¿La mano del general Oscar Naranjo Trujillo?
La
Segunda Guerra de Michoacán/José Gil Olmos, reportero
Revista Proceso · 1941, 11 de enero de 2014
Lejos
de parar, la violencia entre grupos armados en Michoacán alcanzó ya un punto de
conflagración mayor. Ante la expansión y la toma de municipios por los grupos
de autodefensa que persiguen al cártel de Los Caballeros Templarios, en una
estrategia diseñada según algunas fuentes por el propio gobierno de Enrique
Peña Nieto, la policía y el Ejército los dejan hacer. Como sea, y aunque otros
grupos las acusan de ayudar al Cártel de Jalisco Nueva Generación, las
autodefensas consideran que pronto “liberarán” Apatzingán, el bastión
templario.
PARÁCUARO,
MICH.- En la que ya se decantó como una de las jornadas más violentas por los
enfrentamientos entre autodefensas comunitarias e integrantes de la
organización delictiva Los Caballeros Templarios, la correspondiente a la
última semana se caracterizó asimismo por bloqueos realizados en la carretera
que comunica este municipio con Apatzingán.
El
viernes 10, por sexto día consecutivo, presuntos templarios cerraron esa vía
carretera, en la que quemaron cinco vehículos y despojaron de sus
pertenencias, cámaras fotográficas y un automóvil a reporteros de la localidad
y de medios nacionales que acudieron a reportar lo que ocurría en el lugar.
Y
mientras los grupos de autodefensa tomaban nuevas localidades en municipios de
la zona de Tierra Caliente –como Antúnez, perteneciente a Tacámbaro, y 20 de
Noviembre, correspondiente a Coahuayana–, en Apatzingán hombres armados
quemaron una tienda Coppel y una Oxxo como parte de las acciones que realizaron
durante la semana contra aquéllos.
Desde
el domingo 5 los distintos grupos que se mantienen enfrentados a las
autodefensas ciudadanas iniciaron con bloqueos a la carretera que comunica
Tacámbaro con Apatzingán; luego quemaron una decena de autos y camiones. Pero
este fin de semana aumentaron sus acciones: incendiaron negocios en la ciudad
Apatzingán y se instalaron a las entradas de ésta para impedir la llegada de
“los autodefensas”.
A bordo de camionetas, algunos de ellos armados
con rifles de asalto, se presentaron el viernes en el tramo bloqueado y
amenazaron e intimidaron a los periodistas: les ordenaron entregar las imágenes
que habían registrado y retirarse de la zona. Incluso trataron de levantar a
uno de los reporteros, quien logró zafarse de los hombres armados que lo
jaloneaban para llevárselo en una camioneta.
La
nueva estrategia
A
la entrada del poblado, un grupo de jóvenes con rifles R-15 y AK-47 revisa los
vehículos antes de dejarlos pasar a esta cabecera municipal. Nada se escapa de
su mirada alerta, aunque ya se les nota el cansancio luego de que el sábado 4
tomaron la población para “liberarla” del cártel de Los Caballeros Templarios.
Son
integrantes de uno de los grupos de autodefensa ciudadana que, según
adversarios suyos como Fidel Orejel, forman parte de una “estrategia” federal
contra el crimen organizado que diseñó Óscar Naranjo Trujillo, el asesor
colombiano del presidente Enrique Peña Nieto.
El
general de cuatro estrellas, retirado del ejército de su país, entró en el
equipo del priista desde que éste era candidato a la Presidencia. En junio de
2012 el exgobernador mexiquense presentó al exdirector general de la Policía
Nacional de Colombia como su “asesor externo” en materia de combate al crimen
organizado, bajo un esquema “no operacional” y “fuera de las líneas jerárquicas
del Ejército Mexicano”.
Al
encabezar la Policía Nacional de su país, Naranjo llegó a tener bajo su mando a
167 mil efectivos. Fidel Orejel, uno de los voceros de quienes protestan contra
las autodefensas en Parácuaro, afirma que el general colombiano está detrás de
las acciones encaminadas a apoyar a estos grupos porque es el principal asesor
del gobierno federal en la lucha contra el narcotráfico.
“Mandaron
a uno de Colombia para querer arreglar México con una estrategia tonta. No pudo
arreglar las cosas allá… Las FARC siguen secuestrando, robando y matando gente.
