–¿A quién podríamos ver como candidato del PRI para el gobierno? ¿A Rosario Robles?
–No adelanto nombres ni vísperas. Primero vemos la elección de 2015 y luego la de 2018. En 2012 recuperamos la Presidencia. Para 2018 necesitamos un partido a tono y a tiempo para que los ciudadanos lo utilicen para ser la primera alternancia en la Ciudad de México después de 18 años del PRD.
*
Desquiciar
al DF, el plan B del PRI/JOSÉ
GIL OLMOS, reportero
Revista Proceso # 1966, 5 de julio de 2014
El
gobierno capitalino es la joya de la corona, la pieza que le falta al PRI para
tener el control casi total del país. Decidido a recuperar la plaza perdida en
1997, tenía preparada una estrategia de “sabotaje y caos” que, sin embargo, se
derrumbó por el escándalo mediático que envolvió a Cuauhtémoc Gutiérrez, El
Príncipe de la Basura, según revela a Proceso la dirigencia local perredista.
Antes
de que estallara el escándalo de la presunta red de prostitución manejada por
Cuauhtémoc Gutiérrez en el PRI del Distrito Federal, ese partido estaba
decidido a recuperar el gobierno capitalino, perdido en 1997.
Para
ello, señala el secretario general del PRD local, Enrique Vargas, el
exdirigente priista y su grupo tenían la intención de generar violencia en
algunas delegaciones con el objetivo de provocar ingobernabilidad y acusar de
represión a las autoridades.
Según
Vargas, los planes del PRI eran ganar a toda costa la Ciudad de México, pese a
que hoy sólo tienen en su poder una de las 16 delegaciones políticas, sólo
nueve diputaciones de 66 en la Asamblea Legislativa y 20% del electorado,
frente a una mayoría casi absoluta del PRD.
“Para
cualquiera, la Ciudad de México es la joya de la corona. Nosotros no tenemos la
corona pero sí la joya. El PRI desea la capital para tener un control absoluto
del país. Sabe que si no la tiene, queda en entredicho su poder a escala
nacional”, sostiene Vargas.
Sin
embargo los planes del PRI se vieron frustrados por el escándalo de la red de
prostitución presuntamente promovida por Gutiérrez, tema denunciado hace una
década por el diario Reforma y retomado mediante una investigación hecha por el
noticiero de Carmen Aristegui el pasado abril.
Luego
de las revelaciones periodísticas y tras dos denuncias penales del PAN y del
PRD, el mes pasado el PRI cambió a su dirigencia local y eligió a Mauricio
López como presidente y a Armando Tonatiuh González Case como secretario
general. El primero era coordinador de asesores del secretario de Gobernación;
el segundo es diputado local y amigo de Cuauhtémoc Gutiérrez.
“Ahora
con la presencia de Mauricio López van a tratar de generar una estrategia más
concreta y de posicionamiento político con el uso de mucho dinero. Pero la
Ciudad de México es una plaza muy difícil, la gente tiene identificación con el
gobierno y con el PRD; aun así no hay que confiarnos, tenemos que cuidarnos
mucho porque un error nuestro nos puede significar la pérdida del Distrito
Federal”, advierte Vargas.
López
sostiene en entrevista que efectivamente el PRI dará un viraje en su estrategia
para reconquistar la Ciudad de México. Adelanta que se trabajará en un cambio
de imagen, se acercarán a la ciudadanía usando todos los recursos y no descarta
una coalición y lanzar candidatos ciudadanos. “Vamos por todo”, señala el exdirigente
universitario.
Sabotaje
y caos
El
historial político y personal de Gutiérrez está salpicado de violencia. Es hijo
de Rafael Gutiérrez Moreno, El Zar de la Basura, durante dos décadas líder de
los pepenadores y quien murió asesinado en 1987.
Priista
desde los 14 años, Cuauhtémoc Gutiérrez detesta que le digan El Príncipe de la
Basura, pero gracias al espacio político logrado por su padre a base de
presiones fue presidente del Frente Juvenil Revolucionario del Distrito
Federal, secretario general del Movimiento Territorial capitalino, miembro del
Consejo Político Nacional, diputado de la primera Asamblea Legislativa y dos
veces diputado federal. En 1988 conoció al expriista y exjefe de gobierno
capitalino Marcelo Ebrard con quien hizo amistad desde entonces.
