9 feb 2014

Canonización “maldita”/Rodrigo Vera, revista Proceso


Canonización “maldita”/RODRIGO VERA
Proceso # 1945, 8 de enero de 2014;
El mexicano Marcial Maciel fue sólo uno de los muchos abusadores de menores que han sido solapados y protegidos por los últimos tres pontífices católicos. El sacerdote y criminal sexual más reciente del cual se tiene noticia es el exnuncio Josef Wesolowski, actualmente escondido en algún rincón del Vaticano. Toda la maraña de protección para curas pederastas ha salido a la luz en un informe del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, el cual le exige a la cúpula romana castigo a los delincuentes. Y pese a todo, parece que nada detendrá la próxima canonización de Juan Pablo II, en cuyo pontificado el lobby gay afianzó su impunidad.
El próximo 27 de abril en una magna ceremonia en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, a la cual asistirán los más altos jerarcas católicos del mundo, el Papa Francisco canonizará a Juan Pablo II y dará por hecho que éste ya está “ante la presencia absoluta de Dios por haber llevado una vida de gracia extraordinaria”.

 Pero el Comité de los Derechos del Niño de la ONU acaba de determinar que el pontificado del santo en ciernes propició muchos abusos sexuales contra menores de edad, al encubrir y proteger sistemáticamente a ­sacerdotes pederastas que delinquieron en la más absoluta impunidad.
 Con base en esta resolución de la ONU, varias organizaciones civiles acudirán a los tribunales internacionales para abrir un proceso judicial contra el Vaticano y Juan Pablo II, con el argumento de que cometieron “crímenes de Estado” por solapar institucionalmente la pederastia clerical.
 Así Karol Wojtyla quedará como un santo y, paradójicamente, también como un presunto criminal. De ahí que su llegada a los altares ya es vista por muchos como una especie de canonización maldita; un hecho totalmente contradictorio y desconcertante.
 El exsacerdote Alberto Athié, quien lleva años denunciando la complicidad de Wojtyla en sonados casos de abuso sexual, exclama enfático: “¡Esa canonización debe detenerse! Antes de llevarse a cabo debe quedar deslindada la responsabilidad de Juan Pablo II en varios casos de pederastia. Y sobre todo ahora que la ONU determinó el encubrimiento institucional por parte de la santa sede y le pide que entregue a la justicia civil a sus pederastas”.
 –¿Este fallo de la ONU los llevará a ustedes acudir a instancias judiciales? –pregunta este semanario.
 –¡Por supuesto! De eso se trata. Las víctimas de abuso sexual y varias organizaciones sociales acudiremos a los tribunales internacionales, como el Tribunal de La Haya, para que se le abra un proceso judicial a la santa sede y a quienes resulten responsables. Nosotros, por lo pronto, consideramos que se cometieron crímenes de Estado y que el Papa Juan Pablo II es absolutamente responsable. Obviamente que falta el veredicto de los tribunales.
 Athié participó en las deliberaciones del Comité de los Derechos del Niño, realizadas en Ginebra en enero pasado, mediante las cuales se llegó al informe que censura la protección institucional de la santa sede a sus sacerdotes pederastas. Athié revela que ahí se abordó el espinoso tema de la canonización de Juan Pablo II: “Nosotros expusimos en Ginebra, muy explícitamente, la conveniencia de detener el proceso de canonización. Incluso quedó asentado por escrito”.
 –¿Resultará muy riesgoso para el Papa Francisco llevar a Wojtyla a los altares?
 –¡Claro! en esa canonización está en juego la infalibilidad del Papa. A ese grado llegan las cosas. El Papa, con su carisma de infalibilidad, debe asegurar que Wojtyla ya se encuentra para siempre ante la presencia absoluta de Dios por haber llevado una vida de gracia extraordinaria.
 “Y por esta misma razón la vida de Wojtyla se convierte en un modelo a seguir. Pero no sólo eso, Juan Pablo II además será un intercesor entre Dios y los fieles católicos de todo el mundo, quienes ya podrán pedirle gracias y milagros. Será un santo en toda la extensión de la palabra.
 Imagínese cómo quedará este santo si, a futuro, un tribunal internacional llega a determinar que protegió sistemáticamente a peligrosos sacerdotes pederastas, como Marcial Maciel. Pues obviamente que pondrá en entredicho la canonización.”
 –¿Está obligado Jorge Bergoglio a suspender la canonización? ¿Ésta puede interpretarse como un desacato a las recomendaciones de la ONU?
