7 feb 2016

Francisco, “libre de decir aquí lo que quiera”

Revista Proceso # 29049, 6 de febrero de 2016..
 Francisco, “libre de decir aquí lo que quiera”/RODRIGO VERA Y LETITIA OIVAS
Las últimas semanas han sido de jaloneos entre los representantes del gobierno mexicano y el Estado Vaticano en torno a los discursos que pronunciará el Papa Francisco durante su estancia en el país. En este escenario cobra fuerza un probable encuentro con los familiares de los normalistas de Ayotzinapa, que, según fuentes vaticanas, podría ser privado. El Papa, lejos de despejar las dudas, dijo el miércoles 3 en un discurso virtual transmitido por Notimex que no viene a tapar los problemas que aquejan al país.

CIUDAD DEL VATICANO.- Ante las constantes versiones en el sentido de que la Secretaría de Relaciones Exteriores intenta suavizar los mensajes que pronunciará el Papa Francisco en México relativos a la violencia y la inseguridad en el país, el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, aclara enfático:
“El Papa es libre de decir lo que quiera. Y siempre en la cancillería nos dijeron que podrá decir lo que quiera. De manera que el Papa va a preparar sus discursos junto con sus ayudantes.”
Y sobre el posible encuentro del pontífice con los familiares de Ayotzinapa que tantas expectativas levanta, el representante papal comenta, lacónico:
“Ya no hay espacio en la agenda.”
Pierre hizo estas breves declaraciones a Proceso tras terminar su ponencia en un seminario sobre la visita papal realizado en la Universidad Panamericana, en la Ciudad de México. Durante su discurso en el estrado le recordó a los oyentes que “la nunciatura en México es la casa del Papa”, con lo que dejó en claro que ahí no sólo pernoctará Francisco, sino que también podrá recibir a quien quiera.

