Cuando
la llama de la fe se apaga,
y
los doctores no hallen la causa de su mal,
señoras
y señores sigan la senda de los niños
Y el perfume a churros que en una nube de
algodón dulce le espera el Furo.
Goce
la posibilidad de alborotar el barrio...
Por
tres pesetas puede ser bombero voluntario o galopar en sube y baja el mundo en
un potrillo.
Dos
colorados tengo y uno tordillo.
Suba
usted, señor.
Anímese.
Cuelgue
el pellejo en la acera.
Súbase
al tordillo de madera.
Y
olvídese de lo que fue y de qué modo y cuélguese en la magia de pasar de todo.
Móntese
en el carrusel del Furo...
Súbase...
Dos boletos por un duro.
No
se sorprenda si al girar, la luna le hace un guiño, que un par de vueltas le
dirán cómo alucina un niño.
Le
aplaudirán desde un balcón geranios y claveles y unos ojos que le llenaron de
cascabeles.
Enfúndese
en los pantalones largos de su hermano y en la primera bocanada de humo
americano y el aire será más azul y la noche más corta.
Si
no le cura, al menos, le reconforta.
Señor...
Anímese. Cuelgue el pellejo en la acera.
Súbase
al tordillo de madera.
Y
olvídese de lo que fue y de qué modo
Y
cuélguese en la magia de pasar de todo.
Móntese
en el carrusel del Furo...
Súbase...
Dos boletos por un duro." Serrat
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