Canonización
“maldita”/RODRIGO
VERA
Proceso # 1945, 8 de enero de 2014;
El
mexicano Marcial Maciel fue sólo uno de los muchos abusadores de menores que
han sido solapados y protegidos por los últimos tres pontífices católicos. El
sacerdote y criminal sexual más reciente del cual se tiene noticia es el
exnuncio Josef Wesolowski, actualmente escondido en algún rincón del Vaticano.
Toda la maraña de protección para curas pederastas ha salido a la luz en un
informe del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, el cual le exige a la
cúpula romana castigo a los delincuentes. Y pese a todo, parece que nada
detendrá la próxima canonización de Juan Pablo II, en cuyo pontificado el lobby
gay afianzó su impunidad.
El
próximo 27 de abril en una magna ceremonia en la Basílica de San Pedro en el
Vaticano, a la cual asistirán los más altos jerarcas católicos del mundo, el
Papa Francisco canonizará a Juan Pablo II y dará por hecho que éste ya está
“ante la presencia absoluta de Dios por haber llevado una vida de gracia
extraordinaria”.
Pero
el Comité de los Derechos del Niño de la ONU acaba de determinar que el
pontificado del santo en ciernes propició muchos abusos sexuales contra menores
de edad, al encubrir y proteger sistemáticamente a sacerdotes pederastas que
delinquieron en la más absoluta impunidad.
Con
base en esta resolución de la ONU, varias organizaciones civiles acudirán a los
tribunales internacionales para abrir un proceso judicial contra el Vaticano y
Juan Pablo II, con el argumento de que cometieron “crímenes de Estado” por
solapar institucionalmente la pederastia clerical.
Así
Karol Wojtyla quedará como un santo y, paradójicamente, también como un
presunto criminal. De ahí que su llegada a los altares ya es vista por muchos
como una especie de canonización maldita; un hecho totalmente contradictorio y
desconcertante.
El
exsacerdote Alberto Athié, quien lleva años denunciando la complicidad de
Wojtyla en sonados casos de abuso sexual, exclama enfático: “¡Esa canonización
debe detenerse! Antes de llevarse a cabo debe quedar deslindada la
responsabilidad de Juan Pablo II en varios casos de pederastia. Y sobre todo
ahora que la ONU determinó el encubrimiento institucional por parte de la santa
sede y le pide que entregue a la justicia civil a sus pederastas”.
–¿Este
fallo de la ONU los llevará a ustedes acudir a instancias judiciales? –pregunta
este semanario.
–¡Por
supuesto! De eso se trata. Las víctimas de abuso sexual y varias organizaciones
sociales acudiremos a los tribunales internacionales, como el Tribunal de La
Haya, para que se le abra un proceso judicial a la santa sede y a quienes
resulten responsables. Nosotros, por lo pronto, consideramos que se cometieron
crímenes de Estado y que el Papa Juan Pablo II es absolutamente responsable.
Obviamente que falta el veredicto de los tribunales.
Athié
participó en las deliberaciones del Comité de los Derechos del Niño, realizadas
en Ginebra en enero pasado, mediante las cuales se llegó al informe que censura
la protección institucional de la santa sede a sus sacerdotes pederastas. Athié
revela que ahí se abordó el espinoso tema de la canonización de Juan Pablo II:
“Nosotros expusimos en Ginebra, muy explícitamente, la conveniencia de detener
el proceso de canonización. Incluso quedó asentado por escrito”.
–¿Resultará
muy riesgoso para el Papa Francisco llevar a Wojtyla a los altares?
–¡Claro!
en esa canonización está en juego la infalibilidad del Papa. A ese grado llegan
las cosas. El Papa, con su carisma de infalibilidad, debe asegurar que Wojtyla
ya se encuentra para siempre ante la presencia absoluta de Dios por haber
llevado una vida de gracia extraordinaria.
“Y
por esta misma razón la vida de Wojtyla se convierte en un modelo a seguir. Pero
no sólo eso, Juan Pablo II además será un intercesor entre Dios y los fieles
católicos de todo el mundo, quienes ya podrán pedirle gracias y milagros. Será
un santo en toda la extensión de la palabra.
Imagínese
cómo quedará este santo si, a futuro, un tribunal internacional llega a
determinar que protegió sistemáticamente a peligrosos sacerdotes pederastas,
como Marcial Maciel. Pues obviamente que pondrá en entredicho la canonización.”
–¿Está
obligado Jorge Bergoglio a suspender la canonización? ¿Ésta puede interpretarse
como un desacato a las recomendaciones de la ONU?
–El
Papa Francisco debería sopesar muy bien los antecedentes del futuro santo y no
dejarse llevar sólo por quienes impulsan la canonización. Pero finalmente él
tomará la decisión que le plazca. Será responsabilidad suya. Nosotros desde
hace tiempo intentamos impedir incluso la beatificación, paso previo para ser
canonizado. Pero la Congregación para la Causa de los Santos y la Congregación
de la Doctrina de la Fe determinaron que no había impedimentos para hacerlo
beato… y lo beatificaron.
