Itinerario
de un intelectual congruente, riguroso, singular/ROSALIA
VERGARA
Revista Proceso # 1966, 5 de julio de 2014
Compañeros
de batalla recuerdan a Arnaldo Córdova como intelectual de carácter y autor de
libros –algunos de ellos emblemáticos– que han ayudado a estudiantes,
sindicalistas y académicos a conocer la historia del México del siglo XX y de
cómo se ejerce el poder. También hablan de los “exabruptos notables” del
antiguo colaborador de Proceso, pero sobre todo ponderan su pensamiento crítico,
basado siempre en una lógica inspirada en valores democráticos. Su hijo Lorenzo
Córdova Vianello rememora los años difíciles de su padre y destaca la forma
singular en que se forjó.
Fue
un historiador, politólogo y abogado singular, comenta Lorenzo Córdova Vianello
al referirse a Arnaldo Córdova, su padre, quien falleció el pasado 30 de junio
a los 77 años.
El
presidente consejero del Instituto Nacional Electoral (INE) repasa el
itinerario del polémico intelectual que supo, dice Córdova Vianello, desasociarse
de los historiadores tradicionales, lo que le valió ríspidas confrontaciones
con el gremio.
“No
era un politólogo en un sentido convencional y de hecho tuvo discusiones con
los politólogos porque en el elemento histórico y el elemento jurídico siempre
estuvieron presentes en su obra y su cátedra en la UNAM. No era un jurista
ordinario porque era más politólogo que abogado… Más bien, no sólo era abogado;
también era politólogo”, expone.
Arnaldo
Córdova colaboró en Proceso entre julio de 1978 y junio de 1982. En su edición
155, del 22 de octubre de 1979, el semanario publicó un reportaje en el que el
reportero Fausto Popoca entrevistó a Córdova. El académico le expuso sus
discrepancias con Jesús Reyes Heroles, quien había impartido una conferencia en
la Universidad Complutense de Madrid.
De
acuerdo con Popoca, Córdova le dijo: “En Madrid no habló el funcionario
ilustrado que muchos han querido ver en Jesús Reyes Heroles… se escuchó a un
jefe de la policía. No habló un político, sino un exfuncionario que aún se
siente funcionario y sus intervenciones fueron terribles”.
Arnaldo
envió una carta aclaratoria a Proceso, que se publicó a la semana siguiente,
para matizar: “Más que como político –escribió–, Reyes Heroles aparece como un
típico funcionario a lo largo de su carrera pública: para mí tiene más una
imagen de técnico eficiente que de político; se ha identificado con ciertos
propósitos del régimen en determinados momentos, pero no veo, ni en su obra ni
en su actuación pública, nada que signifique ideas programáticas de corriente o
posiciones políticas. Eso es únicamente mi opinión y, como es obvio, tan
criticable o susceptible de ser corregida como lo es toda opinión personal”.
Lorenzo
continúa con la remembranza de su padre, autor de libros clave para entender la
realidad mexicana del siglo pasado, entre ellos La formación del poder en
México, La Revolución y el Estado en México, La formación del nuevo régimen y
La ideología de la Revolución Mexicana, de imprescindible lectura para
estudiantes, intelectuales y profesores de ciencias sociales:
“Es
una personalidad muy compleja desde el punto de vista ideológico porque fue un
intelectual de gran calado. Siempre, sin abandonar la acción política, estuvo
interpretando y encauzando ideológicamente los cambios que experimentó el país;
siempre con un pensamiento crítico; siempre con una lógica inspirada en valores
democráticos.”
Jorge
Alcocer, quien durante años militó en el Partido Comunista de México (PCM) al
lado de Arnaldo, y Rolando Cordera –quien junto con José Woldenberg y Adolfo
Sánchez Rebolledo formaron el Movimiento Acción Popular (MAP), que al
fusionarse con otras agrupaciones de izquierda dio origen al Partido Socialista
Unificado de México (PSUM) en 1981– aseguran que la “fuerte” personalidad de
Arnaldo fue el reflejo de sus experiencias de vida.