 –El Papa Francisco debería sopesar muy bien los antecedentes del futuro santo y no dejarse llevar sólo por quienes impulsan la canonización. Pero finalmente él tomará la decisión que le plazca. Será responsabilidad suya. Nosotros desde hace tiempo intentamos impedir incluso la beatificación, paso previo para ser canonizado. Pero la Congregación para la Causa de los Santos y la Congregación de la Doctrina de la Fe determinaron que no había impedimentos para hacerlo beato… y lo beatificaron.
 “En ese tiempo había el clamor de muchas víctimas, organizaciones civiles y abogados de todo el mundo pidiendo que no se le beatificara. La santa sede no nos tomó en cuenta. Ahora le será más difícil hacer oídos sordos, pues un comité internacional, integrado por expertos de diferentes países, acaba de determinar que durante el pontificado de Wojtyla se cometieron muchos abusos.”
“Código de silencio”
Los 18 expertos del Comité de los Derechos del Niño –cuya presidenta es la jurista noruega Kirsten Sandberg– deliberaron el caso del Vaticano y el miércoles 5 emitieron su histórico y explosivo informe, en el cual dicen estar “sumamente preocupados de que la santa sede no haya reconocido las dimensiones de los crímenes cometidos y no ha tomado las medidas necesarias ni para tratar el tema del abuso sexual de menores ni para proteger a los niños de tales abusos; más bien ha adoptado políticas y prácticas que conllevan a la continuación del abuso y la impunidad de los perpetradores”.
La ONU acusó al Vaticano de imponer durante décadas un “código de silencio” con el fin de mantener encubiertos los abusos sexuales de sus sacerdotes. Y agregó categórica: “El Vaticano ha situado la conservación de la reputación de la Iglesia y del supuesto delincuente por encima de la protección de las víctimas infantiles”.
Hizo lo mismo, señala, al trasladar a los abusadores de una a otra parroquia en “un intento por ocultar ese tipo de delitos”. Pero esta medida, dice el informe, lo único que propicia son mayores abusos sexuales.
Ante esta situación, le pide a la santa sede “retirar de inmediato a todos los agresores conocidos y sospechosos y llevar la cuestión a las autoridades que aplican la ley para que los investiguen”.
También le exige al Vaticano la entrega de los archivos donde tiene documentados decenas de miles de abusos contra menores de edad, para que así respondan ante la justicia los criminales y “aquellos que encubrieron sus crímenes”, entre estos últimos –según las denuncias–, papas, cardenales, arzobispos y obispos.
Y respecto a la comisión creada en diciembre por el Papa Francisco para afrontar el problema de los curas pedófilos –prosigue el reporte–, ésta debe también investigar la “conducta de la jerarquía católica” que propicia estos delitos.
Los expertos de la ONU aludieron a la “jerarquía” porque saben muy bien que Juan Pablo II y Benedicto XVI también han sido acusados de encubrir desde la más alta cúpula eclesiástica a sacerdotes pederastas de todo el mundo. El encubrimiento se dio principalmente durante los 28 años –de 1978 a 2005– del pontificado de Wojtyla.
Adelanta Athié: “Ante los tribunales internacionales vamos a presentar la documentación que demuestra la protección de Juan Pablo II al pederasta Marcial Maciel. No sólo lo protegió, sino que incluso lo promovió: en 1994, lo reconoció como líder mundial de la juventud y en 2004 como un misionero ejemplar con mucha fecundidad espiritual.
“También protegió al cardenal de Boston Bernard Law. Cuando un juez estaba a punto de juzgarlo por ser un encubridor sistemático de sacerdotes pederastas, Juan Pablo II lo sustrajo de la justicia estadunidense y se lo llevó al Vaticano. Ahí le dio un importante cargo; lo hizo rector de la Basílica de Santa María la Mayor. Esto es gravísimo.”
Y señala que Benedicto XVI siguió la misma línea. Menciona, por ejemplo, la protección que le brindó a Maciel: “Ratzinger se negó a juzgar formalmente a Maciel, dizque por motivos de edad y salud. Solamente lo invitó a irse a su casa para llevar ahí una vida de oración y de retiro. Eso fue todo. En el fondo lo protegió. Pactó con un criminal”.
Y sobre el actual Papa, indica que aún está por verse si Bergoglio realmente combatirá la pederastia sacerdotal como lo ha prometido. Por lo pronto, los Legionarios de Cristo –que ahora dependen directamente del Papa y ya tienen nuevo dirigente, Eduardo Robles Gil– acaban de disculparse públicamente por los abusos sexuales cometidos por su fundador, Marcial Maciel, en un documento dado a conocer el jueves 6.
El escándalo Wesolowski
Pero estas promesas y mea culpa quedan en entredicho ante el más reciente escándalo de pederastia; el caso del polaco Josef Wesolowski, nuncio apostólico en República Dominicana y Puerto Rico, un peligroso criminal que además solía fotografiar y filmar a los niños mientras abusaba sexualmente de ellos. Se le encontraron 87 mil fotografías y decenas de videos pornográficos.