“En
ese tiempo había el clamor de muchas víctimas, organizaciones civiles y
abogados de todo el mundo pidiendo que no se le beatificara. La santa sede no
nos tomó en cuenta. Ahora le será más difícil hacer oídos sordos, pues un
comité internacional, integrado por expertos de diferentes países, acaba de
determinar que durante el pontificado de Wojtyla se cometieron muchos abusos.”
“Código
de silencio”
Los
18 expertos del Comité de los Derechos del Niño –cuya presidenta es la jurista
noruega Kirsten Sandberg– deliberaron el caso del Vaticano y el miércoles 5
emitieron su histórico y explosivo informe, en el cual dicen estar “sumamente
preocupados de que la santa sede no haya reconocido las dimensiones de los
crímenes cometidos y no ha tomado las medidas necesarias ni para tratar el tema
del abuso sexual de menores ni para proteger a los niños de tales abusos; más
bien ha adoptado políticas y prácticas que conllevan a la continuación del
abuso y la impunidad de los perpetradores”.
La
ONU acusó al Vaticano de imponer durante décadas un “código de silencio” con el
fin de mantener encubiertos los abusos sexuales de sus sacerdotes. Y agregó
categórica: “El Vaticano ha situado la conservación de la reputación de la
Iglesia y del supuesto delincuente por encima de la protección de las víctimas
infantiles”.
Hizo
lo mismo, señala, al trasladar a los abusadores de una a otra parroquia en “un
intento por ocultar ese tipo de delitos”. Pero esta medida, dice el informe, lo
único que propicia son mayores abusos sexuales.
Ante
esta situación, le pide a la santa sede “retirar de inmediato a todos los
agresores conocidos y sospechosos y llevar la cuestión a las autoridades que
aplican la ley para que los investiguen”.
También
le exige al Vaticano la entrega de los archivos donde tiene documentados
decenas de miles de abusos contra menores de edad, para que así respondan ante
la justicia los criminales y “aquellos que encubrieron sus crímenes”, entre
estos últimos –según las denuncias–, papas, cardenales, arzobispos y obispos.
Y
respecto a la comisión creada en diciembre por el Papa Francisco para afrontar
el problema de los curas pedófilos –prosigue el reporte–, ésta debe también
investigar la “conducta de la jerarquía católica” que propicia estos delitos.
Los
expertos de la ONU aludieron a la “jerarquía” porque saben muy bien que Juan
Pablo II y Benedicto XVI también han sido acusados de encubrir desde la más
alta cúpula eclesiástica a sacerdotes pederastas de todo el mundo. El
encubrimiento se dio principalmente durante los 28 años –de 1978 a 2005– del
pontificado de Wojtyla.
Adelanta
Athié: “Ante los tribunales internacionales vamos a presentar la documentación
que demuestra la protección de Juan Pablo II al pederasta Marcial Maciel. No
sólo lo protegió, sino que incluso lo promovió: en 1994, lo reconoció como
líder mundial de la juventud y en 2004 como un misionero ejemplar con mucha
fecundidad espiritual.
“También
protegió al cardenal de Boston Bernard Law. Cuando un juez estaba a punto de
juzgarlo por ser un encubridor sistemático de sacerdotes pederastas, Juan Pablo
II lo sustrajo de la justicia estadunidense y se lo llevó al Vaticano. Ahí le
dio un importante cargo; lo hizo rector de la Basílica de Santa María la Mayor.
Esto es gravísimo.”
Y
señala que Benedicto XVI siguió la misma línea. Menciona, por ejemplo, la
protección que le brindó a Maciel: “Ratzinger se negó a juzgar formalmente a
Maciel, dizque por motivos de edad y salud. Solamente lo invitó a irse a su
casa para llevar ahí una vida de oración y de retiro. Eso fue todo. En el fondo
lo protegió. Pactó con un criminal”.
Y
sobre el actual Papa, indica que aún está por verse si Bergoglio realmente
combatirá la pederastia sacerdotal como lo ha prometido. Por lo pronto, los
Legionarios de Cristo –que ahora dependen directamente del Papa y ya tienen
nuevo dirigente, Eduardo Robles Gil– acaban de disculparse públicamente por los
abusos sexuales cometidos por su fundador, Marcial Maciel, en un documento dado
a conocer el jueves 6.
El
escándalo Wesolowski
Pero
estas promesas y mea culpa quedan en entredicho ante el más reciente escándalo
de pederastia; el caso del polaco Josef Wesolowski, nuncio apostólico en
República Dominicana y Puerto Rico, un peligroso criminal que además solía
fotografiar y filmar a los niños mientras abusaba sexualmente de ellos. Se le
encontraron 87 mil fotografías y decenas de videos pornográficos.
