Zacatecas:
tensa calma entre zetas y golfos
Reportaje de VERÓNICA
ESPINOSA
Revista Proceso 1917, 27 de julio de 2013
Nadie
en Zacatecas cree que dure la relativa calma tras la captura del Z-40. Informes
de inteligencia militar prevén que, tan pronto se confirme al nuevo jefe de Los
Zetas para esta plaza (posiblemente Ismael Nava Cortez, El Ostión, al que la
Policía Federal dio por muerto en 2009), desatará una ofensiva contra el Cártel
del Golfo para sacarlo del estado. Lo alarmante es que se ha documentado una
grave infiltración de las corporaciones policiacas locales, que alimenta los
ajustes de cuentas.
ZACATECAS,
ZAC.- De dos pisos, derruida su fachada y sin puertas, la casa del empresario
Arturo Guardado Méndez, en el número 106 de la avenida Huicot, en Fresnillo, es
vigilada para que nadie se acerque a curiosear.
Procesado
por su presunta participación en un plan para atentar contra el diputado federal
y exgobernador Ricardo Monreal y de su hermano, el senador David Monreal,
Guardado tenía al frente, como vecino, a Iván Velázquez Caballero, El Talibán,
Z-50 o El 50, quien hasta su captura, en septiembre de 2012, fue uno de los
cabecillas de Los Zetas.
Mucha
gente en Fresnillo sabía que El 50 vivía ahí hasta que la Marina lo atrapó en
San Luis Potosí a raíz de una de las traiciones que cuartearon a la
organización criminal, de acuerdo con testimonios contenidos en expedientes
sobre Los Zetas –particularmente relacionados con los hermanos Treviño Morales–
que están en poder de la justicia estadunidense (Proceso 1916).
Según
dichos documentos, Velázquez Caballero fue entregado por Miguel Ángel Treviño
luego de que supuestamente aquél se “acercara” al Cártel del Golfo para
disputarle al Z-40 el control de San Luis Potosí.
Desde
Fresnillo, donde a decir de la Marina llegó a comandar a unas 400 personas, El
50 operó la plaza de Monterrey, aunque antes se había encargado de Nuevo Laredo
por una orden de Heriberto Lazcano, de quien fue mandadero al entrar en la
organización.
Inconforme
con el liderazgo del Z-40, El Talibán lo desafió. Esta división permitió que el
Cártel del Golfo desatara una ofensiva por el control de Zacatecas, pero no ha
podido arrebatárselo a Los Zetas. Recientemente estos últimos se dejaron ver en
algunos de los pueblos más peleados. Se presentaron como el “Cártel del
Noreste” y advirtieron: “ya regresamos”. La aparición tendría el propósito de
“no calentar las plazas con el otro nombre” y reactivar su presencia en
aquellos sitios donde, de acuerdo con informes internos del Ejército, el Cártel
del Golfo logró dominar “sólo por un tiempo”.
Por
ahora, tras la captura de Miguel Ángel Treviño Morales, transcurren días de
inusitada calma en el estado, luego de meses sangrientos. Se esperan reacomodos por el nuevo liderazgo de Los
Zetas y una nueva ofensiva contra el Cártel del Golfo.
De
acuerdo con una fuente de inteligencia militar consultada por Proceso, se
posicionará en Zacatecas Ismael Nava Cortez, El Ostión, uno de los hombres más
cercanos a Omar Treviño Morales, a quien se da como el sucesor natural de su
hermano, El Z-40.
A
Nava, quien también se hace llamar El Kaibil, se le dio por muerto en abril de
2009, en un enfrentamiento con policías federales ocurrido en Fresnillo. Al
informar de su muerte, la Policía Federal aclaró que El Ostión era originario
de Oaxaca, no de Guatemala, como se creía al principio, y que posiblemente se
trataba de un desertor del Ejército, ya que se hacía cargo del adiestramiento
de sicarios y del diseño de estrategias del grupo armado en Zacatecas y
Aguascalientes.
Sin
embargo, testimonios recabados por este semanario en Zacatecas confirmaron que
Nava aparentó su muerte y un mes después se hizo cargo de la operación para
sacar a 53 reos del penal de Cieneguillas, todos vinculados a Los Zetas, a fin
de que operaran en la región (Proceso 1764).
La
cercanía de Nava con Miguel Ángel Treviño –del cual fue guardaespaldas, lo
mismo que lugarteniente de Heriberto Lazcano, según la Policía Federal (PF)–
sería decisiva para que figure en el primer nivel de la nueva estructura de
mando de Los Zetas.
