El poeta comunista Eraclio Zepeda Ramos, Medalla Belisario Domínguez, quien antes tomó las armas y ha vivido en Cuba, China y la antigua Unión Soviética, que por experiencia propia, él sabe cómo terminan esos excesos, así lo alertó el lunes en el Senado.
Alejandro Martí García, en 37ª Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Los Pinos, a 19 de diciembre de 2014
Con su permiso, señor Presidente.
Distinguidos
miembros del Consejo de Seguridad.
Señoras
y señores:
Recientemente
miles de personas han salido a las calles en forma pacífica a manifestarse, al
menos es la cuarta ocasión en los últimos cuatro sexenios que hay
manifestaciones populares en materia de seguridad y justicia.
El
común denominador de todos los que se manifiestan independientemente de cómo lo
verbalicen es demandar: orden, justicia, seguridad y crecimiento con
oportunidad para todos.
Qué
más noble reclamo ante el derecho que a los ciudadanos les confiere un país democrático.
Es
claro, que existen grupos de diversa índole que aprovechan la oportunidad de
ante una muy digna manifestación para generar el caos, la anarquía y el
desorden.
No
hay duda, que lo que buscan es aumentar la percepción que la violencia no está
siendo controlada.
Pero
también es claro que somos muchos más los que pacíficamente y con propuestas
reclamamos los mismos derechos de manera corresponsable.
Entendemos
que en la desgracia del caso Iguala, el Gobierno Federal tuvo que actuar
supliendo las carencias y omisiones de algunas autoridades del Estado de
Guerrero, asumiendo también los costos ´políticos que esto representa, se lo
reconozco, señor Presidente.
Hoy
es día de que cada quien en todos y cada uno de los órdenes de Gobierno cumpla
y asuma con su responsabilidad.
Orden
y más orden pedimos los ciudadanos. El orden genera entendimiento entre
gobernantes y gobernados, las reglas claras, las responsabilidades definidas y
las consecuencias precisas.
El
reclamo ciudadano, es la vigencia y la aplicación irrestricta de la ley, para
lograr el Estado de Derecho que toda democracia exige.
El
poeta comunista Eraclio Zepeda Ramos, Medalla Belisario Domínguez, quien antes
tomó las armas y ha vivido en Cuba, China y la antigua Unión Soviética, que por
experiencia propia, él sabe cómo terminan esos excesos, así lo alertó el lunes
en el Senado.
Por
grande que sea el dolor, el crimen no se combate con más crimen, la
arbitrariedad, la violencia, la destrucción de instituciones y propiedades de
particulares, y el acoso a los trabajadores y a la ley, al grado de poner en
peligro su propia integridad es inaceptable.
Hoy
cuestiono, con base en lo expresado por el poeta Eraclio Zepeda, cuáles son las
consecuencias para quien golpea a un policía en nuestro país, hasta causarle
daño cerebral, consciente de que no habrá autoridad que lo impida.
Los
derechos humanos deben imperar mientras no afecten a los humanos derechos.
Todos
en las manifestaciones también reclamamos justicia, digno es el exigir al
sistema judicial como poder independiente que se regule, porque éste no puede
ser juez y parte, no hay duda que debe de actuar conforme a la ley, pero con la
sensibilidad suficiente, porque este país hoy es un país de víctimas.
La
tarea de los jueces, es impartir justicia en base a la ley, hoy se abocan a
aplicar estrictamente la ley sin importar la justicia.
Los
ciudadanos estamos hartos de tanta impunidad, hartos de juicios que no son ni
prontos ni expeditos, y lo peor de todo, liberaciones, amparos y demás formas
para liberar a delincuentes.
Los
abogados de los criminales conocen más los vericuetos legaloides que nuestros
Ministerios Públicos, que por cierto, están rebasados por la cantidad de
trabajo.
En
aras del debido proceso nuestros jueces y magistrados atropellan a las víctimas
liberando al criminal y no reponiendo el proceso como debería de ser.
En
México no basta el sufrir como víctima, sino también se sufre cuando se libera
al victimario.
Muestras
existen de sobra en nuestro país, algunas tristemente célebres como el amparo
liso y llano con el que se liberó a la secuestradora Cassez; y no digamos hoy
del olvidado, pero muy reciente y muy vergonzoso, caso de Caro Quintero.
