Las pequeñas virtudes. Es la clave!
Cuenta Natalia Ginzburg, en uno de sus libros, que deberíamos enseñar a nuestros hijos las grandes virtudes en vez de las pequeñas.
- "No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia ante el dinero;
- no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro;
- no la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad;
- no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación;
- no el deseo de éxito, sino el deseo de ser y de saber".
Para ello no debemos imitar los valores de nuestros padres.
Nuestros padres no necesitaban ser prudentes ni temerosos pues tenían el poder.
Nosotros no lo tenemos, y es bueno que nos mostremos a nuestros hijos como lo que somos, imperfectos y melancólicos.
Tampoco es bueno amarles de una forma demasiado absorbente. "Luis Garzo.
Es apropiado escuchar a Serrat con "Esas pequeñas cosas"
" Uno
se cree
que
las mató
el
tiempo y la ausencia.
Pero
su tren
vendió
boleto
de
ida y vuelta.
Son
aquellas pequeñas cosas,
que
nos dejó un tiempo de rosas
en
un rincón,
en
un papel
o
en un cajón.
Como
un ladrón
te
acechan detrás
de
la puerta.
Te
tienen tan
a
su merced
como
hojas muertas
que
el viento arrastra allá o aquí,
que
te sonríen tristes y
nos
hacen que
lloremos
cuando
nadie
nos ve.
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