Durante la movilización, los normalistas, sus familiares y los profesores de la CETEG exigieron la renuncia del gobernador interino Rogelio Ortega Martínez.
Revista Proceso
No. 1001, 27 de diciembre de 2014
Investigar a la
PF y al Ejército, clamor de los familiares/Rosalía Vergara
Los días de
furia continúan. Los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa cumplieron su
promesa de que para ellos no habría Navidad. Las reclamaciones airadas de
justicia van de Iguala a Chilpancingo y al Distrito Federal. Aun en las
inmediaciones de Los Pinos, a donde el día 24 les negaron el paso. El reclamo
ahora es uno: que la PGR investigue a la Policía Federal y a los miembros del
Ejército que eventualmente participaron en los hechos. El grito es clamor y el
clamor por los 43 es ya pesadilla para el gobierno federal.
Para
ellos no hubo Nochebuena. La lluvia enmarcó su protesta frente a la residencia
oficial de Los Pinos el miércoles 24. La demanda es la misma que hace tres
meses: la presentación con vida de los 42 normalistas de Ayotzinapa que aún
están desaparecidos.
Sin
embargo se gestó una nueva exigencia: Que se investigue la presunta
participación del Ejército y de la Policía Federal (PF) en el ataque del 26 de
septiembre a los estudiantes en Iguala, Guerrero.
El
reportaje mostró que, contra la versión del gobierno federal, éste sí conoció
los hechos en tiempo real mediante los funcionarios federales adscritos a los
C4 de Chilpancingo e Iguala, y confirmó que fueron torturados al menos cinco de
los supuestos miembros de Guerreros Unidos usados por la Procuraduría General
de la República (PGR) para dar forma a la versión oficial contra el exalcalde
de Iguala, José Luis Abarca, y la policía de ese municipio.
En
entrevista durante su protesta sobre la calzada Chivatito, cerca de Los Pinos,
lugar al cual les impidieron llegar policías federales, Felipe de la Cruz, Omar
García, Vidulfo Rosales Sierra y la madre de familia Metodia consideran que el
Ejército tiene responsabilidad directa en la desaparición de los jóvenes.
“Nosotros
les exigimos en varias ocasiones, en las mesas de diálogo, que se tenía que
abrir una investigación a los militares, a la PF y a la Policía Municipal.
Únicamente se han enfocado a la municipal, aunque los militares participaron y
también tienen que ser castigados”, indica De la Cruz, vocero de los familiares
afectados.
El
hecho de que las autoridades monitorearan los autobuses donde viajaban los
normalistas desde su salida de la Normal de Ayotzinapa demuestra, a su juicio,
un ataque planeado: “Estamos exigiendo que se abra una línea de investigación
contra el Ejército desde hace mucho tiempo, pero no lo han hecho. No lo van a
hacer tan fácil, eso lo sabemos. Necesitamos agudizar la movilización, tocar
más puertas, juntar más gente”.
–¿Qué
opinas de la postura del gobierno?
–¿Quién
les cree? No somos tontos. Somos de Ayotzinapa, conocemos las mañas del
gobierno desde hace mucho tiempo. Hemos visto en otros casos cómo los burlan y
hemos aprendido de los errores de otros, de los aciertos de otros. Si algo
tenemos es precisamente conocimiento dentro del movimiento social, dentro de
las contiendas sociales. ¡Cómo nos van a engañar!
Destaca
que el movimiento se ha mantenido en la legalidad al exigir justicia para los
normalistas desaparecidos y sus familias, pero señala: “Hay un límite” porque,
ante la indiferencia oficial, “va a llegar el momento de que convoquemos a algo
más. Creemos que tenemos la autoridad moral para hacerlo porque no
representamos un proyecto político. Nosotros no planeamos el 26 de septiembre,
alguien más lo planeó”.
Omar
considera que sería grave que la sociedad mexicana dejara de apoyar al
movimiento gestado desde Ayotzinapa y desaproveche la oportunidad de cambiar
las cosas en el país al desmovilizarse en el periodo electoral.
“Para
nosotros –dice el normalista– votar por el PRI es votar por los Guerreros
Unidos, por el PRD significa votar por Los Rojos, por el PAN es votar por Los
Caballeros Templarios, Los Zetas, El Cártel del Golfo. Para nosotros son
sinónimos…
“Tampoco
estamos pidiendo la renuncia del presidente ya, pero el problema en México no
es el Ejecutivo a través de una persona. El problema de este país es el
Ejército. La muestra es que, como no saben qué hacer, los políticos mandan a
los generales a hablar por ellos. Quiere decir que aquí no hay un poder
político, sino militar, y quienes hacen el trabajo sucio y sostienen esa
corrupción son precisamente los militares.
“Por
eso queremos que se abran las líneas de investigación hacia el Ejército
–continúa Omar García–; creemos que ahí está el meollo del asunto. Nadie es
experto en desaparecer gente más que el Ejército. A un mes, no encontraban nada
(rastros de los normalistas); a mes y medio, no encontraban nada. Alguien no
dejó ni el mínimo rastro. Entonces hay que pensar que quienes los
desaparecieron saben hacerlo, lo han practicado durante años. ¿Y quiénes lo han
practicado durante años? El Ejército.”
–¿Crees
que el caso Ayotzinapa puede ser la bandera de un movimiento social en este
país? –se le pregunta.
–No
es que crea, se está dando. A veces disminuye la indignación, a veces aumenta.
Como sea, pero lo estamos demostrando. No queremos ser los mesías de México,
sino hacer nuestra parte aunque nos quedemos solos. No vamos a permitir que se
nos burle.
Las
ganas de ser estudiante
Junto
con otro grupo de madres de estudiantes, la señora Metodia exigió al presidente
Peña Nieto que le entregara vivo a su hijo. Lo cuenta y le gana el llanto al
recordar que han pasado tres meses de su desaparición.
“Exigimos
que nos los entreguen y también exigimos justicia”, dice, y para ello es
necesario que “le saquen la verdad” al exgobernador Ángel Aguirre, al exalcalde
de Iguala José Luis Abarca y a su esposa. A esta última las autoridades
federales la consideran autora intelectual del crimen.
“Ellos
y los policías son culpables, porque ellos se llevaron a los muchachos y no
sabemos de su vida. No nos quieren dar la respuesta, pero sabemos que nuestros
hijos están vivos, que el Ejército los tiene. El Ejército es responsable en
esto, ellos los tienen, también participaron cuando a los muchachos se los
llevaron. Los muchachos no eran delincuentes, se querían defender, pero ellos,
al contrario, los tenían sujetos en el carro de los policías y los aventaban
como si fueran animales”, acusa.
Metodia
recuerda el día que su hijo salió del pueblo para estudiar en Ayotzinapa: “Él
se vino de mi casa con ganas de ser estudiante… Cómo se vino mi hijo de mi casa
para salir adelante, porque nosotros somos campesinos. No tengo para darle
escuela. Cuando él me dijo: ‘Quiero ser maestro, quiero salir adelante y me
tengo que ir’… Quiero que me lo regresen”.
Iguala
sigue caliente
En
la ciudad de Iguala, mientras tanto, familiares de los normalistas
desaparecidos, alumnos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos e integrantes de
la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero descargaron
su ira contra las instalaciones del 41 Batallón de Infantería, donde arrojaron
cuatro cohetones además de golpear y grafitear la puerta principal.
“Faltan
43” y “Aquí están los asesinos”, fueron algunas de las pintas en la entrada del
cuartel.
Tras
unos 10 minutos –durante los cuales un manifestante embozado incluso cruzó la
puerta del inmueble para tratar de impedir que los militares fotografiaran a
los inconformes–, los manifestantes continuaron su marcha rumbo al Palacio
Municipal.
Ahí,
un representante de los padres de los normalistas hizo un ferviente llamado a
los mexicanos a “salir de sus hogares y unirse a las manifestaciones para
exigir no más desaparecidos en el país”.
Durante
la movilización, los normalistas, sus familiares y los profesores de la CETEG
exigieron la renuncia del gobernador interino Rogelio Ortega Martínez.
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