Lo único a lo que lo mandaron es a que nos matemos entre nosotros, los
michoacanos; esa es la estrategia que están siguiendo”, sostiene Orejel,
entrevistado el jueves 9.
“En
Colombia no han podido con la estrategia de andar queriendo desaparecer los
cárteles; siempre aparece otro. No usan la inteligencia, sino que siguen una
estrategia tonta de apoyar a los pueblos armados, como ya lo dijo Miguel Ángel
Osorio Chong”, señala. Pero al preguntarle cómo se enteró de todo eso, repone:
“Yo leo, me entero de las cosas”.
En
efecto, el secretario de Gobernación confirmó dicho apoyo. Lo hizo el lunes 6
en conferencia de prensa al término de la XXV Reunión Anual de Embajadores y
Cónsules de México, efectuada en la capital del país. Entonces recalcó que el
gobierno federal inició desde hace siete meses una estrategia de atención para
Michoacán, entidad en la que, dijo, “hemos venido recuperando territorio… hemos
venido trabajando con la sociedad… Las acciones, las propuestas, los programas
del gobierno federal están ya ahí presentes… y tenemos que seguir adelante…”.
Más
aún, recalcó: “En materia de seguridad (…) hemos venido trabajando con estos
grupos denominados autodefensas, de los cuales, por supuesto, estamos seguros o
tenemos datos de que no tienen que ver o están asociados al crimen organizado”.
Horas
después de la entrevista con Fidel Orejel, jóvenes encapuchados rociaron con
gasolina varios camiones que transportaban cerveza, refrescos y frituras, y les
prendieron fuego a la entrada del municipio: un claro reto a los grupos de
autodefensa ciudadana que se encuentran a unos 13 kilómetros de ahí, en la
cabecera municipal, que tomaron el sábado 4.
La
expansión
A
casi un año de haberse creado, las también llamadas autodefensas avanzaron en
su táctica de “recuperación de territorio” en 72 comunidades de 22 municipios,
donde hablan con la gente, le dicen que están ahí para darle seguridad y piden
su apoyo para “limpiar” al estado de los cárteles que lo tienen asolado,
especialmente de “Los Templarios”.
La
Familia Michoacana –organización delictiva de la que surgieron Los Caballeros
Templarios– se dio a conocer en 2006 como un supuesto grupo de autodefensa que
tenía la intención de combatir a Los Zetas, pero desde el principio exigió a
ciudadanos, comerciantes y empresarios elevadas cuotas a cambio de no atentar
contra ellos. El grupo que tomó Parácuaro no pide dinero, a menos que la
población se le una en la “autoprotección” en sus pueblos, comunidades y
ciudades.
“Lo
que nosotros queremos es sacar a todos los cárteles, que no haya uno solo en
Michoacán”, dice Luis Antonio Torres, conocido como El Americano porque nació
en Estados Unidos. Señala que la intención de la autodefensa es primero
preparar el camino y después liberar Apatzingán, el municipio al que se
considera el bastión de la banda criminal comandada por Servando Gómez, La
Tuta.
El
24 de febrero del año pasado, en La Ruana, municipio de Buenavista, así como en
Tepalcatepec, se formaron los primeros núcleos de pobladores para enfrentarse a
Los Caballeros Templarios, que los sometían a extorsiones, amenazas,
asesinatos, secuestros y violaciones a sus hijas e esposas.
Entonces
eran pocos cientos. Según El Americano, uno de los comandantes de la
coordinación general de los grupos de autodefensa, hoy suman aproximadamente 10
mil hombres armados con rifles de caza o de asalto y pistolas de todos los
calibres. Coincidentemente, en diciembre La Tuta, entrevistado en el canal de
televisión estadunidense en español Mundo Fox, dijo que su organización cuenta
con el mismo número de sicarios.
Aunque
se han gestado autodefensas en varias entidades del país, sólo en Michoacán han
crecido y se han expandido. Su estructura se basa en un consejo o coordinación
general, “comandantes” que se encargan de células o pequeños grupos que marchan
de avanzada en la “liberación” de los pueblos, y un grueso grupo de
simpatizantes que los respaldan conforme se acercan a sus objetivos.
Sus
integrantes de mayor edad, como el doctor José Mireles, encabezan la
organización, mientras que los “comandantes” tienen un promedio aproximado de
30 años y el resto de los efectivos son veinteañeros.
Muchos
de estos jóvenes tienen cuentas pendientes con los Templarios. Juan, de 21
años, armado de un rifle de asalto AK-47, dice que hace dos meses mataron a su
esposa de 18 años y a sus sobrinas, más jóvenes aún, colgándolas del arco a la
entrada del municipio de Los Reyes. “Ella tenía seis meses de embarazo, se la
llevaron con mis sobrinas y las torturaron antes de matarlas. Querían que les
dijeran dónde estaba yo, estaban enojados porque me fui con los autodefensas.
Como no dijeron nada, las mataron. Por eso estoy aquí. Si encuentro a un
templario lo mato”.
Una
vez que fijaron su objetivo, estos grupos convocan a la población y les piden
que se unan a ellos. Luego mandan un piquete de hombres fuertemente armados que
se enfrentan a las bandas criminales. Los policías y los soldados los ayudan a
avanzar y, una vez que se establecen en los municipios o pueblos así
“liberados”, como ellos dicen, levantan retenes y barricadas con costales de
tierra o arena en todos los accesos. Así procedieron en estos meses para tomar
una decena de cabeceras municipales.
Casi
todos “los autodefensas” –como se autodenominan– portan rifles de asalto,
pistolas y chalecos antibalas. Sostienen que estas armas son “botín de guerra”: las toman cuando sus
enemigos huyen o mueren. También utilizan camionetas arrebatadas a los
sicarios, a las que les pintan un logo y
las palabras “Autodefensas” o “Policías Comunitarias”. Las balas tienen que
pagarlas de su bolsillo.
El
Americano tiene 34 años y se unió a la autodefensa de Tepalcatepec desde que
surgió. Trae un AK-47 cruzado en el pecho, que refleja el sol en su culata de
metal labrado. De su cintura cuelga una pistola escuadra. Y cuando se le
pregunta de dónde sacan ese equipo y el dinero necesario para mantener a su
organización en sus casi 11 meses de existencia, contesta:
“No
somos paramilitares, somos gente trabajadora y hemos ayudado a los pueblitos a
liberarse. El gobierno no nos apoya, tampoco ningún cártel. Si la gente de
Jalisco quiere hacerlo, los vamos a combatir porque no queremos a ningún
cártel.”
Añade:
“El Ejército nos trata bien y la Policía Federal nos ha dado apoyo, no como
otras organizaciones corruptas. Las armas las van ganando los muchachos en cada
enfrentamiento. Si abaten a un sicario se quedan con el arma”.
Otro
mando, Martín, sostiene que no han recibido recursos del gobierno federal ni
del Ejército o la policía, aunque reconoce como un apoyo el hecho de que les
permitan avanzar hacia los municipios que “recuperan” de la banda que durante
12 años extorsionó, secuestró y asesinó a sus familias.
Pero
Salvador Esquivel, otro comandante de las autodefensas, indica que no siempre
es así. “Nosotros estamos haciendo su trabajo, pero (las autoridades civiles y
militares) nos detienen, a veces nos quieren desarmar, y no entendemos cuál es
su papel porque no nos defienden”.
Aclara
que el suyo no es un “levantamiento” popular contra el gobierno, sino que
pretenden limpiar el estado de “templarios”. Para él, si recibieran ayuda
oficial, las autodefensas ya abarcarían mucho más de 40% de la entidad en donde
actualmente tienen presencia.
Martín
indica que si bien se han expandido, no han logrado detener a ningún líder de
Los Caballeros Templarios:
“Es
una lástima que no podamos trabajar de la mano con ellos (militares y
policías); si lo hiciéramos ya hubiéramos detenido a varios cabecillas. No sé
por qué no podemos trabajar juntos en esta guerra contra el crimen organizado.”
“Estrategia
colombiana”
Fidel
Orejel es una de las cabezas visibles de quienes bloquearon la carretera y
quemaron vehículos a la entrada de Parácuaro para exigir que los grupos de
autodefensa ciudadana salgan del municipio. Los califica como “otro cártel”,
apoyado por el de Jalisco Nueva Generación.
Dice
que es productor de limón y excolaborador de la presidenta municipal Lucila
Barajas, quien el viernes 3 y el sábado 4 –cuando el grupo de autodefensa tomó
Parácuaro– presumió en Facebook una foto en la que aparece descansando en la
playa.
