19 mar 2009

Reunión en Viena

Palabras del Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora Icaza, en el Segmento de Alto Nivel del 52º Periodo ordinario de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes de la ONU, efectuado en Viena, Austria. Miércoles 11 de marzo de 2009
Señora Presidenta:
Deseo felicitarla por su elección y la excelente conducción de los trabajos de este Segmento de Alto Nivel.
Este Quincuagésimo Segundo Periodo ordinario de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes reviste una particular importancia. Hace 10 años, la Asamblea General de la ONU se reunió para adoptar compromisos específicos que guiaran las acciones de los Estados para combatir el problema mundial de las drogas. Hoy estamos reunidos para evaluar los resultados de las medidas entonces adoptadas, identificar los nuevos retos que se presentan ante nosotros en esta lucha y adoptar compromisos para continuar con nuestros esfuerzos.
El problema mundial de las drogas es multifacético e implica acciones de los Estados en diferentes ámbitos. La reducción de la oferta no puede realizarse sin acciones efectivas para combatir el crimen organizado; requiere también concentrar esfuerzos en materia de desarrollo. La reducción de la demanda exige que los Estados adopten estrategias amplias en materia de prevención y medidas en materia de tratamiento de las adicciones que incluyan una visión social del problema.
En otras palabras, el combate al problema mundial de las drogas requiere de responsabilidad compartida, una visión integral, un enfoque equilibrado y un firme compromiso por parte de la comunidad internacional para reforzar la cooperación internacional con miras a alcanzar objetivos comunes.
Señora Presidenta:
Para mi país, uno de los principales retos que enfrenta la comunidad internacional, es el riesgo que implica para nuestra sociedad el crecimiento de las actividades ilícitas vinculadas de manera estrecha con el tráfico ilícito de drogas -estupefacientes y sustancias psicotrópicas- las cuales dan a la problemática una dimensión compleja, cambiante y de orden transnacional.
Sin duda alguna, el vínculo creciente del tráfico de drogas con la violencia y amenazas del crimen organizado, así como sus nuevas actividades requieren refrendar y reforzar los esquemas de cooperación internacional que las naciones hemos creado de manera gradual y progresiva a lo largo de varias décadas.
El tráfico de armas, de precursores químicos, producción de drogas sintéticas, lavado de dinero, violencia, extorsión, secuestros, corrupción de miembros de las instituciones de seguridad y justicia, son la nueva cara del problema que debe dar lugar a nuevas formas de cooperación.
La extraordinaria facilidad para adquirir y traficar armas, aunada al poder económico de las actividades delictivas conexas, son la principal fuerza de las organizaciones criminales que potencian su poder de intimidación y destrucción de instituciones y tejido social.
En cada una de las etapas de cultivo, producción, procesamiento, acopio, tráfico, venta al mayoreo y al menudeo, financiamiento y ocultamiento de los recursos monetarios obtenidos, intervienen diferentes actores que se encuentran organizados y articulados en bandas criminales, con operaciones y nexos en varios países.
Las drogas son un negocio sofisticado y complejo que se adapta a nuevas circunstancias. La oferta y demanda de drogas periódicamente renueva rutas de tráfico y comercialización por casi todas las regiones del mundo, y ello hace que muchos países enfrenten problemas de consumo interno y, además, afronten la terrible carga de violencia asociada a este fenómeno delictivo que secuestra el derecho de los ciudadanos de vivir en paz y en tranquilidad en muchas comunidades.
México vive esta problemática y, por ello, el Presidente Felipe Calderón decidió enfrentar con toda la fuerza de la ley y del Estado al consumo de drogas y a la delincuencia organizada. Las acciones emprendidas han permitido alcanzar cifras de incautación en dos años de gobierno que no tienen precedente: 4,200 toneladas de marihuana, 77 toneladas de cocaína, 53 toneladas de precursores químicos asegurados y 34,000 armas y de ellas, 19,000 son rifles de asalto. Se han detenido a 63 mil personas, y se han iniciado más de 53,000 procesos ante los tribunales por delitos relacionados con el narcotráfico.
Señora Presidenta:
La cooperación internacional es un componente esencial de la estrategia, ya que el narcotráfico es un flagelo de orden mundial, operado por bandas criminales de alta peligrosidad, que reivindica la pertinencia del principio de la responsabilidad compartida entre las naciones.