Mientras tanto, un intempestivo viaje al Vaticano de la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu, realizado el pasado 22 de enero, reforzó la versión sobre las gestiones del gobierno mexicano para atemperar los discursos papales e impedir un posible encuentro con los familiares de Ayotzinapa.
Procedente de Arabia Saudita, ese día Ruiz Massieu llegó muy temprano a Roma y esquivó a la prensa. Y junto con el embajador de México acreditado en el Vaticano, Mariano Palacios Alcocer, se reunió en privado con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y brazo derecho del Papa, y con Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.
La cancillería emitió un breve comunicado en el cual señaló que fue una “visita de trabajo”, donde se “definieron los detalles de la agenda temática que abordarán el presidente de México y su Santidad, así como la que guiará el diálogo paralelo entre la delegación mexicana y la pontificia”.
La “agenda temática” del Papa provoca nerviosismo en el gobierno de Peña Nieto, pues es en sus actos públicos abordará el problema de la violencia, la inseguridad, el narcotráfico, las desapariciones, la migración y otros temas incómodos, como ya lo ha venido haciendo. 
Activismo y cabildeo
 Dos fuentes consultadas en Roma por Proceso –una vaticana y otra diplomática; ambas pidieron el anonimato– aseguran que el viaje de Ruiz Massieu fue para tratar de persuadir a la Secretaría de Estado de que resulta inconveniente para el Papa tener un encuentro con los familiares de Ayotzinapa, pues algunos de los jóvenes normalistas presuntamente estuvieron involucrados en el envío de drogas a la ciudad de Chicago, en Estados Unidos.
 Comenta una de las fuentes:
 “Este tipo de información se le entregó a la Secretaría de Estado, por lo que un encuentro con estos familiares, para la cancillería mexicana, podría enviar un mensaje en el sentido de que el Papa está apoyando a un cártel de la droga.”
 La otra señala:
 “No es nuevo el señalamiento de que estos jóvenes pertenecían a un grupo criminal. Pero hasta la fecha ha sido descartado (el encuentro) por las principales organizaciones independientes que estudian el caso. Ahora llega esta información al Vaticano, creando una situación complicada, pues no se sabe quién tiene la razón.”
 Partícipe de las negociaciones entre el gobierno y la jerarquía católica, Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, adelantó que el Papa sólo hará “reflexiones de carácter general” sobre la situación de violencia e inseguridad en el país.
 En una entrevista radiofónica con la periodista Adela Micha –trasmitida el miércoles 3 en el programa La Primera por Adela– Roque Villanueva afirmó:
 “Lo que tengo apreciado, por conversaciones que hemos tenido con la Iglesia católica, es que el Papa se va a referir a estos casos de forma general, que no va a particularizar. Tengo la impresión de que serán reflexiones de carácter general, por supuesto aplicables a México, pero no tan casuísticos como algunos creen.”
 El funcionario descartó una audiencia papal con los padres de Ayotzinapa, quienes, aseguró, sólo podrán asistir como espectadores a los eventos multitudinarios del Papa y sin posibilidad de saludarlo siquiera. Agregó:
 “Mucho tiempo se pensó que ellos habrían hecho alguna gestión para que los recibiera en forma privada. Hasta donde yo tengo información, esto no va a suceder. Lo que sí va a ocurrir es que estarán presentes en algunos de los eventos de carácter litúrgico del Papa Francisco. Y lo que yo no puedo saber es si en ese momento él se va a referir a ellos en particular.”
 Pero al Vaticano también llegan jerarcas de México llevando una versión muy distinta a la gubernamental, como el obispo de Saltillo, Raúl Vera, quien el pasado 11 de enero le entregó personalmente al Papa un extenso dossier –contenido en un USB– con sonados casos de violaciones a los derechos humanos, entre ellos la violenta represión contra los campesinos de san Salvador Atenco, en el Estado de México, y el caso Ayotzinapa.
 Reveló Vera:
 “Yo le entregué todo al Papa en mano. Específicamente le informé sobre el caso de Atenco y sobre los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.”
 Mientras que el obispo de Chilpancingo-Chilapa, el franciscano Santiago Rangel, también habló personalmente con el Papa e intentó persuadirlo para que visitara Iguala. El propósito es tener ahí un encuentro con familiares de desaparecidos de todo el país y que les dirigiera un mensaje de “paz y reconciliación” (Proceso 2038).
 Aún hay esperanza
 La Compañía de Jesús –la influyente congregación religiosa a la que pertenece el Papa– aún busca un encuentro de Bergoglio con estos familiares a través de sus centros de derechos humanos, principalmente del Miguel Agustín Pro, que en Guerrero trabaja directamente con los padres de los normalistas de Ayotzinapa (Proceso 2047).
 El jesuita Juan Carlos Henríquez Mendoza, del área de comunicación de la Compañía, comenta que estos esfuerzos continúan:
 “La iniciativa viene de los propios familiares. Ellos son quienes empujan. Nosotros los seguiremos acompañando para que se realice este encuentro, valiéndonos de las vías institucionales que tiene la Iglesia para hacerlo: la nunciatura apostólica y la Secretaría General del episcopado mexicano.”
 –A estas alturas, cuando se dice que la agenda papal está llena, ¿ven todavía probable esta audiencia?
 –No está cerrada esa posibilidad. No la vemos como un imposible. Y recordemos que una cosa es la agenda pública y otra muy distinta es la agenda personal privada.
 En Roma, algunos vaticanistas tampoco descartan esta audiencia privada, como la escritora italo-argentina Elisabetta Piqué, muy cercana a Bergoglio, quien dice:
 “Todavía hay posibilidades. El encuentro podría ocurrir la tarde del domingo 14, durante el tiempo que se tenía destinado a otro evento (el encuentro con los intelectuales) que fue cancelado. O en Ciudad Juárez, donde el Papa hablará de violencia, narcotráfico y migración.”
 Conforme se acerca la visita –programada del viernes 12 al miércoles 17–, aumentan las voces en el clero que consideran prioritario el problema de los desaparecidos y ven con buenos ojos que Bergoglio lo aborde de alguna manera.
 Hasta el arzobispo de México, Norberto Rivera, muy allegado a la clase empresarial y política, acaba de externar esta postura a través de Desde la Fe, el semanario de su arquidiócesis, en su editorial del pasado 31 de enero, en el que lanzó esta sorpresiva denuncia:
 “Hay mexicanos desaparecidos, niños, jóvenes y adultos, quienes un día fueron raptados de sus hogares y, por la incapacidad oficial, los padres y familias de las víctimas asumen lo que procuradores y ministerios públicos ya no pueden hacer. De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, entre 2006 y 2014 más de 6 mil niños y adolescentes menores de 18 años han desaparecido, sustraídos por bandas y el crimen organizado.”
 Señala que los obispos mexicanos han mantenido informado al Papa de este “oscuro panorama”, por lo que “su Santidad estará en lugares violentos, pobres y miserables del país, y los gobernantes no pueden tapar el sol con un dedo”.     
 Desde la Fe advierte que “la basura permanece debajo de la alfombra roja, y Francisco no vendrá al relumbrón de limpieza y pulcritud de ocasión, ni por papelitos de colores o la retórica estéril”.
 La encuesta del GCE
 La mayoría de la población mexicana, 63.7%, considera que Bergoglio debería reunirse con los padres de Ayotzinapa, según una encuesta realizada por el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) y dada a conocer la semana antepasada.
 Titulada Visita del Papa a México, la encuesta hace la siguiente pregunta: “¿Considera usted que el Papa debería reunirse con los padres de los 43 normalistas desaparecidos?”. El 63.7% de los encuestados respondió “sí”; 28.1% contestó “no”; 5.9% “no sabe”, y 2.3% “no contestó”.
 El sábado 13, Bergoglio se reunirá en Palacio Nacional con Peña Nieto. Dejándolo a “respuestas espontáneas”, la encuesta pregunta cuál debería ser el tema “primordial”. La mayoría, 24.5%, considera que deben tocar el tema de la “inseguridad y la violencia”; 70.6% está de acuerdo con la visita papal, muy por encima de 11.6% que está en desacuerdo.
 La encuesta también compara la popularidad de Francisco con la de los dos de sus predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes también visitaron México. El 88.2% de los encuestados tiene “muy buena” opinión de Juan Pablo II; le sigue Francisco con 83% y en tercer lugar, con 63.2%, queda Benedicto XVI.
 Apunta Henríquez Mendoza:
 “Tomando en cuenta que Juan Pablo II ya es un santo, y que además visitó México en cinco ocasiones, no está mal la popularidad de Francisco, quien tiene menos de tres años en el papado y apenas viene por primera vez.”
 Asegura el jesuita que la única manera para “amortiguar” sus mensajes será valiéndose de la “frivolización mediática”. Explica:
 “Los Papas son grandes figuras mediáticas. Y obviamente que sus viajes internacionales siempre tienen un componente de espectáculo. El problema es cuando este componente se utiliza deliberadamente para amortiguar los mensajes incómodos para el poder, como los que seguramente pronunciará Francisco. Es muy probable que se trate de minimizarlos valiéndose de esta apabullante frivolidad mediática, en la que tienen mucha experiencia sobre todo las televisoras.”
 Roberto Velázquez Nieto, investigador del Archivo Secreto Vaticano y experto en las relaciones México-Santa Sede, indica que los discursos que pronunciará el Papa están catalogados como urbi et orbi –“para la ciudad y el mundo”– por lo que tendrán gran trascendencia internacional.
 “Lo que aquí vaya a decir sobre la violencia, la corrupción o la inseguridad tendrá valor no solo para México, sino para todo el mundo. Serán discursos universales y con grandes implicaciones. Además están minuciosamente preparados por especialistas de los distintos dicasterios vaticanos. ¡Claro! el Papa es quien les da el visto bueno y los últimos retoques.”
 –¿El gobierno mexicano puede hacer sugerencias sobre el contenido de los discursos que Bergoglio pronunciará en México?
 –¡No! ¡No!, eso violaría todos los protocolos de la diplomacia. Hasta donde sé, en las relaciones entre México y la Santa Sede eso no ha ocurrido.
 Y sobre la posible audiencia privada del Papa con los familiares de desaparecidos, Velázquez indica:
 “No sabemos si se vaya a dar. El nuncio dice que la agenda está completa. Sin embargo, él tiene facultades discrecionales para reservarse los preparativos de este encuentro y no soltar información. Estos asuntos no se andan pregonando en la prensa. Hay reuniones privadas que el Vaticano suele manejar con muchísima reserva, incluso por motivos de seguridad.”
 Por lo pronto, Bergoglio ya adelantó que no vendrá a “tapar” los problemas que aquejan al país. En una sorpresiva aparición virtual, transmitida el miércoles 3 por la agencia Notimex, le dijo a los mexicanos:
 “Si yo voy ahí, es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para que los problemas de violencia, de corrupción y todo lo que ustedes saben que está sucediendo, se solucione, porque el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles, no es el México que quiere Nuestra Madre, y por supuesto que yo no quiero tapar nada de eso.”
 Este fue el preámbulo a los discursos que pronunciará en México.  l

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