12 ene 2014

La Segunda Guerra de Michoacán/reportaje


¿La mano del general Oscar Naranjo Trujillo? 
La Segunda Guerra de Michoacán/José Gil Olmos, reportero
Revista Proceso · 1941, 11 de enero de 2014

Lejos de parar, la violencia entre grupos armados en Michoacán alcanzó ya un punto de conflagración mayor. Ante la expansión y la toma de municipios por los grupos de autodefensa que persiguen al cártel de Los Caballeros Templarios, en una estrategia diseñada según algunas fuentes por el propio gobierno de Enrique Peña Nieto, la policía y el Ejército los dejan hacer. Como sea, y aunque otros grupos las acusan de ayudar al Cártel de Jalisco Nueva Generación, las autodefensas consideran que pronto “liberarán” Apatzingán, el bastión templario.
PARÁCUARO, MICH.- En la que ya se decantó como una de las jornadas más violentas por los enfrentamientos entre autodefensas comunitarias e integrantes de la organización delictiva Los Caballeros Templarios, la correspondiente a la última semana se caracterizó asimismo por bloqueos realizados en la carretera que comunica este municipio con Apatzingán.
El viernes 10, por sexto día consecutivo, presuntos templarios cerraron esa vía carretera, en la que quemaron cinco vehícu­los y despojaron de sus pertenencias, cámaras fotográficas y un automóvil a reporteros de la localidad y de medios nacionales que acudieron a reportar lo que ocurría en el lugar.
 Y mientras los grupos de autodefensa tomaban nuevas localidades en municipios de la zona de Tierra Caliente –como Antúnez, perteneciente a Tacámbaro, y 20 de Noviembre, correspondiente a Coahuayana–, en Apatzingán hombres armados quemaron una tienda Coppel y una Oxxo como parte de las acciones que realizaron durante la semana contra aquéllos.

 Desde el domingo 5 los distintos grupos que se mantienen enfrentados a las autodefensas ciudadanas iniciaron con bloqueos a la carretera que comunica Tacámbaro con Apatzingán; luego quemaron una decena de autos y camiones. Pero este fin de semana aumentaron sus acciones: incendiaron negocios en la ciudad Apatzingán y se instalaron a las entradas de ésta para impedir la llegada de “los autodefensas”.­
 A  bordo de camionetas, algunos de ellos armados con rifles de asalto, se presentaron el viernes en el tramo bloqueado y amenazaron e intimidaron a los periodistas: les ordenaron entregar las imágenes que habían registrado y retirarse de la zona. Incluso trataron de levantar a uno de los reporteros, quien logró zafarse de los hombres armados que lo jaloneaban para llevárselo en una camioneta.
La nueva estrategia
A la entrada del poblado, un grupo de jóvenes con rifles R-15 y AK-47 revisa los vehículos antes de dejarlos pasar a esta cabecera municipal. Nada se escapa de su mirada alerta, aunque ya se les nota el cansancio luego de que el sábado 4 tomaron la población para “liberarla” del cártel de Los Caballeros Templarios.
Son integrantes de uno de los grupos de autodefensa ciudadana que, según adversarios suyos como Fidel Orejel, forman parte de una “estrategia” federal contra el crimen organizado que diseñó Óscar Naranjo Trujillo, el asesor colombiano del presidente Enrique Peña Nieto.
 El general de cuatro estrellas, retirado del ejército de su país, entró en el equipo del priista desde que éste era candidato a la Presidencia. En junio de 2012 el exgobernador mexiquense presentó al exdirector general de la Policía Nacional de Colombia como su “asesor externo” en materia de combate al crimen organizado, bajo un esquema “no operacional” y “fuera de las líneas jerárquicas del Ejército Mexicano”.
 Al encabezar la Policía Nacional de su país, Naranjo llegó a tener bajo su mando a 167 mil efectivos. Fidel Orejel, uno de los voceros de quienes protestan contra las autodefensas en Parácuaro, afirma que el general colombiano está detrás de las acciones encaminadas a apoyar a estos grupos porque es el principal asesor del gobierno federal en la lucha contra el narcotráfico.
