Revista
Proceso
No.1986, 22 de noviembre de 2014.
Desestabilizando
el país (Carta en 10 párrafos al Presidente)
La
Redacción
1.
Dice usted señor presidente que “pareciera” existir la intención de
“desestabilizar” el país y “atentar contra el proyecto de nación” que usted
impulsa. La frase es ominosa por su origen, el priismo más viejo, aquel con las
manos manchadas de sangre. El del presidente Díaz Ordaz. “Fuerzas oscuras
desean desestabilizar a la nación”, dijo semanas antes de ordenar la masacre de
Tlatelolco.
2.
En el “pareciera” que usted expresó, puede presumirse que se refiere a los
muchos que estamos protestando en los últimos meses. Protestando en las redes
sociales. En las planas editoriales de los periódicos. En los estadios. En las
marchas que recorren las calles y las carreteras del país. En las sobremesas
familiares y de amigos. Es el monotema ruidoso de la nación que trasciende las
líneas geográficas y sociales: la protesta.
3.
Y no se equivoca, presidente, en la apreciación. A pesar de las resonancias
nefastas de la frase, en efecto el propósito de este movimiento social
espontáneo es desestabilizar su proyecto de nación. Lo que los muchos quieren,
queremos, es que quien preside el país, quien tiene los bártulos del gobierno
en la mano, quien dispone del poder centralizado de la Presidencia, cambie el
rumbo. Gire el timón. Se dirija hacia donde nosotros señalamos.
4.
No deje que al oído le hablen los asesores rebuscados. Que le soplen: AMLO,
Cárdenas. Que le murmuren: Aristegui, Proceso, la Lista Usual de los
Periodistas Rejegos. Ojalá esta revuelta fuera controlable por sus adversarios
políticos o por la prensa, pero esto es más grande, más móvil, más inevitable.
5.
¿Qué tan difícil es entender lo que apalabran las pancartas, los hashtag, los
gritos de los contingentes? Son los lemas acumulados de una impaciencia
acumulada. Ya nos cansamos. Queremos Justicia. Ya basta. El Estado es criminal.
No más sangre. Justicia.
6.
¿Para qué intentar aislar a Iguala o la Casa Blanca, presidente? ¿Para qué
pretender negar lo que usted sabe, con más detalle que ninguno: Iguala y la
Casa Blanca son en una nuez de dos hemisferios el país entero?
7.
Iguala debe esclarecerse hasta sus últimas ramificaciones, por supuesto, y aún
no se esclarece sino mínimamente: ¿Dónde está el gobernador que encubrió a los
Abarca?, ¿dónde está el jefe de partido que los encubrió?, ¿dónde están los
militares traidores?, ¿dónde están las confesiones judiciales de Abarca y su
cónyuge? Y la situación de la Casa Blanca por fortuna ya la esclareció su
esposa. Cuando usted gobernó el Estado de México, Angélica Rivera realizó
sucesivas transacciones con Televisa y con el Grupo Higa, empresas
especialmente favorecidas por su administración, y ahora también por el gobierno federal que
usted preside. Un claro y prolongado conflicto de intereses.
8.
Y sin embargo lo dicho: Iguala y la Casa Blanca son en una nuez el país entero
invadido por la corrupción y el crimen. En cifras frías la catástrofe: un país
con un 95% de crímenes que no llegan a ser investigados, menos enjuiciados,
menos castigados. ¿Qué quiere usted que hagamos los que vivimos en medio de
este 95%, señor presidente? ¿Morirnos en silencio? ¿Velar a nuestros muertos
resignadamente? ¿Dejarnos robar por los ladrones y por los policías? ¿Respetar
el derecho de corso de los funcionarios públicos? ¿Sentarnos en el coliseo a
presenciar cómo la Izquierda y la Derecha y los De En medio destripan el
presupuesto público? ¿Aceptar el delito como una eterna lluvia de fuego?
9.
Otra vez. La tragedia es el 95% de impunidad. Otra vez. La tragedia es el 95%
de impunidad. Otra vez. El 95% de impunidad. Otra vez. Cada quien tendría que
pintárselo en la frente para ahorrarnos la reiteración. Cada ciudadano con un
95% en la frente.
10.
Y si el Mal es así de extenso, la cura tiene que ser así de extensa. Si el Mal
recorre toda la estructura del Estado, el remedio debe recorrerla entera. Ese es el proyecto de
nación que queremos los más en este país. Tan sencillo. Tan amargo. Tan arduo
para usted y para nosotros. No una fiscalía ni tres. No una reforma de leyes.
No un recambio de personas en el gabinete. No otra campaña de publicidad. No un
cambio de narrativa. Como lo dijo usted mismo, señor presidente, queremos otro
proyecto para otra nación. Una nación sin crimen y sin corrupción. Decente y
que funcione.
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