Revista
Proceso
# 29049, 6 de febrero de 2016..
Las
últimas semanas han sido de jaloneos entre los representantes del gobierno
mexicano y el Estado Vaticano en torno a los discursos que pronunciará el Papa
Francisco durante su estancia en el país. En este escenario cobra fuerza un
probable encuentro con los familiares de los normalistas de Ayotzinapa, que,
según fuentes vaticanas, podría ser privado. El Papa, lejos de despejar las
dudas, dijo el miércoles 3 en un discurso virtual transmitido por Notimex que
no viene a tapar los problemas que aquejan al país.
CIUDAD
DEL VATICANO.- Ante las constantes versiones en el sentido de que la Secretaría
de Relaciones Exteriores intenta suavizar los mensajes que pronunciará el Papa
Francisco en México relativos a la violencia y la inseguridad en el país, el
nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, aclara enfático:
“El
Papa es libre de decir lo que quiera. Y siempre en la cancillería nos dijeron
que podrá decir lo que quiera. De manera que el Papa va a preparar sus
discursos junto con sus ayudantes.”
Y
sobre el posible encuentro del pontífice con los familiares de Ayotzinapa que
tantas expectativas levanta, el representante papal comenta, lacónico:
“Ya
no hay espacio en la agenda.”
Pierre
hizo estas breves declaraciones a Proceso tras terminar su ponencia en un
seminario sobre la visita papal realizado en la Universidad Panamericana, en la
Ciudad de México. Durante su discurso en el estrado le recordó a los oyentes
que “la nunciatura en México es la casa del Papa”, con lo que dejó en claro que
ahí no sólo pernoctará Francisco, sino que también podrá recibir a quien
quiera.
Mientras
tanto, un intempestivo viaje al Vaticano de la canciller mexicana Claudia Ruiz
Massieu, realizado el pasado 22 de enero, reforzó la versión sobre las
gestiones del gobierno mexicano para atemperar los discursos papales e impedir
un posible encuentro con los familiares de Ayotzinapa.
Procedente
de Arabia Saudita, ese día Ruiz Massieu llegó muy temprano a Roma y esquivó a
la prensa. Y junto con el embajador de México acreditado en el Vaticano,
Mariano Palacios Alcocer, se reunió en privado con el cardenal Pietro Parolin,
secretario de Estado del Vaticano y brazo derecho del Papa, y con Paul Richard
Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.
La
cancillería emitió un breve comunicado en el cual señaló que fue una “visita de
trabajo”, donde se “definieron los detalles de la agenda temática que abordarán
el presidente de México y su Santidad, así como la que guiará el diálogo
paralelo entre la delegación mexicana y la pontificia”.
La
“agenda temática” del Papa provoca nerviosismo en el gobierno de Peña Nieto,
pues es en sus actos públicos abordará el problema de la violencia, la
inseguridad, el narcotráfico, las desapariciones, la migración y otros temas
incómodos, como ya lo ha venido haciendo.
Activismo
y cabildeo
Dos
fuentes consultadas en Roma por Proceso –una vaticana y otra diplomática; ambas
pidieron el anonimato– aseguran que el viaje de Ruiz Massieu fue para tratar de
persuadir a la Secretaría de Estado de que resulta inconveniente para el Papa
tener un encuentro con los familiares de Ayotzinapa, pues algunos de los
jóvenes normalistas presuntamente estuvieron involucrados en el envío de drogas
a la ciudad de Chicago, en Estados Unidos.
Comenta
una de las fuentes:
“Este
tipo de información se le entregó a la Secretaría de Estado, por lo que un
encuentro con estos familiares, para la cancillería mexicana, podría enviar un
mensaje en el sentido de que el Papa está apoyando a un cártel de la droga.”
La
otra señala:
“No
es nuevo el señalamiento de que estos jóvenes pertenecían a un grupo criminal.
Pero hasta la fecha ha sido descartado (el encuentro) por las principales
organizaciones independientes que estudian el caso. Ahora llega esta
información al Vaticano, creando una situación complicada, pues no se sabe quién
tiene la razón.”
Partícipe
de las negociaciones entre el gobierno y la jerarquía católica, Humberto Roque
Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la
Secretaría de Gobernación, adelantó que el Papa sólo hará “reflexiones de
carácter general” sobre la situación de violencia e inseguridad en el país.