Según
la PF, El Ostión tuvo entre sus funciones el acopio, resguardo y mantenimiento
de armamento y explosivos. Además era el jefe de Los Zetas en Oaxaca y desde
ahí organizó ataques a la comandancia de policía en Acapulco en 2007. Después
se dijo que fue abatido en Fresnillo.
Tal
como ocurrió con Heriberto Lazcano, no se registró evidencia concluyente de que
El Ostión hubiera muerto. No se emitió desmentido alguno cuando este semanario
dio a conocer las versiones de que no falleció y que lo sitúan al frente de
operativos estratégicos de Los Zetas, como la mencionada liberación de reos del
penal de Cieneguillas.
Mayor
operatividad
Aunque
el gobernador priista Miguel Alonso Reyes solicitó reforzar la presencia
militar en el estado, esto no ha frenado la disputa de Los Zetas y el Cártel
del Golfo por el territorio zacatecano. Secuestros, extorsiones, ejecuciones y balaceras
marcaron los meses posteriores a la captura del Z-50.
Ambas
organizaciones criminales infiltraron las policías municipales y estatal, por
lo cual informes internos del Ejército prevén que continuarán los ajustes de
cuentas. Los mismos documentos establecen que ambos cárteles recurren ahora a
personas más capacitadas para vigilar y controlar las “narcotienditas”, así
como para monitorear las rutas de la droga, en sustitución de los halcones.
Personeros
de los grupos criminales intentan reclutar al personal que ingresa a las nuevas
bases de la Secretaría de la Defensa Nacional (una de ellas en Fresnillo)
apenas cumplen los primeros meses de adiestramiento reglamentario. En algunos
casos lo consiguen.
La
autoridad militar tiene documentados casos de sospechosos detenidos en
flagrancia por el Ejército o la Marina y entregados formalmente a las
autoridades competentes de Zacatecas, pero que después aparecen ejecutados y
con narcomensajes.
Un
informe castrense consigna que la madrugada del 14 de abril último varios
hombres armados llegaron a la salida poniente de Fresnillo, entronque con la
carretera a Valparaíso y Jerez. Llevaban cautivos a tres hombres, a quienes
ejecutaron de dos tiros a cada uno.
Al
poco tiempo de que se fueran, se presentaron en el lugar policías municipales,
quienes reportaron la ejecución de las tres víctimas, pero en vez de asegurar
la escena del crimen huyeron. Momentos después, otro grupo armado se llevó los
cadáveres en varias camionetas.
Cuando
llegaron al cruce carretero policías ministeriales y estatales reportaron a sus
superiores que ya no había cuerpos. “Esto ya ha pasado muchas veces y en varios
municipios”, admite un militar a Proceso; dice que al menos desde febrero la
Marina y el Ejército han detectado este tipo de incidentes.
La
capital zacatecana es una de las más vapuleadas por ambos bandos. La madrugada
del pasado 18 de abril, en un bar de la avenida Hidalgo, a unos pasos de la
Plaza de Armas (donde se ubica el Palacio de Gobierno), una riña derivó en el
ataque de un grupo armado, en el que oficialmente murió una persona y otra
quedó herida. Sin embargo, personal del Ejército halló en el lugar más de 600
casquillos percutidos: 99 de armas calibre 223 y cerca de 550 de calibre 762,
así como cargadores desabastecidos de AK-47, entre otras evidencias.
El
Cártel del Noreste
El
28 de abril, en Fresnillo dos mujeres y dos hombres aparecieron ejecutados de
día en el bulevar José Varela Rico, muy cerca de la ferretería Ferrehome, del
empresario Arturo Guardado Méndez, actualmente procesado por el presunto
complot contra los Monreal Ávila.
A
un costado de los cadáveres, los sicarios dejaron un supuesto mensaje del
Cártel del Golfo contra Los Zetas: “Hay tienen sus halcones y centrales
mugrosos y a todos los miembros Zetas que les sirva de ejemplo lo que les pasó
a estos”.
En
el reporte de la Sedena este hecho no termina ahí: “Extraoficialmente –dice el
documento– se tuvo información de parte del personal de la Marina Armada de
México que las dos mujeres recientemente habían sido detenidas con armas,
drogas y vehículos y puestas hacía dos días a disposición ante la autoridad
correspondiente, sin especificar a quién”.
