El Universal, 20 de julio de 2009;
Martí: ¿quién se va?
Si no lo hacen por razones éticas, por una mínima responsabilidad con la sociedad que les paga su salario, los encargados de procurar justicia en el DF —el señor Miguel Ángel Mancera y sus policías que fabrican delincuentes— debían renunciar por vergüenza elemental. Claro, si es que la conocen.
Pero además —y ante las evidencias apabullantes de que Mancera no sólo inventó culpables en el caso Martí, sino que recurrió al más ofensivo control de daños mediático para ocultar su fracaso—, Marcelo Ebrard está a tiempo de enmendar la plana de lo que podría terminar en su Waterloo rumbo al 2012.
Es decir, si insiste en mantener a Mancera y éste sostiene el engaño de que El Apá y socios son culpables del crimen del niño Martí, desde hoy y hasta julio de 2012 habrá mucho tiempo para que se construya la imagen de un presidenciable —como Ebrard— capaz de todo tipo de trampas y engaños a la sociedad, con tal de alcanzar el poder. Claro, si no es que el autor del engaño es el propio Marcelo.
Hace poco más de un año —luego de la tragedia de la familia Martí—, el patriarca, Alejandro, acuñó un reclamo célebre de lo que puede y debe hacer la sociedad frente a la ineficacia del Estado y sus instituciones —a través de esa institución social fundamental que es la opinión pública y sus leyes—: “Si no pueden, renuncien”. Entonces, todos lo recuerdan, Ebrard aceptó el reto. Pronto, el procurador Mancera sorprendió a todos con la versión moderna de La Paca —la vidente que delirante dijo que Raúl Salinas era un asesino—, y anunció que El Apá comandó a los asesinos del niño Martí.
Hoy ese teatro mediático está en el suelo. Y la imagen de Marcelo podría terminar ahí. Hoy Mancera se meterá más al lodo cuando intente justificar lo injustificable ante parientes de personas secuestradas y organizaciones contra el secuestro. Los ofenderá por partida doble ya que el secuestro es la mayor ofensa a un ciudadano por la incapacidad oficial. Y es que todos ellos tienen certeza de que Mancera fabricó a los culpables del crimen. Y algunos incluso advirtieron a Alejandro de los engaños de Mancera. Y si Marcelo defiende el engaño de Mancera, será arrastrado. ¿Quién le va a creer?
Lo curioso es que el caso Martí es parte de los fracasos de gobiernos de izquierda en impartir justicia: crímenes y tragedias como los de Paco Stanley, Loboombo, New’s Divine, Casitas del Sur, Vargas, Martí y Equihua son muestra. Marcelo quiere ser presidente en 2012. ¿Esas son sus cartas? No, así no, Marcelo.
EN EL CAMINO
Por cierto, ¿dónde estaban la CDHDF y la CNDH en el caso de El Apá? Mera duda.
Si no lo hacen por razones éticas, por una mínima responsabilidad con la sociedad que les paga su salario, los encargados de procurar justicia en el DF —el señor Miguel Ángel Mancera y sus policías que fabrican delincuentes— debían renunciar por vergüenza elemental. Claro, si es que la conocen.
Pero además —y ante las evidencias apabullantes de que Mancera no sólo inventó culpables en el caso Martí, sino que recurrió al más ofensivo control de daños mediático para ocultar su fracaso—, Marcelo Ebrard está a tiempo de enmendar la plana de lo que podría terminar en su Waterloo rumbo al 2012.
Es decir, si insiste en mantener a Mancera y éste sostiene el engaño de que El Apá y socios son culpables del crimen del niño Martí, desde hoy y hasta julio de 2012 habrá mucho tiempo para que se construya la imagen de un presidenciable —como Ebrard— capaz de todo tipo de trampas y engaños a la sociedad, con tal de alcanzar el poder. Claro, si no es que el autor del engaño es el propio Marcelo.
Hace poco más de un año —luego de la tragedia de la familia Martí—, el patriarca, Alejandro, acuñó un reclamo célebre de lo que puede y debe hacer la sociedad frente a la ineficacia del Estado y sus instituciones —a través de esa institución social fundamental que es la opinión pública y sus leyes—: “Si no pueden, renuncien”. Entonces, todos lo recuerdan, Ebrard aceptó el reto. Pronto, el procurador Mancera sorprendió a todos con la versión moderna de La Paca —la vidente que delirante dijo que Raúl Salinas era un asesino—, y anunció que El Apá comandó a los asesinos del niño Martí.
Hoy ese teatro mediático está en el suelo. Y la imagen de Marcelo podría terminar ahí. Hoy Mancera se meterá más al lodo cuando intente justificar lo injustificable ante parientes de personas secuestradas y organizaciones contra el secuestro. Los ofenderá por partida doble ya que el secuestro es la mayor ofensa a un ciudadano por la incapacidad oficial. Y es que todos ellos tienen certeza de que Mancera fabricó a los culpables del crimen. Y algunos incluso advirtieron a Alejandro de los engaños de Mancera. Y si Marcelo defiende el engaño de Mancera, será arrastrado. ¿Quién le va a creer?
Lo curioso es que el caso Martí es parte de los fracasos de gobiernos de izquierda en impartir justicia: crímenes y tragedias como los de Paco Stanley, Loboombo, New’s Divine, Casitas del Sur, Vargas, Martí y Equihua son muestra. Marcelo quiere ser presidente en 2012. ¿Esas son sus cartas? No, así no, Marcelo.
EN EL CAMINO
Por cierto, ¿dónde estaban la CDHDF y la CNDH en el caso de El Apá? Mera duda.
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