Este semanario dio cuenta detallada del caso Wesolowski (Proceso 1930). A este diplomático polaco, su compatriota Wojtyla lo ordenó sacerdote y luego obispo, impulsando su carrera eclesiástica y solapando sus abusos, que continuaron durante los papados de Benedicto XVI y Francisco.
En agosto pasado, cuando Wesolowski iba a ser aprehendido en República Dominicana, el Vaticano lo sustrajo de la justicia caribeña y se lo llevó a Roma sin cumplir siquiera con las más elementales reglas diplomáticas. Protegió al prófugo, quien actualmente sigue oculto en algún lugar de la sede del poder católico. El magistrado dominicano que investiga el asunto, Bolívar Sánchez, dijo del nuncio: “Estamos ante un monstruo, no ante un sacerdote”.
Wesolowski operaba junto con el ­sacerdote polaco Alberto Gil Wojciech, también radicado en República Dominicana y actualmente prófugo. Según testimonios de las víctimas, ambos polacos pagaban a los niños por posar desnudos y realizar actos sexuales ante sus cámaras. En ocasiones los ponían a modelar con ropas femeninas. A algunos escogidos se los llevaban a Polonia para amenizar allá sus orgías.
Wesolowski involucró en sus prácticas a varios sacerdotes, diáconos y seminaristas de esa zona isleña. Algunos ya fueron cesados y están en proceso de investigación judicial. En tanto, al polaco se le mantiene escondido para no enturbiar el proceso de canonización de su protector Wojtyla. Creó toda una red de pornografía infantil y se dice que pertenece al llamado lobby gay de la curia romana.
Por implicar al actual Papa, el caso Wesolowski fue ampliamente debatido durante las sesiones en Ginebra del Comité de los Derechos del Niño. Ahí, los expertos de la ONU le pidieron cuentas a Silvano Tomasi, representante de la delegación vaticana ante ese organismo.
Cuenta Alberto Athié sobre esos interrogatorios: “A Tomasi le preguntaban directamente: ‘¿Por qué la santa sede protege a Wesolowski?, ¿por qué impidieron que la justicia local lo juzgara?, ¿por qué lo mantienen escondido?’. Y Tomasi respondía invariablemente: ‘Wesolowski es un ciudadano del Vaticano, de manera que lo vamos a juzgar de acuerdo a nuestras propias leyes’. ¡Imagínese nada más! Sus respuestas eran de un cinismo descarado.
“Estamos ante el más reciente caso de impunidad. A Wesolowski se le va a juzgar sin la presencia de las víctimas y sus abogados. Muy lejos de las autoridades civiles y de los jueces de República Dominicana y Puerto Rico. ¡Es increíble! El polaco no es cualquier pederasta, fue protegido directo de Wojtyla, alto representante diplomático de Bergoglio y, al parecer, está metido en una red internacional de pornografía infantil.”
Algunos analistas eclesiásticos, como Elio Masferrer Kan, aseguran que detrás del caso Wesolowski están los tentáculos del lobby gay con todo su poder corruptor y sus redes de pornografía.
“¿Para qué quería el nuncio esas 87 mil fotografías pornográficas que hasta el momento le han encontrado? ¿Sólo para su consumo personal? No lo creo. Muy probablemente las compartía con obispos, arzobispos y cardenales de la curia romana. Quizá estemos ante una red de pornografía infantil vaticana”, dice Masferrer.
En su libro El poder y la gloria, el periodista y escritor David Yallop se adentra en el mundo del lobby gay de la curia romana, donde es común la exhibición de “videos porno” para “audiencias cuidadosamente seleccionadas” y reunidas en “departamentos seguros”. Señala que los “videos pedófilos” –convertidos en un “negocio multimillonario en Italia”– son muy solicitados por los clérigos homosexuales.
Agrega: “La homosexualidad es un factor frecuente en el progreso profesional. Los sacerdotes jóvenes y atractivos, invariablemente llamados madonni, usan sus encantos para acelerar su ascenso. Ciertos obispos han descubierto la necesidad de trabajar hasta tarde en una habitación cerrada con llave con sólo un madonno para asistirlos”.
El pasado 11 de junio el Papa Francisco reconoció públicamente la existencia del lobby gay y sus redes de corrupción homosexual.
Dijo entonces: “En la curia hay gente santa, de verdad hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción. Se habla del lobby gay, y es verdad, está ahí. Hay que ver qué podemos hacer”.
Sin embargo, con la lupa de la ONU encima el pontífice jesuita está protegiendo a Wesolowski y planea elevar a los altares a Juan Pablo II, considerado uno de los principales solapadores de esta “corrupción” que planea combatir.

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