Ejemplos
sobran y cada día generan más impunidad. Impunidad aprovechada por los
delincuentes liberados, que se vuelven cada vez más sanguinarios y crueles, al
sentirse intocables.
Urgen
policías dignos, sí, y que también a ellos se les respeten sus derechos
humanos. Ministerios públicos bien preparados, abogados tanto de oficio como
independientes colegiados, con códigos morales estrictos y castigos ejemplares
en caso de violarlos.
Jueces,
Magistrados y ministros, con un sistema de supervisión y regulación que impidan
las atrocidades del descuido, incompetencia o corrupción.
Señores
miembros del Consejo Nacional de Seguridad:
Un
tema olvidado, y que es verdaderamente urgente, es la reforma integral al
Sistema Nacional Penitenciario.
Decía
Gustav Radbruch, si se desea conocer la esencia de una sociedad, se deben
conocer sus instituciones penales, como sus códigos y sus cárceles.
¿Cómo
están nuestras prisiones?, ¿Tenemos coordinación municipal, estatal y federal?,
¿Tenemos los mismos estándares?
Para
todos es conocido que de ahí opera la propia delincuencia. El secuestro, la
extorsión, la corrupción y las drogas.
Las
cárceles federales pueden pasar el examen, pero las estatales y municipales,
salvo algunas ejemplares excepciones, son cuarteles generales para todo tipo de
delincuentes.
Está
demostrado que donde hay cárceles malas, el índice de delincuencia sube.
También,
todos reclamamos seguridad.
Mucho
se ha logrado, sin duda. Mucho se ha invertido, desde luego. Contamos hoy con
una Policía Federal y una recién formada Gendarmería que se ha dado con atino y
con mucha inversión.
Sin
embargo, esta institución no representa más del 10 por ciento de las fuerzas
policiales del país. Si bien es cierto que hay municipios ejemplares, con
buenos Presidentes Municipales y muy buena policía, hay municipios en que las
policías ya no sólo permiten la actuación a organizaciones delictivas, sino que
están a su servicio.
Estas
organizaciones ya no paran en la compra de la policía, sino que van a la
cabeza, a los Presidentes Municipales y, por ende, a los directores de
seguridad del municipio.
Señor
Presidente:
Usted
instruyó el mando único estatal que todos esperábamos. Sin embargo, la sociedad
organizada está ávida de advertir y coadyuvar a que esto se realice
rápidamente, sí, pero contemplando la múltiple acepción que el caso requiere.
También,
se reclama crecimiento con oportunidades para todos en un país que,
lamentablemente, todavía esto no existe. La falta de oportunidades y la
frustración que genera la pobreza, fomenta, también, la delincuencia.
Sin
una transición al Estado de Derecho, las modernizaciones económicas y políticas
quedarán incompletas, y el desarrollo del país será más lento y desigual.
Usted,
señor Presidente, ha propuesto una Ley Anticorrupción que contempla la creación
de un fiscal anticorrupción, nombrado por el Senado, pero se necesita algo más
para combatir este mal endémico enraizado desde La Colonia.
Es
fundamental entender que no podemos pretender limpiar a nuestro país de la
corrupción y la impunidad, sino empezamos por nuestra propia casa.
Un
Legislador recientemente lo dijo en tribuna: Es hora de poner fin al fuero.
Empecemos
en nuestra casa, empecemos ya, porque si no lo hacemos ya, abrimos la
posibilidad de que las libertades sigan tutelando la impunidad y que la
democracia se prostituya en el altar de las ganancias. Todos, somos sabedores
de que el tema no es trivial, porque cada acto de corrupción le resta a los
ciudadanos riqueza o calidad de vida.
Los
temas que reclamamos los ciudadanos son, hoy: orden, justicia y seguridad con
crecimiento. Quizá esto opaca las históricas reformas que usted ha encabezado;
pero, también, representan la oportunidad histórica, porque sabemos que usted
es hombre de compromisos y que, bajo su liderazgo, estamos con usted.
El
tiempo se agota. La desesperación crece, pero hoy pueden ser un parteaguas.
Estamos seguros que la estadista se crecerá ante la adversidad, y genere, de la
crisis, el inicio firme de la recomposición estructural, conductual y moral de
nuestro amado México.
Hoy,
más que nunca, debemos unirnos, todos, en torno a este primordial proyecto que
la ciudadanía demanda.
Muchas
gracias.
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