Con
más de tres décadas de militancia priista y un historial salpicado de
escándalos, inhabilitaciones, procesos penales y actos violentos –en 2003 su
grupo atacó a simpatizantes de su compañera de partido María de los Ángeles
Moreno–, en 2011, siendo diputado federal, fue precandidato al gobierno del
Distrito Federal. Perdió ante Beatriz Paredes.
Pese
a esto consolidó un grupo político que se ha distinguido por acciones
violentas. Un miembro de ese grupo es Cristian Vargas, El Dipuhooligan, quien
en 2011 protagonizó un enfrentamiento a las puertas de la Asamblea Legislativa,
incidente en el que resultó lesionada la legisladora Rosario Guerra.
Según
Enrique Vargas, Gutiérrez y su gente “traían una estrategia de sabotear las
delegaciones, generar caos y tratar de crear una respuesta violenta contra el
PRI para victimizarse”. Afirma que hubo actos de sabotaje en las delegaciones
Tlalpan, Magdalena Contreras, Iztacalco y Azcapotzalco.
En
esta última delegación, el pasado 13 de marzo varios priistas rompieron
cristales del edificio delegacional con piedras y tubos. Las autoridades
grabaron los hechos e identificaron entre los vándalos a los actuales diputados
locales González Case y Jaime Ochoa Amorós, y al exdiputado local Israel
Betanzos, presidente interino del PRI local a la salida de Gutiérrez.
“Días
después le dije a Tonatiuh por qué hacían eso y me contesto: ‘Así vamos a
seguir, vamos a regresar a la delegación’. Era evidente que traían una
estrategia de confrontación, de generar caos o crisis en las delegaciones para
tratar de posicionarse de esa manera, empoderar a su militancia y enfrentar al
PRD en cualquier lugar donde estuviera. La estrategia era generar crisis y
violencia, provocación y sabotaje”, sostiene el perredista.
El
secretario general del PRD capitalino advierte el riesgo de que incluso con la
llegada de López Velázquez al PRI local, la estrategia continúe. Mantener a
Tonatiuh González como secretario general representa un peligro de nuevos actos
violentos, apunta.
“Tonatiuh
fue el chofer de Cuauhtémoc Gutiérrez. Es un cómplice, no es un hombre de
ideas, es violento y va a tratar de combinar la estrategia de violencia con
acciones políticas”, indica Vargas.
–¿El
PRI tenía un plan para recuperar algunas delegaciones?
–Creo
que no tenían una estrategia precisa para recuperar algunas delegaciones en
específico, sino que estaban tirando golpes sin ton ni son. Hicieron algo
también en Xochimilco, quizá lo hacían más en delegaciones de Izquierda
Democrática Nacional (IDN) como pensando que íbamos a reaccionar violentamente.
Actualmente
el PRD gobierna 14 delegaciones capitalinas (seis de ellas IDN), el PAN una y
el PRI una, la de Cuajimalpa.
En
porcentaje del electorado capitalino los perredistas tienen 40%, el PRI 20% y
el PAN 10%. En la pasada elección el PRD estuvo a punto de ganar Benito Juárez,
única que los panistas ha mantenido en los últimos años.
Según
Enrique Vargas, a los perredistas les preocupa más la llegada de la
organización de Andrés Manuel López Obrador, Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena), que la intención de reposicionarse del PRI.
–En
estricto sentido electoral, ¿es mayor riesgo AMLO que el PRI?
–Por
supuesto. Nos genera mayor preocupación un eventual posicionamiento de Morena
en la Ciudad de México que el propio PRI, porque con el escándalo de Cuauhtémoc
Gutiérrez no va a subir del 20% que tiene ahora del electorado. Pero no sólo
por ese escándalo: las medidas impopulares que ha impuesto el gobierno federal
de Enrique Peña Nieto le han impedido crecer, sobre todo porque no se han
generado empleos y la violencia en el país ha provocado que se venga mucha
gente a la ciudad sintiéndose más segura pero sin empleo.
–¿Descarta
que el PRI vaya a ser un riesgo para el PRD en las próximas elecciones?
–Sí,
lo descarto, pero no nos vamos a confiar. El factor Cuauhtémoc fue un desastre
para ellos y nosotros lo vamos a aprovechar, porque el PRI del DF no va a
cambiar.
Impacto
de imagen: PRI
Para
los priistas el escándalo de Gutiérrez tuvo un impacto negativo de imagen, pero
no electoral. Mauricio López asegura que según sus encuestas sigue manteniendo
el mismo nivel de las preferencias ciudadanas.