 “Mandaron a uno de Colombia para querer arreglar México con una estrategia tonta. No pudo arreglar las cosas allá… Las FARC siguen secuestrando, robando y matando gente. Lo único a lo que lo mandaron es a que nos matemos entre nosotros, los michoacanos; esa es la estrategia que están siguiendo”, sostiene Orejel, entrevistado el jueves 9.
 “En Colombia no han podido con la estrategia de andar queriendo desaparecer los cárteles; siempre aparece otro. No usan la inteligencia, sino que siguen una estrategia tonta de apoyar a los pueblos armados, como ya lo dijo Miguel Ángel Osorio Chong”, señala. Pero al preguntarle cómo se enteró de todo eso, repone: “Yo leo, me entero de las cosas”.
 En efecto, el secretario de Gobernación confirmó dicho apoyo. Lo hizo el lunes 6 en conferencia de prensa al término de la XXV Reunión Anual de Embajadores y Cónsules de México, efectuada en la capital del país. Entonces recalcó que el gobierno federal inició desde hace siete meses una estrategia de atención para Michoacán, entidad en la que, dijo, “hemos venido recuperando territorio… hemos venido trabajando con la sociedad… Las acciones, las propuestas, los programas del gobierno federal están ya ahí presentes… y tenemos que seguir adelante…”.
 Más aún, recalcó: “En materia de seguridad (…) hemos venido trabajando con estos grupos denominados autodefensas, de los cuales, por supuesto, estamos seguros o tenemos datos de que no tienen que ver o están asociados al crimen organizado”.
Horas después de la entrevista con Fidel Orejel, jóvenes encapuchados rociaron con gasolina varios camiones que transportaban cerveza, refrescos y frituras, y les prendieron fuego a la entrada del municipio: un claro reto a los grupos de autodefensa ciudadana que se encuentran a unos 13 kilómetros de ahí, en la cabecera municipal, que tomaron el sábado 4.
La expansión
A casi un año de haberse creado, las también llamadas autodefensas avanzaron en su táctica de “recuperación de territorio” en 72 comunidades de 22 municipios, donde hablan con la gente, le dicen que están ahí para darle seguridad y piden su apoyo para “limpiar” al estado de los cárteles que lo tienen asolado, especialmente de “Los Templarios”.
La Familia Michoacana –organización delictiva de la que surgieron Los Caballeros Templarios– se dio a conocer en 2006 como un supuesto grupo de autodefensa que tenía la intención de combatir a Los Zetas, pero desde el principio exigió a ciudadanos, comerciantes y empresarios elevadas cuotas a cambio de no atentar contra ellos. El grupo que tomó Parácuaro no pide dinero, a menos que la población se le una en la “autoprotección” en sus pueblos, comunidades y ciudades.
“Lo que nosotros queremos es sacar a todos los cárteles, que no haya uno solo en Michoacán”, dice Luis Antonio Torres, conocido como El Americano porque nació en Estados Unidos. Señala que la intención de la autodefensa es primero preparar el camino y después liberar Apatzingán, el municipio al que se considera el bastión de la banda criminal comandada por Servando Gómez, La Tuta.
El 24 de febrero del año pasado, en La Ruana, municipio de Buenavista, así como en Tepalcatepec, se formaron los primeros núcleos de pobladores para enfrentarse a Los Caballeros Templarios, que los sometían a extorsiones, amenazas, asesinatos, secuestros y violaciones a sus hijas e esposas.
Entonces eran pocos cientos. Según El Americano, uno de los comandantes de la coordinación general de los grupos de autodefensa, hoy suman aproximadamente 10 mil hombres armados con rifles de caza o de asalto y pistolas de todos los calibres. Coincidentemente, en diciembre La Tuta, entrevistado en el canal de televisión estadunidense en español Mundo Fox, dijo que su organización cuenta con el mismo número de sicarios.
Aunque se han gestado autodefensas en varias entidades del país, sólo en Michoacán han crecido y se han expandido. Su estructura se basa en un consejo o coordinación general, “comandantes” que se encargan de células o pequeños grupos que marchan de avanzada en la “liberación” de los pueblos, y un grueso grupo de simpatizantes que los respaldan conforme se acercan a sus objetivos.
Sus integrantes de mayor edad, como el doctor José Mireles, encabezan la organización, mientras que los “comandantes” tienen un promedio aproximado de 30 años y el resto de los efectivos son veinteañeros.