Este
semanario dio cuenta detallada del caso Wesolowski (Proceso 1930). A este
diplomático polaco, su compatriota Wojtyla lo ordenó sacerdote y luego obispo,
impulsando su carrera eclesiástica y solapando sus abusos, que continuaron
durante los papados de Benedicto XVI y Francisco.
En
agosto pasado, cuando Wesolowski iba a ser aprehendido en República Dominicana,
el Vaticano lo sustrajo de la justicia caribeña y se lo llevó a Roma sin
cumplir siquiera con las más elementales reglas diplomáticas. Protegió al
prófugo, quien actualmente sigue oculto en algún lugar de la sede del poder
católico. El magistrado dominicano que investiga el asunto, Bolívar Sánchez,
dijo del nuncio: “Estamos ante un monstruo, no ante un sacerdote”.
Wesolowski
operaba junto con el sacerdote polaco Alberto Gil Wojciech, también radicado
en República Dominicana y actualmente prófugo. Según testimonios de las
víctimas, ambos polacos pagaban a los niños por posar desnudos y realizar actos
sexuales ante sus cámaras. En ocasiones los ponían a modelar con ropas
femeninas. A algunos escogidos se los llevaban a Polonia para amenizar allá sus
orgías.
Wesolowski
involucró en sus prácticas a varios sacerdotes, diáconos y seminaristas de esa
zona isleña. Algunos ya fueron cesados y están en proceso de investigación
judicial. En tanto, al polaco se le mantiene escondido para no enturbiar el
proceso de canonización de su protector Wojtyla. Creó toda una red de
pornografía infantil y se dice que pertenece al llamado lobby gay de la curia
romana.
Por
implicar al actual Papa, el caso Wesolowski fue ampliamente debatido durante
las sesiones en Ginebra del Comité de los Derechos del Niño. Ahí, los expertos
de la ONU le pidieron cuentas a Silvano Tomasi, representante de la delegación
vaticana ante ese organismo.
Cuenta
Alberto Athié sobre esos interrogatorios: “A Tomasi le preguntaban
directamente: ‘¿Por qué la santa sede protege a Wesolowski?, ¿por qué
impidieron que la justicia local lo juzgara?, ¿por qué lo mantienen
escondido?’. Y Tomasi respondía invariablemente: ‘Wesolowski es un ciudadano
del Vaticano, de manera que lo vamos a juzgar de acuerdo a nuestras propias
leyes’. ¡Imagínese nada más! Sus respuestas eran de un cinismo descarado.
“Estamos
ante el más reciente caso de impunidad. A Wesolowski se le va a juzgar sin la
presencia de las víctimas y sus abogados. Muy lejos de las autoridades civiles
y de los jueces de República Dominicana y Puerto Rico. ¡Es increíble! El polaco
no es cualquier pederasta, fue protegido directo de Wojtyla, alto representante
diplomático de Bergoglio y, al parecer, está metido en una red internacional de
pornografía infantil.”
Algunos
analistas eclesiásticos, como Elio Masferrer Kan, aseguran que detrás del caso
Wesolowski están los tentáculos del lobby gay con todo su poder corruptor y sus
redes de pornografía.
“¿Para
qué quería el nuncio esas 87 mil fotografías pornográficas que hasta el momento
le han encontrado? ¿Sólo para su consumo personal? No lo creo. Muy
probablemente las compartía con obispos, arzobispos y cardenales de la curia
romana. Quizá estemos ante una red de pornografía infantil vaticana”, dice
Masferrer.
En
su libro El poder y la gloria, el periodista y escritor David Yallop se adentra
en el mundo del lobby gay de la curia romana, donde es común la exhibición de
“videos porno” para “audiencias cuidadosamente seleccionadas” y reunidas en
“departamentos seguros”. Señala que los “videos pedófilos” –convertidos en un
“negocio multimillonario en Italia”– son muy solicitados por los clérigos
homosexuales.
Agrega:
“La homosexualidad es un factor frecuente en el progreso profesional. Los
sacerdotes jóvenes y atractivos, invariablemente llamados madonni, usan sus
encantos para acelerar su ascenso. Ciertos obispos han descubierto la necesidad
de trabajar hasta tarde en una habitación cerrada con llave con sólo un madonno
para asistirlos”.
El
pasado 11 de junio el Papa Francisco reconoció públicamente la existencia del
lobby gay y sus redes de corrupción homosexual.
Dijo
entonces: “En la curia hay gente santa, de verdad hay gente santa. Pero también
hay una corriente de corrupción. Se habla del lobby gay, y es verdad, está ahí.
Hay que ver qué podemos hacer”.
Sin
embargo, con la lupa de la ONU encima el pontífice jesuita está protegiendo a
Wesolowski y planea elevar a los altares a Juan Pablo II, considerado uno de
los principales solapadores de esta “corrupción” que planea combatir.
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