En
una entrevista radiofónica con la periodista Adela Micha –trasmitida el
miércoles 3 en el programa La Primera por Adela– Roque Villanueva afirmó:
“Lo
que tengo apreciado, por conversaciones que hemos tenido con la Iglesia
católica, es que el Papa se va a referir a estos casos de forma general, que no
va a particularizar. Tengo la impresión de que serán reflexiones de carácter
general, por supuesto aplicables a México, pero no tan casuísticos como algunos
creen.”
El
funcionario descartó una audiencia papal con los padres de Ayotzinapa, quienes,
aseguró, sólo podrán asistir como espectadores a los eventos multitudinarios
del Papa y sin posibilidad de saludarlo siquiera. Agregó:
“Mucho
tiempo se pensó que ellos habrían hecho alguna gestión para que los recibiera
en forma privada. Hasta donde yo tengo información, esto no va a suceder. Lo
que sí va a ocurrir es que estarán presentes en algunos de los eventos de
carácter litúrgico del Papa Francisco. Y lo que yo no puedo saber es si en ese
momento él se va a referir a ellos en particular.”
Pero
al Vaticano también llegan jerarcas de México llevando una versión muy distinta
a la gubernamental, como el obispo de Saltillo, Raúl Vera, quien el pasado 11
de enero le entregó personalmente al Papa un extenso dossier –contenido en un
USB– con sonados casos de violaciones a los derechos humanos, entre ellos la
violenta represión contra los campesinos de san Salvador Atenco, en el Estado
de México, y el caso Ayotzinapa.
Reveló
Vera:
“Yo
le entregué todo al Papa en mano. Específicamente le informé sobre el caso de
Atenco y sobre los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.”
Mientras
que el obispo de Chilpancingo-Chilapa, el franciscano Santiago Rangel, también
habló personalmente con el Papa e intentó persuadirlo para que visitara Iguala.
El propósito es tener ahí un encuentro con familiares de desaparecidos de todo
el país y que les dirigiera un mensaje de “paz y reconciliación” (Proceso
2038).
Aún
hay esperanza
La
Compañía de Jesús –la influyente congregación religiosa a la que pertenece el
Papa– aún busca un encuentro de Bergoglio con estos familiares a través de sus
centros de derechos humanos, principalmente del Miguel Agustín Pro, que en
Guerrero trabaja directamente con los padres de los normalistas de Ayotzinapa
(Proceso 2047).
El
jesuita Juan Carlos Henríquez Mendoza, del área de comunicación de la Compañía,
comenta que estos esfuerzos continúan:
“La
iniciativa viene de los propios familiares. Ellos son quienes empujan. Nosotros
los seguiremos acompañando para que se realice este encuentro, valiéndonos de
las vías institucionales que tiene la Iglesia para hacerlo: la nunciatura
apostólica y la Secretaría General del episcopado mexicano.”
–A
estas alturas, cuando se dice que la agenda papal está llena, ¿ven todavía
probable esta audiencia?
–No
está cerrada esa posibilidad. No la vemos como un imposible. Y recordemos que
una cosa es la agenda pública y otra muy distinta es la agenda personal
privada.
En
Roma, algunos vaticanistas tampoco descartan esta audiencia privada, como la
escritora italo-argentina Elisabetta Piqué, muy cercana a Bergoglio, quien
dice:
“Todavía
hay posibilidades. El encuentro podría ocurrir la tarde del domingo 14, durante
el tiempo que se tenía destinado a otro evento (el encuentro con los
intelectuales) que fue cancelado. O en Ciudad Juárez, donde el Papa hablará de
violencia, narcotráfico y migración.”
Conforme
se acerca la visita –programada del viernes 12 al miércoles 17–, aumentan las
voces en el clero que consideran prioritario el problema de los desaparecidos y
ven con buenos ojos que Bergoglio lo aborde de alguna manera.
Hasta
el arzobispo de México, Norberto Rivera, muy allegado a la clase empresarial y
política, acaba de externar esta postura a través de Desde la Fe, el semanario
de su arquidiócesis, en su editorial del pasado 31 de enero, en el que lanzó
esta sorpresiva denuncia:
“Hay
mexicanos desaparecidos, niños, jóvenes y adultos, quienes un día fueron
raptados de sus hogares y, por la incapacidad oficial, los padres y familias de
las víctimas asumen lo que procuradores y ministerios públicos ya no pueden
hacer. De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, entre 2006 y
2014 más de 6 mil niños y adolescentes menores de 18 años han desaparecido,
sustraídos por bandas y el crimen organizado.”
Señala
que los obispos mexicanos han mantenido informado al Papa de este “oscuro
panorama”, por lo que “su Santidad estará en lugares violentos, pobres y
miserables del país, y los gobernantes no pueden tapar el sol con un
dedo”.