Muchos de estos jóvenes tienen cuentas pendientes con los Templarios. Juan, de 21 años, armado de un rifle de asalto AK-47, dice que hace dos meses mataron a su esposa de 18 años y a sus sobrinas, más jóvenes aún, colgándolas del arco a la entrada del municipio de Los Reyes. “Ella tenía seis meses de embarazo, se la llevaron con mis sobrinas y las torturaron antes de matarlas. Querían que les dijeran dónde estaba yo, estaban enojados porque me fui con los autodefensas. Como no dijeron nada, las mataron. Por eso estoy aquí. Si encuentro a un templario lo mato”.
Una vez que fijaron su objetivo, estos grupos convocan a la población y les piden que se unan a ellos. Luego mandan un piquete de hombres fuertemente armados que se enfrentan a las bandas criminales. Los policías y los soldados los ayudan a avanzar y, una vez que se establecen en los municipios o pueblos así “liberados”, como ellos dicen, levantan retenes y barricadas con costales de tierra o arena en todos los accesos. Así procedieron en estos meses para tomar una decena de cabeceras municipales.
Casi todos “los autodefensas” –como se autodenominan– portan rifles de asalto, pistolas y chalecos antibalas. Sostienen que estas armas  son “botín de guerra”: las toman cuando sus enemigos huyen o mueren. También utilizan camionetas arrebatadas a los sicarios, a las que les pintan  un logo y las palabras “Autodefensas” o “Policías Comunitarias”. Las balas tienen que pagarlas de su bolsillo.
El Americano tiene 34 años y se unió a la autodefensa de Tepalcatepec desde que surgió. Trae un AK-47 cruzado en el pecho, que refleja el sol en su culata de metal labrado. De su cintura cuelga una pistola escuadra. Y cuando se le pregunta de dónde sacan ese equipo y el dinero necesario para mantener a su organización en sus casi 11 meses de existencia, contesta:
“No somos paramilitares, somos gente trabajadora y hemos ayudado a los pueblitos a liberarse. El gobierno no nos apoya, tampoco ningún cártel. Si la gente de Jalisco quiere hacerlo, los vamos a combatir porque no queremos a ningún cártel.”
Añade: “El Ejército nos trata bien y la Policía Federal nos ha dado apoyo, no como otras organizaciones corruptas. Las armas las van ganando los muchachos en cada enfrentamiento. Si abaten a un sicario se quedan con el arma”.
Otro mando, Martín, sostiene que no han recibido recursos del gobierno federal ni del Ejército o la policía, aunque reconoce como un apoyo el hecho de que les permitan avanzar hacia los municipios que “recuperan” de la banda que durante 12 años extorsionó, secuestró y asesinó a sus familias.
Pero Salvador Esquivel, otro comandante de las autodefensas, indica que no siempre es así. “Nosotros estamos haciendo su trabajo, pero (las autoridades civiles y militares) nos detienen, a veces nos quieren desarmar, y no entendemos cuál es su papel porque no nos defienden”.
Aclara que el suyo no es un “levantamiento” popular contra el gobierno, sino que pretenden limpiar el estado de “templarios”. Para él, si recibieran ayuda oficial, las autodefensas ya abarcarían mucho más de 40% de la entidad en donde actualmente tienen presencia.
Martín indica que si bien se han expandido, no han logrado detener a ningún líder de Los Caballeros Templarios:
“Es una lástima que no podamos trabajar de la mano con ellos (militares y policías); si lo hiciéramos ya hubiéramos detenido a varios cabecillas. No sé por qué no podemos trabajar juntos en esta guerra contra el crimen organizado.”
“Estrategia colombiana”
Fidel Orejel es una de las cabezas visibles de quienes bloquearon la carretera y quemaron vehículos a la entrada de Parácuaro para exigir que los grupos de autodefensa ciudadana salgan del municipio. Los califica como “otro cártel”, apoyado por el de Jalisco Nueva Generación.
Dice que es productor de limón y excolaborador de la presidenta municipal Lucila Barajas, quien el viernes 3 y el sábado 4 –cuando el grupo de autodefensa tomó Parácuaro– presumió en Facebook una foto en la que aparece descansando en la playa.
