insulsa gestión, se ha venido dedicando a ofender, injuriar, denigrar y no pocas veces a mentir y a confundir a una extenuada ciudadanía que sólo aspira a que su país vuelva a los quicios perdidos.
Porque la iniciativa de una supuesta transformación histórica del país está terminando en más decadencia y descomposición. En unas horas, el presidente dejará de serlo por todo esto, porque habrá perdido sin remedio la escasa autoridad moral y la legitimidad que le restaba. Sí, pero ¿qué sigue? ¿qué podría seguir ya en el campo imprevisible y llano, incierto en demasía, con una elección presidencial en ciernes y el país más suelto que nunca? Lo más seguro es que no presenciaremos la rectificación (too late), tratando de evitar el avance de esta especie de guerra civil que se alienta con furor día tras día. El desafío que tendremos, entonces, después de la exhibición del armatoste del poder faccional susodicho, será cómo vamos a reaccionar ante los daños que deje su paso, teniendo en cuenta que el armatoste sería el ariete fundamental con el que cada vez más expuesto presidente tratará de avanzar como valentón y frenético kamikaze hacia los comicios de quien deberá sucederlo en el cargo. Para entonces, si todo le sale bien, México estará sufriendo horrores.
Poeta e historiador
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Los acarreados del berrinche/Amador Narcia
El Universal, 26/11/2022;
“Fue apoteósica, inédita, colosal, sensacional, nunca vista antes, la mejor de todos los tiempos, la más amorosa, inconmensurable, pero a decir de Martí Batres, secretario de Gobierno de la CDMX, siempre objetivo en lo que observa en las cámaras del C5, habrán sido entre ¡10 y 12 millones de personas las que participaron en la marcha que convocó el mejor presidente que haya tenido México, Andrés Manuel López Obrador!”.
Así imagino la crónica barbera, palera, del próximo lunes 28 de noviembre.
Desde que era candidato, el presidente convocaba a miles a sus mítines de protesta y de campaña electoral.
Antes se financiaba con “aportaciones” de simpatizantes y el gobierno capitalino. ¿Se imaginan cómo será ahora que su partido gobierna en 20 + 2 estados y lo apoyan voluntaria e involuntariamente los demás?
Lo que vamos a ver mañana en la capital del país, es una grotesca competencia de quién queda mejor con el Presidente, quién acarrea a más gente, quién llega primero, quien grita la consigna más salamera, la más ocurrente, la más repetida.
Experto en marchas, Andrés Manuel López Obrador ya se dio cuenta que puede haber desorden. Por eso advirtió desde la Mañanera: “Nos vamos a organizar, porque si no, no vamos a caminar”.
(No cometerá el bisoño error de los organizadores de la “Marcha Rosa” de hace unos días que llegaron desordenadamente al Monumento a la Revolución, luego luego habló el único orador y tan tán, Cuando llegaron los de atrás, ya no había nada, ya no estaban ni los improvisados matraqueros que “animaban” el mítin).
“Nos vamos a organizar. Va un contingente adelante. Yo voy a encabezar (…) en la primera fila, tres ciudadanos de los que han estado con nosotros de tiempo atrás. Va a estar JESUSA (la embajadora), la estoy invitando, va a estar la jefa de Gobierno, pero voy a invitar a dos ciudadanos más de los que iniciaron este movimiento que siempre digo no es de un solo hombre o de un grupo, sino de millones de personas. Van a estar Adán, no sé si a la izquierda, la derecha, pero van a estar ahí Marcelo, los representantes del movimiento en las cámaras, que van a estar invitados, los representantes tanto de diputados como de senadores, muchos gobernadores, están invitados todos. Así, luego el gabinete, luego todos los legisladores que quieran participar, diputados, senadores y luego, por orden alfabético, los estados. Ahí pues van a encabezar gobernadores, legisladores locales, todos los estados (…) van a estar, por ejemplo, Aguascalientes, los primeros estados Campeche, Colima, las Baja Californias, pues eso sería del Ángel hacia la Diana, otros hasta Chapultepec, hasta donde llegue y ya cuando estemos todos así ordenados inicia la marcha y ya caminamos hasta llegar al Zócalo.
“También los migrantes van a tener su contingente y muchas organizaciones ciudadanas sociales que van a participar, que nos han mandado decir que quieren participar, maestros, electricistas, petroleros, mucha gente mucha, mucha gente del pueblo.
“A las 9AM arrancamos, después hay más sol. Es la celebración de la Cuarta Transformación”.
Serán los acarreados del berrinche presidencial frente a la ingenua, pero efectista, marcha de sus opositores.
Será una demostración de fuerza brutal, acaso solo comparable con las organizadas por el viejo PRI, para intentar disfrazar los errores de sus presidentes.
Quizás no sea la última que encabece el ciudadano presidente, como nos ha prometido, pero vaya que será memorable.
Será el adiós del Caudillo que quiso transformar a este país y que si tuvo un logro inobjetable e inolvidable: lo dividió como nunca nadie lo había hecho.
onitor republicano
¿Cuál será el cálculo de Ricardo Monreal al ordenar a sus operadores que distribuyeran un artículo publicado el jueves en el que se dice que “negocia con Va por México su candidatura presidencial”?
¡Paren prensas!
anarciae@yahoo.com
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En desacuerdo con el jefe/Jorge Ramos Ávalos
en REFORMA..
Lo primero que te llama la atención de Mike Pence es su amabilidad. El ex vicepresidente entró al cuarto de hotel donde íbamos a realizar la entrevista de televisión saludando a todos los camarógrafos y productores. Lo sorprendente es que alguien que trabajó con uno de los presidentes más rudos, mentirosos y groseros de la historia -Donald Trump- sea tan distinto a él.
¿Cómo trabajaron juntos por cuatro años? ¿Qué hacía cuando no estaba de acuerdo con el jefe? ¿Cuál era su papel como vicepresidente: apoyarlo con absoluta lealtad o cuestionar sus decisiones?
Mike Pence está promoviendo el único libro que ha escrito. Se llama So Help Me God (Que Dios me ayude) y en él narra su larga carrera política como congresista, gobernador de Indiana y luego vicepresidente. Pero el libro está lleno de anécdotas personales, de su conversión religiosa y de su muy pública pelea con Donald Trump luego de las elecciones presidenciales de noviembre del 2020. Pence cuenta cómo Trump lo presionó, en público y en privado, durante semanas para rechazar los resultados oficiales de las votaciones.
Pero Pence no cedió.
"El presidente Trump estaba equivocado", escribió, "yo no tenía el derecho de anular la elección". De hecho Trump perdió la elección por más de siete millones de votos. Pero eso nunca lo ha reconocido. Este importantísimo desacuerdo alejó a Pence de quien por años consideró su amigo.
Y luego Trump lo puso en peligro.
El 6 de enero del 2021 una turba, incitada por un discurso de Trump, se lanzó violentamente contra el Capitolio, invadiéndolo y destruyendo muchas áreas. Varias personas murieron. Algunos de los participantes en la insurrección iban gritando que querían "ahorcar" al vicepresidente. "Me mostraron un tuit que el Presidente había enviado diciendo que yo no tenía valor", me dijo Pence durante la entrevista. "Las palabras y acciones del Presidente pusieron en peligro a mi familia y a todas las personas en el Capitolio".
Pence y Trump no se hablan estos días.
"Yo siempre fui leal al presidente Donald Trump", me explicó, sin entrar en detalles. "Y como cuento en mi libro, había veces en que teníamos diferencias de opinión, pero se las expresaba a él en privado. Creo que ese es el trabajo del vicepresidente de Estados Unidos: ser leal al Presidente excepto cuando interviene una lealtad mayor hacia Dios o a la Constitución".
Su respuesta clarifica esa complicada relación entre un Presidente y un vicepresidente. Es, a veces, un pacto con el diablo.
Durante casi cuatro años, Pence nunca rompió con Trump. Solo lo hizo hasta el final de su Presidencia. Pero hubo muchos momentos en donde hubiera sido muy útil y sanador para el país escuchar su voz. No solo cuando separaron a miles de niños inmigrantes de sus padres, sino también cuando había que condenar el racismo.
"No puedo responder por las opiniones de otras personas", me dijo Pence en la entrevista. "El Presidente tenía un estilo muy áspero y su retórica era muy distinta a la manera en que yo hablo. Somos hombres diferentes".
Exacto. Pence y Trump son seres humanos muy distintos. Por eso es tan dificil imaginar cómo y por qué el ex vicepresidente soportó el trato y las palabras del Presidente por tanto tiempo.
Cuando le pregunté, antes de irse, si estaba considerando seriamente lanzarse como candidato a la Presidencia -y potencialmente enfrentarse a Trump por la nominación del Partido Republicano- no me contestó pero me dijo que sería una decisión familiar. "Somos una familia que cree en la oración", comentó. "Y te prometo que te mantendré informado".
Posdata en marcha. Con la marcha de mañana, el presidente López Obrador pretende llenar todo el Zócalo. Es un juego un poco infantil. Quiere demostrar su popularidad y que es más fuerte que la oposición. Pero lo que yo traigo en la cabeza son cifras y datos. Hace poco, en una mañanera, el Presidente dijo que el Zócalo se llenaba con 125 mil personas. Y en lo que va de su sexenio ya han sido asesinados más de 131 mil mexicanos. Es decir, toda la plaza central del país se podría llenar con los homicidios dolosos en este gobierno. Sería una imagen salida de Bardo, la nueva película de González Iñárritu. Pero, tristemente, es parte de nuestra brutal realidad.
@jorgeramosnews
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