Sus
nombres eran María Guadalupe Alvarado Martínez, de 17 años, y Guillermina Rojas
Nieto, de 38.
En
cifras del Ejército, de enero a julio hubo por lo menos 25 enfrentamientos de
militares y policías contra grupos armados, con un saldo de “84 delincuentes,
cinco autoridades civiles, un militar y un civil muertos”.
En
el mismo periodo cuentan 167 homicidios relacionados con la delincuencia
organizada, 44 de los cuales se cometieron en Fresnillo y 31 en la capital del
estado. También registran 21 secuestros (siete en la capital) y 53 levantones,
nueve de ellos en Fresnillo.
A
lo anterior suman el hallazgo frecuente de osamentas y restos humanos en
predios, tiros de mina y campos en Valparaíso, Sombrerete, Villanueva,
Fresnillo, Río Grande, Calera y la capital.
Por
lo pronto, se sabe que las Fuerzas Federales de Apoyo en el territorio
zacatecano están en alerta, no sólo por la previsible reacción de los narcos
por la captura del Z-40, sino porque sus informes revelan un reposicionamiento
de Los Zetas en territorios antes dominados por el Cártel de Sinaloa o que les
habían sido arrebatados por el Cártel del Golfo, como la región del Cañón de
Juchipila, desde la Sierra de Morones hasta Tepechitlán, en los límites con
Jalisco.
Esta
versión coincide con la presencia de un supuesto Cártel del Noreste, que según
las fuentes militares sería otro nombre con el que Los Zetas tratan de
recuperar las pocas plazas que el Cártel del Golfo les arrebató desde la
capital hacia el sur del estado, porque el norte no cambió de manos.
Los
primeros mensajes atribuidos a este cártel se vieron en La Laguna, en abril
pasado. Uno de ellos lo dejaron junto al cuerpo de una mujer que escoltaba al
director de Seguridad Pública de Saltillo, el teniente Adelaido Flores, al que
se acusó de “querer darle la plaza a los chapos”.
Mensajes
similares se incluyen en los reportes del Ejército sobre Zacatecas, como el
encontrado el 12 de mayo en Trancoso, a la altura de la carretera federal 45,
en un bote de basura y junto al cuerpo desmembrado de un hombre después
identificado como Mario Alberto Rivera, de 22 años. Decía:
“…Ahí
está su pinche comandante al que mandaron a calentar las plazas, éste es el
mentado Piris el que mató al Federal de Caminos en Fresnillo. Aquí anda el
cártel del Noreste, nosotros no robamos ni secuestramos ni nos metemos con
ningún tipo de gobierno, ya estamos en Zacatecas de nuevo y venimos a terminar
con este tipo de ratas, ahí están sus pinches golfitas que se murieron
debiéndoles 5 quincenas. Atentamente CDN.”
El
6 de junio, sobre los cuerpos de tres hombres abandonados en la avenida Hidalgo
del centro de Fresnillo –uno de ellos decapitado– aparecieron advertencias para
el Cártel del Noreste:
“Bienvenido
al Estado de Zacatecas cártel Noreste, por lo visto viene a borrar con cabeza
de cordero, a poco con cambiar unas cuantas letrazzz va a borrar su pasado de mugrozozzz,
ustedes son y seguirán siendo la escoria de la sociedad, el estado ya abrió los
ojos y ya están viendo quién es quién, no hablen de secuestros, extorsiones,
violaciones, son los maestros en la materia, dejaron al estado sumido en la
miseria y la psicosis, qué podemos robar si ustedes desde los limosneros para
arriba no dejaron nada sin cepillar jajajajaja. Aquí estamos listos para la
batalla por un Zacatecas libre del Norestezzzzz…Atte. CDG limpiando lo podrido
del estado.”
Una
segunda manta presentaba un mensaje dirigido a los policías preventivos de
Fresnillo; se les hizo saber que “también hay balas” para ellos: “Sabemos al
100% que ustedes están a la orden del Cachetón, el Diablo y el 28… la guerra es
con la última letra”.
El
12 de junio se notificó la localización de dos cuerpos tirados en la carretera
Fresnillo-Jerez. Los policías encontraron manchas de sangre, 49 casquillos
percutidos de un rifle 762 y un cartón que decía: “Los Zetas y el Cártel del
Noreste; a todas las putas golfas esto les va a pasar”.
El
informe militar consignó: “Al lugar de los hechos arribaron las autoridades sin
encontrar los cuerpos”.
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