Entrevistado la tarde del jueves 9, durante el bloqueo de la carretera que comunica Antúnez (municipio de Tacámbaro) con Apatzingán, Orejel identifica la estrategia del gobierno federal “de apoyar a estos grupos de autodefensa” con la que aplicó el general Óscar Naranjo Trujillo en Colombia.
Naranjo fue una pieza clave del presidente colombiano Álvaro Uribe en el combate al narcotráfico y a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Desde junio de 2012 asesora a Peña Nieto en los rubros de seguridad democrática, prevención del delito, cooperación internacional y combate al narcotráfico y al crimen organizado.
Se le considera el artífice del descabezamiento de los cárteles de Medellín, Cali y del Norte del Valle. En 1993 dirigió la operación que terminó con la vida del capo Pablo Escobar. Pero durante años también se le relacionó con grupos paramilitares, y a su hermano Juan David Naranjo se le acusó de presuntos vínculos con el narcotráfico porque fue detenido en Alemania, en 2006, al tratar de vender 35 kilos de cocaína a dos policías encubiertos.
El 8 de mayo de 2013, al participar en la mesa de debate “La función de las policías como pieza clave en el nuevo sistema”, en el “Quinto foro sobre seguridad y justicia. Por una adecuada implementación de la reforma penal”, apuntó:
Cuando a una autodefensa se le empieza a llamar policía se produce una distorsión que, realmente, lejos de invocar el deber ser, destruye el deber ser. Lo primero que habría que hacer para no incurrir en fallas al debido proceso es que el Estado se asegure de que es el único que aplica justicia y ejerce el monopolio de la fuerza.”
Después defendió la labor militar y la decisión de Peña Nieto de que las fuerzas armadas siguieran combatiendo el crimen organizado, pero debidamente coordinadas con la policía. “En México los delincuentes, los criminales organizados, salieron de su zona de confort. Hoy esa delincuencia realmente siente el peso institucional y particularmente está recibiendo el impacto de una ciudadanía que dice alto a la violencia”, dijo Naranjo.
Hoy, Fidel Orejel acusa al gobierno de Peña Nieto de seguir la misma estrategia de Colombia y de apoyar a Mireles, que según él pertenece al Cártel de Jalisco Nueva Generación. También le reprocha al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que “proteja” a los grupos de autodefensa ciudadana.
“El Cártel de Jalisco Nueva Generación y La Familia Michoacana están siendo protegidos por el gobierno. La estrategia de Peña Nieto es fallida, no les ha funcionado, han matado mucha gente aquí porque traen a ese cártel (las autodefensas) a invadirnos”, reitera el excolaborador de la alcaldesa de Parácuaro.
–¿Y qué piensa de Los Caballeros Templarios? –se le plantea.
–No queremos a ningún grupo armado. El gobierno está torturando a gente inocente: les siembran armas, los acusan de ser Caballeros Templarios. Nosotros no estamos armados, somos gente del pueblo. A mí que me investiguen; si soy narcotraficante, que me encierren, no como a Mireles, que lo protegen. Yo estoy amenazado de muerte y quiero que protejan a mi familia, pero la Marina porque las otras autoridades están corrompidas.
La “putacera”
El jueves por la tarde, una humareda se extendió a la entrada de Parácuaro. Las llamas que provocó la gente que se opone a las autodefensas consumieron varios vehículos. En un puente peatonal colgaba una manta con un exhorto: “Peña Nieto queremos paz. Ya no enfrentes a los pueblos de Michoacán apoyando a los grupos de autodefensa”.
A unos kilómetros de ahí, alrededor de 600 integrantes de las autodefensas ciudadanas de Tepalcatepec, Tancítaro y Buenavista están atrincherados en los retenes, en barricadas y en algunas propiedades que eran de Los Caballeros Templarios. Dicen que las tomaron tras media hora de “putacera”, en la cual mataron a una decena de “templarios”, entre ellos a El Banano, que portaba una bazuka.
El mando Martín refiere que él y sus compañeros se impresionaron con la noticia de que el sábado 4 la avioneta donde viajaba su amigo el doctor Mireles se desplomó. Pero sostiene que la “guerra contra el crimen organizado” va a continuar hasta “liberar” Apatzingán, el corazón de Los Caballeros Templarios.
Es cosa de tiempo, afirma, porque ya llegaron a los alrededores de ese municipio.

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