Desde
la Fe advierte que “la basura permanece debajo de la alfombra roja, y Francisco
no vendrá al relumbrón de limpieza y pulcritud de ocasión, ni por papelitos de
colores o la retórica estéril”.
La
encuesta del GCE
La
mayoría de la población mexicana, 63.7%, considera que Bergoglio debería
reunirse con los padres de Ayotzinapa, según una encuesta realizada por el
Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) y dada a conocer la semana
antepasada.
Titulada
Visita del Papa a México, la encuesta hace la siguiente pregunta: “¿Considera
usted que el Papa debería reunirse con los padres de los 43 normalistas
desaparecidos?”. El 63.7% de los encuestados respondió “sí”; 28.1% contestó
“no”; 5.9% “no sabe”, y 2.3% “no contestó”.
El
sábado 13, Bergoglio se reunirá en Palacio Nacional con Peña Nieto. Dejándolo a
“respuestas espontáneas”, la encuesta pregunta cuál debería ser el tema
“primordial”. La mayoría, 24.5%, considera que deben tocar el tema de la
“inseguridad y la violencia”; 70.6% está de acuerdo con la visita papal, muy
por encima de 11.6% que está en desacuerdo.
La
encuesta también compara la popularidad de Francisco con la de los dos de sus
predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes también visitaron México. El
88.2% de los encuestados tiene “muy buena” opinión de Juan Pablo II; le sigue
Francisco con 83% y en tercer lugar, con 63.2%, queda Benedicto XVI.
Apunta
Henríquez Mendoza:
“Tomando
en cuenta que Juan Pablo II ya es un santo, y que además visitó México en cinco
ocasiones, no está mal la popularidad de Francisco, quien tiene menos de tres
años en el papado y apenas viene por primera vez.”
Asegura
el jesuita que la única manera para “amortiguar” sus mensajes será valiéndose
de la “frivolización mediática”. Explica:
“Los
Papas son grandes figuras mediáticas. Y obviamente que sus viajes
internacionales siempre tienen un componente de espectáculo. El problema es
cuando este componente se utiliza deliberadamente para amortiguar los mensajes
incómodos para el poder, como los que seguramente pronunciará Francisco. Es muy
probable que se trate de minimizarlos valiéndose de esta apabullante frivolidad
mediática, en la que tienen mucha experiencia sobre todo las televisoras.”
Roberto
Velázquez Nieto, investigador del Archivo Secreto Vaticano y experto en las
relaciones México-Santa Sede, indica que los discursos que pronunciará el Papa
están catalogados como urbi et orbi –“para la ciudad y el mundo”– por lo que
tendrán gran trascendencia internacional.
“Lo
que aquí vaya a decir sobre la violencia, la corrupción o la inseguridad tendrá
valor no solo para México, sino para todo el mundo. Serán discursos universales
y con grandes implicaciones. Además están minuciosamente preparados por
especialistas de los distintos dicasterios vaticanos. ¡Claro! el Papa es quien
les da el visto bueno y los últimos retoques.”
–¿El
gobierno mexicano puede hacer sugerencias sobre el contenido de los discursos
que Bergoglio pronunciará en México?
–¡No!
¡No!, eso violaría todos los protocolos de la diplomacia. Hasta donde sé, en
las relaciones entre México y la Santa Sede eso no ha ocurrido.
Y
sobre la posible audiencia privada del Papa con los familiares de
desaparecidos, Velázquez indica:
“No
sabemos si se vaya a dar. El nuncio dice que la agenda está completa. Sin
embargo, él tiene facultades discrecionales para reservarse los preparativos de
este encuentro y no soltar información. Estos asuntos no se andan pregonando en
la prensa. Hay reuniones privadas que el Vaticano suele manejar con muchísima
reserva, incluso por motivos de seguridad.”
Por
lo pronto, Bergoglio ya adelantó que no vendrá a “tapar” los problemas que
aquejan al país. En una sorpresiva aparición virtual, transmitida el miércoles
3 por la agencia Notimex, le dijo a los mexicanos:
“Si
yo voy ahí, es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para
que los problemas de violencia, de corrupción y todo lo que ustedes saben que
está sucediendo, se solucione, porque el México de la violencia, el México de
la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles, no
es el México que quiere Nuestra Madre, y por supuesto que yo no quiero tapar
nada de eso.”
Este
fue el preámbulo a los discursos que pronunciará en México. l
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