Lorenzo
Córdova encuentra la explicación en los años de formación de su padre: “En los
cincuenta –dice en entrevista telefónica–, cuando estudiaba en la Facultad de
Derecho de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, pero sobre todo
en su juventud, tuvo una dura vida, marcada por la discriminación y la pobreza.
Eso,
agrega el consejero presidente del INE, le hizo formar un carácter “fuerte”.
Cita incluso el artículo de José Woldenberg, uno de los alumnos de Arnaldo,
quien el jueves 3 escribió en el periódico Reforma: “Arnaldo Córdova fue un
hombre de trato espinoso, áspero”.
Por
separado, Cordera coincide: su personalidad detonaba sus “exabruptos célebres”.
Y Alcocer cuenta que parecía un erizo; si alguien se le acercaba demasiado,
“lanzaba espinas”.
orenzo
Córdova insiste: “Yo creo que era parte de una vivencia personal. Él (Arnaldo)
tuvo una infancia muy difícil. Fue un hijo natural –Córdova era el apellido de
su madre–; nunca fue reconocido por su padre. De ahí que fuera un self man
made, alguien que ‘se hizo por sí mismo’, como dicen los anglosajones”.
Su
madre era muy humilde, iletrada, pero siempre procuró que él estudiara. “Mi
padre tuvo que trabajar desde muy pequeño, en trabajos muy pesados, con una
conciencia de clase crítica desde el principio”, comenta Lorenzo.
Arnaldo
nunca le ocultó a su hijo los desencuentros con su padre ni la discriminación
que padeció desde la infancia.
Todo
cambió cuando Arnaldo conoció a la académica italiana Anna Paola Vianello, con
quien se casó y procreó dos hijos. “El dato importante, creo yo, es que
finalmente el contacto con el mundo intelectual, crítico y muy ilustrado,
ocurrió cuando conoció a mi madre –relata Lorenzo–.
“Mi
madre era filóloga, una mujer de una enorme cultura. Mi padre lo decía: ella le
enseñó a los clásicos, a amar la música clásica; eso le cambió radicalmente el
modo de concebir al mundo, sin olvidar su pensamiento crítico.”
Su
formación política
Arnaldo
Córdova fue uno de los fundadores del Partido Comunista Mexicano (PCM) en
Michoacán. Incluso fue enviado por esta organización a China de manera
clandestina para que terminara su formación política.
Sobre
ese periodo existen dos versiones. Alcocer –otro antiguo colaborador de
Proceso– asegura que Arnaldo obtuvo una beca para ir allá en la década de los
cincuenta a terminar su formación política en la época en que China rompió con
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) por las diferencias entre
Mao Zedong y José Stalin.
“Estuvo
en la escuela de ‘cuadros’ del Partido Comunista chino en los cincuenta o
sesenta. Durante la ruptura chino-soviética de aquellos años, los chinos
decidieron no mantener las becas a los latinoamericanos. Arnaldo regresó con
una conducta crítica hacia los rusos y los chinos y fue expulsado del PCM”,
según Alcocer.
Lorenzo
asegura que su padre no fue expulsado de ese partido, sino que dejó la
militancia por diferencias ideológicas: “En realidad su distanciamiento del
Partido Comunista ocurre a su regreso de Italia. El PCM era más cercano al
Partido Comunista de la Unión Soviética, al PCUS, y al Partido Comunista
Italiano, el más grande del mundo occidental: era el más liberal, el menos
adocenado de todos los partidos comunistas en el mundo.
“Digamos
que rápidamente matizó en un comunismo moderno, de corte más socialista, con
sus estudios en Italia. Mi padre se fue de México siendo maoísta –un marxismo
adocenado– y regresó siendo gramsciano. Eso fue lo que lo distanció del PCM en
los años setenta, lo mismo que a sus compañeros de batallas intelectuales
Rolando Cordera, José Woldenberg, Pablo Pascual y Adolfo Sánchez Rebolledo.