Entrevistado
la tarde del jueves 9, durante el bloqueo de la carretera que comunica Antúnez
(municipio de Tacámbaro) con Apatzingán, Orejel identifica la estrategia del
gobierno federal “de apoyar a estos grupos de autodefensa” con la que aplicó el
general Óscar Naranjo Trujillo en Colombia.
Naranjo
fue una pieza clave del presidente colombiano Álvaro Uribe en el combate al
narcotráfico y a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC). Desde junio de 2012 asesora a Peña Nieto en los rubros de
seguridad democrática, prevención del delito, cooperación internacional y
combate al narcotráfico y al crimen organizado.
Se
le considera el artífice del descabezamiento de los cárteles de Medellín, Cali
y del Norte del Valle. En 1993 dirigió la operación que terminó con la vida del
capo Pablo Escobar. Pero durante años también se le relacionó con grupos
paramilitares, y a su hermano Juan David Naranjo se le acusó de presuntos
vínculos con el narcotráfico porque fue detenido en Alemania, en 2006, al tratar
de vender 35 kilos de cocaína a dos policías encubiertos.
El
8 de mayo de 2013, al participar en la mesa de debate “La función de las
policías como pieza clave en el nuevo sistema”, en el “Quinto foro sobre
seguridad y justicia. Por una adecuada implementación de la reforma penal”,
apuntó:
“Cuando
a una autodefensa se le empieza a llamar policía se produce una distorsión que,
realmente, lejos de invocar el deber ser, destruye el deber ser. Lo primero que
habría que hacer para no incurrir en fallas al debido proceso es que el Estado
se asegure de que es el único que aplica justicia y ejerce el monopolio de la
fuerza.”
Después
defendió la labor militar y la decisión de Peña Nieto de que las fuerzas
armadas siguieran combatiendo el crimen organizado, pero debidamente
coordinadas con la policía. “En México los delincuentes, los criminales
organizados, salieron de su zona de confort. Hoy esa delincuencia realmente
siente el peso institucional y particularmente está recibiendo el impacto de
una ciudadanía que dice alto a la violencia”, dijo Naranjo.
Hoy,
Fidel Orejel acusa al gobierno de Peña Nieto de seguir la misma estrategia de
Colombia y de apoyar a Mireles, que según él pertenece al Cártel de Jalisco
Nueva Generación. También le reprocha al secretario de Gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong, que “proteja” a los grupos de autodefensa ciudadana.
“El
Cártel de Jalisco Nueva Generación y La Familia Michoacana están siendo
protegidos por el gobierno. La estrategia de Peña Nieto es fallida, no les ha
funcionado, han matado mucha gente aquí porque traen a ese cártel (las
autodefensas) a invadirnos”, reitera el excolaborador de la alcaldesa de
Parácuaro.
–¿Y
qué piensa de Los Caballeros Templarios? –se le plantea.
–No
queremos a ningún grupo armado. El gobierno está torturando a gente inocente:
les siembran armas, los acusan de ser Caballeros Templarios. Nosotros no
estamos armados, somos gente del pueblo. A mí que me investiguen; si soy
narcotraficante, que me encierren, no como a Mireles, que lo protegen. Yo estoy
amenazado de muerte y quiero que protejan a mi familia, pero la Marina porque
las otras autoridades están corrompidas.
La
“putacera”
El
jueves por la tarde, una humareda se extendió a la entrada de Parácuaro. Las
llamas que provocó la gente que se opone a las autodefensas consumieron varios
vehículos. En un puente peatonal colgaba una manta con un exhorto: “Peña Nieto
queremos paz. Ya no enfrentes a los pueblos de Michoacán apoyando a los grupos
de autodefensa”.
A
unos kilómetros de ahí, alrededor de 600 integrantes de las autodefensas
ciudadanas de Tepalcatepec, Tancítaro y Buenavista están atrincherados en los
retenes, en barricadas y en algunas propiedades que eran de Los Caballeros
Templarios. Dicen que las tomaron tras media hora de “putacera”, en la cual
mataron a una decena de “templarios”, entre ellos a El Banano, que portaba una
bazuka.
El
mando Martín refiere que él y sus compañeros se impresionaron con la noticia de
que el sábado 4 la avioneta donde viajaba su amigo el doctor Mireles se
desplomó. Pero sostiene que la “guerra contra el crimen organizado” va a
continuar hasta “liberar” Apatzingán, el corazón de Los Caballeros Templarios.
Es
cosa de tiempo, afirma, porque ya llegaron a los alrededores de ese municipio.
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