Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
Excélsior, 23 de febrero de 2010;
El caso Clouthier
El diputado Manuel Clouthier probablemente se equivocó en su juicio sobre la persecución de El ChapoGuzmán por el gobierno de Calderón. La reacción en su contra fue tan virulenta porque decir eso equivale a descalificar el conjunto de la estrategia gubernamental. Y decir que se protege al Chapo es muy diferente a denunciar la presencia del narcotráfico en Sinaloa. Y parece ser una acusación endeble, con base en los datos. Desde el inicio del sexenio han caído ocho líderes de esa organización, 15 operadores financieros, seis lugartenientes, 246 sicarios, 30 funcionarios coludidos con ese cártel y casi 17 mil colaboradores o distribuidores al menudeo de esa organización. Pero mientras El Chapo Guzmán esté en libertad esa percepción de impunidad permanecerá.
Ante la demanda de que rectificara sus dichos, Clouthier ha respondido que no tiene por qué hacerlo e incluso este fin de semana aseguró que no sólo no abandonará su curul sino que es posible que solicite su afiliación al PAN, porque el diputado no es militante del blanquiazul: ingresó a la lista panista como independiente, sin embargo, para nadie es un secreto que un apellido como Clouthier tiene mucho peso en el panismo. El conflicto ya está planteado, no se resolverá con facilidad y muestra una vez más fisuras en el PAN cuando aún no se acalla la turbulencia que generó la renuncia del Fernando Gómez Mont a ese partido. La pregunta es por qué hace Clouthier esta declaración.
El descontento parece tener bases electorales: comenzó con una designación, la de Heriberto Félix, el aspirante panista con mayor posibilidad de triunfo en Sinaloa (hace seis años perdió la gubernatura por un puñado de votos), que fue nombrado a fines de 2009 secretario de Desarrollo Social. Eso, según algunos analistas, lo colocó en una lejana pista para la sucesión presidencial, pero lo sacó de la carrera por Sinaloa. El PAN se quedó sin candidato y comenzaron a mirar hacia Clouthier, un político cuya relación con el presidente Calderón siempre ha sido mala. Pero mientras Clouthier decidía si quería o no participar en las elecciones, la dirigencia del PAN, comenzó a mirar hacia otro candidato, el senador Mario López Valdez, apodado Malova, que ante la posibilidad de no obtener la candidatura priista en Sinaloa, ya ha comenzado tratos con el PAN y el PRD para convertirse en su candidato a gobernador.
El proceso de selección de candidato en el PRI ha sido muy accidentado. Los dos principales contendientes, Malova y el ahora alcalde con licencia de Culiacán, Jesús Vizcarra, han tenido acusaciones de relación con el narcotráfico que, fundadas o no, han golpeado sus candidaturas. Malova posee índices de popularidad más altos que Vizcarra y muchos recursos, mas también la animadversión del gobernador Jesús Aguilar y sobre él existen sospechas de malas relaciones, sobre todo con un empresario colombiano de nombre Hernán Ranalde. Ante esas sospechas, Malova fue con el procurador Arturo Chávez, quien aseguró que no existe ninguna averiguación previa en contra del senador.
Ese respaldo del procurador parecía imprescindible para lanzar su candidatura de la mano con el PAN (la presencia del PRD es marginal en Sinaloa), mientras que en el PRI deberán decidir si continuar con Vizcarra u optar por una tercera opción que desactive la candidatura de Malova.
Pero la posibilidad de que un priista todavía en activo sea el candidato del blanquiazul ha molestado a muchos panistas. La pregunta que se hacen muchos de ellos es si tiene lógica apostar a una ruptura del priismo en vez de dejar que ese partido se desgrane sólo en el estado y competir con un candidato propio. Recordemos que hace seis años el PAN perdió Sinaloa sólo por un punto de diferencia con el PRI. Sin embargo, además, dicen que aceptando a Malova polarizan el conflicto, pero neutralizan la principal acusación contra Vizcarra si éste resulta finalmente el candidato del PRI. Vizcarra no ha recibido una virtual exoneración de la PGR como la tuvo Malova.
Para muchos de esos panistas locales, la opción podía ser Clouthier, con todo el bagaje que implican el apellido y la historia de su familia en el estado. Pero Clouthier, salvo que haya cambiado de opinión en las últimas horas, tampoco quiere ahora ser candidato. Y si resulta finalmente que desea tomar esa opción, se topará con la oposición del gobierno federal, lo que deja todo en la situación más incómoda posible para el panismo. Paradójicamente, hay dos cosas que podrían obrar en su favor: una, que el gobierno federal dé golpes decisivos al cártel de Sinaloa antes de las elecciones; la segunda, que el PRI termine de hacerse bolas con la designación de su candidato.
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