“Eso
lo llevó a fundar el MAP (Movimiento de Acción Popular), un movimiento de
izquierda democrática, de corte socialdemócrata, articulado en gran medida
alrededor del sindicalismo universitario”, sostiene.
Alcocer,
Cordera y Woldenberg participaron en la creación del MAP, que posteriormente se
transformó en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), del que Arnoldo
fue diputado federal de 1982 a 1985. Y según Alcocer, fue “buen tribuno: lúcido
y brillante; era un analista político de primer nivel”.
Arnaldo
“tenía congruencia de convicciones e ideología”. Como diputado, “siempre
mantuvo una postura crítica hacia el gobierno del PRI; y dentro del PSUM se
distinguió por los debates. Después estuvo con el Partido de la Revolución
Democrática (PRD), del que también fue fundador, y en los últimos años al lado
de Andrés Manuel López Obrador”, añade Alcocer.
“Sin
embargo –aclara–, Arnaldo no era un ideólogo de partido. No era un intelectual
al servicio del partido. Se expresaba con absoluta libertad de pensamiento. Yo
le decía: ‘Eres un erizo, no hay manera de acercarse a ti’. Era muy arisco.”
En
los ochenta, durante una reunión con diputados la situación se volvió tensa y
Arnaldo perdió los estribos ante su colega José Encarnación Pérez, El Chon.
Según Alcocer, Arnaldo le dijo: “Para opinar, se necesita saber leer y
escribir”. Su interlocutor le respondió: “Pues yo te enseño. Soy maestro
rural”.
El
militante
Rolando
Cordera, quien solía compartir sus vacaciones familiares con Arnaldo en la
playa, sostiene que su amigo fue un gran estudioso. “Podríamos decir que lo fue
de la ciencia política a nivel internacional; también un gran estudioso de la
historia de México. Él consideraba que era indispensable conocerla si queríamos
entender la política en México, y particularmente al poder”.
Cordera
destaca textos de Arnaldo que considera emblemáticos: La ideología de la
Revolución Mexicana –un elemento clave para conocer la evolución política como
pueblo– y La formación del poder político en México, que iba a ser la
introducción del citado libro pero terminó por publicarse de forma separada.
“En
esos dos títulos se da la gran síntesis del trabajo intelectual de Arnaldo, sin
menoscabo de otras obras como La política de masas del cardenismo, La
Revolución en crisis –que aborda el periodo del Maximato–, un libro que no fue
bien atendido ni por los estudiosos ni por el público y que yo considero que es
uno de los grandes libros de Arnaldo.
“Ahí,
en su obra, Arnaldo logró una singular combinación teórica, eficaz y exitosa,
sobre el estudio de la historia; en ella ofrece una visión robusta de lo que es
el poder en México, su comportamiento y las perspectivas para un México mejor,
democrático.”
Y
rememora que trabó amistad con Arnaldo a partir de la creación del MAP. Ese
movimiento “fue un intento de encuentro entre sindicalistas universitarios,
particularmente académicos, con sindicalistas nucleares y lo que quedó del
movimiento de la Tendencia Democrática de los electricistas que encabezaba
Rafael Galván.
“Todos
nos encontramos en el movimiento electricista y coincidimos en la apreciación
de la importancia y valía que tenía Galván. A partir de esa movilización, que
dio origen al Frente Nacional de Acción Popular –donde también había campesinos
y productores rurales–, después de la derrota y la represión en los setenta,
nos planteamos la conveniencia de participar en la política que se estaba
abriendo en cuestiones político electorales”, relata Cordera.
De
ahí surgió el MAP. Poco después nació la propuesta del PCM y otros grupos para
transformar al partido, que finalmente se llamó PSUM.
“Ahí,
en el MAP, nosotros elaboramos una serie de reflexiones sobre el país, tesis
políticas, económicas y sociales, tareas en la que Arnaldo tuvo una
participación muy destacada, sobre todo en los juicios y valoraciones de la
política y el Estado de esa época”, resume el entrevistado.
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