Por Jorge
Ramos Ávalos
Publicado en Reforma, 28
Jul. 13
Es
difícil de creer pero durante décadas hubo letreros en parques, restaurantes y
tiendas del suroeste de Estados Unidos que decían: "No se admiten perros
ni mexicanos...". La discriminación se extendía también a judíos y
afroamericanos. Hoy ya no hay esos letreros. Pero el racismo, la discriminación
y la segregación siguen presentes contra los latinos e inmigrantes en este
país.
El
congresista republicano de Iowa, Steve King -uno de los más fieros oponentes a
la reforma migratoria- fue acusado por blogs y organizaciones hispanas de
comparar a inmigrantes con perros durante una reunión comunitaria en mayo del
2012. El congresista insiste en que eso no es cierto, que se trata de una
campaña de grupos liberales para desacreditarlo y para dividir al país.
Lo único
indiscutible es que el congresista utilizó las palabras "inmigrantes"
y "perros" en el mismo párrafo. Lo que para él fue un discurso en que
"celebraba" la importancia de los inmigrantes legales y la
posibilidad de atraer a Estados Unidos a los mejores del mundo, para otros fue
un comentario ofensivo y hasta racista. (Aquí está mi entrevista de televisión
con el congresista King y el video que generó esta controversia
http://abcn.ws/15fKGBC)
Desde
luego, no ayuda en nada al Partido Republicano el que uno de sus miembros más
extremistas y mediáticos tenga que defenderse de este tipo de acusaciones. Los
republicanos deberían estar haciendo noticias por su apoyo a los
indocumentados. Pero, en cambio, están a la defensiva por oponerse en la Cámara
de Representantes a un plan global -como el aprobado en el Senado- para
legalizar a 11 millones y darles un camino a la ciudadanía.
Tampoco
ayuda que el congresista King, recientemente, haya insultado a los Dreamers
(estudiantes indocumentados llevados a Estados Unidos cuando eran niños y que
gozan de un enorme apoyo entre los latinos). "Por cada estudiante graduado
con honores", dijo King en una entrevista con el sitio Newsmax, "hay
otros 100 que tienen las pantorrillas como melones por llevar cargamentos de
mariguana de 75 libras de peso a través del desierto". Absurdo. No hay
absolutamente ninguna base para comparar a estos estudiantes con
narcotraficantes.
Los
republicanos en la Cámara de Representantes no parecen captar la urgencia que
el tema migratorio tiene en la comunidad hispana. Para los latinos esto es algo
personal. El apoyo a una reforma migratoria es, según las encuestas, casi
universal entre los hispanos. Y los 16 millones de votantes latinos que
participarán en elecciones presidenciales del 2016, sin duda, castigarán al
partido que se oponga a esa reforma.
Por un
tiempo, la culpa la cargó el presidente Barack Obama por no cumplir una promesa
migratoria hecha en el 2008. Pero Obama y el Partido Demócrata ya corrigieron.
Y ahora la culpa, claramente, está cayendo en los republicanos y en su líder en
la Cámara de Representantes, John Boehner, por su falta de acción.
No
aprobar una reforma migratoria -para integrar a millones de inmigrantes a la
sociedad- va en contra del principio estadounidense de tratar a todos como
iguales. "Todos los hombres fueron creados iguales", dice su acta de
independencia.
La
legalización sería sólo el primer paso para no ser perseguidos en Estados
Unidos. Pero falta mucho más. No hay duda de que, todavía, hay claras muestras
de racismo y discriminación en contra de los latinos en este país.
Es
curioso que una mayoría de los hispanos encuestados por el Pew Research Center
(57%) estén "insatisfechos" con el veredicto que absolvió a George
Zimmerman por la muerte del joven afroamericano de 17 años Trayvon Martin. Esto
es sorprendente ya que Zimmerman es hispano -su madre es peruana.
En
este caso, los hispanos claramente se pusieron del lado de los afroamericanos y
de la víctima, Trayvon Martin. Si algo comparten hispanos y afroamericanos es
la percepción de ser discriminados y de que la justicia no se aplica igual para
todos.
Comparar
a inmigrantes con perros y a estudiantes latinos con narcotraficantes es una
clara muestra de prejuicio racial. El problema para el Partido Republicano es
que estas comparaciones que le achacan al congresista King no son hechos
aislados.
A
estos comentarios tan desafortunados hay que sumarle las persecuciones del
sheriff Joe Arpaio a indocumentados sólo por la forma en que se ven (según las
acusaciones del Departamento de Justicia), la negativa de la gobernadora de
Arizona de dar licencias de conducir a los Dreamers, la propuesta de su
candidato presidencial Mitt Romney de "autodeportar" a millones de
inmigrantes y, la última, la negativa del líder republicano John Boehner de
poner a votación la reforma migratoria en la Cámara de Representantes.
Es
decir, el Partido Republicano tiene un enorme problema con la comunidad latina
y, a menos que deje atrás el asunto de la reforma migratoria, está condenado a
perder elección tras elección. No, ya no hay letreros que prohíban la entrada
de perros e inmigrantes a muchos lugares en Estados Unidos, pero varios
miembros del Partido Republicano insisten en mantener la puerta cerrada.
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