Los cambios estructurales del mercado mundial de las drogas, marcados por la transformación de los patrones de consumo de cocaína, drogas sintéticas y marihuana en Estados Unidos y Europa, así como por los cambios en los precios de la cocaína en los países de mayor consumo global y per capita, han motivado un cambio en el comportamiento del crimen organizado mundial.
Las alianzas criminales transnacionales fueron la respuesta a muchas de las medidas de política nacional impuestas para enfrentar el problema del narcotráfico y, actualmente, muchas naciones enfrentan problemas asociados a la producción o acopio de insumos para fabricar drogas sintéticas, que hasta hace pocos años no se observaban.
México es un referente de éxito al cambiar la regulación de uso de precursores. Se prohibió el uso de pseudoefedrina en la formulación de medicamentos antigripales. En 2009 la cuota de importación es cero, cuando en 2003 había sido de 235 toneladas. México no tiene un papel que desempeñar en el mercado de metanfetaminas.
La cooperación internacional de hoy debe tener también varias caras. En lo que es reconocido como un cambio drástico de la cooperación entre México y Estados Unidos, que deriva del principio de responsabilidad compartida, los dos países hemos puesto en marcha un programa multianual de cooperación -conocido como Iniciativa Mérida- que busca fortalecer las capacidades de cada uno para luchar mejor contra la delincuencia organizada asociada al tráfico de drogas.
La cooperación policial permite desarticular bandas criminales y frenar la actividad en las calles. La cooperación jurídica a través de las extradiciones y la asistencia jurídica permite extender los brazos de la Ley a través de las fronteras y fortalecer el frente común de las naciones.
La cooperación técnica y científica también es parte fundamental de las estrategias.
La prevención educativa y asistencial ha sido por muchos años uno de los eslabones menos atendidos de las acciones para disminuir el consumo, y refleja con claridad la intensidad que debería otorgarse a estas acciones.
Existe una correlación estadística directa entre adicciones y delito. Los delitos más graves y violentos están asociados a mayores grados de adicción.
De hecho, el narcomenudeo es uno de los principales generadores de inseguridad y violencia asociada con las actividades de la delincuencia organizada, y con todo tipo de delitos, que incrementan la inseguridad y, desde luego, su percepción por la ciudadanía.
Este delito es uno de los principales soportes financieros para las operaciones a gran escala del crimen organizado, y constituye una efectiva estructura criminal que les permite dar protección a sus operadores, controlar rutas de trasiego y el dominio territorial.
Al final la conclusión salta a la vista: el problema del narcomenudeo y de las adicciones pone en riesgo el futuro de nuestros países: es un generador de violencia y delito, de desintegración familiar, y está truncando la vida de miles de jóvenes y niños.
Por ello, es muy importante generar conciencia sobre la lógica suicida y homicida del consumo, que mata a quienes usan drogas y ocasiona muerte y violencia a lo largo de toda la cadena de producción, tráfico y comercialización.
Esta cruzada contra el consumo recreacional, debe acompañar las estrategias que nuestros países han desplegado por muchos años, para disminuir la producción y el tráfico de enervantes.
Es urgente equilibrar el peso económico y presupuestal de las políticas contra la oferta y demanda de drogas que incluyan la intervención preventiva para reducir el consumo, el tratamiento, la rehabilitación y el no acomodo tolerante de un llamado consumo recreativo que no lo es.
México hace un llamado enfático a trabajar en el ámbito de la cooperación internacional para reducir drásticamente el contrabando de armas, lavado de dinero, impulsar efectividad en el control de precursores químicos y, en general, todas las actividades del crimen organizado que están ligadas al narcotráfico.
Señora Presidenta:
Para México es fundamental seguir profundizando los compromisos internacionales adoptados en esta Comisión de las Naciones Unidas, así como en la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas.
Hoy, en esta Comisión debemos responder, no sólo a la situación que enfrentamos, sino a la que podemos anticipar para un futuro no lejano. Se lo debemos a nuestras sociedades, y especialmente a los jóvenes y a los niños del mundo.
Muchas gracias.

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