JMJ; la gran
noche de los “Bergoglio-boys”
GIACOMO
GALEAZZI Y LUCA ROLANDI
Vatican Insider, 28 de julio de 2013
RÍO DE JANIERO
En esta gran
noche de los “Bergoglio-boys” todas las historias de los jóvenes peregrinos se
funden en una sola. Así, en la playa de Copacabana, en una explanada llena con
alrededor de dos millones de chicos y chicas de todo el planeta, van surgiendo
historias que se entrelazan como los hilos de un enorme y hermoso tapiz. Un
clochard duerme en una banca del malecón, un grupo de policías que patrullan la
zona lo obliga a retirarse con ametralladoras en las manos. Pasan dos chicas
con la bandera chilena en los hombros y le dejan un paquete de galletas.
Fragmentos de la vigilia de oración a lo largo del litoral más famoso del
mundo.Todos esperan a Bergoglio y comparten sus experiencias.
Primero, las
dificultades para pagar el costoso viaje, luego, tal vez, una ocasión de
trabajo que llegó en el mes de junio ponían en riesgo su presencia en Río. “Se
resolvió todo y ahora estoy aquí. Y así, creo que al final tenía que estar
aquí”, explicó Emanuele, un joven italiano que se encuentra alojado en “Casa
Italia”. Carolina y Carmen, dos voluntarias internacionales (española e
italiana), encontraron la hospitalidad en el departamento de Aparecida, una
mujer de 86 años. Gianluca, Fabio y Joao (italianos y portugués), fueron
recibidos en casa de Lenize y Gjl, una pareja de abogados con tres hijos.
Daniele se quedó con Marcos y Silvia, que también ofrecieron su casa a dos
chicas (una polaca y la otra argentina), que estaban perdidas por Río, de
noche, solas y sin conocerse entre ellas, porque todavía no habían encontrado
alojamiento.
La
hospitalidad también se ha convertido en una forma para combatir la
“globalización de la indiferencia”. Luca Bazzoli, treintañero, se ocupa de
organizar eventos en Roma. Después dejó su trabajo para dedicarse por completo
a proyectos internacionales de solidaridad. En Río está ayudando a Bárbara, una
mujer italiana que vive desde hace 22 años con su marido brasileño en una
favela de la ciudad. Luca fundó con algunos amigos italianos una realidad que,
tanto en el nombre como en los hechos es “sensacional” (www.sensacional.org)
para ayudar a los chicos de los barrios más pobres a que salgan de la
indigencia son las propias fuerzas. Luca también vivió en Argentina y en
Camboya; ahora opera en una de las favelas más grandes de Río: Rocinha: “Admiro
a Francisco y vine a escucharlo para referir en mi nueva comunidad su mensaje
de esperanza”, afirmó.
Lucía, de 20
años, llegó desde la diócesis de Roma. “Estar aquí siempre es una fuente que se
renueva –explicó. La sensación que he tenido es de acogida: te sientes en tu
casa incluso a 10 mil kilómetros de distancia. Quien haya venido con el
espíritu adecuado, seguramente volverá a caasa con algo que le hacía falta”.
Walmir Junior, de 24 años, eleva los brazos hacia el cielo: “Yo soy pequeño
ante esta multitud”. Walmir, con un pasado a las espaldas de “meninho da rua”,
convirtió su presente en una licenciatura en la Pontificia Universidad Católica
de Río. “Amar al prójimo está fuera de mosa”. Una “provocación” que aceptó
Walmir para vivir contra la corriente y gracias a la fe. “Siempre he querido
cambiar mi vida, cambiando la de los demás”, subrayó. Y hay un modelo muy
claro: Bergoglio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario