Veracruz:
en nombre del Presidente/ Roberto Rock Lechón
Peña
Nieto habría confiado a Javier Duarte la elección en Veracruz
El Univerrsal, 4
dic, 2015 /
En
un ejercicio singular de pragmatismo, el gobernador priísta de Veracruz, Javier
Duarte, ha confiado a su círculo cercano y a periodistas de la prensa regional
que el presidente Enrique Peña Nieto puso en sus manos el control del proceso
sucesorio en la entidad.
El
episodio cobra relevancia porque el estado representará uno de los mayores
desafíos políticos para la administración Peña Nieto y para su partido, el PRI,
en los comicios del próximo año, y sus resultados pueden impactar en el 2018. Y
también, porque esta historia, de resultar ciertos los dichos del señor Duarte,
documentaría mayormente el estilo personal presidencial ante la definición de
candidaturas en el relevo de gobernadores.
El
episodio descrito ocurrió en el arranque de la semana, en la capital Xalapa,
donde columnistas de diversos periódicos locales agrupados en el llamado grupo
de Los Diez, sostenían una reunión en privado con Alberto Silva Ramos,
cercanamente identificado con el gobernador y que apenas en octubre asumió la
dirigencia del PRI estatal.
Informado
por el propio Silva de que se estaba celebrando tal encuentro, Duarte se
presentó de improviso en el mismo. Lo que ahí dijo ha empezado a ser presentado
en diversos espacios de diarios locales. Dos testigos directos de esa reunión
han confiado a este espacio detalles adicionales.
Es
pertinente recordar que el mandatario estatal ha enfrentado durante su gestión
crisis sucesivas en temas como la inseguridad, el asesinato de periodistas, el
mal manejo de la deuda y, en el ámbito partidista, una fractura entre diversos
grupos priístas, lo que incluye a su antecesor, Fidel Herrera. Las encuestas
disponibles revelan que los próximos comicios estatales serán muy competidos.
La
principal candidatura opositora está virtualmente definida en la persona de
Miguel Ángel Yunes Linares, quien ha conservado en el PAN un peso que le
permite seguir conduciendo a ese partido en la entidad. Él es padre del alcalde
en Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, del senador Fernando de los mismos
apellidos, ambos panistas también. Y primo hermano de otro senador, Héctor
Yunes Landa, éste en cambio priísta. Yunes Linares ha sido una pesadilla
durante la gestión de Duarte, cuyo círculo cercano dedica una parte central de
su tiempo a atacarlo.
En
este contexto crecientemente complejo, el gobernador Duarte habría dicho ante
periodistas locales que el presidente Peña Nieto le garantizó, en un discreto
coloquio durante una reciente visita al estado, que le confiará el control en
la definición del candidato del PRI para la próxima gubernatura, que durará
sólo dos años, a fin de empatar el calendario estatal con el federal en 2018.
“Has
cumplido en otros temas, hazlo en esto también. Pero tenemos que ganar”, le
habría dicho el Presidente al gobernador, según los dichos de éste, que
confirman lo publicado a nivel local y lo compartido con esta columna.
Duarte
habría dado más datos: La publicitada comida a la que había acudido unos días
antes con el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y con el
senador priísta José Antonio Yunes, tuvo el propósito de pedir al legislador su
aval a esta encomienda presidencial.
Yunes
Zorrilla —en esta historia los apellidos maternos son claves— es considerado el
principal aspirante a la candidatura de su partido. Pero razonablemente no debe
anhelar ser gobernador por dos sino por seis años. No se conoce aún si en
aquella comida, que significativamente fue celebrada en la casa del senador
Yunes, en Perote, surgió un pacto y en su caso, si se perdurará en el tiempo.
Hay que decir que Yunes Zorrilla y Yunes Linares no son parientes, aunque
existe cercanía entre las familias de ambos.
Asentado
todo lo anterior, la pregunta elemental será por quién se inclinará Duarte para
que sea su sucesor por dos años. Y la respuesta parece haberle quedado clara a
sus interlocutores en la citada reunión con periodistas: el testigo de honor de
la charla, el dirigente priísta estatal Alberto Silva Ramos, que ha sido
llevado de la mano por el mandatario estatal para ser alcalde, integrante de su
gabinete, vocero, ahora diputado federal y también líder del PRI.
En
las semanas recientes el perfil del señor Silva ha sido aderezado con una
faceta que otorga mayor densidad a este historia. Él laboró como asistente
cercano al entonces senador Fidel Herrera, y en tal tarea habría dado su primer
trabajo político a quien a la sazón era un muy joven Javier Duarte.
Pero
Silva tuvo otra cercanía afortunada en la persona de un colega de tareas, un
asesor del senador Enrique Jackson que este sexenio cobró especial notoriedad:
Aurelio Nuño, secretario de Educación e integrante del primer círculo
presidencial. Nuño es, ¿casualidades de la vida?, el representante del gobierno
federal ante Veracruz.
¿El apego de
Duarte por Silva Ramos es avalado por Nuño? La respuesta llegará en unas
cuantas semanas.
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