“Sin
lugar a dudas tuvo un impacto en el partido, no se puede negar, pero es una
afectación en ciertos círculos de opinión, porque las encuestas que hemos
realizado últimamente nos dicen que el PRI sigue teniendo una franja de
expectativa de voto muy estable, pero sin duda generó una atracción mediática,
una fuerte crítica al partido”, señala en entrevista.
López
es egresado de la Facultad de Economía de la UNAM. En 1986 y 1987 participó en
el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) como representante
del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Sur. Se dice amante de la
Ciudad de México, conocedor de sus bares, cantinas, antros, barrios y asiduo a
los salones de baile.
Fue
diputado en la pasada Asamblea Legislativa y en el PRI fue representante de la
Fundación Colosio en el Distrito Federal. Hasta antes de tomar posesión de la
dirigencia priista capitalina nunca había tenido una responsabilidad de
partido. Era jefe de asesores del secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong.
Su
objetivo de arranque será lograr un partido unido, porque reconoce que en los
últimos 12 años ha habido enfrentamientos, rupturas y salidas de militantes y
dirigentes.
“Tenemos
que estar unidos para ser un partido fuerte, con toda la discusión interna
necesaria pero con la legitimidad e institucionalidad del trabajo hacia afuera.
Tenemos que dar resultados actuando de manera coherente y congruente, siendo
transparentes y apegados a la ley. Esa es la base”, sostiene.
El
reto y el desafío es poner al PRI al tono de la ciudad y cambiar el modelo de
operación política de grupos y facciones, el cual ya está agotado, por uno de
construcción de confianza ciudadana.
“A
partir de 1997 el PRI no logró reconectarse con la capital, no ha logrado
reconectarse con las agendas de la ciudad y con una forma organizativa
diferente. Esa es una explicación pero creo también que buena parte de las
estructuras clientelares y organizativas que eran tradicionales del PRI se las
llevó el PRD. Se parecen tanto a ese viejo PRI que no pueden engañarnos”, dice
irónico.
–¿Qué
piensan hacer después de un largo periodo en el que no han podido ganar en la
Ciudad de México? Ahora sólo tienen una delegación y carecen de cuadros
jóvenes.
–No
es un problema de cuadros. El PRI tiene prestigio y actores nuevos en la
ciudad, con trabajo en zonas y regiones de la ciudad. Lo que debemos hacer es
partir de la unidad, voltear hacia la ciudadanía, porque el PRI se ha visto más
a sí mismo que a la sociedad; eso hay que cambiarlo. En ese sentido debemos
trabajar todos los grupos, no podemos importar el esquema de facciones y grupos
del otro partido.
Según
López el PRI en el DF primero tiene que poner orden en la casa, luego cambiar
de mentalidad para dejar ser oposición y volverse opción y alternativa.
Reconoce que eso se ve complicado, pero confía en lograrlo con formas de
trabajo diferentes y la colaboración de todos los grupos.
Se
le recuerda que a su lado permanece la sombra de Cuauhtémoc Gutiérrez con el
diputado Tonatiuh González. López manifiesta que lo ve como una gente con
disposición para trabajar y un comportamiento institucional.
“Parto
de la buena fe, de confiar en las personas y en el trabajo a través de los
resultados, del ejercicio y desempeño que tengamos. Veo que algunos de ellos
están haciendo esfuerzos muy grandes por trabajar en sus espacios
territoriales. Vamos a ver qué pasa, yo vengo a trabajar por el PRI con todos
los priistas.”
Con
esa misma esperanza el nuevo dirigente del PRI capitalino asegura que hará del
priismo “un partido unido, transparente, con mayor participación ciudadana, más
militancia y menos burocracia, con un proyecto de ciudad y no sólo con una
plataforma electoral, porque la gente no sabe qué propone el PRI o qué
representa”.
Para
eso tiene un año, pues en 2015 vienen las elecciones para diputados y
delegaciones en la Ciudad de México.
–¿A
quién podríamos ver como candidato del PRI para el gobierno? ¿A Rosario Robles?
–No
adelanto nombres ni vísperas. Primero vemos la elección de 2015 y luego la de
2018. En 2012 recuperamos la Presidencia. Para 2018 necesitamos un partido a
tono y a tiempo para que los ciudadanos lo utilicen para ser la primera
alternancia en la Ciudad de México después de 18 años del PRD.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario