Revista
Proceso # 2051, 20 de febrero de 2016....
CIUDAD
JUÁREZ, Chih.- Los funcionarios municipales, estatales y federales que
organizaron la visita del Papa Francisco a esta ciudad se esmeraron más en
apagar las voces que no están de acuerdo con la actuación gubernamental, que en
la seguridad del líder católico.
El
obispo Raúl Vera López, sacerdotes de la Tarahumara, organizaciones civiles y
víctimas de la violencia de Juárez coinciden en que el Estado Mayor
Presidencial, en complicidad con autoridades de los tres niveles, hicieron de
todo para mantener invisibles los temas que preocupan a los ciudadanos.
En
la misa multitudinaria de despedida, que se centró en el infierno que
atraviesan los migrantes y la explotación a la que son sometidos, las madres de
las jóvenes desaparecidas o asesinadas en Juárez fueron relegadas hasta unos
800 metros del famoso visitante.
Los
anuncios de que Francisco pronunciaría en Juárez un discurso dirigido a todas
las víctimas de la violencia provocaron altas expectativas. Aunque algunas
personas recibieron el mensaje y encontraron la esperanza que buscaban, se
quedaron esperando que el Papa se refiriera específicamente a la desaparición
forzada y la trata de mujeres.
La
visita pontificia se inició el miércoles 17. Días antes una veintena de
asociaciones civiles locales creó el colectivo Al Encuentro con Francisco, para
evidenciar las diferentes violaciones de derechos humanos que contradicen la
versión oficial de que Juárez es una ciudad modelo por la recuperación de la
seguridad, como se empeña en publicitar el gobernador priista César Duarte
Jáquez.
A
fin de mostrar el verdadero rostro de Juárez y del estado de Chihuahua, la
activista Luz Estela Castro Rodríguez, a nombre de las organizaciones civiles,
se acercó al Papa en el Encuentro con el Mundo del Trabajo, en el gimnasio del
Colegio de Bachilleres, en Juárez.
Ahí
le entregó a Francisco cartas de niños con familiares desaparecidos,
principalmente en Ciudad Cuauhtémoc, de campesinos que le dan a conocer la
situación del sector y las víctimas que ha cobrado la defensa de los recursos
naturales. Francisco escuchó a Castro, recibió las misivas y le regaló un
rosario.
La
activista asistió en compañía de los defensores de derechos humanos Emilia
González, Víctor Quintana Silveyra y Heraclio Rodríguez, gracias a las
gestiones del sacerdote Eduardo Corral Merino, de la diócesis de la Tarahumara.
Sólo un ramo de flores los separaba del Papa.
Tras
el regaño que les dio el pontífice a reconocidos empresarios, Castro avanzó
hacia él y le hizo un resumen de los grandes problemas de la entidad. Enseguida
le entregó la cartas y un póster con la reproducción del mural que pintaron
hijos de desaparecidos como parte de la terapia psicosocial que recibieron. En
una de esas misivas, un niño cuestiona fuertemente al gobernador y lo llama
“mentiroso”.
Cruces
borradas
Cinco
días antes del aterrizaje de Francisco en el estado, las organizaciones
juarenses ofrecieron una conferencia de prensa y pintaron –en un tramo de la
ruta que seguiría– cruces negras sobre fondo rosa, alusivas a los feminicidios.
Las
cruces fueron borradas por empleados del ayuntamiento 24 horas después, según
testigos.
Defensores
de derechos humanos de la entidad llegaron a apoyar a las organizaciones
civiles en tractores y otros vehículos, para hacer visibles también sus propias
demandas. Los colectivos gestionaron ante la diócesis de Juárez algunos
espacios en las vallas y en la misa.
Sin
embargo, las policías Estatal y Municipal se encargaron de dispersar a estos
grupos y apagar sus voces. Incluso, la corporación municipal hizo varios
intentos de quitarle a El Barzón una amplia manta que tenía en los tractores,
lejos del recorrido del Papa. Decía: “Prefiero morir de pie que vivir
arrodillado”. El pretexto fue que el mensaje no tenía ningún logo de gobierno
ni hacía alusión a éste.
El
Estado Mayor intervino para que no les retiraran la lona, pero días antes de la
visita el gobierno estatal cercó el lugar asignado para los barzonistas y
víctimas de desaparición que llegarían de Ciudad Cuauhtémoc y Chihuahua para
participar en la valla, y les asignaron otro.
El
martes 16, en el salón Cibeles, el gobernador había recibido la enésima muestra
de repudio. El dolor empujó a José Luis Castillo, padre de la joven Esmeralda
Castillo, desaparecida en 2009, a pararse frente a Duarte cuando éste repetía
su gastado discurso sobre la recuperación de la seguridad en Juárez, durante la
presentación de un documental.
El
tema pasó a segundo plano cuando Duarte Jáquez bajó del podio y Castillo tomó
el micrófono. El padre de Esmeralda, también integrante del colectivo Al
encuentro con Francisco, criticó que en el documental no se mencionara la trata
de mujeres ni las desapariciones de jóvenes. l
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