Tras aclarar que el Gobierno federal no tiene una estrategia de carácter electoral para golpear al PRI, el Secretario de Gobernación, Francisco Blake, estimó que el alboroto generado a partir de la entrevista que el Presidente Calderón concedió al New York Times no debe propiciar sobrerreacciones.
Textual
Mensaje a medios de comunicación que ofreció el Secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, en torno a la entrevista que concedió el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, el pasado 28 de septiembre, al diario The New York Times.
México, D.F., 17/10/2011
Los he citado y les agradezco el día de hoy para hacer algunos comentarios en relación a la entrevista concedida por el Presidente de la Republica al diario The New York Times, el 28 de septiembre del año en curso, que ha generado y ha suscitado una serie de comentarios, de reflexiones y de opiniones públicas de diferentes actores, analistas políticos y de la sociedad.
En primer lugar, quiero decir que durante la entrevista los periodistas Randal C. Archibold y Elisabeth Malkin cuestionaron, intensamente al Presidente de la República, sobre la Estrategia de Seguridad, sobre las críticas que se han también venido señalando a la misma.
En ese sentido, en primer lugar quiero mencionar que el Presidente no dijo algo que no se hubiera dicho ya con anterioridad, particularmente, la permisibilidad, las faltas de acción y las omisiones que ha venido debilitando a las instituciones de nuestro país y que ha sido un factor en el a Estrategia en Materia de Seguridad; es decir, fortalecer las instituciones encargadas de brindar la seguridad.
Segundo, lo sabemos, el crimen potenció y creció en este país gracias a esa complicidad y a esa simulación establecida por muchas décadas, que carcomió a las instituciones de seguridad y fortaleció al crimen organizado.
Por ello, en relación a una pregunta explicita hecha por los corresponsales del diario al Presidente en que señala que si le preocuparía que el PRI que tiene esa reputación tuviese la Presidencia de la República de nuevo, insisto, pregunta que le hacen los corresponsales, el Presidente señaló, primero, y contestó que depende de que grupo de priistas prevaleciera.
Y aquí quiero señalar y subrayar que la contestación del Presidente dijo que hay muchos priistas que consideran que la política del combate al crimen organizado es correcta, que piensan que la ley tiene que cumplirse y que el Estado no puede transigir, ni claudicar ante los criminales.
Pero también el Presidente respondió concretamente que algunos miembros del PRI, en particular como el señor Sócrates Rizzo sostienen que con anterioridad se pactaba o se acordaba con los narcos y que algunos son todavía partidarios de esta tesis; tesis que quiero citar y referirme.
El ex gobernador de Nuevo León, Sócrates Rizzo en una conferencia ante estudiantes de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila, manifestó en febrero del 2011 lo siguiente:
“De alguna manera se tenía resuelto el problema del tránsito de la droga, pero había un control y había un Estado fuerte y un Presidente fuerte, y una Procuraduría fuerte, y había un control férreo del Ejército. Lo que controlaban los gobiernos priistas era que ese tráfico no perturbara la paz social, de que de alguna manera se les decían: Tú pasas por aquí, tú por aquí, tú por aquí, nada más no me toques aquí estos lugares”, cierro la cita de los comentarios que hizo entonces el ex gobernador Sócrates Rizzo.
Ahora bien, el Presidente nunca afirmó que fuera una postura del PRI pactar con el narco, fue el reportero de The New York Times, como está en la versión estenográfica, quien afirmó que el PRI tiene esa reputación. Por lo mismo es falso que el Presidente haya acusado al PRI como institución o la mayoría de sus miembros de tener la intención de pactar, sino que aludió en concreto a estos priistas que sostienen esta tesis.
Cuarto, quiero remarcar que en este país, es deber del Estado mexicano combatir a los criminales y que no es una opción quien simula, quien es omiso, quien pacta con el crimen se convierte en su cómplice y, por tanto, se convierte también en un criminal.
Esa es la razón por la que hemos sostenido y lo hemos dicho, no solamente en los diálogos, sino en la narrativa misma de la seguridad pública, que a los criminales se les combate con la fuerza de la ley, con las instituciones del Estado y que necesitamos seguir escalando en las capacidades y en la fortaleza institucional que este país requiere; que necesitamos continuar y seguir trabajando en la recuperación del tejido social, fundada en los valores, y que necesitamos seguir trabajando en la cooperación internacional como un instrumento de corresponsabilidades de combate a la criminalidad en aquellos temas que rebasan las fronteras de nuestro país.
Fuente: -Dirección General de Comunicación Social
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